Mi Deseo. ©

By PrincessNaye

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COMPLETA. ✔️ Que sucede cuando el que creías el amor de tu vida, te abandona con una niña en brazos y aún más... More

Prólogo
Siempre junto a ti.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Segunda parte
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25 parte 1.
Capítulo 25 parte 2.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Racconto.
Capítulo 30.
capítulo 31.
Capítulo 32.
capítulo 34.
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41.
¡Nota!
Capítulo 42.
Capítulo 43
Capítulo 44.
Capítulo 45
Capítulo 46 parte 1.
Capítulo 46 parte 2.
Capítulo 47
CAPÍTULO 48 FINAL
EPÍLOGO.
Extra 1

Capítulo 33.

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By PrincessNaye

Sábado ese es el día del gran evento, sábado a las 8:30... Todo normal.

No, no todo esta normal porque ese es el mismo día que Cleo y yo hemos escogido para buscar el dichoso vestido y lo que es peor es que me deje convencer de mi amiga de que lo encontraríamos de una vez y no ¡No!

Llevamos casi medio día caminando de tienda en tienda en la plaza más fina y cara de la ciudad, solo con ver los precios me da un colapso. Pero también tengo que admitir que hemos tardado más porque cada vez que vemos una tienda de niñas nos detenemos a comprarle algo a Maya. Es que sucede que cuando tienes a una niña en la familia, para no decir hija, solo piensas en esa criatura hermosa y por cierto Maya también nos acompaña, pero a diferencia de mi, ella parece disfrutar todo y como no, si ella solo ha caminado un rato porque no queremos que se cansé así que Cleo y yo nos turneamos para cargarla.

Me he mensajeando varias veces con Nicolás, es increíble pero es como si no pudiéramos durar ni dos minutos sin hablar, tiene mucho interés en Maya y en mi y a cada momento pregunta como estamos y que hacemos y yo toda emocionada le respondo,  aunque no le he dicho que en realidad estoy vuelta loca buscando un vestido, quiero impresionarlo y lucir totalmente hermosa para él y claro para mi también. 

Después de dar muchas vueltas al fin entramos a una gran tienda de nombre pearl y tan pronto lo hicimos mis ojos captaron un hermoso vestido color burdeos que me dejo con la boca abierta, con Maya agarrada de la mano voy directo hacía donde esta y hasta de cerca se ve mas hermoso. El vestido era ceñido al cuerpo, con un escote en forma de V, las mangas caían sobre los hombros, siendo el escote de la espalda mas grande y con un hermoso abierto en la pierna izquierda, no era un vestido cualquiera eso estaba claro y me enamore por completo de el.  

—¡Que belleza! —dice Cleo cuando llega hacia donde estábamos Maya y yo  —tiene que ser tuyo amiga, mira hasta se parece a ti. —dice con cara de emoción y yo solo la miro girando los ojos, eso mismo lleva diciendo con cada vestido que encontramos de mi talla. 

—Si esta hermoso —le digo rodeándolo y luego agarro la etiqueta e inmediatamente miro a Cleo, ella capta mi mensaje y se acerca para mirarla también y por primera vez en el día la veo abrir los ojos a tal punto que pareciera que se le salían. 

—¿Que tiene?... ¿oro? —me pregunta con cara de sorpresa —esta mucho más caro que todo los que hemos visto. 

—Esta muy lindo, Mami —dice maya como por decir algo. 

—Creo... que podemos buscar... otro... otro más lindo —digo de manera titubeante y Cleo me mira de manera dudosa, pero luego asiente sin dejar de mirarme. 

—No creo mami, este es mucho más lindo —dice maya y Cleo y yo la miramos. 

—ja, ja, que linda mi sobrinita, ayudando. —dice Cleo con una mueca de sonrisa en su cara. —Esta muy hermoso... pero quizás encontremos otro mucho mejor —dice Cleo ya estando seria para animarme y animarse así misma. 

—Sí —digo asintiendo mirando el vestido —mejor lo dejamos. 

Cleo y yo asentimos, pero la verdad es que no podemos dejar de mirar al maravilloso vestido y cuando al fin nos decidimos por irnos, vemos que dos mujeres se le acercan y como si de algo automático se tratara Cleo y yo corrimos hacia el vestido. 

—Nos lo llevamos. 

—Es nuestro. 

—Es de mi mami. 

Decimos Cleo y yo al unísono y una pequeña voz de niña detrás que solo causa ternura. 

—Pero si se estaban alejando —dice una de las mujeres. 

—¿Y eso que? —le digo. 

—Señoritas nosotras las vimos a...—empezó a decir la otra, pero Cleo la interrumpió.

—Señoras ya le dijimos que es nuestro  y nos importa un pepino que nos hayan visto de tal forma —dijo abrazando con uno de sus brazos el maniquí que tenía el vestido. —de todas maneras lo vimos primero. 

Yo asentí apoyando a mi amiga y llame a una de las trabajadoras para pedirle que por favor me bajaran el hermoso vestido, el cual al parecer era el único que quedaba, así que cuando las mujeres iban a protestar, mi amiga y yo de manera automática le levantamos la mano haciéndolas callar y pues si salimos victoriosas porque después fui al vestidor y el vestido me quedo perfecto, como dijo mi amiga estaba hecho para mi y  solo me basto con ver la cara iluminada que tenían Maya y Cleo para que me sea suficiente olvidarme del precio.

Pero eso no fue todo, porque para terminar más cansadas fuimos a tiendas de calzados y hasta de lencería de nombre sexywomen, a la cual Cleo me entró arrastras, asegurando que era necesario y que un bello vestido necesitaba ropa sexy a bajo, una vez allí ya no le vi caso poner resistencia.

—¿Por qué tenemos que comprar estas cosas? —le pregunto a Cleo mientras agarro una braga fina de color negro y tan pequeña, que si no fuera una tienda para mujeres diría que es para Maya.

Mi hija por otro lado pone sus manitos en su boca y empieza a reírse.

—Porque... Por... —empieza a decir y entonces se me acerca para decirme en un susurro —porque quizás tengas acción esta noche amiga y no queremos que el jefecito te vea esos pantis de viejas que tienes. 

Ay no puede ser.

—Para tu información yo no tengo pantis de viejas.—le digo mirando a todas partes. 

—Y de quienes eran esos de color azules que vi un día en tu gaveta —dijo queriendo aguantar la risa mientras yo abría mis ojos como platos. —Vamos soy tu amiga a mí no me...

—¡Esos son de mi madre! —le digo rápido para que no continúe y entonces ella me mira con cara incrédula.

—Bien entonces le preguntaré a doña Elena que hacías con sus pantis azul...

—¡Ya, basta! —le digo y ella me mira esperando algo más. —Esta bien... Si son míos, pero es que son realmente cómodos y además solo los he utilizado para dormir.

Y entonces ella empieza a reír como una loca y yo giro mis ojos y le doy un pequeño empujoncito para que se calme porque veo que está llamando la atención de las demás damas y algunos caballeros.

—No se diga más... nos llevamos varias lencerías y desde que lleguemos a casa quemo esas cosas horribles —dice una vez que dejó de reír y recupero el aliento. Y otra vez me deje llevar de mi loca amiga.

Después de eso y antes de que maya empezará a quejarse nos paramos en un lugar de hamburguesas dentro de la misma plaza para comer algo. Mientras estábamos allí note que Cleo miraba su celular mientras sonreía ni siquiera los quitaba para comer las papas fritas.

—Vaya al parecer todo va muy bien con Nathan —dije para que ella me empiece hablar del tema porque teníamos mucho que no nos sentamos a hablar de todo un poco.

Tan pronto dije eso ella levantó su mirada hacia mi y pude ver un pequeño brillo en sus ojos, lo cual me hizo sentir emoción.

—De maravilla —dice y dejo que continúe sola porque se que lo hará. —Él es tan lindo An, no te haces una idea.

Dijo poniendo una mano en su cara y suspirando como una tonta enamorada.

—Sí, puedo ver cómo te tiene —le digo con una sonrisa que ella me devuelve.

—Al principio pensé que todo seria solo una aventura, ya sabes —menciono agarrando una papa y la metió a su boca. —Nunca pensé que esto de un sitio de citas funcionaria más que para salir de la zona, pero todo ha sido un giro maravilloso.

—Se ve que es un buen chico y me alegro que todo vaya bien. —le digo mientras ayudo a Maya a agarrar un pedazo de su hamburguesa —oye Cleo y todo empezó desde el primer día...

Le digo pero me mira extrañada y yo la miro con cara de obvia.

—¡Ah! ¿Hablas de esto la primera noche? —me pregunta mientras junta su dedo índice con el pulgar e introduce el índice de la otra mano, haciendo una seña de sexo y yo asiento. —Pues obvio nooo, pero desde esa noche todo tuvo tan ardiente que casi pasa, amiga.

Veo que sube sus cejas de arriba abajo y yo solo puedo reír.

—Bueno de todas maneras y aunque todo esté funcionando, ya sabes Cleo, corazoncito bien protegido, nena.

—Lo sé, no esperaba nada de esto, pero con él me siento en las nubes An, no te haces una idea —dice ahora tomando un poco de su malteada —De todas maneras no es dique que estoy siendo fácil tampoco ¿eh? También estoy haciendo que se las juegue.

—¿En serio? —le pregunto porque la conozco y sé que es muy confiada.

—Bueno ya... Solo un poco. —me dice con una sonrisa de víctima y yo solo niego con la cabeza, hasta que en ese momento una Maya que estaba muy callada habla.

—¿Qué es eso que hizo tía con los dedos? —pregunta haciendo que mi ojos se habrán de la sorpresa.

—¡Maya! Come tus papas y toma tu jugo, que te he dicho de prestar atención a conversación de mayores —le digo y ella se pone a comer alzando los hombros y yo reprendo a Cleo que trata de no reírse.

—¡Ay ya wey! no me mires así que tampoco me dijiste nada cuando lo hice. —dice y empieza a beber de la malteada como niña pequeña.

—¡Tú eres su maestra! —le digo señalando lo obvio. — Y además también su tía.

—Bueno las tías estamos para corromper —dice alzando los hombros y guiñándole un ojo a Maya.

Y solo así me entran unas ganas de estrangularla. 

Unas horas más tarde cuando por fin estamos en casa, donde al llegar descansamos y prepare mis manos y pies para déjalos reposar antes de empezar a prepararme.

Una vez de eso mientras Maya y Cleo hacían no sé que en la habitación, llame a mi madre para hacerle saber que Cleo pasaría a dejarle a Maya a casa y después de recordarme que me cuide, que disfrute y que me ama me despido de ella. 

Tengo que admitir que cada vez que van pasando las horas y mi encuentro con Nicolás se acerca voy sintiendo mariposas en mi estómago y no encuentro lugar en donde estar.

 Y tratando de despejar mi mente me empiezo a preparar, tomo una ducha lenta y relajante para después salir del baño con una toalla de baño para que Cleo empiece hacer magia con el maquillaje el cual le dejé claro que no puede ser para nada escandaloso.

Me sé maquillar, pero siento que en estos momentos estoy muy nerviosa para hacerlo.

Después de maquillarme Cleo pasa al peinado y me hace unas honda con las tenazas de cabello, haciendo un medio recogido de un lado y el otro dejándolo que caigan como cascada por mi espalda. Una vez lista nos quedamos como bobas mirando mi reflejo y entonces empiezo a sentir chispas en mi estómago y pecho porque sé que pronto será Nicolás quien me verá.

Pero entonces Cleo habla.

—Creo que soy lesbiana.

Y con eso me saca de mi ensoñación y empezamos a reír como locas, hasta que me manda a poner la lencería, diciendo que las de color negro serían mejores y sin cuestionar voy al baño y me las pongo y otra vez me quedo mirando en el espejo porque jamás me había visto ni sentido más sexy que como me siento ahora.

—¡Ay por Dios! — Exclamo.

—¿Qué, qué? —Pregunta Cleo desde el otro lado. —Ay por favor An dime qué te las sabes poner.

—¡Por Dios, Cleo! Al menos que las líneas vayan por las nalgas creo que sí me las sé poner. —Le digo y en ese mismo momento ella abre la puerta y entra.

—¡Demonios! Te ves mamis. —dice con una sonrisa de oreja a oreja.

Entonces volvemos a la habitación y allí me pongo el vestido y cuando me miro otra vez en el espejo me quedo sin palabras al igual que Cleo, porque es que jamás me había visto como me veo ahora.

Y por todos los cielos, me encanta.

—¡Mami eres una princesa! —dice Maya con emoción y a mí se me hace imposible no sonreír.

—Una reina hermosa, espléndida —agrega Cleo y yo me volteo hacia ellas.

—Eso es gracias a mis hadas madrinas.

—Lo dejaras con la boca abierta, amiga —dice y toma mi mano —A todos esta noche.

Tomo a Cleo y la abrazo y luego abrazo a mi niña. Hoy me siento bella, y aunque estoy muriendo de los nervios y siento que en cualquier momento voy a caerme por tener mis piernas como un flan, no dejaré que está noche se arruiné de ninguna forma, ni siquiera por mis nervios tontos.

Que nada lo arruiné dije, pues que va porque tan pronto sonó el timbre empecé a saltar como una loca.

—No, no,no, no puedo, no puedo —digo caminando de un lado a otro y sé que Cleo camina conmigo también porque la puedo sentir y eso hace que empiece a sentir el vestido más apretado de la cuenta.

—Cálmate, cálmate —dice Cleo.

Y entonces el timbre suena otra vez y ahí empiezo a respirar más rápido de la cuenta y eso pone más loca a Cleo.

—¡Ay por Dios cálmate! que solo es una ¡jodida cita no tengo porque estar nerviosa! —Dice Cleo sacudiendo las manos como loca.

—¡Pero que te pasa yo soy la que voy a la cita yo soy la que está nerviosa, hasta siento que tengo que ir al baño! —le grito.

—¡Ni se te ocurra Anna! —me grita de vuelta.

Y mientras estoy de aquí para allá en la habitación veo como Maya nos mira a las dos como si nos faltará un tornillo.

Y otra vez suena el timbre.

—Ay no —digo y me pongo la mano en la barriga porque siento como las mariposas de mi estómago juegan conmigo y mis intestinos hacen nudos queriendo que me vaya mal.

Cleo al notar que pongo mi mano en la barriga me grita de repente, haciéndome saltar.

—¡Demonios! ¡te calmas porque te calmas o te meto un puñetazo y te mando con todo y ojo morado a ese evento! —me grita nerviosa y eso basta para detenerme y sentarme de golpe en la cama mientras trato de respirar al paso.  —Exacto, tu tranquila y yo nerviosa, ahora voy abrir. —dice mientras arregla su cabello.

Yo solo asiento y veo como sale con una Maya emocionada. Cualquiera pensaría que estoy siendo muy dramática, pero es mi primera cita después de cinco años y Nicolás me gusta más de lo que imaginaba. 

Después de un momento en dónde me tranquilice un poco, Cleo entra y entonces abre su boca y me levanta sus pulgares.

—Es un papucho amiga.

Y rio, para dejar salir más nervios no lo sé. Camino con Cleo detrás de mi hacia la sala donde sé que me espera Nicolás y cuando llego veo que él está muy concentrado hablando y haciendo reír a Maya.

Tiene un traje negro a la medida y se ve más guapo que todas las veces, su fragancia llega hasta donde estoy y me hace suspirar de manera inconsciente, está tan elegante y bello que me quedo como boba mirándolo, hasta que él levanta su mirada hacia mi.

—Wow...—dice de pronto y noto como su mirada me recorre de arriba a bajo sin disimulo o pudor, deteniéndose un momento en mis labios para después llevar sus ojos a mi mirada y justamente cuando sus ojos chocan con los míos soy testigo de como se oscurecen, llenos de deseo y pasión, haciendo que ese simple hecho me haga estremecer completamente. —Estas... Estas hermosa.

—Tu... Tampoco te quedas atrás —le digo y suelto todo el aire que hasta ahora me doy cuenta que estaba reteniendo. 

Y me sonrió y solo basto eso para que sienta una fuerte electricidad en mi parte íntima.

—¿Nos vamos? —pregunta extendiendo su mano para que camine hacia él y yo asiento una vez que siento sus cálidas manos.

Me despido de mi amiga y me agachó hacia donde Maya y le besos sus hermosas mejillas diciéndole que Cleo la llevara hacia donde su abuela y después de sacudir nuestras narices salgo de la casa con Nicolás guiándome hacía el auto en dónde nos esperaba un señor que al vernos salir abre la puerta inmediatamente.

Tan pronto Nicolás termino de entrar me agarró de las mejillas y me empezó a besar con deseo y yo por supuesto le respondí de manera inmediata.

Nos besamos con desesperación y anhelo, pero luego de un rato el beso paso hacer uno tierno y lento, pero con esas dos formas de el besarme yo sentía que volaba y más cuando Nicolás Lombardo, mi jefe me apretaba a su cuerpo como si no quisiera que nada en el mundo nos despegará.

—Hoy me hiciste una falta terrible —dice dándome pequeños besos —Y verte esta noche solo hace que te quiera comer a besos, ¡Dios! Estás tan sexy y bella, ¡cielos! solo mirarte me hace considerar si te llevo a ese evento o a mi casa. —dice y todo eso dándome beso en todas partes y de esa manera tan suya que me deja completamente perdida y sin temor de ir a lo más profundo por él.

|•°•|•°•|•°•|

Hasta aquí :-) espero les haya gustado.

En serio gracias por leer y la espera, lamento la tardanza. Pero les aseguro que este año terminamos está historia de Anna, Maya y Nicolás ❤️  El capitulo salió mas largo de lo esperado, pero necesitaba hacerlo así para avanzar. 

Sin nada más que decir.

Bye. ❤️ ✨🍁🌝🍁✨

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