Vaden.
Me desperté con los rayos del sol entrando por mi ventana, eran aproximadamente las ocho de la mañana. Me levante, tome mi bóxer y pantalón de pijama y me los coloque, prefería dormir sin nada ya que era más cómodo para mí.
Usualmente mi hermano y yo no solíamos desayunar, pero si tomábamos algo, así que me dispuse a salir de mi habitación por algo para beber, caminé por el pasillo y bajé las escaleras, me sorprendió ver a mi padre ahí. No acostumbraba a despertarse temprano los fines de semana.
Tenía una nana, su nombre es Stella. Mi padre la había contratado justo después de lo que paso con mi madre, ya que él tenía trabajo con Emmett, el padre de Nick. Así que debían viajar mucho. Ella había llegado aquí cuando tenía diecinueve años, era muy joven para llamarla nana, pero cuando llego yo era muy pequeño, siempre la había llamado así y nunca le molesto. Iba a ver a su familia los fines de semana, así que estábamos solos sin ella por dos días.
Mi padre estaba en la cocina cuando entre, únicamente con su pantalón de pijama, el torso desnudo y sus tatuajes resaltando en su piel, era gracioso que dijera que no le gustaban los tatuajes, pero tenía algunos bastante grandes, por el torso, la espalda e incluso en las piernas. Aunque debía admitir que mi favorito, desde pequeño, siempre fue las serpientes que abarcaban ambos de sus hombros.
Preparaba el desayuno de Moony, que estaba muy emocionado mirándolo desde el sofá de la sala, solía ser consentido por mi padre. Atenea seguía durmiendo en mi habitación, era muy dormilona.
—Buenos días, Vaden—saludo.
—Buenos días, padre—conteste.
—Prepare jugó para ti y Jaeden. Puedes tomarlo, está en la nevera.
Bueno, al menos ya no estaba molesto conmigo porque habíamos dejado la casa hecha una mierda, con ventanas rotas por todos lados e incluso condones y vomito en su habitación. Nos había obligado a Jaeden y a mí a limpiar toda la casa y reparar las ventanas rotas, sin olvidar que nos castigó por dos semanas, aun seguíamos castigados, pero no nos importaba ya que no habíamos hecho planes, especialmente porque sabíamos que nos castigaría a ambos.
Me acerqué y saqué el jugo recién hecho. Serví dos vasos, uno para Jaeden y otro para mí.
—¿Dónde está Jaeden? —pregunte al no verlo por ningún lado.
—Sigue durmiendo.
—Iré a despertarlo—dije alejándome.
Cuando iba subiendo la pequeña Atenea comenzaba a bajar las escaleras, aún era un cachorro y le costaba bajar.
—Vamos, tú puedes Atenea—la anime, respondió moviendo su colita emocionada—. Padre, Atenea se despertó podrías sacarla al baño y darle su desayuno—le hable a mi padre cuando la pequeña ya había bajado.
—¡Atenea! —le habló, ella fue feliz corriendo hacia él.
Termine de subir las escaleras, camine por el largo pasillo, entre a la habitación de Jaeden y si, seguía durmiendo. Dejé los jugos en su mesa de noche y me lancé sobre él.
—¿Qué quieres, imbécil? —murmuro molesto.
—Buenos días a ti también Jey Jey.
—Lárgate—dijo tratando de alejarme.
—No, levántate.
—¿Por qué no vas a molestar a Moony?
—Por qué ya lo molesté a él—mentí.
—Bájate, me estás aplastando.
Me acosté a su lado y me metí entre las sábanas, quedamos frente a frente.
—Quita esa sonrisa. Te detesto—me acerqué para abrazarlo.
—Me amas.
—En tus sueños.
—Di que me amas.
—No, suéltame pareces una babosa.
En ese momento su celular sonó, me aleje para que pudiera ver de quien era el mensaje, se levantó para tomarlo de la mesa de noche y revisarlo.
—Es Alex, dice que lo tiene. Llegará en tres horas. Iré a ducharme.
Antes de que se levantara lo volví abrazar.
—Dime que me quieres, mínimo.
—Muévete—dijo tratando de alejarme.
—Dímelo.
—¿Si lo hago me soltarás?
—Probablemente.
—Bien, te quiero maldito empalagoso.
—Yo también te quiero, amargado de mierda—le di un beso en la cabeza.
Me levante, tome mi jugo y salí de su habitación.
Jaeden no solía ser cariñoso con nadie, él era así, pero yo era muy protector con él, a veces me excedía un poco. Habíamos sido muy unidos, pero después de lo que paso con mi madre él se deprimió, cambio su forma de ser, ya no era el niño amable que era antes. Con el tiempo se fue alejando de mí, a veces no hablábamos por días, incluso semanas, pero después de lo que intento, trate de protegerlo y nos unimos un poco más, todo iba bien, pero después volvió a intentarlo. Ahí mi padre y yo entendimos que no estaba bien, tratamos de ser comprensibles con él y ayudarlo, nos unimos más como familia, incluso yo trate de dejar las diferencias que tenía con mi padre por él.
Ahora Jaeden y yo éramos inseparables, lo cuidaba y lo protegía, él lo detestaba, pero era mi hermano pequeño y lo quería con todo mi ser. Mi padre trato de protegerlo a su manera, una de las cosas que hizo fue no dejarlo entrar a la organización que tenían él y Emmett, Jaeden se molestó bastante y para tratar de compensarlo, mi padre lo deja ayudar en algunas cosas que no sean peligrosas.
Continúe caminando por el pasillo y me quede en un sofá sentado tomándome mi jugo, mirando la pared de cristal, se veía el inmenso bosque. Era extraño tener una pared donde se podía ver prácticamente todo, por suerte las casas que había alrededor estaban alejadas y no se veía personas cerca.
Me acerque un poco, vi a mi padre con Moony y Atenea en el jardín, Moony sabía que no debía alejarse, pero cuando salía tratábamos de vigilarlo para que no se fuera corriendo como un loco por todo el bosque. Atenea aun no sabía y teníamos que acompañarla todo el tiempo que quisiera salir.
De repente, Atenea se puso a correr alrededor de mi padre y en un instante le orino los pies, fue divertido ver su cara de asco, probablemente la castigaría no dándole las galletas que tanto le gustaban. Pero en un instante Atenea cayo a la piscina, mi padre rápidamente la saco para evitar que le pasara algo. Ahora no solo debía ducharse el, también tenía que bañar a mi pequeña.
De inmediato me quite del cristal para evitar que me viera y me obligara a bañarla. Era responsable con mi pequeña, yo era un buen padre, pero por su culpa había caído a la piscina y tenía que afrontar las consecuencias.
Decidí irme directo a mi habitación para darme una ducha. Cuando salí de la ducha me coloqué unos pantalones, una camiseta y mi chaqueta de cuero negra. A los pocos segundos me llego un mensaje de Raven diciendo que nos veía en el cuartel en veinte minutos, él y Alex se irían directo hacia haya.
Fui a la habitación de Jaeden para ver si ya estaba listo, cuando abrí la puerta estaba acostado en el suelo con Moony al lado de él y Atenea acostada en su cabeza, cuando me vio la tomo en sus manos y se puso de pie, ambos traían sus correas listas, así que salimos todos juntos de la casa.
Mi padre estaba ahí afuera hablando con la persona que cuidaría a los perros hoy, ya que no estaríamos en casa todo el día y no queríamos dejarlos solos. Le dejamos a los cachorros y nos fuimos a mi auto, no queríamos escuchar la larga conversación, el solía ser muy estricto, y con nuestras mascotas no era la excepción, debía dejarle una lista de qué era lo que tenía que hacer con sus cuidados de ambos, la comida, como tenían que comenzar a entrenar a Atenea, incluso las horas que debían jugar.
Nos subimos a mi auto, Jey conducía esta vez así que me senté en el asiento del copiloto, el encendió el auto y salimos.
—¿Por qué hay basura de hamburguesas? —pregunto después de unos minutos.
—Las comí el día de la fiesta, cuando llevé a Murielle a su casa.
Recordé lo que esa muñequita me había hecho, me lo merecía, a decir verdad. Fui un cabrón con ella cuando me reí porque trato de besarme, quería que lo hiciera y le hubiera correspondido, pero pudo más mi ego.
Y lo que paso después de eso fue increíble, no creí que me fuera a gustar tanto la manera en la que se movía, y verla con sus pechos expuestos ante mí. Pero cuando intente besarla ella comenzó a reírse, eso hizo que me enojara bastante, solamente me había utilizado. Me fui tan molesto por que definitivamente se había vengado de mí de una manera tan estúpida y yo había caído.
Para tratar de evitar que pensara que había lastimado mi ego le mande un mensaje que sabía le molestaría y después de ver las marcas que apropósito había dejado en sus pechos estaría aún más molesta.
—¿No sospecho que obligaste a Ethan a emborrachar a su hermano y a llevarlo a su casa para tu poder llevarla a ella? —pregunto riéndose.
—Se escucha mal cuando dices que lo obligue. No lo obligue, se lo pedí amablemente.
—Lo amenazaste al decirle que si no lo hacía le dirías a Zamar que le tomo fotos desnudo. Así que si, lo obligaste.
—Bueno si lo obligue. Pero valió la pena.
—Dime que no te la follaste en este asiento.
—No llegamos a tanto—hizo una cara de disgusto.
—¡Qué asco! — exclamo—. Se manosearon y yo estoy sentado aquí.
—No nos manoseamos—volteo a mirarme molesto—. Solo le chupe los pechos ¿Ya?
—No quiero detalles de tus intimidades. Eres asqueroso.
—Tú también lo has hecho con alguien más y yo no te digo que eres asqueroso.
—Solo cállate y déjame conducir tranquilo.
Me calle y lo deje seguir conduciendo.
En ese momento llego a mi mente como se subió arriba de mí, lo nervioso que me puso que hiciera ese movimiento tan repentino, yo solo la acerque a mí, no espere que hiciera algo. Usualmente no me acostaba con cualquier chica, solo lo hacía cuando me atraía mucho o cuando realmente tenía ganas, en ese momento no me había acostado con nadie por un largo tiempo.
Desde que la vi por primera vez me gusto, era hermosa. Lo intensa que ella fue conmigo no calmo mis ganas, quería saber más, mucho más. Ese día con su vestido ajustado, corto, sus largas y delgadas piernas, su culo, sus pechos, eran tan perfectos. Era extraño que una chica me atrajera de esa manera, nunca me había sucedido, ya que nunca había tenido novia, no lo necesitaba, mucho menos me interesaba.
El día que me beso el cuello, que comenzó a moverse sobre mí, los gemidos que salieron de su boca, querían hacer de todo con ella, no me importaba estar en mi auto y frente a su casa. Después de descubrir sus perfectos pechos para mí, y tocarle su culo, quería hacer mucho más que solamente tocarnos, se movía tan bien que mi mente comenzó a ir más allá, viéndola debajo de mí, encima, quizá ver su espalda, mientras yo estaba detrás de ella, metiéndole mi...
Mierda, tenía que detenerme si no quería tener una erección frente a mi hermano.
Aleje eso grandiosos pensamientos de mi cabeza y me centre en la carretera, pero me di cuenta que acabamos de llegar. ¿Cuánto tiempo había estado pensando en todas las cosas que quería hacer con ella? No habían sido los treinta minutos de viaje. ¿O sí?
Salimos del auto y vi que se encontraba la camioneta de Nick, las motos de Ethan y Owen, el auto de Raven, Zamar y Emmett. Entramos, salude a los guardias que estaban ahí parados, Jaeden se limitó a pasar al lado de ellos, no era muy amable a veces. Saludo a todos, pero se detuvo con Alex, la abrazo y le dio un beso en la frente. Ella era su mejor amiga y la única persona con la que lo había visto siendo cariñoso, incluso llegue a pensar que estarían juntos, pero no, se ven solo como hermanos.
Alex también era mi mejor amiga, nos conocíamos desde que éramos niños, conmigo se llevaba de una forma más pesada, pero igual la quería. Sabía que también le gustaba Nick, pero ambos pensaban que solo se veían como amigos, par de idiotas.
Algunas veces intente ayudar a Nick para que le confesara lo que sentía, pero Max, el hermano de Alex era muy controlador con ella y no dejaba que nadie a excepción de mí y Jaeden se le acercaran. El prefería evitarle problemas y a Alex le aterraba Max, no sabíamos porque, nunca nos dijo nada, supuse que la golpeaba, ya que la había visto con varias marcas en sus brazos. Solía incomodarse y preferíamos respetar su decisión de no contarnos nada, claro que cuando la trataba mal frente a nosotros la defendíamos siempre.
Después de saludar a todos me senté al lado de Nick.
—Hola, encanto—susurre en su oído.
—¿Ya vas a empezar? —pregunto riéndose. Le puse mala cara—. Hola belleza.
Sonreí, siempre nos saludábamos así, era una costumbre.
A lo lejos vi cómo iba entrando mi padre y Emmett. Estábamos en la sala que ocupábamos para tener todas las reuniones, únicamente se encontraba una mesa con sillas alrededor y la pantalla en la pared. Todos se sentaron para poder escuchar a Raven y Alex.
—¿Y cómo les fue? —pregunto Emmett.
—Fue una mierda—respondió Raven.
—Eres un idiota—murmuró Alex—. Fue un poco difícil, había más guardias de los que pensamos.
—¿Alguna complicación? —pregunto mi padre.
—Solo nos partieron el culo, pero nada fuera de lo común—murmuro Raven.
—Mejor deja que yo hable—dijo Alex—. Fue complicado sacarlos, estaban muy protegido, tardamos más tiempo del necesario. Pero al final Raven logro desbloquearlos y los descargo.
Le dio una pequeña memoria a mi padre que de inmediato conecto a la laptop que tenía frente a él y se proyectó todo en la pantalla para que todos pudiéramos ver.
—Espera, deberías...—comenzaba Raven, pero fue tarde.
Comenzó a proyectarse un video porno, la oficina se inundó de gemidos y todos comenzamos a reír, mi padre de inmediato lo quito, pero ya habíamos visto suficiente.
Emmett y mi padre los miraron bastante molestos.
—¿Qué carajo fue eso? —pregunto Emmett. Vaya se había enojado bastante, no solía hablarnos así.
—Bueno—comenzó Raven—. Estaba diseñada para descargar automáticamente todo lo que se hacía y buscaba en ella. Puede que el guardia haya estado viendo eso y se guardó.
—¿Por qué no lo borraste? —pregunto mi padre.
—Porque mi trabajo eran los documentos. Fue complicado acceder a ellos, disculpa por no borrar los videos pornográficos que estaba viendo el estúpido guardia.
—Noah, comenzaban a llegar policías, debíamos salir de ahí de inmediato—añadió Alex.
—De acuerdo—dijo Emmett—. Borra eso y busca los documentos.
Mi padre asintió y siguió con los documentos. Se veía demasiados fotos y documentos en italiano. Los único que podía traducir eso era Emmett y mi padre, comenzaron a leer, mientras los demás esperábamos que terminara para que nos explicara que sucedía. Emmett le dijo algo a mi padre en el oído, estábamos confundidos, solo hacían eso cuando debían hablar entre ellos a solas, supuse que era complicado.
—Ya sabemos que harán—dijo mi padre.
—¿Tan rápido? —pregunto Nick.
—Si, debemos hablar con un hombre al que le robaron, parece ser bastante costoso. Pero eso lo haremos nosotros—dijo Emmett.
—¿Y qué haremos nosotros? —pregunte.
—Debemos contactarnos con el ya mismo, así que, nos vamos ahora—dijo mi padre ignorando mi pregunta. Todos comenzaron a levantarse.
—No, se quedarán aquí, no tardaremos—nos detuvo Emmett.
—Eso dicen siempre y terminan tardando horas—dijo Jaeden.
—Jaeden—advirtió mi padre.
Jaeden se quedó callado. Ellos salieron de la oficina y se fueron, debíamos esperar no sé cuánto tiempo, Jaeden tenía razón, tardarían bastante. Comenzamos a bromear un poco entre nosotros, vi que Nick no dejaba de mirar a Alex, ella no dejaba de reír con Jaeden viendo algo en su celular.
—¿Gran vista, encanto? —me burle.
—Cállate.
—¿Por qué no hablas con ella?
—Cállate—repitió.
—¿Enserio, Nicolás? No seas un idiota.
—¿Qué quieres que le diga?
—No lo sé, tú eres el que teme demostrar lo que siente.
—No me asusta. Solo prefiero mirarla de lejos. Además, sabes que solo le agrado como amigos, nunca se fijara en mí.
—Si nunca lo intentas, nunca lo sabrás.
—Gran consejo—giro los ojos.
—Solo habla con ella, quizá sienta lo mismo y esta tan tonta como tú que piensa lo mismo.
—¿Y cómo te va con Murielle? —pregunto ignorando mi respuesta—. Ya lograste algo más qué hacerle no sé qué.
—¿Hacerle no sé qué? —pregunte burlón—. Sabes exactamente lo que paso.
Estire mi mano para tomar un poco de agua de las botellas que siempre estaban en el centro de la mesa.
—Lo sé, pero ¿Te vengaras de ella por dejarte con el pene parado?
Me atragante el agua, todos lo notaron y dirigieron su vista a mí, el solo comenzó a reírse. Jodido idiota. Por suerte Emmett y mi padre regresaron y ya no fui el centro de atención.
—De acuerdo—hablo Emmett—. Esto se pospondrá ya que debemos hablarlo en persona con él, debemos viajar a México esta noche.
—Pero ustedes deben hacer algo—dijo mi padre—. Los encargados de esto será Owen, Ethan y Nicolás. Deberán acceder a la mansión de Kyo.
Kyo era un tipo japones que formaba parte de una especie de grupo que compartía con otras cinco personas, tenían una gran organización llamada ABIANK, se dedicaban explotación sexual a lo largo de prácticamente todo el mundo, pero la más grande se encontraba en Italia, donde vivía su jefe Alessandro. La mansión de Kyo en Canadá se encontraba un poco deshabitada, ahí solían tener reuniones secretas, compraban a las chicas que traían de Latinoamérica para explotarlas y las que no les servían las violaban y luego las mataban.
Eran personas detestables, pero siendo una organización grande tenían comprada a gente muy importante de Canadá, Londres, Alemania, Japón, Brasil y claramente Italia, aunque también muchos países de Latinoamérica.
—Llevaran a guardias con ustedes, no más de quince, podría ser un riesgo si los descubren—dijo mi padre.
—¿Qué se supone que haremos? —pregunto Ethan.
—Deberán acceder a su red de narcotráfico y robar los archivos sobre Italia y Canadá, solo la de los últimos nueve meses.
—Al sujeto mexicano le robaron—hablo Emmett—. No dio muchos detalles de que, pero dijo que tienen a sus tres hijas y su nieta de seis años, claramente las quiere de vuelta. Pero lo demás necesita hablar con nosotros en persona.
—¿Tienes idea de lo que podría pasarnos si nos descubren entrando a la mansión del corrupto más grande de Japón? —pregunto Nick.
—Estamos conscientes de eso, hijo—dijo Emmett—. La mansión estará vacía mañana por la mañana, solo tendrán dos horas para entrar, deben ser rápidos y discretos. No habrá nadie, pero solo por dos horas, si no logran nada antes de ese tiempo podrían descubrirlos.
—¿Por qué debemos invadir su mansión? —pregunto Owen.
—Dejen de cuestionar ordenes—dijo Emmett—. Harán lo que les decimos y punto.
De nuevo se habían enojado por cuestionar sus órdenes, pero debíamos estar seguros de lo que hacíamos, si cometíamos un error podrían matarnos a todos. Usualmente no eran groseros con ninguno, solo cuando pasábamos los límites.
—Solo deben saber que si no lo hacen podrán en peligro la vida de esas chicas y su nieta. Además, la de dos personas más...—dijo mi padre, pero Emmett lo interrumpió.
—Noah—advirtió.
—Tenemos que decirles.
—Si, pero no ahora.
—¿Qué sucede? —pregunte.
—Nada—dijo Emmett—. Nicolás dijo que estas interesado en Olympia.
¿Olympia? Por qué no le decía Murielle, solo su padre la llamaba Olympia.
—Si—me limite a decir.
—Tienes que vigilarla. No te alejes de ella—dijo mi padre.
—Ethan—le hablo Emmett—. Eres amigo de Olivier, su hermano ¿Cierto?
—Si—dijo—¿Hay algún problema?
—En absoluto. Pero debes acercarte más a él. Ambos—nos señaló a Ethan y a mí—. No se alejen.
—¿Qué está sucediendo? —pregunte.
—Ahora no sabrán mucho. Solo no se alejen de ellos—dijo mi padre—. ¿De acuerdo?
Todos asentimos. Bien, algo iba mal, porque nos pedían que hiciéramos eso, tenía que pasar algo realmente malo para que nos pidieran acercarnos a ellos.
Comenzaron a salir todos, solo quedamos mi padre y yo, sabía que debía preguntarle.
—Vaden, sé que tienes preguntas, no puedo responderlas ahora. Solo que esto es diferente a lo que has hecho.
—¿Qué carajo está pasando? —pregunte ignorando lo que dijo.
—Cuídala, sé que te gusta, pero no es el momento para eso, ella está en peligro—justo cuando termino de decirlo maldijo, no debía decir eso y se arrepintió por decírmelo a mí.
Me dio un poco de miedo la forma en la que lo dijo, sabía que era peligroso, no lo sería si no me dijera eso.
—Bien, cuidare de ella.
Y lo haría. Al principio creí que lo seria gracioso y podría molestarla un poco. Pero cuando dijo que estaba en peligro, todos mis sentidos se pusieron en alerta, no dejaría que nada le pasara, ella no tenía idea de lo que hacíamos, tampoco la dejaría que lo supiera, pero me mantendría serio al cuidar de ella.
No podría dejar que se escapara ese culito sin haberle hecho algo antes.
Concéntrate.
Bien que lo quieres desde que lo viste.
Si, pero debía cuidar de ella, era más importante.
También es importante su perfecto culo.
Claramente.
Le harás algo en el proceso, ¿Cierto?
Por supuesto.
+++
¿Pero que acaba de pasar? :o
*Jaeden respira* Yo: Ay, te amo <3