En el aula de detención, había una gran ventana que daba a la dirección, una gran estrategia para poder ver si los alumnos escapaban, pensó Louis, pero en realidad, ese día el director no se encontraba en su oficina, lo que ponía en las manos de Louis, poder escapar justo cuando el profesor que los vigila cerrara sus ojos y durmiera unos minutos.
Tomó asiento junto a la ventana y encendió la música con sus audífonos puestos, para pasar el rato, iban a ser 2 horas, ahí sentado sin hacer nada, y podría hacer la tarea, pero era obvio que prefería no hacer nada, como la mayoría.
Habían transcurrido ya 3 canciones cuando el profesor que los vigilaba empezaba a cerrar sus ojos hasta que a la 4ta canción, él ya estaba completamente dormido. Los demás alumnos detenidos debieron de pensar que el director estaba en su oficina, porque nadie se movía o hacia insinuación de escapar, excepto por Louis, que vio con sus propios ojos cuando el director se marchaba a casa temprano.
Cuando sus ojos color cielo dirigieron su mirada a la ventana, se encontró con el rostro de la tierna sonrisa que lo hacía tener problemas respiratorios por segundos.
Movió su mano en señal de que quería que saliera, negué una vez con la cabeza intentando ser serio, pero cuando insistió más, una sonrisa apareció en mis labios y acepte levantándome de mi asiento. Eché un vistazo al maestro y reí mentalmente cuando mire un hilo de saliva resbalarse por su barbilla.
Harry abrió la ventana lentamente sin provocar algún ruido y mientras sostenía la ventana con la mano izquierda, me ayudo a salir rodeando mi cintura con su brazo derecho, se sintió como un abrazo, era un abrazo.
—Misión imposible con Louis Tomlinson y Harry Styles— susurró mientras volvía a cerrar la ventana.
—Pude salir por la puerta fácilmente— acomode mis ropas, porque el abrazo las había levantado un poco.
—No fuera sido divertido— giro sus ojos y por un momento pensé que estaba enfadado de mí, pero su sonrisa volvió como siempre, y mi respiración se paró, como siempre.
— ¿Por qué me miras raro cuando te sonrío?— tonto, tonto, tonto, me repetía mil veces mientras sacudía la nuca, sin poder formular una excusa coherente.
—Solo… ¿Por qué me sacaste de detención? — el corazón estaba a punto de salirse de mi cuerpo, se sentía horrible, ¿Cómo la gente pude vivir con este sentimiento tan descontrolado?, en verdad, tenía ganas de gritar cada vez que me hablaba.
Cruzamos el estacionamiento hasta llegar a mi auto, y busque las llaves en mis bolsillos, pero no las encontraba, y empezaba a estresarme.
—Te extrañé, ¿Quieres ir por pizza? — sentí su mano deslizarse por el bolsillo de mi pantalón en la parte delantera izquierda y como saco las llaves de ahí.
—Gracias —susurré, porque el maldito muchacho de rizos me estaba provocando una enfermedad al corazón, juro que debe estar mal que lo sienta en la garganta.
Se encogió de hombros y abrió la puerta del pasajero.
—Yo quiero manejar hoy — estaba loco, nadie toca mi auto, nadie, ni siquiera mi mamá cuando tenía que ir al doctor y yo no estaba en casa para llevarla y ella me pidió el auto. Tal vez por eso me odia.
—Esta bien— pero no pude resistirme a su hermosa sonrisa, es un idiota.
Manejó mas bien de lo que yo creía, aunque aveces se pasaba los altos y yo rezaba por que un policía no nos mirara.
Empecé a preocuparme cuando se adentro al bosque, ¿Y si quería violarme? ¿Me va a secuestrar? Me quedé pensando mientras el seguía manejando.
—¿Te gusta aquí?— preguntó deteniendo el auto en medio de la nada.
—¿Aquí donde?— salí del auto y inspeccioné con la mirada el lugar. Arboles y mas arboles.
Salió del auto y se pusó enfrente de mi.
—Aquí —Tomó mi cintura y me atrajó a su cuerpo, chocando una vez mas en su cálido pecho.
—¿Aqui?— pronuncié bajo mientras mis ojos vagaban en el color verde de su mirada.
—Y aqui— sentí sus labios en mi mejilla, un cálido beso reposó en ella.
—si — susurré mientras disfrutaba de sus caricias, porque claro que sentía sus dedos dibujando garabatos en mi cintura.
—¿Aqui también?— murmuró mientras rosaba sus labios cerca de los mios, y sentí el temblor que generaba en todo mi cuerpo, desde mis manos hasta la punta de mis pies, era un terremoto en persona.
—Mas cerca— logré decir con la voz que apenas me quedaba en mi garganta, y tragué en seco cuando sus ojos encontraron los mios.
Sus manos me sostuvieron mas firmemente y contubé el aire cuando su cuerpo se acercó, su aroma era magnifico, no era perfume o desodorante como la mayoría, como yo; olía a... a Harry, no creo poder describirlo mejor, es único. Justo cuando se acercó, sus ojos se perdieron detrás de sus párpados y sus labios se encontraron con mis labios, sus manos encontraron mis manos, sus dedos se entrelazaron con mis dedos, su corazón se conectó con mi corazón, y ya estaba perdido, estaba enamorado.
—¿Aquí entonces?— susurró a escasos milímetros de un nuevo beso.
—Aquí...—dirigí mis labios a su cuello y él echo su cabeza hacia atrás, su pulso estaba demasiado rápido, lo podía sentí debajo de mis labios, mientras le dedicaba algunos besos.
—Hey, Louis... Louis —me sacudió fuertemente y desperté.
—¿Qué? —me incorporé en el asiento y descubrí que estábamos en mi casa.
—Te quedaste dormido cuando entramos a un atajo en el bosque— miró tiernamente mi rostro y me entregó las llaves del auto.
—Fue muy... extraño — mi cara de confusión hizo reír a Harry.
—Extraño...— repitió imitandó mi mueca.
—¿Quieres hacer tu tarea aquí? —Pregunto refiriéndose a que seguíamos en el auto.
—¿Aquí? — respondí formando una sonrisa por lo que acababa de preguntar.
—Aquí — y entonces lo besé.