Tomo su mano y salimos de la tienda de arte con una bolsa de tela, abrazó mi brazo aún sosteniendo mi mano y recargó su cabeza en mi hombro mientras seguíamos caminando.
Su vestido azul cielo resalta su cabello amarrado con un listón blanco, su sonrisa formada en una línea delgada en sus labios. Susurré un par de ideas en su oído sobre su nuevo lienzo al cual ella asentía como si la anotara en su cabeza.
Son alrededor de las 10 de la mañana, todos en el pueblo están activos a éstas horas, nos movemos de un lado a otro de la calle esquivando a la gente con prisa y uno que otro auto.
Nos detuvimos en la panadería y compramos un pequeño pie de frambuesa y arándano.
Seguimos con nuestro regreso a casa y al parar por el puente por encima del río, tomé su mentón y dejé un suave beso sobre sus labios, rió y se safó de mí con agilidad corriendo lejos de mi.
La seguí con la misma velocidad a la que ella corría, y comenzó a reír cuando llegó a tropezar un par de veces.
Al llegar a la puerta ella la abrió y la dejó abierta, corrí más rápido y al entrar dejé las cosas sobre la mesa de madera y volví a correr donde ella. Me miraba con emoción y luego un toque de sorpresa cuando brinqué sobre ella tirándola a la cama. Solté besos tras besos sobre su cara mientras ella reía y sostenía la tela de mi camisa para tratar de que parara.
Besé sus labios y ella acunó mi rostro entre sus suaves manos.
Dianne: Vamos, tengo que terminar ese cuadro —dejando un último beso—
Me quedé acostado viendo como salía de la habitación y tomaba la bolsa, estuvo por salir de nuevo, pero regresó corriendo a mi y me jaló de la mano para seguirla. Al salir, le dimos la vuelta a la casa, para llegar a la parte trasera donde se podían ver el campo y a lo lejos muy lejos, la carretera.
Soltó mi mano y se sentó en la pequeña silla de madera frente al caballete que sostenía un lienzo casi terminado, dejó la bolsa sobre el piso y comenzó a sacar las cosas que necesitaba.
Sus labios fruncidos en una línea delgada y su ceño fruncido.
Dianne: ¿Tu madre sabe que estas aquí? —mezclando dos colores en la paleta con más colores—
Payton: ¿Con quién más estaría? —burlé—
Me miró irónica con una sonrisa.
Payton: Si, lo sabe —recargandome en la pared—
Asintió y volvió a ver su lienzo. Era una ciudad, San Francisco para ser más exactos, siempre ha tenido ganas de ir, no le gusta este pueblo, incluso este país.
Dianne: ¿Puedes pasarme el agua, por favor? - sin verme—
Caminé de vuelta a la casa y saqué una botella de agua del refrigerador y saqué un pequeño bote de vidrio antes de mermelada ahora vacío y limpio, vertí el agua y regresé afuera, le di el bote y sonrió.
Dianne: Gracias
Remojó el pincel en el bote unas cuantas veces para después escurrirlo un poco y volver a pasarlo por la pintura, suavemente lo pasó sobre el lienzo dando los pequeños toques a algunos edificios.
Admiró el cuadro una y otra vez para después tomar un poco más de pintura.
El viento sopló haciendo revolotear su cabello tan lentamente que parecía de película.
Payton: ¿Y si nos vamos? —solté inesperadamente, tanto que me miró con sorpresa—
Dianne: ¿Como lo hemos dicho los últimos tres años? —ironizó—
Payton: Hablo en serio —reí—
Dianne: Yo igual —pasando el pincel sobre un edificio naranja—
Relamió sus labios y se mordió el inferior. Me acerqué y me hinqué al lado de ella para tomar su mentón.
Payton: Vámonos...
Sus ojos me observaron con atención y luego sonrió con tristeza.
Dianne: ¿Cómo? —negó sin fuerzas haciendo que soltara su mentón— ¿Y tu mamá, tu hermana? ¿Tus amigos? —habló con rapidez—
Payton: No los necesito cuando estoy contigo —negué de igual forma—
Me observó unos segundos más y pasó su mano por su alborotado cabello.
Dianne: ¿Cómo? —pronunció lento—
Payton: No lo sé —confesé— pero primero tienes que decir que si —encogí mis hombros—
Bufo en un suspiro y sonrió negando con la cabeza cabizbaja. Busqué su mirada y tomé su rostro este mis manos retirando el cabello que estorbaba.
Payton: Ambos... juntos —acariciando sus mejillas—
Sonrió con melancolía y asintió.
Payton: ¿Si? —sonreí—
Dianne: Si —rió cantarina—
Besé su frente y luego la punta de su nariz.
Dianne: Me haces cosquillas —rió removiendose—
Reí por lo bajo y besé sus labios.