Yoshi no había tenido un buen día, y no deseaba ver a nadie, quizás era muy egoísta de su parte no abrirle la puerta a Asahi, pero realmente no quería hacer nada. Y sabía que eso era malo, ya que siquiera recordar la sonrisa del menor hacía que se sintiera mejor. Subió las escaleras hasta su habitación y se lanzó sobre su cama, para luego suspirar. En parte se sentía un muy mal amigo, por otra parte se sentía egoísta y por otra... se sentía solo. Sabía que no lo estaba, ahí tenía a sus amigos y padres, inclusive a Asahi, pero simplemente no comprendía lo que en su cabeza sucedía.
La tarde pasó demasiado rápido y Asahi estaba preocupado por el mayor, quizás sólo estaba cansando, posiblemente estaba triste y él no sabía que hacer para que se sintiera mejor. Fue en busca de Yoshi un par de veces, simplemente para que le dijera si todo estaba bien, o mínimo verlo, pero el mayor nunca abrió la puerta y su madre le había dicho que estaba durmiendo.
No quería molestarlo, pero algo le decía que no estaba bien.
- Sahi, Yoshi sigue durmiendo, lo siento- Habló la mujer, mirando con un poco de pena al menor, había ido tantas veces a buscar a su hijo que algo en su corazón dolía.
- Yo... ¿Puedo ir a buscar algo mío arriba? lo dejé en la habitación de Nori y no quiero despertarlo - La mujer asintió y dejó que el menor pasara.
Asahi subió las escaleras y abrió con cuidado la puerta de la habitación del mayor, realmente estaba durmiendo, pero aún así su corazón le decía que algo mal había y le preocupaba que Yoshi no le haya dicho nada, siquiera para intentar resolver eso juntos. El menor sentía una presión inexplicable en su pecho.