Louis se encontraba caminando a ciegas gracias a la venda que tenía envuelta en sus ojos atrás de la cabeza. Sonreía con temor, no quería caerse aunque Harry lo tenía agarrado de la cintura y le decía si había que subir o bajar alguna escalera. Sabía que el rizado no lo dejaría caer, y si lo hiciera, caería junto a él.
"Ya cálmate, hasta aquí siento el latir desesperado de tu corazón, Lou." Regañó Harry con ternura.
El castaño bufó.
"Sabes que me ponen muy nervioso las sorpresas."
"Sí pero no hay nada que temer, amor." Le prometió el rizado.
Cuando Harry le destapó los ojos, Louis pudo ver que se encontraban en un lugar que no conocía pero que era muy hermoso. Lleno de luces colgantes y fuentes de agua alrededor. Era una especie de pequeño parque como sacado de un cuento de hadas, tenía flores amarillas, rosas y blancas por todo el lugar y de lejos se podía escuchar una música suave. Louis dejó un beso en la mejilla de Harry y se dejó llevar hasta una mesa que se encontraba en el medio. Harry caminó hasta el otro lado del lugar y tomó dos copas y una botella de vino. Tomó asiento frente a Louis y sirvió con mucha concentración la bebida para los dos. El castaño quiso reír al ver a Harry con el labio inferior atrapado en sus dientes mirando la botella de vino.
"¿A qué se debe esta elegancia?" Preguntó.
Harry arrugó su nariz.
"Muy pocas veces salimos a cenar o a hacer algo que no sea estar en casa." Explicó Harry terminando de servir las bebidas. "Así que, quería invitarte a algo distinto hoy."
"Entiendo." Louis sonrió embobado.
"¿No te gusta?"
"¿Bromeas, Hazzie?"
Harry se encogió de hombros luego de sonreír muy grande al escuchar el apodo.
"Sé que mi compañía es suficiente." Bromeó con aire de suficiencia. "Pero quería tener el detalle contigo."
Louis rio bajito y rodó los ojos.
"Por supuesto." Respondió Louis
"¿Estás siendo sarcástico?" Preguntó fingiendo indignación
"¿Yo?" El castaño puso una mano en su pecho, haciéndose el que no entendía. "Nunca podría."
Harry entrecerró sus ojos con una sonrisa dibujandose en su rostro.
"¿Ya te dije que estás demasiado guapo hoy?"
"Harry..." Advirtió Louis sonrojándose.
"Es que no me canso de verte y saber que eres como un ángel."
"Oh, Harry. Por favor." El castaño tapó su rostro con ambas manos.
"¿Qué? Es la verdad." Harry se rio mostrando sus dientes.
Ambos chicos dialogaron mientras daban pequeños sorbos a su vino. Hablaban sobre el restaurante y lo bien que estaba yendo, también sobre el trabajo de Louis como maestro. Harry no dejaba de reír ante las anécdotas que Louis le comentaba sobre los niños en la escuela, incluso tuvo que toser varias veces gracias a que se ahogó con el vino en su garganta.
"Ya no seas dramático, amor." Dijo Harry.
Louis le sonrió y no dijo nada, sus ojos brillaban tal como Harry amaba que brillaran.
"Nunca dejes de decirme amor, Harry."
El rizado formó un puchero y asintió lentamente. Louis se inclinó sobre la mesa para besarle los labios. Harry no mencionó nada sobre aquel beso pero sí sonrió feliz.
"¿Quieres bailar?" Ofreció Harry
"¿Bailar? ¡Sí!" Aceptó emocionado el castaño.
Harry se levantó y le extendió su mano para que él también se levantara de su silla. Juntaron sus cuerpos, Louis apoyó su barbilla en el hombro izquierdo del rizado mientras este lo sostenía por la espalda baja. Comenzaron a moverse lentamente al ritmo de la música, Louis tarareaba la melodia haciendo que Harry se sintiera como un bebé al que pretenden dormir, aquella voz lo llevaba al cielo y le acariciaba cada parte de sí mismo volviendolo un manojo de nervios, pero esos nervios que te volcan el corazón de la felicidad. Porque Harry se sentía extasiado, nunca se había sentido de aquella manera, Louis era lo que faltaba para llenar aquel vacío que no sabía que tenía hasta que lo conoció. Louis lo hacía tan feliz, y él lo amaba tanto que podría morir de amor. El castaño no se quedaba atrás, el conocer a Harry le había mejorado la vida en todos los sentidos y aunque sabe que no fue de la mejor manera en un principio, no se arrepiente ni un segundo de haberse enamorado de aquel rizado con ojos verdes que tanto admira. Justo en ese momento, estando entre sus brazos y obteniendo todo el aroma delicioso que desprende Harry, Louis se sentía en casa.
"Por favor jamás te vayas." Pidió Louis en un susurro.
Harry hizo que su cabeza se alzara para ver al chico frente a él a los ojos.
"¿Por qué dices eso?"
"Es que no sé qué sería de mí si no te tengo así por el resto de mi vida." Respondió.
"¿Así cómo?"
"Abrazándome." Contestó el castaño.
El rizado le regaló una sonrisa y se inclinó para besar los labios de Louis, quien aceptó gustoso el beso. Terminaron de bailar luego de dos canciones más y volvieron a la silla sin despegar sus manos. Harry sirvió más vino para ambos y levantó su copa.
"Vamos a brindar."
"Está bien." Aceptó el castaño.
"Yo brindo porque el haber sido un completo idiota me llevó a enamorarme de ti." Dijo el rizado.
"Yo brindo porque donde sea que esté, si estoy a tu lado, me siento en casa."
"Quiero pedirte perdón por todo lo malo que te hice, por todo lo que nos hice." Habló con sinceridad Harry.
Louis apretó sus labio y asintió.
"Te perdono, Hazzie. Y también quiero pedirte perdón por que también actué como un idiota."
"Te amo." Susurró Harry.
"Yo te amo más."
Hicieron chocar sus copas y tomaron un sorbo de la bebida, dejando que pasara lento por su garganta.
"Te tengo un regalito." Dijo Harry con ternura.
Louis alzó las cejas.
"Hazz... yo no te tengo nada." Dijo triste.
"¿Acaso te pedí algo, Lou?"
"No, pero me trajiste algo." Dijo con pena.
"Eso no importa." Le restó importancia encogiéndose de hombros.
Louis hizo un puchero mientras miraba a Harry hurgar en su pantalón.
"Cierra los ojos." Dijo el rizado.
Louis frunció el ceño pero no reclamó y cerró sus ojos.
"Estira las manos, por favor." Pidió.
Obedeció, estiró sus manos con ellas abiertas. Sintió un objeto frío y metálico en sus palmas y frunció aún más el ceño.
"Abre los ojos." Louis los abrió y su mirada fue directo a sus manos. "¿Te quieres casar conmigo?"
La pregunta lo tomó por sorpresa, su corazón comenzó a latir de manera violenta y miró a Harry con los ojos muy abiertos mirando el obsequio que aún yacía en sus manos. El anillo de compromiso que tenía como collar, tocó su pecho y no tenía nada allí, miró confundido a Harry preguntándose cómo él se lo había raptado sin que se diera cuenta.
"Hazzie..."
"Me encantaría poder llamarte mi esposo, Lou."
"¡Sí! ¡sí! Obviamente sí, Harry." Dijo Louis con emoción.
Se levantó de su asiento y fue al de Harry, sentándose en sus piernas para darle una abrazo mientras le besaba la boca. Sentía tanto amor que parecía que pronto explotaría.
"Mi esposo." Susurró Harry cuando se separaron por aire.
Louis recordó el anillo entre sus manos y las volvió a abrir. Ambos chicos miraron el objeto y sonrieron. Harry lo tomó y se lo puso a Louis en el dedo anular. No se había dado cuenta cuánto había extrañado la sensación del objeto redondo abrazando su dedo hasta que lo volvió a sentir.
"Es precioso."
Louis asintió y besó una vez más los labios de Louis con ternura.
"¿Estás seguro que es el momento?" Preguntó Louis con curiosidad.
"Siempre ha sido el momento, sólo debíamos ajustar algunos puntos en nuestra vida." Contestó sonriendo.
"Tienes razón." Louis asintió con una sonrisa atontada.
"Hoy aceptaste ser mi esposo." Tomó sus manos, haciendo énfasis en el anillo. "Y quiero pasar el resto de mi vida contigo, y con Morgan."
Louis rio con nervios y felicidad.
"Oh, por Dios. Creo que voy a desmayarme."
Harry agarró al rizado de la cadera y lo apretó contra sí.
"Yo te tengo, amor."
"Gracias, Hazzie. Te amo."
"Te amo, mi amor." Besó su nariz.