Paralelas - Rubirena

By ph0toheaddd_

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Ellas están destinadas de forma lineal en una misma dirección, como las paralelas. Pero de la misma manera es... More

Prólogo
Capitulo uno.
Capitulo dos.
Capitulo tres.
Capitulo cuatro.
Capitulo cinco.
Capitulo seis.
Capitulo siete.
Capitulo ocho.
Capitulo nueve.
Capitulo diez.
Capitulo once.
Capitulo doce.
Capitulo trece.
Capitulo catorce.
Capitulo quince.
Capitulo dieciseis.
Capitulo diecisiete.
Capitulo dieciocho.
Capitulo diecinueve.
Capitulo veinte.
Capitulo veintiuno.
Capitulo veintidos.
Capitulo veintitres.
Capitulo veinticuatro.
Capitulo veinticinco.
Capitulo veintisiete.
Capitulo veintiocho, final.
Epílogo.

Capitulo veintiséis.

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By ph0toheaddd_

El año había terminado con el ritmo que quería, arrebataba los días a golpes logrando que estos volaran y se fueran tan rápido como un abrir y cerrar de ojos, Macarena no lo notaba, cada vez contaba con menos tiempo.

Todo era un caos, navidad había pasado y el año nuevo igual, de momento la calma estaba volviendo, pero hace algunos días atrás el apartamento de los Correa se encontraba plagado de gente. Cada año la familia decidía en que casa pasar las festividades, este año tocaba el pequeño apartamento de la familia, claramente no todos quedaron a dormir, pero en si la casa era un caos; Josefa contaba con primos y primas de su edad para compartir y jugar, Sergio hablaba y se ponía al día con asuntos familiares y Macarena se mantenía arrinconada en su celular ignorando todo, ya que para su mala suerte los pocos familiares de su edad eran completamente religiosos y no hacían algo más que hablar de todo aquello que realizaban en la iglesia.

Para la chica no era un suplicio, dentro de todo esta pasaba buenos ratos y se llevaba bien con su familia, pero hablando de preferencias, ella definitivamente no preferiría estar ahí.

Ella tan solo recordaba como su disperso grupo de amigos hace algunos meses, antes de todo lo que había sucedido, habían planeado el pasar las festividades en grupo, y ahora nadie estaba, tampoco tenía idea si Nico y Jacinta estaban juntos, ya nada era lo mismo. Por otro lado Rubí, con quien igual deseaba compartir momentos antes de acabar el año, había ido por las festividades a la costa del país, por lo cual era imposible que las chicas estuvieran juntas.

La rizada pese a ser mayor de edad, su padre le tenía estrictamente prohibido beber, por lo cual tampoco pudo encontrar métodos de distracción, lo único bueno del final de su año fue tener a su hermana menor con ella.

*****

-Vieja chica, ya van a ser las doce en unos minutos, anda para que estés con tus primos. -Habló alto la rizada para que su voz se hiciera notar ante la típica música fiestera, movía su mano intentando hacer mover a la menor.

-Pero quiero estar hasta las doce contigo po' -La chica replicaba el tono de voz, se aferraba a la mayor.

-¿Por qué?

-A ver, ¿quién es mi hermana favorita?

-Tu única hermana.

-Exacto, ¿me dejas esperar contigo?

-Bueno...

-Oye, ¿y por qué andas como con la carita larga Maca?

-No, no ando na' con cara larga Jose, no te pasí rollos.

-Yo nunca me paso rollos Maca. -Respondió sugerente la ojiverde.

-No se Jose, solo, esto no es lo que quería.

-¿Y qué es lo que querías?

-Probablemente estar con gente que de verdad me sienta cómoda.

-Auch. -La pequeña apretó con ironía su pecho.

-Tonta, tu no, solo que pensé que el fin de año lo pasaría con amigos, pero no po'

-O con la Rubí.

-Si, sobre todo con ella porque vive acá.

-¿Y por qué la quieres mucho?

-Si, porque la quiero mucho. -Enunció con un semblante alegre.

-A la mamá le hubiera gustado mucho la Rubí.

-Yo creo que si, es una amig...

-Maca. -Interrumpió Josefa -Yo no mencioné a la Rubí como una amiga.

-No empieces Josefa, que termino pasándome rollos con cosas que no son, ya hemos conversado esto varias veces.

-Te gusta, ¿no?

-No.

-¿Y si no te gusta por qué te pasas rollos?

-¿Enserio quieres terminar el año hablando de esto enana?

-Tal vez de ella se trate tu próximo año.

-No creo Jose, entiende que el próximo año yo no voy a estar acá.

-Pero existen las relaciones a distancia.

-Josefa, a ella no le gustan las mujeres.

-Yo no dije pololeo. -La sonrisa con malicia era notable en el rostro de la pequeña.

-Pero eso insinúas.

-Hermanita es que como no lo vez, la forma en que están para la otra, lo celosa que se ponía cuando sacaban en la conversa a la Jacinta, como vino por ti cuando paso lo del Tomi, como te apoya, como te busca, como te mira, como...

-Como lo haría una mejor amiga.

-Bueno Maca... -Rezongó la menor.

-¡Ya faltan treinta, vengan! -Gritó un hombre de barba llamando a toda la familia, cada vez quedaba menos para la medianoche.

-Vamos mejor enana. -Propuso la mayor y Josefa se encargó de seguirla.

*****

Enero 05, 2022.

-Sigo sin saber porqué trabajo tiempo extra para usted señorita. -Habló riendo el hombre.

-Porque mi mamá le paga extra y se encariñó conmigo. -Respondió segura Rubí correspondiendo la risa.

-Toda la razón, pero bueno, ese no es el punto. ¿Cómo estuvieron las fiestas Rubí?, no se te ocurra preguntarme a mi, ya tendremos tiempo para eso, pero aquí mi prioridad eres tú.

-Mmm... Supongo que normal, con mi mommy y la Esme fuimos pa' la playa y arrendamos una cabaña por navidad y año nuevo.

-¿Cómo te sentiste?

-Bien, es mi familia.

-¿No te hizo falta nada? -Cuestionó el hombre bajando levemente sus lentes.

La castaña subió la mirada al techo y en el mismo momento que lo hizo una risa salió de esta, los dos sabían de que hablaban.

-Me hubiera gustado darle su regalo en navidad, o abrazarla por año nuevo.

-¿Pudiste dárselo?

-Osea si pero...

-Cuéntame. -Interrumpió Gerardo.

-¿Qué te cuento?

-Como fue cuando la viste otra vez, solo quiero copuchentear un poco. -Sugirió, luego apretó el botón del lápiz retráctil y sujetó la libreta que se hallaba sobre la mesa que separaba a las dos personas.

                                      *****

Macarena se encontraba sentada casi a rastras sobre el sillón, los primeros días del año siempre solían descansar en el apartamento de los Correa. Sergio dormía y Josefa jugaba en la habitación, la rizada se encontraba prácticamente sola.

Bordeaban los treinta grados, la sensación térmica era mucho más alta, la rizada tan solo llevaba una polera larga y cero preocupaciones por delante, prometió a si misma organizarse desde el día cinco de enero, cuando volviera Rubí de sus vacaciones.

Las preocupaciones quisiera o no, querían invadirla, sus ojos se cristalizaban, comenzaba a pensar en aquel lugar que por nada del mundo quería visitar, debía de despedir a dos personas importantes, sobre todo a una, aún no había sido lo suficientemente fuerte como para pasar si quiera a saludar.

En su mente rebotaba de lado a lado, él...

El pecho de la chica comenzaba a subir y bajar tomando un ritmo más acelerado de a poco, todo culminó en un fuerte golpeteo en la puerta, la chica restregó su rostro intentando así quitar el rubor de todo su rostro, sabía igualmente que si contenía la respiración las lágrimas acumuladas se irían y no caerían. Lamentablemente Macarena no tenía mucho tiempo para lograr su disimulación, cada vez golpeaban más fuerte la puerta.

La rizada se levantó del sillón y camino a paso lento intentando buscar tiempo para relajarse, al estar cara a cara contra la puerta observo la perilla durante varios segundos ignorando los golpeteos. Cuando decidió por fin abrirla sus sentidos cayeron a los pocos segundos.

La castaña estaba por el lado contrario de la puerta, a penas Macarena abrió la puerta Rubí se abalanzó sobre ella, metió sus brazos bajo los de la rizada y tan fuerte fue el impulso que la menor estuvo cerca de caer.

-Sorpresa. -Pronunció Rubí sobre el oído de Macarena con voz aguda, todo esto debido a la emoción.

El abrazo se extendió por varios segundos, varios segundos en que la puerta estuvo abierta, bordearon el caer sobre el piso y las dos chicas no dejaron de sonreír.

-Feliz año Maca. -Enunció la castaña con semblante alegre quebrando el abrazo, esta se dirigió a la puerta con el fin de cerrarla.

-Feliz todo diría yo. -Respondió con un similar semblante la menor.

-Ya, igual no importa, ese fue el abrazo de reencuentro, ¿ahora vamos por el de año nuevo? -Habló jocosa extendiendo sus brazos, Macarena aceptó estos y se acercó a la chica.

-Pensé que ibas a llegar el cinco. -Espetó la rizada posando sus manos en los hombros de Rubí.

-Pero querías verme, ¿no?

-Siempre.

El silencioso bordeo nuevamente el ambiente entre las dos chicas, cada vez este se hacía más tenso, no incómodo, pero el no saber que hacer por miedo a arruinar el momento se apoderaba de las dos jóvenes. La castaña decidió cortar con aquella extraña sensación que sentían, levantó su brazo y interrumpió el agarre de Macarena, esto fue para mostrar una pequeña caja de color turquesa.

-¿Y eso? -Cuestionó la menor.

-Ábrelo. -Respondió dejándolo caer sobre las manos de la rizada -Es mi regalo de navidad. -Contó con una sonrisa.

-Bueno. -Espetó Macarena alargando aquella palabra con una sonrisa.

La chica destapó aquella caja, en ella se encontraba una pulsera de plata la cual contaba con un dije, una mariposa con destellos azules colgaba en la joya, la menor levantó la mirada y la llevo a Rubí.

-Se que, bueno tú... Tú sabes el significado de las mariposas, y yo quiero que lleves una porque allá en tu nueva. -La castaña hablaba entre tartamudeos gracias a la rapidez con la que intentaba expresarse -La universidad será algo nuevo allá, no puedo cuidarte y tal vez la mariposa si lo haga por mi.

Macarena sonrió y se esfumó al instante de los ojos de Rubí, a paso rápido esta se había dirigido a la habitación, la mayor tan solo se limitó a esperarla. Cuando esta regresó en sus manos llevaba una bolsa de regalo la cual era adornada por un moño, esta se la dió a Rubí quien no tardó en abrirla y vaciar su contenido, era un libro, "Aquella Orilla Nuestra", en algún punto Rubí se lo había mencionado a Macarena, todo esto en inicios de año, apenas cuando se estaban conociendo.

-¿Podemos tan solo no decir nada y abrazarnos? -Planteó la castaña.

-Ahora si, creo que es una buena idea. -Finalizó Macarena para lanzarse a los brazos de la castaña.

                                       *****

-Sin mentir Rubí, ustedes dos hacen una buena combinación, hay algunas cosas que no me cierran, pero quitando eso, hacen un muy buen complemento juntas y me alegra que tengas a alguien así.

-¿A que te refieres con que hay cosas que no te cierran?

-Detalles, solo detalles Rubí.

-Pero dime po', ¿qué detalles?

-Si te los digo los sabrás, por ende me darás una respuesta a esos detalles que tal vez no sea así, debo de cerrar esos detalles a base de tus actitudes y todo en general. -Recalcó el hombre acomodándose en el asiento.

-Ya, no insisto.

-Entonces... ¿Qué pasó ese día?

-¿Qué día?

-Cuando corriste en el show.

-Oh... Creo que solo me saturé.

-Debemos de encontrar otra forma de escapar cuando nos saturamos, Rubí. Escapar literalmente, no es la mejor opción y ya lo hemos conversando muchas veces.

-Si pero si no lo hacía lloraría frente a todos o terminaría con un ataque de ira por todo el estrés acumulado.

-Tienes la razón Rubí, pero podemos intentar retener, sabes hacerlo. Podríamos intercambiar y retener estos impulsos para dejar ir otros.

-No entiendo.

-No es necesario que lo entiendas, ¿al final no tuviste problema con Germán?

-Nop, todo quedó justificado y bien supongo.

Gerardo y Rubí agotaron más de una hora hablando, dentro de todo aquel hombre era la segunda persona con la que podía tener más sinceridad a la hora de hablar.

La castaña llegó a un punto donde comenzó a dejar ir todo lo que sentía respecto a que Macarena se fuera, dentro de todo esta se mantenía en un aterro constante, estaría sola y ya no contaba con aquel personalidad que podía cautivar a cualquiera dando paso así a conocerse, ahora todo era difícil.

Después de salir de la consulta de el hombre, la castaña se dirigió al edificio, no tenía dónde más ir por ende era su único destino. Tras salir la chica había quedado un tanto afectada, el pensamiento de que perdería a Macarena no la dejaba tranquila.

Bajó al subterráneo del edificio para estacionar el auto, al hacerlo, cerca de ella pudo reconocer a aquel chico de cabello rizado, se encontraba Miguel posado sobre el jeep que su hermano solía manejar.

-Señorita Cardenas, tanto tiempo que no la veía pasear por estos lugares. -Habló el chico acercándose al auto rojo en el que se encontraba la castaña.

-Hola Miguel. -Respondió la castaña fijando su mirada en el manubrio, esta aún no había bajado y tras no hablar durante meses con aquel chico le era incómodo verlo nuevamente.

-¿Cómo estás?, de verdad que hace tiempo no te veía, si no fuera por la Esmeralda yo juraría que te fuiste del edificio.

-Bien Miguel... -La chica hablaba sin levantar aún la mirada.

-Ya po', ¿qué te da vergüenza?, mírame, ¿o me teni mala? -Comentó con un semblante irónico el joven, sus palabras solamente fueron ignoradas -Oye Rubí, ¿me vas a hablar si quiera? -El chico metió la mano por la ventana abierta buscando el rostro de la chica, lo levantó haciendo que sus miradas chocaran.

Los ojos de Rubí llevaban una capa de cristal, a pesar de todo lo que había sucedido entre los dos jóvenes Miguel sabía que significaba aquello. El chico con rapidez intentando no ser imprudente abrió la puerta del piloto donde se encontraba la castaña, ignorando el que calzaba shorts se lanzó de rodillas al cemento y clavó los ojos en la menor.

-Yo... Eh, perdóname la imprudencia, ¿Rubí estas bien? -El rizado posó sus manos en las mejillas de la chica -Lo nuestro pasó y pese a todo acá tienes a alguien, igual como que he madurado un poco y se que no has estado en tu mejor momento y puede...

Miguel fue interrumpido, la castaña rompió en llanto y se lanzó a los brazos del mayor, estos cayeron en conjunto al suelo. No solía llorar con Gerardo, ella no quería mostrarse más vulnerable y aplacaba sus instintos, le era inevitable reventar después de las sesiones.

-En volá si te ha costado comer, la Coté cocina rico y te podemos invitar a comer. -Hablaba el ruliento con intenciones de calmar a la menor.

-Miguel no es eso. -Respondió entre tartamudeos la chica.

-¿Qué es Rubí?, ¿qué puedo hacer pa' calmarte un poquito? -Preguntaba sobando los largos cabellos de la contraria.

-La Maca se va. -Comentó agravando su llanto hasta el punto de jadear entre los sollozos.

-Ay Rubí, pucha yo... ¿Volvieron a ser amigas?

La chica asintió restregando su diestra mano en el rostro para así deshacerse de sus propias lágrimas.

-Pero mira, tienes auto y si se cambia de ciudad puedes irla a ver de vez en cuando, y si no tienes plata pues está el pololo de tu hermana po' y le pedí una paletia.

-Miguel, se va de el país. -Alzó la voz.

-Oh... -Un resoplido salió del joven, no encontró otra forma de apaciguar la situación que abrazando a la chica y quedando en silencio. Pasado algunos minutos en los que el chico creyó que la calma entraba al ambiente decidió hablar -Si quieres te puedo acompañar a su depto para que estí con ella.

-No puedo Miguel.

-¿Por qué?

-Solo no puedo.

-Esta bien, pero aprovecha estar con ella, es tu mejor amiga y...

-No es mi mejor amiga. -Interrumpió la castaña.

-¿Cómo?, Rubí creo que no te estoy entendiendo.

-Creo que yo tampoco. -Afirmó para así dejar los brazos de Miguel -Perdón.

-Esta bien, solo que para la otra no me tires al suelo. -Habló creando una pequeña sonrisa.

-Lo intentaré.

-¿Quieres que te acompañe a tu departamento al menos?

Aquella propuesta fue aceptada por la castaña. Se encargó de dejar cerrado su auto y Miguel le hizo compañía en el camino, ya no era igual que antes, la chica tenía temor de cruzárselo, pero a la vez ni si quiera sabía de dónde o porqué existía aquel sentimiento. El chico conservaba su misma chispa, la misma que en un punto atrapó a Rubí, aquello le sentaba bien a la chica.

Mientras subían el ascensor el rizado dejó en claro que Rubí podía contar con él, el joven fue consiente de muchos problemas que la castaña manejaba y aún recordaba ello con claridad. Dejó invitada a la chica a salir a comer, igualmente la dejó invitada a salir a tan solo hablar, se agregaron nuevamente en WhatsApp, el chico había cambiado su número y como nunca habían hablado, habría sido un acto innecesario darle su nuevo número.

-Bueno, yo ya me voy yendo, ahora si tengo ocupaciones, y no son solo tomar cerveza posiaca' -Contó riendo.

-Si, te creo, andas más adultado.

-¿Esa es una palabra Rubí? -Cuestionó arqueando una ceja el chico.

-En mi mundo tal vez.

-En el mío no, así que yo ya me voy. -Finalizó para besar el costado del rostro de la menor y presionar el botón del ascensor el cual no tardó en abrirse, este se subió y mientras se cerraban las puertas habló nuevamente -Me tienes para lo que sea, escríbeme.

A penas se cerraron por completo las puertas el rizado marcó el piso cinco, el pertenecía al tres, pero Macarena estaba en el cinco.

Cuando se abrieron las puertas el joven bajó con rapidez buscando el departamento perteneciente a la rizada, este golpeo repetidas veces la puerta sin éxito, hasta que fueron abiertas por aquel canoso hombre.

-¿Don Miguel? -Preguntó con extrañeza el mayor.

-Hola Don Sergio, ¿cómo está?

-Bien, pero usted sabe que no debe de venir a mi departamento a andar pagando los gastos comunes, es solo cuando abro los periodos y aviso que estoy recibiendo pagos, estoy en mi día de descanso y no tengo acá el...

-No, con respeto Don Sergio pero yo vengo a echar una palabrita con su hija, con la Maca. -Aclaró el menor cortándole el habla al hombre.

-¿Usted a hablar con mi hija?

-Si, ¿está?

-Si. -Respondió para luego acomodar sus lentes y peinar hacía atrás su cabello -Ahora voy a buscarla.

El hombre dejó esperando a Miguel posado en la puerta por algunos minutos, al rato se asomó la chica de rizos, lo único que pudo hacer fue cambiar su semblante a uno confundido al ver al chico.

-¿Miguel?, ¿que hací acá? -Preguntó confundida.

-Yo quería conversar una cosita contigo po' Maca.

-¿Cómo?, ¿Acá?

-Si quieres podemos ir a mi depto, o acá, o como quieras, si no es tan largo creo.

-Pasa, total mi papá y la Jose están en sus piezas. -La chica permitió que el chico entrara, luego de ello cerro la puerta e indicó a este que se sentara.

-Hace tiempo que no venía para acá, me acuerdo cuando en la básica casi me chantaste un combo porque no me calmaba para hacer el trabajo. -Recordó Miguel entre risas mientras se sentaba.

-Es que eras harto inquieto, hasta ahora.

-Ya, pero na' que ver eso, yo te venía a echar una palabrita sobre la Rubí.

-¿De la Rubí?

-Si, de la Rubí, pero tú después de que yo salga de acá tienes que hacer como que jamás esto pasó, porque igual no se si sea tan correcto venirte a hablar de esto.

-Ya...

-Es que mira Maca, yo estaba estacionando el auto del Juli, porque estoy aprendiendo a manejar, si yo ya estoy como así más madurito.

-¿Tú?, ¿maduro?

-Ya pesa, si ahora como que me acuerdo porque dejé de juntarme contigo. -El tono irónico era presente en su voz, la sonrisa lo delataba.

-Miguel sigue que me dejaste con toda la intriga.

-Ya, ya, ya... Es que me encontré a la Rubí mientras estacionaba el auto y ella estaba como media decaída, desde hace meses no la veía, y cuando le levanté la carita estaba llorando, y se me tiró encima y la abracé.

-¿La Rubí? -El semblante serio en el rostro de Macarena se encontraba predominando.

-Si, estaba así como que ya no podía más, cuando pololie con ella yo se que tenía problemas de la guatita, tipo pa' comer, igual como que sus ansiedades y otras cosas. -Mientras Miguel hablaba, la rizada asentía, estaba al tanto de todo lo que mencionaba -Yo intente decirle sobre eso, tipo calmarla por ese lado pero me dijo que tenía pena por ti.

-¿Por mi? -La sorpresa en la chica se notaba.

-Si, me dijo que te ibai. -Reafirmó Miguel.

-Ay... -La rizada llevó sus manos a la frente y con brusquedad restregó los dedos por su piel, seguido de esto dejó algunos balbuceos que fueron casi inaudibles e imposibles de entender.

-Ya po' Maca, yo por eso venía a decirte que no la dejís, o sea si te tení que ir ándate, pero no le  dejes de hablar, y ahora anda a verla o búscala, porque ni por mi lloro así. -Agregó riendo -Y se nota que te quiere harto, y aunque nadie me lo crea, yo no he hablado con la Rubí pero la quiero caleta aún, fue como a la primera persona que quise y me dió como cosita llevarla así, igual me dijo que no podía verte y no caché porqué, ¿tú papá le tiene prohibido venir o qué onda?

-¿Te dijo eso?

-Si, igual que no eraí su mejor amiga, pero al inicio me dijo que si y entonces como medio me confundí, pero ella me dijo que igual estaba confundida entonces yo creó como que tuvo un problema acá. -Apuntó su cabeza -De tanto llorar la pobre. -El joven pausó por algunos segundos y luego tomó aire -No se si haya sido correcto contarte todo esto, pero como que lo encontré necesario, para que las dos aprovechen sus últimos días juntas o algo así, igual, tu polola no se pone celosa si estás con la Rubí, ¿cierto?

-No tengo polola Migue.

-¿Y la Javierita esa?, ¿tus amigos?

Macarena sonrió, dejó aquella sonrisa vacía que solía dar cuando algo no estaba bien, el chico comprendió el gesto y suspiró.

-Pucha, perdón.

-No, está bien.

-Ya Maquita, era eso no ma', quería decirte eso y pedirte que la jodas harto durante estos días.

-Si, igual siempre lo hago. -Confesó riendo.

-Oye, ¿puedo decirte algo?

-¿Si?

-¿Te acuerdas que una vez yo me enojé brigido contigo?

-Y ni si quiera caché porqué fue.

-Es que, te tenía como un poquito de celos.

-¿A mi?, Miguel, el gran Miguel, el bacán del tercero medio, ¿tenerle celos a la Maca?

-Es que la Rubí te pescaba más a ti que a mi, llegué a pensar que le gustabai y me enojé más que la chucha.

-Ya. -Habló alargando la palabra mientras reía -Para que tanto si la Rubí ni es lesbiana, cuéntate otra.

-Tz... Tu erís la lesbiana y no sabes que existe la bisexualidad, atroz. ¿Te enseño qué es o cómo?

-Pesado. -La rizada golpeó levemente el hombro del chico -No me acordaba que a veces eras simpático.

-Soy el medio personaje, por algo te juntabas conmigo en la media po', desordenado y todo pero nos mandábamos los medios trabajos.

-Era porque vivíamos en el mismo edificio y era fácil que nos juntáramos, igual yo hacía los trabajos sola.

-Shhh... Mejor me voy yendo, hazme caso en lo que te dije, y cuando salga de acá todo esto no sucedió.

-¿Entonces te sigo odiando?

Miguel sonrió y Macarena igual lo hizo, los dos jóvenes se despidieron de un abrazo y tomaron caminos diferentes.

La rizada se dirigió nuevamente a donde se encontraba antes de ser interrumpida, abrió la puerta de la habitación y Josefa estaba esperando de rodillas sobre la cama.

-¿Me vas a contar?, ¡Escuché casi todo! -Habló con emoción la ojiverde -¿Tú sabes lo que significa que la Rubí estuviera llorando solamente por ti? Esto es...

-A ver niñita. -Habló firme la mayor -Josefa yo no se de dónde sacaste eso de escuchar conversaciones ajenas, soy tu hermana y te tengo demasiada confianza pero hay límites.

-Pero...

-¿Pero qué Josefa?

La menor hizo un puchero, y la mayor rodeó los ojos, a los pocos segundos las dos hermanas terminaron unificándose en una risa.

-El Miguel me dijo que buscara a la Rubí.

-Si po', si lo escuché.

-Copuchenta chica. -Renegó con la cabeza.

-Maca.

-¿Qué?

-¿Qué se supone que estás esperando?, anda a buscarla, pasa tiempo con ella.

-Pero ahora tengo que hacer la once, si no el papá...

-Cállate. -Josefa estiró sus manos y movió con rapidez sus dedos -Para algo tengo manos, y tú para algo tienes a una hermanita que te ama mucho.

Macarena casi al instante sonrió, esta se inclinó y dejó un beso en la frente de la menor, tomó el celular que se encontraba sobre su cama y salió de la habitación.

-.

Hola a todos, la inactividad me ha estado matando y muchas cosas que he tenido que hacer durante este último tiempo igual.

¿Cómo han pasado las fiestas?

Tan solo espero les guste el capítulo, les quiero mucho💗

(26/28)?????

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