𝑴𝒆𝒍𝒕 | 𝘠𝘰𝘶𝘯𝘨!�...

By pastel_thoughts_

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1987, Steve Rogers aprovecha una oportunidad para salir adelante sin saber que al entrar en aquella universid... More

Aclaraciones
I.
II.
II.V
III.
IV
IV.V
V
VI.
VI.V
VII.
VIII.V
IX
X
X.V
XI
XII
XII.V
XII.
XIV.
XIV.V
XV
XVI
XVII
XVIII
XIX
XX

VIII.

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By pastel_thoughts_

『ℍ𝕠𝕟𝕖𝕪 𝕎𝕙𝕚𝕤𝕜𝕖𝕪. ℙ𝕒𝕣𝕥𝕖 𝟚』

—Somos los raros, ¿no es así? Somos los fenómenos — Hope miró al resto de los chicos mientras la música estaba a un nivel tan alto que tenía que gritar.

— ¿Por qué lo dices? — Rhodey la miró extrañado mientras extendía su mano al techo—. Si lo dices porque estamos en este sillón drogándonos en silencio no creo que lo seamos, todos lo están haciendo.

—No es por eso. Míranos, los que más personas conocemos somos Tony y yo, y él es un genio dos años menor bastante pedante mientras yo soy una narcisista e hija de un profesor — Hope explicó mientras hacía gestos algo exagerados.

— ¿Y los demás? No podemos estar tan mal — Bruce la miró con los ojos abiertos, esperando algo de consideración.

—Cielo, tú no eres el más normal y popular de aquí — Hope lo alcanzó para poner su mano sobre su rodilla quedando acostada sobre la pierna de Natasha, y una vez que estuvo allí, perdió sus ganas de levantarse.

— ¿Y qué si somos los raros? De todas formas, no importa, nadie es normal — Tony estaba ahora sobre el suelo con su espalda tocando el frío concreto polvoriento —. Sinceramente, yo no debo ser como ellos y ellos tampoco deben querer ser como nosotros —. Dijo refiriéndose al resto de personas que bailaban con poca coordinación. Para Tony era como si fueran palillos con pedazos de carne cocidos moviéndose de un lado al otro sin control, o tal vez antenas de automóviles balanceándose en el viento.

— ¿Por qué nosotros no bailamos? — Steve había notado que ninguno de sus amigos se paraba a bailar, sólo tarareaban la canción si la conocían o seguían el ritmo con sus dedos o pies si era lo suficiente pegajoso. El jamás había sido un buen bailarín, y tampoco es que le pusiera mucho esfuerzo o lo hubiera intentado más de una vez. Siempre dejaba a Peggy esperando sentada junto a él en cualquier fiesta, bar al que se colaban o en el club al que la familia de su novia pertenecía y ellos, incluyendo algunas veces a Bucky, iban dos veces por semana. La chica era invitada por muchos chicos, quienes reconocían su belleza y esperaban una oportunidad, pero siempre terminaban siendo rechazados porque seguía esperando a que el rubio se atreviera, cosa que en cinco años de noviazgo no había ocurrido. Bucky era un caso totalmente diferente, sus conquistas siempre iban de lo mismo, él invitaba un trago y después de que la chica lo bebiera, las invitaba a bailar, si todo salía según el plan, esa noche dormía con ellas y jamás las volvía a ver; de alguna forma eso era bueno, pues nadie quería encontrarse a una chica despechada o enojada con James, ya que eso siempre terminaba muy mal ya que su amigo podía llegar a ser un dolor en el culo cuando se lo proponía.

El rubio se dio cuenta de que era la primera vez en mucho tiempo que pensaba detenidamente en su chica y su amigo, pues había tenido la mente y el cuerpo bastante ocupados entrenando y en sus ratos libres sólo quería relajarse de alguna forma. Hace cinco años el Steve remanente, como solía llamarlo a su antiguo yo, le hubiera gritado por haber dejado de pensar en Peggy por sólo un segundo, ese chico sólo respiraba por y para ella incluso si la chica no lo quería así. Rogers culpaba a su falta de autoestima por eso, y que ella fue la única que lo miró con ojos de amor aún en su peor momento. Ahora era diferente, había recibido bastantes ofertas de una noche y declaraciones con sentimientos honestos para darse cuenta de que Margaret no era la única mujer en el mundo y este no giraba alrededor de ella, pero aun así rechazo todas y cada una de las propuestas y juraba mantenerse fiel sin saber muy bien a qué. El amor adolescente ya no le era suficiente, había madurado y avanzado a un punto donde quería un compromiso serio y a largo plazo, pero sabía que Carter lo rechazaría sin pensarlo dos veces porque eran demasiado jóvenes, y ese era el problema. Habían comenzado muy jóvenes y el tiempo comenzaba a pesar, pues ya no sentía la chispa de los primeros meses, incluso del primer año. Esa corriente que sentía cuando la besaba había ido apagándose y no se habían esforzado en revivirla, pues ninguno quería sonar mal ante el otro al admitir que no estaban funcionando. Aunque se sintiera como rutina, Steve amaba a Peggy, o eso creía que se sentía el amor, pero esperaba que no fuera así, porque estaría muy decepcionado.

—No tengo coordinación y no estoy dispuesto a verme ridículo hoy — dijo Bruce recibiendo una mirada burlona por parte de Hope, antes de que le balbuceara que ya se veía ridículo de una forma tan dulce que no parecía una ofensa.

—Deberíamos bailar. Todos están tan drogados que no notarán nuestra perfecta coordinación y ni siquiera lo recordarán mañana — replicó Nat, quien sostenía el cigarrillo que compartía con Bruce en la mano. Y como si sus deseos fueran órdenes, Bruce se levantó esperando que lo siguiera.

Banner se sentía obligado a eso, como si quisiera compensar la falta de amor con obediencia. Steve había escuchado a las chicas charlar sobre eso muchas veces. Hope diciendo que ni siquiera la habían besado por cuenta propia desde que Natasha se había declarado para que luego Pepper lo defendiera alegando que tal vez él no era una persona muy cariñosa o le daba pena, pero hasta la misma Pepper sabía que ella no era una buena referencia en cuanto a una relación estable y sana. Normalmente se quedaban calladas después de repetir los mismos argumentos más de tres veces y no llegar a ningún lado. Ese no era su único tema de conversación, pero jamás encaraban el de la relación de la pelinaranja y su abusivo novio. Para Steve, Virginia era como cualquier otra persona que no escuchaba sus propios consejos y seguía en sus problemas intentando aconsejar a los demás para que tuvieran la felicidad que ella no tenía, y le daba tristeza no poder ayudarla.

Hope, quien se quedó con el cigarrillo se lo pasó a Tony, que había guardado un pequeño recipiente de vidrio sin que nadie más que Steve se diera cuenta, le dio una calada y se lo regresó a su amiga. Se habían relajado mientras el efecto estaba dando resultados sumado al cuadro que cada quien había colocado en su boca. El castaño miró a sus lados, la gente que se movía en la oscuridad dejaba imágenes residuales y el sonido de la música sonando tan lejano al tiempo que él comenzaba a encontrarle formas en las sombras de la gente en el techo. Era como si todo tuviera el mismo ritmo y un tono azul por la oscuridad de la noche. Se relajó pensando en cosas menos importantes ignorando el verdadero motivo por el que estaba allí.

—Todo es de tu color, Steve — le dijo el chico quitando las botellas vacías de cerveza de en medio y él no supo que se refería. Dejando su séptima botella de cerveza junto a las otras se acercó a él para que lo repitiera —. Todo es azul, como tú —. Señaló al techo y Steve supuso que eran las palabras de alguien drogado y no tenían mucha importancia, pero no quiso desairarlo.

—Sigo sin entender — insistió y Tony giró sus ojos y se sentó para poder susurrarle en el oído.

—Tú eres azul, Steve, un azul muy intenso, pero no triste — la conciencia del rubio le permitió a su subconsciente recordarle lo que eso significaba. Ahora analizaba las palabras que había dicho esa noche, y entendía porque Tony era rojo disfrazado de púrpura, en realidad si ocultaba su verdadero yo y no era tan auténtico como lo creía. Tal vez aquellas conversaciones a medida noche no eran más que mentiras ocultas, pero para qué mentir si no había nada que el castaño necesitara o fuera de interés en Steve para él, o eso creía el rubio. Se comenzó a sentir de cierta forma usado y ofendido intentando pensar que en realidad no era así, que tal vez Tony quería algo de él en secreto. Se sentía gris, absorbido.

—Tú haces que me vuelva gris — ahora parecía que estaban hablando el mismo idioma. El futbolista comenzaba a cuestionarse si le estaba tomando cariño a la bebida mientras ésta nublaba su juicio lentamente haciéndole creer que hablaba coherente, pero se calmó al recordar que todos habían bebido probablemente más que él y parecían estar bien.

—Nadie puede hacer que te vuelvas gris, dulce niño — volvió a susurrar y esta vez pego sus labios a la oreja del chico —. Nadie puede apagarte o sofocante, aunque lo intenten mil y una veces, eres bastante resistente y sobrevivirás —. Añadió luego de suspirar en su oído y provocarte un escalofrío.

— ¿Y qué si quiero que alguien me sofoque? — preguntó el rubio luego de girar la cara para decirlo en la oreja de Stark. La gente de alrededor y sus palabras se mezclaban y transmitían el mensaje con interferencia

— ¿Qué rayos chismean, ustedes dos? — Rhodey preguntó mientras Hope se recostaba en el sillón y sostenía el cigarrillo en lo alto, intentando no quemar a nadie.

—Hablamos de que Bruce y Natasha han durado más tiempo bailando del que me esperaba. Creí que para ahora alguno ya estaría en el suelo — el castaño contestó como si hubiera estado pensando en esa excusa todo el tiempo. Rogers no lo sabía, pero la mente de Tony intentaba prever cada posible escenario como consecuencia a ese tipo de situaciones, pensando en cómo debía reaccionar si era atrapado.

—Es cierto, pero no deberíamos hablarlo en voz alta, podríamos echárselos a perder — la castaña los miró y sonrió porque era de las pocas muestras de cariño que había visto venir del ojiverde, y quería que su amiga aprovechara todo lo que pudiera de ella.

—Tengo que ir al baño — Steve cambió de tema poniéndose de pie apoyándose del sillón —. ¿Dónde está el baño? —. En serio había perdido su sentido de la orientación en ese momento y no quería perderse en un lugar desconocido estando intoxicado.

—Yo te llevo — Tony se levantó y metió sus manos a los bolsillos de su chaqueta mientras los chicos se perdían en su mundo, estaba confiado de que no notarían su ausencia en minutos.

Los pasillos estaban llenos de grafitis sin sentido a los cuales no se les podía entender casi nada, pero era casi seguro que eran nombres. Steve era bueno pintando con aerosol, él había decorado la fachada de la tienda a cambio de un pago extra y había resultado muy bien. Intentaba explotar su talento artístico cuando podía si era conveniente, si no, lo guardaba junto con sus materiales debajo de su cama en su casa, dentro de un baúl como como si fuera una gran secreto, listo para sacar todo cuando fuera necesario. El estuche de colores que tenía era un regalo de cumpleaños de Peggy, el mismo año que él la invitó a cenar en su el lugar más caro que podía pagar para su aniversario. Era increíble cómo pudo pasar de sentirse incómodo porque su saco le apretaba las axilas en un restaurante que olía a rosas mientras esperaba un platillo absurdamente caro a estar en un edificio abandonado que no tenía un olor agradable caminando para encontrar un lugar apto para orinar porque había bebido mucha cerveza. La vida podía dar giros inesperados; como que justo cuando estaba por entrar al baño una chica entró corriendo y cerró la puerta tras ella. Steve bajó las cejas y parpadeó varias veces.

— ¿Eso no es mala suerte? — preguntó mientras terminaba de llegar a la puerta.

—Depende de que tanta urgencia tengas — contestó Tony. La luz que iluminaba el pasillo venía del baño y al estar cerrado volvían a estar a oscuras y a solas.

Steve se sentó junto a la puerta dispuesto a esperar y tener paciencia —. Creo que podré aguantar —. Palmeó el suelo a su lado, pero Tony no pudo ver aquel gesto —. Siéntate.

—Eso haré — de un segundo al otro estaban hombro con hombro al tiempo la fiesta se escuchaba diferente de ese ángulo. Tony estiró las piernas.

— ¿Qué se siente? — el contrario giró la cabeza e intentó distinguirlo sin ningún resultado —. ¿Cómo se siente estar drogado?

—Necesitarías estarlo para saberlo, pero creo que nunca lo harás — Steve contestó en negativo —. Entonces intentaré ser lo más claro posible. Cuando fumas marihuana te relajas totalmente dependiendo de cuál fumes, pero la relajante es mi favorita, el LSD hace todo más interesante y brillante. De repente parece que tienes tiempo para pensar en cosas menos importantes y ningún problema —. Movió sus manos en la oscuridad, aunque sabía que el otro no podía verlo.

— ¿Se siente diferente a otras drogas? — Steve tenía bastante curiosidad y quería información.

—Claro que sí — Tony sonó casi ofendido —. Con la heroína sientes que estás presente en tu cuerpo y que al mismo tiempo que eres un espectador de tu vida, como si estuvieras viendo una película donde tú eres el protagonista —. Steve se mantuvo asintiendo en un constante ritmo —. Y con la cocaína te sientes en un tornado de éxtasis y nada importa en serio, hasta que comienza a dolerte la nariz o darte comezón. Son tan diferentes a la vida normal que te encantan y por eso son peligrosas.

— ¿Y cómo no eres otro adicto más? — tal vez se le estaba yendo la mano con las preguntas, pero su curiosidad había evolucionado a morbo.

—Porque soy precavido, dulce niño, no me la vivo drogado. Tengo reglas que sigo al pie de la letra — respondió como si fuera lo más obvio y fuera verdad.

—Creo que yo no podría. No sería un buen adicto, o tal vez sería uno muy bueno, si me entiendes — Steve recargó su coronilla en la pared mirando a la penumbra.

—Todos somos adictos a algo incluso sin que nos demos cuenta, ya te lo había dicho — pegó más su hombro al del rubio. Tenían más oportunidad de hablar allí, el ruido de todo disminuía bastante

—No he encontrado nada sin lo que no podría vivir — el rubio puso sus manos a los lados sintiendo levemente la pierna de Tony en el dorso de su mano derecha. La tela de su pantalón le provocaba un liguero cosquilleo

—Tarde que temprano llegará o no has notado que no puedes vivir sin algo porque lo has tenido asegurado— el castaño meció su pierna a lapsos tardíos cerrando los ojos disfrutando del momento.

— ¿Las drogas rojas son buenas? — giró su cabeza y respiró hondo como si hubiera terminado una larga caminata. Esperaba que el contrario lo entendiera, porque ni siquiera sabía que estaba tratando de decir, solo sabía que tenía un deseo suprimido.

—Prefiero las azules — el más joven sonrió de lado y detuvo el movimiento de su pierna mientras sentía que el dedo índice de Steve tocaba su muslo. Tal vez el haber sido tan cercanos por más de un mes les había permitido comunicarse de formas no literales.

— ¿En serio? — musito cuando la canción término y comenzó otra con un ritmo más rápido a la que realmente no estaba prestando atención.

— Estaría encantado de hundirme en lo azul — el castaño dejó su boca abierta como si le faltara algo más que decir, pero no se le ocurría qué. Cualquier otra cosa habría sonado de más, solo lo habría arruinado.

—Sería mejor si el rojo me sofocara — contesto con voz suave, mirando a través de la oscuridad lo que distinguía como los labios de Stark, separados y casi llamándolo.

Desde aquella obra había estado deseando tener más contacto con el chico, poder estar más cerca, tomar su mano de nuevo. Había sentido como el otro se ponía a su alcance, listo para que él hiciera cualquier movimiento del que sólo hacia el amago y se arrepentía. De nuevo sentía esa tensión, ese liguero temblor en sus manos que lo impulsaba a moverlas, el anhelo que no lo dejaba estar quieto. Las sombras lo cubrían y le daban la misma comodidad que el teatro, y la falta de sobriedad desechaba todos sus arrepentimientos y la posibilidad de ser atacado por ellos de nuevo, Las personas que tenían acceso a los controles le subieron a la música haciéndola ensordecedora. Algunos estaba demasiados perdidos en ellos mismos como para ver con claridad lo que tenían enfrente mientras otros intentaban seguir en pie, mucho menos alguien se preocuparía por lo que pasaba en el pasillo junto al baño. La mente de Steve apagó todas sus alarmas sin importarle si podría hacer algo de lo se deploraría en la mañana. Su mano subió por el muslo de Tony en tanto esté seguía con la boca abierta. El castaño lo tomó por la nuca y lo acercó lentamente mientras el otro ponía las manos en su cintura. El futbolista lo jaló para que quedara encima de sus piernas, Tony cruzó su pierna para poder sentarse sobre él. Su respiración se volvió más pesada cuanto más se acercaban y sentían una excitación extraña que les recorría la columna y les erizaba la piel. Rogers susurró algo inentendible antes de que sus manos subieran a la espalda de Tony. Se volvieron sordos al resto del mundo e intentaban sentir en la oscuridad lo que no podían ver. Sus caras se acercaron y el rubio pasó sus labios rozando lentamente la frente, la nariz y la mandíbula de su compañero hasta llegar a su cuello. El castaño movía sus manos sobre los brazos del rubio, de pronto algo en su interior comenzó a palpitar y no pudo resistir. En un movimiento de impulso tomó los mechones cafés ajenos entre sus dedos para poder besarle, el castaño metió su lengua y volvió todo más apasionado mientras el contrario lo aprisionaba para sentirlo cerca. La espalda de Steve resbaló haciendo que ambos terminarán parcialmente en el suelo. Sus labios no se separaron y el futbolista no tenía ganas de parar aún en la incómoda posición en la que estaba, teniendo su cuello aguantando su peso. El pelo del contrario era suave, y lo tomaba para atraerlo. El más joven se alejó un par de veces, retándolo, y el rubio estaba dispuesto a perseguirlo. La chica del baño salió tambaleándose provocando que ellos se detuvieron en seco. Ella pasó de largo como si no existieran mientras ambos se quedaron paralizados por ese segundo.

— ¿Aún quieres ir al baño? — preguntó el castaño en su oído antes de erguir su espalda.

Steve no tenía suficiente sentido como para responderle, por lo que lo tomó de los brazos y se levantó recargándose en la pared, pues aquello había sido más difícil de lo que esperaba. Las manos de Tony se abrazaron a su cuello. Cerró la puerta del baño con la espalda del contrario dando un golpe sordo una vez que estaban dentro, sin darse cuenta cuándo o cómo llegó. Las manos del castaño bajaron hasta su abdomen y se comenzaron a subir su playera. Rogers se sentía tan bien, atrapado en un tornado intentando tomar aire y su conciencia se perdía siguiendo un ritmo exuberante que no quería perder. Se sentía en el punto más alto, como si cada poro de su cuerpo hubiera despertado y pidiera más de lo que estaba haciendo. Era prohibido y estaba mal, pero eso era lo que lo hacía tan placentero.

— ¿Qué haremos si alguien se entera? — preguntó el futbolista besándole el cuello, dejando que su conciencia retomara el control por un instante.

—Es un secreto. Es nuestro secreto — Tony le mordió el lóbulo de la oreja después de decir eso.

Las estrellas que se podían ver por la ventana rota daban la luz perfecta para poderse ver a la cara y la oscuridad necesaria para sentirse extraviados y dejar la pena atrás. La música les seguía el ritmo mientras las manos de Tony se aferraban al cuerpo del contrario para no caer y sus vientres se tocaban ligeramente, teniendo al contrario en medio de las sus piernas. La boca de Steve se secó y sus deseos tomaron más control del que deberían, pues no le importaba lo que sucediera detrás de esa puerta aún si fuera el fin del mundo mientras el pudiera hacer que esa situación durará más tiempo. Tony suspiró cuando ambos se separaron y Steve miró su cara. Realmente era apuesto

— ¿Quieres ir más lejos? — la voz del castaño sonó sugestiva y llena de malicia.

Rogers habría querido poder responder a aquello, pero a penas y pudo asentir mientras miraba fijamente a Stark. Cualquier resto de culpabilidad por ser infiel o un marica lo abandonaba entre más veía la cara del castaño tras la niebla de la borrachera.

Steve estaba listo para olvidar lo que tuviera que olvidar, tocar lo que quisiera tocar y hacer lo que le complacerá aún si se arrepentía, porque a espalda de las luces de las estrellas él era lo que había ocultado la mayor parte de su vida junto con su baúl verde debajo de la cama. En esa luz podría ser más auténtico que nunca y tal vez ni siquiera se lo reprocharía luego, tal vez sería algo de lo que podría sentirse satisfecho aún si no lo gritaba a los cuatro vientos. El viento entraba por la ventana y llevaba el olor a humo de Tony a la nariz de Steve, era como si ese aroma estuviera debajo de la piel del castaño y él quería hundir su cara hasta encontrar la fuente. Stark movió un pie y fue como si en ese momento rompiera el ambiente y la mala suerte de Steve regresara empujando el deseo. La puerta fue tocada con mucha fuerza haciendo que ambos frunciendo el ceño y se molestarán. Era como si supieran que estaban haciendo ambos dentro de esa habitación y quisieran entrar a patadas.

—Ocupado — Steve gritó con notoria desazón antes de volver a acercarse al otro y seguir en lo que estaban.

—Steve, necesito encontrar a Tony — era la voz inquieta de Hope que atravesaba la puerta. El nombrado puso su dedo índice en sus labios y luego gesticulo las palabras: "pregúntale qué ocurre" que él apenas logró entender.

— ¿Qué pasa, Hope? — ambos esperaron un par de segundos sin moverse pues pensaban que si se quedaban quietos nadie sospechara nada.

—Natasha está buscando a Pepper. Happy estaba ebrio, jaló a Pepper y casi la golpea si no fuera porque Rhodey y Bruce se interpusieron, así que intentó golpearlos a ellos, ella salió corriendo de la fiesta. Intente meterme para que no se hiciera más grande el asunto, pero el idiota me aventó antes de que Obadaiah lo agarrara con ayuda de Thor. Necesito que Tony y tú nos ayuden a buscarla. Es realmente tarde y está oscuro... no es seguro que ande vagando por ahí — el más joven sintió como si la voz de la castaña fuera una lanza que le atravesará de lado a lado el cuerpo desde la otra habitación mientras su mente sufría de una ansiedad inevitable y los efectos de relajación salían por completo junto con los de excitación. Stark observó a la ventana y Steve lo entiendo cómo si tuvieran telepatía.

—Tony esta atrás de la casa. En un segundo salgo — Hope asintió mientras sus cejas caían sobre sus ojos y entrelazo sus manos sobre su pecho. Stark se alejó del rubio llevándose todo su calor dejándolo frío hasta los huesos. Sin dudarlo dos veces salto por la ventana sin decir una palabra. Steve se había perdido en como esa situación había cambiado tanto en menos de cinco minutos.

—Vayamos primero por Tony — propuso cuando salió. La chica volvió a asistir nerviosamente. Ese era un tic que su madre le había heredado cuando ambas se ponían alteradas o algo les preocupaba. Los dos chicos se dirigieron a la parte trasera del edificio donde el castaño estaba cerca de la reja rota que delimitaba el lugar, estaba sentado sobre el pasto verde de algunos lados y cafés de otros rodeado por espacios donde crecían dientes de león y otras plantas desconocidas, tan normal como siempre.

—Pepper se fue, Tony. Happy es un idiota y no pudimos evitar una escena — Hope se acercó lentamente hacia él y puso su mano en el hombro del castaño. Tony se paró violentamente y la apartó gentilmente. No había escuchado la explicación completa, pero su mente podía suponer lo que había pasado y estaba más enojado que nunca con Hogan. Si algo no podía fingir era su descontento hacia aquel chico, y ya lo había estado haciendo dos minutos.

— ¿Aquel pendejo sigue allá dentro? — preguntó mientras su mirada se mantenía al frente. Ni Hope ni Steve podían ver bien su cara, sólo sombras y luces que hacían una pintura parecida a él, pero sin serlo.

—Sí — Hope contestó. Tony camino con pasó decidido de vuelta a la casa, caminando tan rápido que la chica tenía que trotar para alcanzarlo mientras Steve seguía detrás vigilando sus movimientos —. No hagas esto más grande, por favor. Sé que el tipo es un idiota y se lo merece, pero no vale la pena desgastarnos y bajarnos a su nivel —. Tony se mantuvo en una sorda molestia mientras sus pies aplastaban flores indeseadas —. Si hacemos esto no nos ayudará en nada. Estamos en un lugar lleno de drogas y alcohol ilegal para la mayoría. Nadie nos escuchará y nadie lo recordará. Sólo nosotros nos atreveremos a hablar y nos meteremos en más problemas. Por favor, Tony, cálmate —. La chica en su interior supo que ya era demasiado tarde para intentar racionar con él. Steve se mantenía con la decisión de parar cualquier disputa que se ocasionará mientras Tony apretaba sus puños.

Cuando al fin volvieron a ingresar por una de las entradas del lugar que carecía de puerta caminaron hasta llegar al lugar principal de la fiesta. Happy estaba riendo como si no le hubiera afectado la escena, casi se caía de borracho así que Tony asumió lo que aquella imagen le daba a entender. Caminó apresurando el paso mientras Hope tenía la cara de preocupación más marcada que sostendría en mucho tiempo, o tal vez la segunda, pues quince días después del año nuevo mantuvo esa misma cara por más de una hora sin hablar.

—Así que aquí estás, chico turquesa. Se supone que deberías estar con alguien en estos momentos, ¿no es así? — Obadaiah apareció por un lado y abrazo al castaño por los hombros doblando las rodillas para poder estar a su altura. Le enseñó el reloj en su muñeca para que pudiera apreciar la hora. 2:40 a. m.

—No voy a trabajar a estas horas. Sabes bien que tengo reglas y que tanto tú como yo debemos cumplirlas — la boca de Stone formó un círculo mientras sus cejas se alzaron, era de las pocas veces que Tony se había puesto tan altanero o defensivo ante él —. Ahora quítate, tengo un asunto que arreglar con tu amigo —. Stark intentó empujarlo, pero Obadaiah retrocedió antes alzando las manos para luego girar los ojos y ver a la compañía del castaño.

—Pues creo que debo apartarme — retrocedió otro paso, pero se acercó al oído de Tony para decirle algo que no esforzó en disimular —. Tu guardaespaldas no intimida mucho, tal vez deberías de conseguirte a alguien más, ¿o es que está dispuesto a seguirte con tal de meter su pito en tu hoyo? —. Se alejó sonriendo de lado dejando un olor nauseabundo producto de todas las cosas que se encontraban en su sistema en ese momento.

Steve se tensó. Tenía encima la presión de que Potts estuviera caminando sola por allí a esas horas y ahora de le sumaba la paranoia de sí alguien los había visto. Su mente viajó hasta un futuro son de Obadaiah les contara a todos lo que vio en aquel baño. Steve y Tony bajo el escrutinio público, golpes e insultos. La palabra "marica" se mantenía de fondo con una voz que le gritaba en silencio, pero que distinguía como la de su padre. Pero Stone no había dicho nada más que aquello que el rubio no sabría hasta dentro de semanas más adelante, en otra escena llena de muchas cosas y emociones fuertes. Tony ignoró completamente el estado mental del futbolista y siguió caminado a su objetivo apartando a varios muchachos perdidos en la a drogas que bailaban con un ritmo permanente, aunque la canción fuera lenta.

— ¿Qué mierda le hiciste a Pepper, Hogan? — era como si la voz de Tony viniera directo de su estómago, sonando fuerte e intimidante.

Happy se volteó lentamente mirándolo hacia abajo mientras abría sus hombros y alzaba la barbilla —. Eso no te incumbe, Stark —. La saliva que escapó de su boca cayo en la mejilla del castaño produciéndole asco.

—Claro que me incumbe — se acercó más a él importándole poco las miradas y que algunas personas los comenzarán a rodear esperando una pelea digna —. Y más vale que este bien cuando la encuentre, o si no...

— ¿O sino qué, puto maricón? — Hogan le interrumpió. Steve se colocó frente a Hope mientras ésta buscaba rutas para escapar si las cosas salían peor. La ira de Tony se convirtió en una sustancia pegajosa y dura de tragar que cayó pesadamente a su estómago provocándole nauseas.

—O si no te mato, imbécil — sintió que su voz temblaba un poco, y supo que, si no hacía nada en ese momento, no lo haría jamás. Ante el imprevisto y la sorpresa de todos, Stark le dio una patada a hagan directo en los genitales haciendo que se doblará por completo. Hope dio un grito ahogado mientras Steve abrió los ojos.

Hogan intentó atinar varios golpes sin éxito. Se tambaleaba de un lado a otro intentando recuperar su equilibrio. Había tirado su cerveza y ahora estaba derramada sobre la horrible alfombra que en algún tiempo fue roja. Steve supo que no habría pelea que parar y que tal vez él no podría detenerla, aunque sólo llevará unas cervezas y el humo de Tony encima, se sentía más mareado de lo que podía controlar. Hogan le lanzó otro golpe que esta vez casi llega a su destino, la mayoría del público que se había reunido a su alrededor lo alentaba con burla, pero simplemente no podía hacer nada más que pegarle al aire y gritar insultos sin sentido, Tony terminó por empujarlo con ambos manos para que cayera al suelo de espaldas sin poder levantarse a pesar de los muchos intentos que daba, por lo que termino tirado en posición fetal intentando liderar con el dolor. Stark caminó de espaldas un par de pasos antes de pasar al lado de sus amigos asintiendo con la cabeza para que lo siguieran. Obadaiah le dio una mirada socarrona mientras el frunció el ceño.

—No debiste hacer eso — Hope estaba dispuesta a golpear a Hogan cualquier día de esos, pero no en esas circunstancias. Ella había planeado una pelea con coreografía como si de una película de acción se tratara en su cabeza y la repetía casa vez que Happy hacia una de sus escenas para evitar lanzarle lo que tuviera a la mano.

—No me importa si debía o no. Lo hecho, hecho está, y lo volvería a hacer con todo gusto — contestó severo y salieron del edificio encontrándose con un preocupado Bruce.

—No he podido encontrarla. Nat fue a su cuarto, pero no creo que esté allí — en contra de todo el optimismo que él siempre aparentaba y el aura de tranquilidad que emanaba, Bruce comenzaba a tener pensamientos fatalistas extremos.

—Maldita sea — Tony maldijo por lo bajo mientras ponía sus manos en su cadera —. ¿Dónde está Rhodes? —. Sintió una especie de necesidad por saber dónde estaban todos sus amigos en ese momento, quería protegerlos y tenerlos en un lugar seguro.

—Fue a darle una vuelta al edificio para ver si de casualidad esta por allá— Bruce expreso mientras sus espesas cejas se mantenían sobre sus ojos.

—Les diré lo que haremos — Tony extendió su mano al frente —. Debemos ir al pueblo a buscarla. Tal vez todavía este por el camino, pero creo que podría haber ido a la tienda —. Hope abrió los ojos y Bruce se golpeó suavemente la cabeza mientras sus susurraba "¿Cómo no se nos ocurrió antes?". Steve había pasado a ser el chico nuevo otra vez, pues no entendía de qué rayos hablaban.

El grupo estaba parado frente a la enorme gasolinera que habría las veinticuatro horas del día sin excepción, por ello los empleados nunca se veían felices en navidad. Steve se encontraba más confundido que de costumbre. Era como como si en ese momento Tony fuera una persona diferente a la que había besado en el baño, sería, con un rostro amargado. Culpó a la preocupación, pero en realidad no era esa la razón, las palabras de Obadaiah eran como gotas de agua cayendo sobre su cabeza.

— ¿Así que sólo entramos y ya? — Rhodey preguntó después de haber estado varios segundos en el mismo lugar casi inmóvil. Las luces de los refrigeradores y las de los techos hacía parecer aquel lugar blanco si entrecerraba los ojos, como si fuera marcado con algo especial para ser su destino.

—Debería de entrar sólo uno. ¿A quién creen que reciba mejor? — Hope cuestionó mientras apretaba la boca y se imaginaba a sí misma entrando y siendo rechazada, empeorando la situación. Tenía a Natasha tomada de la mano, a la cual habían llamado desde un teléfono público y estaba cansada por correr hasta ahí.

—Tal vez debería entrar Rhodey — Tony opinó. El mencionado lo miró extrañado —. Pepper y yo no hemos hablado mucho estos días y tú viste lo que ocurrió y fuiste inmediatamente tras ella mientras yo estaba... —. El castaño miró de reojo a su compañero de habitación —. Demasiado drogado como para darme cuenta.

— ¿Estás seguro? Hope suele hablar más con ella— señaló a la chica. No era que no quisiera entrar, simplemente quería brindarle a Potts una mejor comprensión, y no sabía comportarse con las personas que lloraban, siempre había sido pésimo para animar a las personas.

—Pepps es su mejor amiga, pero aun así no creo que nadie en este momento tenga más sentido común que tú — Bruce apoyo la idea mientras tocaba su cabello para alisarlo, pues había estado demasiado tiempo acostado en aquel sillón mugroso.

Rhodey suspiro y dio un paso indeciso antes de caminar tenso hacia la entrada de la gasolinera, girando para ver a sus amigos esperando que le dieran la confianza que carecía para consolar a Virginia.

— ¿Cómo saben que está aquí? — Steve por fin se atrevió a preguntar mientras veía la espalda de Rhodey curvándose y agachar la cabeza hacia adelante.

—Aquí fue la primera vez que vio a Happy. Todos creímos que era encantador y que tal vez sería un buen partido. Él le invitó un chocolate y a nosotros una bolsa de patatas a cada uno. Nos dijo su nombre, le guiñó un ojo y se fue — Tony contestó con monotonía —. Ojalá mi yo de otro universo le haya advertido para que se alejara de él —. Ambos chicos sostuvieron la mirada en los vidrios de la pequeña tienda intentando distinguir a Rhodey, quien hablaba con Pepper frente a los refrigeradores de helados, diciéndole que vemos las cosas no como son, sino como nosotros somos, y que tal vez era hora de ver a Hogan como era, y no como ella lo hacía.

La mañana se abría paso mientras la luz de la puerta abierta molestaba a Steve. La tan odiada resaca estaba regresando a él y se sentía como si dos manos enormes le presionaran las cienes. El sabor de su boca era horrible y se quitó las lagañas de sus ojos mientras los frotaba. Al poner las manos en la superficie donde estaba acostado y abrir los ojos se dio cuenta que estaba en el suelo de su habitación. Se preguntaba si se había caído o simplemente se había dormido allí. Tenía puesto el pijama y su ropa estaba acomodada en el lugar de siempre. Al voltear vio que Rhodey también estaba en el suelo a unos pasos de él con la cara hacia la puerta en medio de los escritorios. Se levantó y miró las camas, Hope y Natasha dormían apretadas en una. La castaña tenía la cabeza tapada pero las piernas saliendo de la manta al igual que la espalda de la pelirroja, la cual parecía casi un muerto en su ataúd. En la otra descansaba Pepper, con marcas de lágrimas y el pelo desordenado vistiendo la misma ropa de la noche anterior. Rogers lo recordó todo de momento.

Recordó a Pepper saliendo abrazada por Rhodey de la gasolinera, el chico casi la estaba cargando, a ellos regresando y metiéndose a escondidas a su cuarto haciendo bastante ruido y con nervios de que el guardia no terminara su ronda demasiado rápido. Recordó cómo se quedaron allí y él insistió en cambiarse y darles pijamas a todos para que se quedarán a dormir. Tony prestó sus pijamas para las chicas y él para los chicos, resultó que eran grandes para todos. Pepper quedó dormida en cuanto llegó a la habitación y nadie se atrevió a despertarla, pues fue lo único que detuvo su llanto. Recordó la repartición de las cuatro almohadas entre los chicos. Y en ese momento miró debajo de las camas y se encontró con Bruce y Tony debajo de ellas. El castaño estaba en posición fetal hacia la pared. Su espalda estaba descubierta y la tentación por revivir la sensación de su piel contra la del castaño hizo que acercará su mano. A pesar de lo que esperaba, no había olvidado ni una palabra de lo que había dicho, aunque se sentía avergonzado y no sabía cómo reaccionaría Stark. Aquella forma de coquetear había sido ridícula y siempre lo recordaría como un momento penoso. Sus dedos tocaron la línea de su columna vertebral mientras Tony se estremecía y despertaba lentamente sintiendo las puntas de sus dedos recorrerle y dándole escalofríos.

— ¿Qué haces, Steve? — preguntó después de un enorme bostezo que alertó al rubio demasiado tarde para alejarse.

— ¿Cómo sabías que soy yo? — evadió la pregunta mientras retiraba la mano, pero sintiendo como si hubiera dejado un trazo en la espalda ajena.

— Tus manos tienen piel dura como las de Bruce, pero las tuyas son grandes y pesadas — contestó simplista —. Ahora te toca —. Se acomodó estirándose. Se sentía entumido y un poco adolorido.

—Bueno... sólo estaba viendo si era una mancha o un lunar lo que tenías — Tony se giró golpeándose la cabeza un poco y lo miró parpadeando lentamente con un ojo mientras el otro se mantenía cerrado —. Era una mancha —. Concluyó siendo incapaz de burlarse del contrario por aquel accidente.

— ¿Seguro? Puedes revisar otra vez sí quieres — comentó sarcástico al tiempo que salía arrastrándose debajo de la cama y se sentaba frente a esta.

—Creo que con una vez fue suficiente — se acomodó quedando delante. Sus dedos de los pies se rozaban. Ambos se quedaron callados y pudieron escuchar las respiraciones de todos y los ronquidos de Bruce debajo de la otra cama. Escucharon un balbuceo entendible de Hope y como Nat se quejaba porque ésta la había pateado inconscientemente, veían el fruncido permanente de Rhodey como si estuviera muy concentrado en lo que estuviese soñando o estuviese discutiendo. Y en ese momento Steve quiso hablar —. Tony... yo... ayer... —. Comenzó con dificultad. El castaño inclino la cabeza ligeramente —. ¿Recuerdas lo que paso en el baño? Quiero decirte que...

—Dulce niño, no recuerdo nada bien de ayer aparte de Happy siendo un idiota y traer a Pepper aquí — el suelo debajo de Steve desapareció al tiempo que su estómago subía a su garganta —. Dime que la patada que le di en las pelotas sucedió de verdad y no solo lo soñé —. Recargó su cabeza en el colchón mirando al techo.

—Lo lamento — la voz átona de Virginia le hizo dar un brinco al darse cuenta de que llevaba un tiempo despierta y él pudo haber dicho algo que no debía.

— ¿De qué hablas? — Tony lo olvidó y se centró en su amiga. Giró su cuerpo y se subió a la cama para poder estar a su nivel —. Tú no has hecho nada. Todo es su culpa —. Estaba auténticamente preocupado, pero quería hacerle entender.

—No soy estúpida, Tony. Sé que también fue mi culpa. Yo me dejé pisotear y me devalúe como si no importara mi dignidad. Simplemente acepté sin condiciones y no me defendí porque creí que yo podría cambiarlo sí me esforzaba lo suficiente — llevó sus manos a su cara y la cubrió —. Soy tan estúpida como él. Yo no me salve, fueron ustedes. Soy una inútil —. Stark sintió su corazón caer a sus intestinos.

— ¿Y qué tiene de malo ser salvado? — la voz de Bruce llegó llena de eco a sus oídos al ritmo en el que puso la mano en la espalda de Steve y luego la retiró rápidamente al darse cuenta de que era él, pero el rubio entendió el mensaje y se quitó para que el rizado chico pudiera salir —. Lo importante es que estás bien y que ese idiota no te molestará nunca más.

—No dejaremos que se acerque a ti ni para pedirte perdón de rodillas, Pepps — Hope tenía la cara hinchada y con restos de saliva en las comisuras de sus labios y mejillas. No era su mejor momento.

Pepper respiró y se sentó lentamente mientras todos la miraban esperando que llorará y tuvieran que consolarla, pero eso nunca pasó. Sus pies tocaron el suelo mientras Rhodey se acercaba y Natasha despertaba e intentaba asimilar lo que ocurría.

— ¿Quieres comer algo? — Tony ofreció sin saber qué decir o qué hacer con sus manos sujetando su pantalón. ¿Cómo podría hacer desaparecer el dolor de alguien más?

—Creo que no quiero salir de exista habitación— el más joven entendía lo que decía. Simplemente había días en los que él tampoco quería salir, no quería levantarse de su cama y darse cuenta que el mundo seguía exactamente igual y que los días parecían no cambiar en nada o como si reiniciara cada mañana el mismo día. Él siente esos días donde la vida le pesa y todo le da igual como si nada importara y pudiera morir en ese instante sin arrepentirse de nada.

—Podría ir a comprar comida para todos. En realidad, no tenemos por qué salir hoy. No hay nada allá fuera para nosotros — comentó el castaño y Bruce asintió antes de sentarse junto a las piernas de Natasha y darse cuenta que no importaba que tan linda se veía al despertar o durante el día, porque en realidad no le afectaba en lo más mínimo y le era trivial, porque en serio no le gustaba de esa manera, pero le sonrió con todo el amor que podía fingir.

Steve tenía un 'pero' a aquello que había dicho Stark. Tenía algo allá afuera para él, algo que había roto y traicionado sin pensar bien en las consecuencias. Lo peor de todo es que ese algo ni siquiera había sido importante para Tony y él se quedaba en medio de una isla desierta pidiendo desesperadamente ayuda mientras todos los aviones le gritaban insultos y pasaban de largo despreciándolo. Aquel momento de autodescubrimiento era enterrado bajo las inseguridades y se volvía a meter debajo de la cama como un monstruo de la infancia. Él necesitaba salir de esa habitación donde nadie sabía nada sobre lo que había pasado frente a sus narices sin que les interesará. Todo había pasado sin mérito ni pena y quedaría olvidado por los demás mientras él se sentía la peor basura del mundo por engañar a Peggy con alguien que ni siquiera lo amaba. Así eran las cosas y él tenía que sufrir en silencio o sería visto como escoria.

—Steve y yo iremos a buscar algo que comer y regresaremos en diez, ¿les parece? — Tony decidió sobre sobre la vida de Steve y el rubio asintió porque quería salir y enfrentar ese problema para poder perdonarse. Los demás aceptaron sin saber lo que pasaba por la cabeza del rubio.

Y tras un salto temporal en el que Rogers no puso atención a ninguna de las cosas que Stark dijo durante el camino, donde sólo pensó en cómo le diría a Peggy que la había engañado y que ella le arrojaría todos sus regalos a la cara y jamás le volvería a hablar, llegaron al restaurante donde solían comer todas las tardes y que en ese momento le parecía un monumento a su traición y suciedad. En definitiva, Bucky estaría sorprendido y hasta lo alabaría un poco por hacerlo, algo que él siempre había esperado que hiciera. Probablemente Peggy se lo contaría a su madre y ella a la de Steve, hasta que cada día que llegara a casa y la mirara sabría que jamás se lo perdonaría, que la había decepcionado y terminado siendo lo que ella despreciaba tanto. Sentía tanta vergüenza al caminar junto a Tony. Todos los que se reían y susurraban eran los que ya sabían que había hecho, o eso le decía su paranoia creciente. El contrario contaba chistes al aire pues no recibía respuesta alguna, de pronto se calló incómodo y apretó la boca cuando la mesera de siempre les preguntó que deseaban. Tony contestó sin interés lo que le parecía bien y que les agradaría a sus amigos.

— ¿Qué quieres, Steve? — miró al rubio —. ¿Steve? ¡Steve! —. El rubio abrió los ojos y parpadeo dos veces seguidas —. ¿Qué rayos quieres para comer? —. Supo identificar muy bien la emoción que llevaba esa simple pregunta.

—Lo que sea. En realidad, no me importa — y era como si una enorme brecha se hubiera abierto mientras Stark intentaba unirla con cinta adhesiva sabiendo bien lo que había provocado.

Cuando su comida estuvo lista después de diez minutos de incómodo silencio donde Tony tarareaba aquella canción y miraba a otros lados al tiempo que Steve seguía con sus pensamientos negativos, tomaron las bolsas de plástico en la que estaba todo, pagaron y salieron. La mente del futbolista siguió divagando hasta Thor y sus palabras. ¿Qué rayos hacia todas las noches Tony y que iba a hacer esa noche también? El rubio encontró sólo una respuesta, pero no era la correcta. Se mantuvo repitiendo y saboreando esa razón hasta que un sabor a metal lleno su lengua cuando volvieron a entrar al campus.

—Te drogas todas las noches y por eso llegas casi cayéndote, ¿no es así? — Steve apretó el plástico de la bolsa entre sus dedos mientras le cortaba la circulación.

— ¿Qué? — la pregunta verdaderamente sorprendió a Tony, pero ya estaba preparado para ella, aunque nunca pensó que sería hecha —. ¿Estuviste hablando con Thor? No deberías escuchar a ese idiota—. Contraatacó, pero no le sirvió de mucho.

— ¿Que no debería? — contestó malhumorado —. ¿Qué tiene que ver si he hablado con él o no con tu problema de adicción? —. Tony lo tomó del brazo y lo llevó a un pasillo que estaba más vacío, pues había alumnos que habían dirigido su mirada a ellos por aquel indiscreto comentario.

— ¿Podrías gritarlo? Creo que Fury no lo oyó — le susurró mirando que nadie estuviera lo suficiente cerca.

—Oh, ¿en serio? No crees que la mayoría del campus lo sabe. Tal vez yo era el único que no lo sabía porque soy un idiota — Steve mantuvo su volumen y el más bajo le pegó en el brazo.

— ¿Creerás en lo que el idiota de Thor te diga sin siquiera preguntarme primero? — el castaño frunció el ceño.

— ¿Y por qué no debería cuando él fue el único que se atrevió a decirlo? — replicó cruzándose de brazos.

—Porque su hermano casi se mata en el lago donde explotamos pirotecnia — contestó poniendo cara seria y el más alto no entendió nada, pero sabía que aún no terminaba de hablar, se sentía como si se quitara una bandita adhesiva —. Su hermano, mi compañero de habitación, Loki casi se ahoga en aquel lago porque estaba demasiado drogado para poder nadar. Eso no te lo dijo, ¿Verdad? —. La bandita adhesiva no sirvió de mucho durante el tiempo en que la uso —. El idiota cree que yo lo drogue y se lo dice a todo el mundo porque no quiere aceptar que todos sabemos que se estaba cogiendo a un tipo, así que también va por ahí diciendo que lo obligaron —. Steve se quedó quieto ante información demasiado personal sobre alguien que no conocía y creyendo algo que Tony no quería decir, pero no se iba a arriesgar más por Loki.

— ¿Eso es real? — fue lo único que pudo formular mientras escuchaba como la gente pasaba a su alrededor y sentía que uno de los recipientes de plástico se volteaba derramando la comida de alguien.

—Tan real como que sabes que mi madre no es Susan, Steve — el rubio soltó la comida que llevaba en sus manos haciendo que esta se regara por la bolsa. La cinta con la que intentaba unirlos se había acabado y Tony decidió usar algo drástico para juntarlo o soparlo para siempre —. Pero eso nunca nadie lo sabrá porque es nuestro secreto —. Dijo dejando a Rogers sin saber que debía mantener oculto, así que decidió callar las tres cosas.


L

a universidad me está matando. Estoy en mi penúltimo semestre, así que lastimosamente no podré hacer las ilustraciones de los capítulos a partir de ahora, pero trataré de actualizar a tiempo y seguir escribiendo. Actualmente, voy en el capítulo 14.

Nos leemos en el siguiente capítulo:

『ℕ𝕒𝕥𝕒𝕤𝕙𝕒 𝕖𝕤𝕔𝕣𝕚𝕓𝕖 𝕦𝕟𝕒 𝕔𝕒𝕣𝕥𝕒 𝕤𝕚𝕟 𝕕𝕖𝕤𝕥𝕚𝕟𝕒𝕥𝕒𝕣𝕚𝕠』

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