Siempre en mi mente, siempre en mi corazón.
Luego de un par de video cassettes más y la vergüenza de Louis subiendo con cada uno, la noche ha caído sobre el gélido Londres.
Louis lo puede ver a través de las cortinas de la sala, algunos rayos de iluminación lunar atraviesan sobre la tela. Probablemente es hora de irse entonces deja de prestarle atención a su pequeña versión presentada en la pantalla.
— Es bastante tarde, creo que es hora de que nos vayamos, Harold.
— ¿No te quedarás a dormir?
Pregunta Paulette, que ahora está sentada en la alfombra y se acerca hasta él a gatas, abrazando sus piernas y recargando su cabeza sobre su muslo.
— Hoy no, amor —dice Louis suavemente, cargándola en su regazo y plantando un beso es su mejilla—. Pero prometo regresar el fin de semana ¿bien?
Paulette asiente.
— ¿Puede venir Harry también? —Pregunta su hermana gemela, al otro lado de la sala.
Harry sonríe cálidamente, lo nota. Pero Louis sabe que es más complicado que eso.
— Tal vez otro día, Dayday.
Responde, no queriendo darle a Harry la oportunidad de hacer suposiciones falsas. Tomando a Paulette en sus brazos, Louis se levanta de su asiento.
Su padre se levanta también, mientras la pequeña Daiana se acerca a Harry.
— ¿Quieres qué los lleve?
— No papá, está bien. Debes estar cansado.
— ¿Seguro? —Insiste, Louis asiente—. Bien, pero llévate la camioneta, es más segura.
— ¿Harry, llevas abrigo?
Pregunta su madre. Interrumpiendo la plática que parece tener el cantante con su hermana.
— ¡Oh, no se preocupe! ¡Estaré bien!
— No cariño, está haciendo frío —La mujer dice—. Cassie, amor, puedes buscar algún abrigo en el viejo ropero de Louis o en el de tu padre. Por favor.
Cassedy sonríe en respuesta y camina hasta la planta alta con rapidez.
— Boo, tu abrigo
— Lo sé, mamá —Responde sonriendo, tomando las llaves de la camioneta que su papá le entrega—. Está en el auto, ahora lo bajo.
—Bien —Comenta con una gran sonrisa—. Bueno Harry, fue un placer tenerte aquí. Perdón si fuimos un poco ruidosos para ti.
— ¡Oh, no! Me gusta lo ruidoso —Dice de la misma forma, mientras la mujer asiente.
— Me doy cuenta.
Menciona su madre, Louis nota como las mejillas del chico se tiñen suavemente de un rosa dulce. Louis rueda los ojos, acercándose a ellos.
— Mamá.
Recrimina, haciéndola reír.
— Hace mucho que Louis no traía alguien agradable a casa —Menciona en cambio.
— Uh, ruega porque no le diga eso a Eve
Vuelve a reír.
— La última vez que vi a esa muchachita tenía el cabello azul —Se defiende—. Tráela más seguido, quiero ver que más le hizo a su cabello. Debería hacerle algo al mío.
— ¡Mamá! —Regaña Louis, mientras su madre ríe.
— Mejor ven a darme un abrazo —Dice su madre, abriendo los brazos. Louis se mueve inmediatamente y rodea a su madre sin pensarlo—. Conduce con cuidado, te amo.
— Yo también —Contesta Louis.
— Espero que tengan un buen camino. Ten cuidado.
Su madre dice separándose del abrazo para mirarlos a ambos.
— Lo tendré.
Obtienen en secuencia los fuertes abrazos de Daiana, la tímida voz de Paulette, el humor de Cassedy, la caballería de su padre y la insistencia de Harry por dejarle una foto a Florence.
Cuando todo parece estar en orden, ambos salen de la casa y suben a la camioneta. Louis sonríe ante la entrañable escena de Harry despidiéndose con una manos al aire mientras el vehículo avanza.
— Tu familia es genial —Comenta una vez que se acomoda en el asiento.
— Lo son. Al menos cuando no se están burlando de mí.
Harry ríe.
— Entonces, ¿si no te llevó al castillo pronto te convertirás en calabaza?
— ¿Qué?
— Ya sabes, ¿cómo el cuento de cenicienta?
— No creo que el cuento vaya así, Lou. —Sicea Harry sonriendo con gracia.
— Bueno, pero sabes a que me refiero.
Comenta Louis, mirándolo de reojo mientras conduce la camioneta con seguridad.
— Siendo sincero, preferiría convertirme en una calabaza antes que volver
La tristeza está ahí, en el tono ligero de su voz. En la forma en la que Harry juega con sus manos sobre el regazo. En la forma en que su mirada se pierde en el cielo escasamente estrellado desde la ventana del auto.
— ¿Qué tal suena un chocolate caliente?
Comenta, mirando a Harry directamente cuando para en un semáforo rojo. El chico ya lo está mirando, teniendo esa suave pero autentica sonrisa que ha dejado a Louis sin aliento un par de veces.
Simplemente asiente. Louis entonces se pone en marcha.
[ ✧ ]
La cafetería de Susan esta más llena de lo usual. Algunas parejas sentadas en las mesas, uno que otro chico solitario por ahí.
Susy los recibe como una madre que no ha visto a sus hijos por largos años. Si algunas miradas se centran en ellos cuando han entrado, no importa ahora. Piden tan tranquilos como pueden.
Chocolate caliente. Café latte.
No se quedan. Demasiada atención que manejar.
En cambio, caminan mientras charlan tranquilamente. La plática no se centra en un tema específico. Saltando entre recuerdos, anécdotas, bromas y preguntas bobas. Y eso está bien, se siente bien.
Pero Louis sabe que tienen uno o dos asuntos pendientes. Y parece que Harry también lo recuerda, porque se tropieza varias veces durante su recorrido, evidentemente nervioso.
— ¿Cuál es tu lugar favorito en todo el mundo?
Pregunta Louis, mirando el cielo como si hubiese algo particularmente llamativo en él, a pesar de que no lo hay. Solo un oscuro y gélido edén sobre ellos.
— ¿Mi lugar favorito?
— Sí, bueno... Haz viajado mucho. Seguramente tienes un favorito.
Louis da un sorbo de café. Sus dos manos están abrazadas a los dos costados del largo termo y las mangas del cárdigan anaranjado que lleva puesto llegan más allá de las dos primeras falanges de sus dedos gracias al frío.
La temperatura ha bajado considerablemente. Y las ráfagas de aire que azotan la ciudad hacen que las mejillas de Louis se sientan heladas. Sus labios ligeramente secos y su cabello sea un caos total.
Harry parece estar en una situación similar. Tintineando de frío ocasionalmente y sus mejillas parecen estar tiernamente tintadas de color carmín. Tal vez debieron quedarse en la cafetería después de todo.
Demasiado tarde para arrepentirse.
— Creo que jamás había pensado en eso.
Responde el cantante, la mueca de pato esta nuevamente sobre sus labios y su entrecejo está ligeramente fruncido. Está pensando.
Harry lo mira de nuevo puedo de un par de segundos. Un brillo peculiar iluminando su mirada. Curiosidad palpable en su rostro y una sonrisa hipnotizada en sus labios.
— El escenario.
Louis lo observa con curiosidad, esperando un poco más de información. El chocolate está a escasos centímetros del rostro del cantante, dejando que el humo caliente golpee sus mejillas con suavidad.
— No tengo un lugar, como una ciudad o un país. Solo, no lo sé, estar ahí arriba es irónicamente el único sitio donde siento que puedo ser yo mismo.
Es una mezcla extrañamente agradable de admirar.
La felicidad genuina destellando sobre sus orbes olivo. El dolor, la melancolía con que pronuncia su explicación. Louis realmente no sabe que decir ante eso y mientras piensa en algo coherente, Harry dice algo que lo deja en el punto de partido nuevamente.
— Lamento lo del beso esta mañana.
Dice Harry. Iniciando el tema de importancia de una vez por todas. Tímido, nervioso y titubeante. Mirando sus pies desplazándose sobre el pavimento de la calle
— Sé que dijiste que deberíamos ser amigos.
Harry calla. Pareciendo tener un conflicto interno para luego simplemente suspirar.
— Ellos siguen pidiéndome que haga cosas que no quiero hacer y es frustrante —Su voz suena ligeramente rota y hace que el corazón de Louis se encoja en su pecho—. Y yo solo, tuve esta reunión antes y todo fue tan jodidamente malo, pero cuando te vi entrar...
Hace una segunda pausa. Deteniendo sus pasos con lentitud. Louis imita la acción con cierta confusión, pero cuando mira a Harry pasar saliva de forma ansiosa, lo entiende.
Él está ahí mirando directamente los eneldos brillantes de Louis, que lo observan con tanta atención y cariño que ni siquiera puede creer que sea real.
— Cuando te vi entrar todo se detuvo —Dice, sintiendo sus ojos cargarse sutilmente con lágrimas—. Te vi y entonces ya no parecía tan malo.
El corazón de Louis palpita con rapidez.
— Y puede que este sonado como un paranoico sin ningún sentido pero... ¡Dios, Louis! ¡No sé lo que es! ¡Lo que siento cuando estoy contigo, es más de lo que alguna vez haya sentido antes!
— ¿No crees qué estás exagerando, Harold?
Louis pasa saliva, realmente nervioso. Harry se acerca con pasos cautelosos. Recortando su distancia.
Frente a frente.
Tan cerca, sintiendo el aliento del otro encima de sus labios. Tan íntimo.
Ambos parecen un manojo de nervios y pánico. Y eso lo hace más puro, más real, más mágico.
Harry coloca su mano libre con suavidad sobre la mejilla de Louis. El castaño se acerca sutilmente al tacto, sintiendo la calidez de la palma de Harry gracias al café caliente que sostenía.
— Te quiero, Lou —Susurra.
Louis suelta una bocanada de aire que ni siquiera sabía que estaba conteniendo. Lo mira directo a los ojos, sintiendo el vuelco de su corazón cuando encuentra en ellos el reflejo nítido y creciente de cariño.
— ¿No es... —Tropieza con sus palabras—. ¿No es muy pronto para eso?
Harry sonríe, mientras niega con la cabeza.
— Te he querido desde aquel balcón en Milán.
Interrumpe Harry con suavidad en sus palabras. Louis niega, decidido en no creerle. Pero Harry sigue hablando.
— Te vi allí, riendo. Siendo tan brillante, tan tú —Dice en voz baja—. Y lo supe, Lou. Supe que si me acercaba y me dabas una oportunidad... no había forma de no terminar enamorado de ti.
— Estábamos borrachos, Harry.
Interrumpe, suave y asustadizo. No sabe porque pero la necesidad de romper con la magia ahora parece una idea inevitable.
Harry no parece tener el mismo plan.
— ¡Lo sé! Y tal vez hubiese sido mejor no haberme acercado ¿no? Porque no estaba pensando claramente. Hubiese sido más fácil ¿verdad?
— Harry —Llama, en voz a penas tenue. Intentando que pare.
— Pero después, cuando te vi a la mañana siguiente —Harry sonríe, recordando el momento—. Tan bonito y con mi camisa puesta. El pensamiento solo volvió a mí y supe que no era el alcohol. Eras tú.
Pausa. Louis no debería sentirse tan mareado de repente. Ni debería sentir las mariposas revoloteando sobre su estómago, ni sus piernas como gelatina y si, no debería sentir su termo de café temblar sobre sus manos. Pero lo hace.
— Cuando creí que te habías ido y que jamás volvería a verte, regresaste a mí. O tal vez yo regrese a ti, no lo sé —Suelta Harry con una ligera risa que vibra sobre los labios de Louis, haciéndolo sonreír con cariño—. Pero amor, me niego a creer que esto es solo una coincidencia. Que estemos aquí justo ahora. En este momento. No sé lo que es, pero sé que no es una casualidad.
Louis cierra los ojos, pegando su frente con la de Harry. Cediendo a la idea por fin. Ríe. Sutil y ligero.
—Popstar bobo.
Abre los ojos. Encontrándose con la brillante mirada esmeralda de Harry, su sonrisa apareciendo solo para Louis. Con bellos y marcados hoyuelos que derriten al castaño con tanta facilidad.
Y joder, es malditamente hermoso.
— ¿Puedes sentirlo, cierto?
Pregunta Harry mirando cada parte de su rostro. Deteniéndose fugazmente en sus labios.
— Lo que tenemos no es normal, Louis. Lo sé.
Harry se ve suave. Mejillas suaves. Labios suaves. Manos suaves. Cabello suave. Ojos suaves. Y Louis no sabe cómo es que puede verse así la mayor parte del tiempo. Como un tierno y alegre cachorro.
Está completamente fascinado con este chico. Más de lo que podría admitir en voz alta. Es aterrador pero a Louis ya no le importa. El futuro es ciertamente incierto y sea bueno o malo, él quiere vivir su presente sin preocupación de por medio.
Y Harry, justo ahora, es su presente.
Sea eterno o momentáneo, Louis apreciara cada segundo que el rizado quiera regalarle, cada fragmento de él que quiera otorgarle.
Louis no responde. No con palabras.
Solo se inclina más hacia Harry y besa sus labios.
Como un baile de salón, suave y lento.
Puede sentir el sabor a chocolate sobre su boca. Dulce y amargo a la vez. Louis quiere más.
[ ✧ ]
No sabe exactamente como llegan. Pero lo hacen. Están justo ahí.
Perdidos en la existencia del otro. Dando pasos torpes y tímidos hasta la alcoba de Louis.
Con las manos entrelazadas y sus labios unidos sin limitantes. Separándose momentáneamente para subir las escaleras, sonrisas nerviosas sobre sus rostros.
Parados uno frente al otro una vez que llegan. Admirando la belleza del contrario. Guardando el recuerdo de cada mínimo detalle, cada peca, cada lunar, cada cicatriz.
Louis vuelve a atacar sus labios. Acercándolos cada vez más a la cama. Harry toca el borde, sentándose con sutileza suficiente para no perder el tacto del castaño sobre su boca.
Louis se sienta sobre su regazo. Una pierna sobre cada lado de su cuerpo. Colocando sus manos alrededor del cuello de Harry, acercándolo aún más.
Harry posa sus manos sobre sus caderas, perdiéndose en la suavidad y profundidad del beso.
—Sabes, esto se siente como un deja vù.
Susurra Harry, separándose solo ligeramente. Louis lo observa con una sonrisa burlesca.
— ¿En serio? ¿Por qué será?
Harry ríe.
— A veces me sorprende lo torpe que eres.
Louis bromea. Su risa sale disparada cuando Harry lo carga y cambia sus posiciones. Dejándolo debajo.
La risa muere con ligereza.
Ambos guardan una sonrisa en sus labios. Apreciando cada centímetro de ellos con la mirada. Pupilas dilatadas y llenas de amor. Llenas de admiración.
Se siente cálido, suave, dulce. Se siente como todo lo que han querido tener por años.
Descubriendo.
Dejando de ser solo un barco a la deriva. Naufragando. Como una brújula que los dirige a casa, un faro que indica el camino que siempre estuvieron buscando.
Y ninguno de los dos desearía estar en cualquier otro lugar que no sea este. Sosteniéndose en los brazos del otro.
Es simplemente perfecto.
Louis da una sutil caricia sobre su mandíbula haciendo a Harry inclinarse ante el tacto.
— ¿Cómo si quiera eres real? —Pregunta embobado.
Harry lo besa de nuevo.
Louis lo sabe. Sabe que ya está demasiado ido por el chico. Tanto que no debería ser normal. Tanto que debería estar aterrado como lo ha estado la última semana, pero no lo está.
Las palabras de Harry comienzan a tener sentido.
Ya nada nada parece tan malo, tan arriesgado ni peligroso. Porque Louis, después de tanto tiempo, comienza a sentirse egoísta mientras acuna el rostro de Harry en sus manos y lo acerca aún más, hundiéndose profundamente.
Siente las manos del cantante vacilantes sobre el pliegue al final de su cárdigan. Las puntas de sus manos tocando su piel descubierta. Es frío y eléctrico. Haciendo a Louis estremecer al momento.
El deseo se vuelve tan profundo que ni siquiera les importa drenar su suministro de aire. Deleitándose en cada corriente que sus labios juntos provocan.
Louis juega con los rizos de Harry en el proceso. Tirando un poco, sintiendo los jadeos reprimidos del chico sobre sus labios.
Las manos de Harry suben por su torso, debajo del gran suéter. Suave, como el movimiento de una pluma cayendo desde lo alto hasta tocar el suelo y es demasiado para dejar escapar un delicado gemido.
Las prendas de ropa caen lentamente. Pieles y corazones desnudos.
Una exploración de piel que era incierta para ambos. Una explosión sensorial que ni siquiera sabían que existía. Es tan embriagante, como el mejor licor producido en todo el mundo.
Harry atiende su cuello y sus clavículas con tanto cariño. Dejando marcas lo suficientemente intimas y secretas para ambos mientras sus manos recorren su piel, un trayecto lento de sus muslos hasta cintura. Apretando ligeramente sobre esta, dejando a Louis sin defensas.
Creando un camino de besos, que bajan cada vez más sobre su pecho. Dulce, como el mejor caramelo que haya probado alguna vez. Su reparación se agita, es incontrolable cuando siente el aliento y el apenas roce de los labios de Harry sobre su miembro.
Abrumador, como el vapor humeante de un cigarro con la mayor cantidad de nicotina posible. Delirante y exquisito.
Húmedo.
Una mano viajando hasta la melena de Harry, sintiendo su éxtasis subir. Más caliente. Más excitante.
La otra, tomando el edredón de su cama con fuerza. Gemidos liberados sin cuidado. Emociones que jamás había sentido antes. Corazón latente con rapidez, espalda curveada de placer.
Más de lo que alguna vez experimento. Adictivo, como la mejor droga jamás inventada.
La línea de gloria recorriendo cada parte de su cuerpo. Un estallido de satisfacción que encuentra un hogar en la boca de Harry.
Un orgasmo que lo deja con ganas de más.
Buscando hambriento los labios del chico. Vinagre y sal sobre su saliva.
Un choque de cuerpos. Una danza apasionada, deseoso de sentir.
Louis se mueve seductoramente sobre su regazo. Sentándose a horcadas del rizado. El tacto del miembro de Harry sobre sus muslos es suficientemente excitante para dejar a ambos sin aliento.
Una combinación de sensaciones que nubla sus pensamientos. Dulce, suave, lento, ardiente, apasionado, seductor.
Harry lo es todo.
Louis lo es todo.
Juntos son perfectos.
Y tal vez es el éxtasis, pero Louis piensa que Harry tenía razón cuando insinuó que estaban destinados. Que son la combinación perfecta. Que pueden ser la prueba ideal de que el amor y las almas gemelas existen. De que un hilo rojo los rodea. Que son como piezas de rompecabezas, diseñados para estar juntos.
El sentimiento es tan sólido que Louis tiene miedo de ahogarse en él. Besando de nuevo sus labios hasta que está preparado, entonces suelta una lastimosa súplica. Lo quiere. Todo de él.
Y así, dos almas. Dos cuerpos. Se funden en uno.
Louis tiene que separarse de Harry para respirar con fuerza. Harry gruñe de placer, las paredes de Louis abrazándolo cálidamente.
Inmóvil sobre su regazo.
Se miran.
Enebro e índigo. Miradas cristalizadas de placer. Siendo uno solo. Labios cereza brillante. Deleitables y primorosos.
El dolor disipándose. Movimientos pausados, rítmicos. Manos entrelazadas. Gemidos y jadeos sobre los labios del otro.
Cabello húmedo. Gotas de sudor resbalando.
Más y más profundo. Más y más rápido. Una onda de calor subiendo sin nada que la detenga. Más y más cerca.
Un grito de nombres que los hace tocar la gloria.
La esencia resbalando en su interior. Una corriente eléctrica esparciéndose sobre su columna. Un orgasmo que lo deja abrazado al torso de su chico enamorado.
— Eres precioso —Susurra Harry luego de un minuto.
Louis recarga su barbilla en el hombro de Harry. Ladeando su cabeza para poder verlo. Ambos sonriendo con ligero cansancio.
— ¿Eso crees?
— Absolutamente perfecto.
Louis se deleita y su corazón palpita rápido. Las mariposas en su estómago revolotean emocionadas cuando decide acercarse y besarlo
No es cualquier beso, elige creer. Siendo tan dulce, delicado y suave. Un beso que no le das a cualquier persona, solo a la indicada.