—¡Esto está muy rico! —exclamó SeokJin, quien fue el primero en tomar una galleta y comerla, sin saber si fue por el hambre o porque solo buscaba una excusa para hablar después de tanto tiempo de estar en silencio.
—¡Las galletas de Kookie son las mejores —respondió Gyu alzando su voz por la emoción—. También las tortas de chocolate.
—¡Y los pudines! —complementó su hermanito. Lo que trataban de decir los dos niños es que aman los postres de su hermano mayor, y en parte esperaban que los halagos sirvan para que quiera cocinar con ellos más seguido.
Jungkook se avergonzó, y sonrió bajito por los halagos, debía admitir que no estaba muy acostumbrado a recibirlos; Jimin en cambio sonrió brillantemente, amaba mucho el ambiente cálido que se había establecido en la mesa y como parecían una familia de esas que se sentaban en la mesa a tomar el té a las 6pm, era muy agradable.
—Yo también las probaré —exclamó sentándose en su asiento luego de servir la última taza, y llevándose una galleta a la boca—. ¡Buenísimas! Koo no sabía que horneas tan bien, ¡me encantan!
—Solo es un hobby —se avergonzó aún más, pues una cosa era que lo halaguen sus hermanos, y otra muy distinta que Park Jimin lo haga.
—Solo un hobby dice, ¡estas galletas son especiales! —refutó. Otra de las cosas que le gustaba hacer era dar cumplidos, más aún si eso significaba ver a un Jungkook tímido y si llega a sonreír es un punto más.
La última palabra usada por el rubio no pasó desapercibida. Como si de un foquito se tratase, la mente de los niños se iluminó y por alguna razón se miraron al mismo tiempo y pensaron ¡esa es la palabra secreta! Sin esperar más tiempo se bajaron de sus sillas y corrieron hacia la cocina, bajo la atenta mirada de los adultos que no entendían qué es lo que pasaba por la cabeza de los pequeños y por qué de la nada se levantaron.
—¡Especiales! ¡Especiales! —entraron corriendo ambos con una caja color blanco en las manos del pequeño Soobin.
El único que en ese momento entendió fue Jungkook, quien miraba como sus hermanos entraban muy entusiasmados con aquellas galletas que habían preparado especialmente para Jimin, y que se suponía iban a ser entregadas luego, en cuanto haya pensado que decir y se convenciera de que no es una cursilería. Cosa que ahora tendrá que hacer en menos de 10 segundos, que es lo que les tomará a los dos niños llegar hasta el rubio y entregarlas.
—Son para ti —entregó Soo la caja directamente en las manos del idol.
—¿Para mí? —preguntó y volteó a ver al castaño. Se ilusionó mucho de solo escuchar la palabra especial y que iba para él.
—Yo... —tomó la caja de las manos contrarias, y luego se la volvió a dar, como una formalidad, para que pareciese que él se la estaba dando—. Hicimos unas diferentes al resto para ti... Te las iba a dar luego, pero dos niños se adelantaron con la sorpresa —dirigió su mirada a los aludidos que seguían emocionados y susurraban pequeños 'que la abra, que la abra'.
—Koo... —decir que Jimin estaba conmovido era poco, no esperaba el gesto y su emoción crecía por saber qué había dentro de la caja. Era un sentimental, porque sintió ese pequeño dolorcito en el pecho cuando algo te afecta mucho, esto lo afectaba de una manera muy positiva, y se sintió bonito, recibir un regalo de Jungkook y de los niños lo hicieron sentir así.
—Te faltó decir que es con amor —lo regañó Beomgyu una vez Jungkook terminó de hablar.
—Es con amor... De parte de los tres.