Agatha
- Muy bien muchachos, ensayaremos por última vez -la señorita Flor se prepara para marcar el tiempo al que debemos tocar.
Toda la clase de música debía participar en un evento de caridad que se celebraría mañana para toda la ciudad días antes de Halloween. Llevábamos horas ensayando y mi cuerpo me pedía algo de comer, sentía como mi estómago hacía más ruido que los tambores.
Comenzamos a tocar al unísono cuando la señorita Flor da la indicación. Me giro hacia un lado para divisar a mi amigo pelinegro quien está muy concentrado en su instrumento.
Finalmente concluimos y todos comienzan a recoger los instrumentos.
- Felicidades René, has mejorado en estos últimos ensayos -le digo poniéndome de pie.
- Digamos que solo tenía mi talento un poco oculto.
- Que modesto como siempre.
Él sonríe irónicamente.
- Oye, ¿has hablado con Bea últimamente? -me pregunta el chico mientras salimos del aula.
- ¿Con Bea? Si he hablado con ella, quedamos en ir juntas al evento de la ciudad. ¿Por qué preguntas?
- Por lo visto no lo sabes -hace un pausa y nos detenemos en medio del pasillo- Sus padres se están separando. Me encontré a su hermano por la calle y estuvimos hablando un rato, él me lo contó, creí que Bea te había dicho.
- Pues no, no me dijo nada -le digo con el ceño fruncido.
Pensé que Bea y yo no nos ocultaríamos nada más, por lo tanto me sentía extrañada de que no me hubiese dicho sobre la separación de sus padres.
- Supongo que ya te lo contará en algún momento Agatha, no te preocupes -René me dice tocándome el hombro.
- Sí, supongo.
Eso quería pensar, quería pensar que mi amiga me contaría en algún momento sobre la situación que estaba viviendo en su hogar, por supuesto que no iba a preguntarle al respecto.
La campana suena anunciándonos que debíamos dirigirnos a nuestra próxima clase. Voy acompañada de René quien me estaba hablando de aliens o algo así, aunque sinceramente mi cabeza no estaba centrada en lo que me decía.
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¡Finalmente!
El día en la escuela ha concluido. Un alivio recorre mi cuerpo al atravesar la puerta hacia el exterior. Todos los chicos salen como locos, la diferencia entre ellos y yo es que me estaba muriendo de hambre, se me olvidó traer dinero y no he comido nada en todo el día.
Bajo las escaleras para comenzar mi camino a casa, solo doy unos pasos pero me detengo de golpe al ver esa camioneta que ya era familiar para mí estacionada frente a la escuela.
- Te estaba esperando.
Una dulce voz masculina dice detrás de mí. Mi boca se curva generando una sonrisa al reconocer a quien me hablaba.
Me giro y efectivamente, Chris estaba ahí de pie con una chaqueta azul y una bolsa en la mano.
- ¿Que haces aquí?
- ¿Te desagrada verme, ángel?
- Claro que no, solo no esperaba verte por aquí.
- Pues aquí me ves. Te traje un jug o y una hamburguesa con papas, espero que te guste -me estrecha la bolsa que traía en la mano.
- Dios, me estaba muriendo de hambre -tomo la bolsa- Gracias Chris -le sonrío- ¿Vamos a algún lugar más tranquilo?
- Venga, te llevo, ya sabemos cuál es el mejor lugar.
Sí, lo sabía. Ese lugar que para mí era como salido de una hermosa pintura, nada me haría más feliz ahora que comerme una hamburguesa allí y con este chico de compañía.
Subimos a su camioneta y Chris conduce hasta el lago, ese lugar ya podía considerar como nuestro.
Nos sentamos bajo el mismo árbol, el mismo tronco y la misma sensación de calma que nos consumía a ambos cuando nos encontrábamos allí.
- ¿Que tal tu día hoy? -habla el chico.
- Aburrido, nada interesante -le respondo mientras devoro esa hamburguesa como si no hubiese comido en días- Ensayé con la banda para el evento comunitario de mañana.
- He visto panfletos de eso por toda la ciudad.
- ¿Irás? -le lanzo una pregunta que la verdad tenía deseos de saber.
- Solo de saber que vas ya tengo motivo suficiente para ir -eso me hace sonreír hasta que el chico me quita con su pulgar un poco de ketchup que traía en la boca, sus ojos se quedan fijados en mí- ¿Sabías que eres muy bonita?
Yo río.
- Soy la chica más común que vas a ver.
- No veo nada de común en ti. Ya te lo he dicho ángel, eres de otro universo.
- Entonces soy un alien.
- Los aliens molan.
Ambos comenzamos a reír hasta que él se detiene y su rostro cambia a uno nostálgico.
- Extrañaré tanto esa sonrisa -suena su dulce voz.
- ¿A dónde vas? -pregunto.
- No... digo cuando te vayas de la ciudad.
Mi rostro también se torna inexpresivo al recordarlo.
- Yo extrañaré verte tocar la guitarra -le digo dejando mi comida a un lado.
- Yo voy a extrañar tu forma de mirarme mientras toco.
- Y yo extrañaré tus "no bebas de más"
- Yo extrañaré cuidarte ángel.
- Yo... -mi corazón se acelera mientras más me acerco a él- Extrañaré ser tu ángel.
Su mano acaricia mi cabello tan delicadamente que me hace sentir bien.
Su mirada nostálgica no se borra, en silencio me dice a gritos "te extrañaré a ti". Me confirma eso dándome un delicado beso en la frente que luego se transporta hasta mis labios, ahí es cuando yo grito por dentro:
"Te extrañaré Chris"
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Día del evento
- ¿René podrías ayudarme a cargar estos dulces?
- Solo se me prometes guardarme una caja entera.
- Claro que no, son para los niños.
- ¿Y yo que soy?
- Un imbécil que no acaba de ayudarme.
René toma una de las cajas antes de que casi cayera al suelo.
El parque estaba repleto de personas, había música, juegos y niños corriendo por todos lados.
La banda se estaba preparando para tocar, ya era hora de subir al escenario. Mis manos comienzan a sudar y mis nervios aparecen al ver la gran multitud, me recuerda al día que volé en globo con Chris, ese día fue más el miedo a volar, pero esta vez era miedo a la vergüenza . Tal vez mis nervios se debían a qué sería yo quien daría el cierre de la música sonando mis platillos.
¡Santo cielos que nervios!
- Muchachos hora de comenzar -la señorita Flor estaría en frente dirigiendo.
¡Cielos! Aquí vamos.
Recibimos la orientación para comenzar y toda la banda comienza a tocar. Hasta ahora muy bien, todas las personas del público estaban atentas, lo cuál me ponía de los nervios, al menos se les ve disfrutando.
En primera fila puedo ver a Bea y Diego junto a mi madre quien está grabando el momento, es un poco vergonzoso.
¡Mierda! ¡Se acerca el final!
Comienzo a sudar al saber que se aproxima mi momento.
¡Solo concéntrate!
Justo cuando mis nervios no dan más... ¡SPLASH!
Toco los platillos con fuerza y el alivio llega a mí a ver a todos aplaudiendo.
- Bien hecho -me habla René a mi lado, yo le sonrío.
Saludamos a la multitud y bajamos del improvisado escenario.
- Muy bien amiga -Bea me abraza- Te veías aterrada, pero nada que un maquillaje no solucione.
- Me estaba muriendo del miedo.
- ¿A mí no me felicitas? -salta René desde un lado.
- Claro que sí pequeño inútil, ven aquí -Bea lo abraza- Oye Diego no vas a felicitar a.... ¿Diego? Estaba aquí hace un momento.
- ¿Te refieres a ese que está en el puesto de algodones de azúcar? -miro señalando a un chico pelirrojo.
- ¿Está con una chica? -comenta Bea entrecerrado los ojos para ver mejor.
- Esa es Marta -contesta René- Y por lo visto Diego lo está logrando con ella.
Pues sí, eso parecía, desde lo lejos veía a Diego muy sonriente hablando con una chica de cabello corto y oscuro, sus manos están en sus bolsillos y sus hombros se notan tensos, por lo visto estaba más nervioso que yo arriba del escenario.
- Bueno chicas, las veo luego, si Diego pudo ¿por qué yo no? -dice René alejándose de nosotras con sonrisa victoriosa.
Bea y yo nos reímos al verlo alejarse. Yo miro de regreso a la chica rubia y le pregunto lo que me llevaba carcomiendo un poco la mente.
- Bea...
- ¿Sí?
- René me ha contado que... -pienso un poco para elegir las palabras correctas- Tus padres se van a separar, tu hermano se lo ha comentado yo solo...
- Agatha. Tranquila vale -pone sus manos sobre mis hombros- Sí, es cierto. Si no te lo conté es porque la verdad para mí es algo bueno.
- ¿Bueno? ¿En qué sentido?
- Mi padre le ha sido infiel a mi madre, fue durante una de sus giras con su grupo. Mamá lo descubrió y solo me lo confesó a mí. Finalmente tomó la decisión de separarse. Digo que es lo mejor ya que la ví sufrir demasiado por eso.
- Lo siento mucho Bea.
- Tranquila cariño, él no dejará de ser mi padre. No seré la primera ni la última en tener padres separados -su rostro vuelve a notarse sonriente- Oye, ese no es el chico del que tanto me hablas.
Me giro para ver a Chris, mi Chris, caminando hacia nosotras.
- Hola chicas.
- Chris, ella es Bea, mi mejor amiga, Bea él es Chris.
- ¿Así que tú eres el famoso Chris? Agatha no para de hablar de ti, Chris esto, Chris lo otro -le codeo para que se detenga.
- Espero que hable bien, ¿o no ángel?
- Claro claro. Bueno ya que los presenté que tal si damos una vuelta.
- De hecho yo tengo que irme a mi casa a hacer... tareas, ya sabes -Bea se despide caminando. Que mentirosita- Nos vemos chicos, un placer Chris.
- Igualmente Bea.
- Me alegra que hayas venido.
- Te dije que no me lo perdería.
- Que bueno que no me viste mientras tocaba, fue horrible.
- De hecho sí te ví. Santo cielos, no te cabía una gota más de sudor.
- Dios, que vergüenza -me cubro la cara con mis manos.
- Tranquila -retira mis manos de mi rostro- Ese final estuvo genial -se acerca para darme un corto beso en los labios, lo necesitaba.
Caminamos un poco por el parque y pasamos por donde hay unos niños saltando en un inflable.
- ¿Esa no es tu hermana? -le pregunto a Chris mirando a una pequeña niña de cabello castaño como el suyo.
- Sí, donde sea que haya juegos está ella ahí.
- ¡Hola Chito! -su pequeña hermana le grita mientras salta- ¡Hola Agatha!
- Hola Valeria -la saludo, es una niña muy dulce como su hermano.
- ¿Ves aquellos señores de allá? -Chris señala a un hombre y una mujer sentados en un banco- Ellos son mis padres.
- Te pareces muchísimo a tu padre -sí que se parecían, ambos con largas extremidades y buen porte.
- Pero soy como mi madre créeme -me afirma.
- Me gustaría conocerlos algún día.
- Claro que sí, un día te los presentaré como se debe. Me encantaría ver las miles de preguntas que te haría mi madre.
- Me encantaría responderlas todas.
- Siéntete afortunada cuando te los presente, serías la primera chica que conocerían mis padres.
- ¿La primera?
- Sí, la primera.
Esa tarde la disfrutamos tanto él como yo, jugamos, reímos, comimos y hasta cantamos. Era tan entretenido pasar tiempo con Chris que se iba volando.
Algo dentro de mí deseaba que cuando conociera a sus padres no me presentara como solo su amiga, mis deseos con Chris ya estaban tomando otro camino.