KakaGai Week 2021
Día 4: Ying/Yang
(El título es una clara referencia a mi película favorita "Irene, yo y mi otro yo". Obviamente la historia no lo es).
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— ¿Hiciste algún amigo? — su padre pregunta esa tarde. Está sentado en la mesa, con una taza humeante de café en su mano que ha dejado una marca sobre el periódico de hoy.
Kakashi no tiene mucho que decir al respecto. La escuela lo hará un ninja. Kakashi no necesita amigos para graduarse y no recuerda ninguna lección en la academia sobre socializar.
— ¿Amigos? — Kakashi sacude su cabeza en borde de su bufanda. El libro con la lección da una vuelva en su brazo derecho.
— Es importante — Sakumo suspira sobre su taza de café — Tener amigos. Es importante.
A Kakashi no le parece que tenga sentido. Ningún ninja necesita amigos si quiere sobrevivir en la guerra. Pero Kakashi respeta a su padre y asiente. Aún más, Sakumo es una leyenda en la aldea y debe estar seguro que tiene razón, porque no podría haber otra cosa.
— Lo hice — dice Kakashi.
Lo que es un poco mentira. No ha pensado en tener amigos desde que entró en la academia porque no ha tenido la necesidad de hacerlo. Tampoco el interés para hacerlo, pero es algo que se puede arreglar fácilmente. O es lo que Kakashi se dice a sí mismo.
Si su padre lo quiere, entonces lo hará.
— Ojalá hagas muchos — la mano de Sakumo acaricia su cabeza con afecto — Y sé un buen amigo también.
La cabeza de Kakashi se agita en afirmación y deja que la guía de la escuela golpee la mesa. El café de Sakumo se derrama sobre el periódico y deja una mancha alargada que lo hace imposible de volver a leer, aunque a su padre no le importa.
*
De regreso en la academia, el consejo de Sakumo suena en sus oídos. Lo hace darse cuenta de que no tiene muchos amigos. O no tiene amigos en particular.
Algunos niños lo admiran y respetan. Otros tantos le temen por la reputación de su padre y su propia reputación. No ayuda que Kakashi sea un genio y del tipo callado que prefiere priorizar el entrenamiento a una plática. Tampoco está interesado en los apegos de ningún tipo. O en la privacidad de sus vidas. O en sus vidas, lo que empeora las interacciones fugaces cuando trabaja en actividades en equipo durante las lecciones.
Aun así, Kakashi participa en las pocas cosas que puede. Juega a la pelota con algunos. Incluso entrena con otros. Las carreras en el campo son regulares para el grupo y Kakashi toma los momentos posibles para seguir alrededor de sus compañeros de clase, incluso si ninguno de ellos lo considera su amigo seriamente.
Se da cuenta de eso en los descansos intermedios. Para el establecimiento de rutinas se limita a sí mismo, comiendo en la soledad de su escritorio mientras el resto se mueve en pequeños grupos durante los almuerzos.
Kakashi no hace amigos a pesar de que hay algunos interesados en su amistad porque escapan cuando Kakashi no tiene nada interesante para decir. Tampoco le importa ser amigo de cualquiera y simplemente deja que se vayan. ¿De qué le sirve tener gente alrededor que no es de utilidad? En el mejor de los casos, se siente mucho mejor estando solo.
Sin embargo, no es el único que se queda solo.
Gai, el chico ruidoso que su papá insiste en que debería tomar en cuenta, es marginado por sus compañeros de clase. A diferencia de Kakashi, lo hacen porque es extremadamente ruidoso. También extraño. El papá de Gai tiene mala reputación y los niños salen corriendo cuando intenta conversar con ellos sobre cualquier cosa.
Eso es lo que lo lleva a quedarse en su propia soledad, aunque insiste en argumentar que lo hace por decisión propia incluso si nadie lo cree. Es el menor de los problemas de Kakashi de todos modos. No tiene nada que ver con Gai incluso cuando se quedan comiendo solos en el mismo salón, cada uno en su propio escritorio, lo suficientemente lejano para darse espacio pero siempre resultando en una regla táctica de permanecer juntos hasta el final del timbre.
E incluso si Gai lo mira de vez en cuando desde su lugar, él no es alguien que Kakashi pueda llamar amigo.
*
La sugerencia de su padre se vuelve imposible cuando Sakumo muere durante el primer año de la academia.
Hay niños burlándose de él a su alrededor. Y entonces Kakashi es excluido de las actividades de la clase. También hay compañeros que comienzan a llamarlo traidor y cobarde, formulando apodos para llamar a su padre en la tumba mientras Kakashi finge que no le importa.
Entonces, por supuesto, en algún momento las agresiones se vuelven golpes. Así que Kakashi se encuentra esquivando a cinco niños a la vez, retrocediendo en lugar de pelear, lo que solo enfurece más a todos de alguna manera.
De cualquier forma, no los hace mejores contrincantes y Kakashi los derriba en dos movimientos. Lo que es peor, agrega nuevos apodos a su lista y aleja más a sus compañeros cuando comienzan a temerle.
No detiene el ataque hacia la memoria de Sakumo, pero Kakashi tampoco está respetando eso. Podría estar dolido, pero todavía es un shinobi. Realmente no comprende a su padre y deja que los niños se dediquen a hablar lo que quieran. Y no es de extrañar que hablen mucho, todo el tiempo, hasta que Kakashi ya no tiene nada nuevo para oír.
Lo que Kakashi no espera es que realmente falten cosas para escuchar. Para este punto se ha olvidado de sus pequeños momentos en compañía y salta en su lugar cuando la mancha de color verde llega delante de él, aterrizando sobre su escritorio como si Kakashi hubiera hecho una invitación.
Con las manos extendidas en el aire, Gai toma asiento. Sus ojos negros e intensos le dan una mirada y Kakashi tal vez espera un insulto, o algo tonto, o algo sobre pelear, en cambio, Gai deja sus manos en la mesa más suave de lo que esperaba. También deja una caja de desayuno extra.
— ¡Debes alimentarte! — Su cabello puntiagudo y disparejo se agita al sonreír.
No había pensado en su propia comida para llevar desde que su padre murió, pero Kakashi piensa que tendrá que aprender a cocinar pronto si quiere sobrevivir. De eso no hay duda.
Eso no evita que mire la comida que Gai le ofrece. Su olor es una especie de alivio. Y casi cierra los ojos cuando la mano de Gai le extiende unos palillos baratos para el arroz y el tipo de carne que Kakashi no ha probado desde el funeral, sino antes.
La sorpresa del sabor lo distrae lo suficiente para no cuestionarse demasiado el esfuerzo de su compañero de clase. Al menos no ahora. Los dos están demasiado ocupados en bajar la mirada y comer a prisa para pensar.
Después, cuando Kakashi ha terminado las bolas de arroz, Gai levanta el rostro bruscamente antes de correr a su escritorio — Sobre tu padre, ¡creo que es un héroe!
Kakashi agradece que la máscara cubra su rostro hasta su nariz, porque no puede evitar sonreír al respecto.
En lugar de cualquier cosa que Kakashi puede responder, no dice nada, pero se asegura de dejar una silla para Gai en el almuerzo los siguientes días para poder comer juntos, incluso si finge que no.
Todavía comen en silencio, y de vez en cuando Gai todavía lo mira con mucha atención, pero Kakashi siente una especie de empatía silenciosa por él, preguntándose si es así como debería sentirse tener un amigo.
*
No dura mucho, por supuesto. Kakashi es arrojado a su nuevo equipo una vez que su generación está lista para las misiones reales en el campo de batalla y se aleja lo suficiente de Gai para pensar que no volvería a tenerlo alrededor.
La relación con su equipo es una especie de punto medio y Kakashi no está entusiasmado, aunque tampoco decepcionado con eso. Probablemente se mantiene en un estándar simple. Obito es lo suficientemente molesto para irritarlo, pero Rin es demasiado dulce para compensarlo y mantenerlo donde está.
Minato también es agradable con él y ninguno de los tres menciona lo de su padre. Tampoco mencionan lo temible que es, o su apego a las reglas a pesar de que Obito azota los dientes cada vez que están en una misión. No es que a Kakashi le importe, pero eso es normal. A Kakashi no le importa nada más que cumplir con las reglas para no terminar siendo un cobarde perdedor como lo fue Sakumo.
Pero luego, como tal vez esperaba, está prestando atención a los ruidos salvajes alrededor de los árboles, aguardando para cuando el destello animal aparezca, que además es terriblemente verde, portando un nuevo corte que se ve mucho más infantil que su corte anterior y que hace que Kakashi tenga que mirar dos veces cuando está frente a él.
— ¡Kakashi, pelea conmigo! — la voz de Gai es un grito lleno de vida. Deja un rastro de pasión sobre primaveras y juventud antes de aterrizar delante de él con un giro en los lados opuestos del camino.
Kakashi no está sorprendido por Gai, pero hay una especie de alivio secreto. Tal y como es, apenas levanta la vista. Sus manos se guardan en sus bolsillos y esconde el suspiro cuando Gai camina a su lado, esta vez hablando sobre algunas cosas de su entrenamiento y sus misiones.
Kakashi no responde nada pero lo escucha todo el tiempo (como si pudiera evitarlo), siguiendo sus insistencias cuando grita que tengan un desafío más. Lo que es un desafío que Gai pierde. Lo que también es un recordatorio de que, a diferencia de su equipo, Gai sigue corriendo detrás de él sin ninguna razón, aun cuando no puede ganarle, aun cuando Kakashi se niega a pelear, Gai sigue saltando a su lado porque honestamente Kakashi le agrada.
— ¡No soy escoria! — Gai llora, sosteniendo su tobillo después de haber caído en una batalla mucho más fuerte que el resto de sus entrenamientos — ¡No soy escoria, Kakashi!
Lentamente, Kakashi se detiene de escapar. La mano de Gai se contrae en su pie con tanta voluntad que tal vez supera la fuerza con la que lo hace, o tal vez ni siquiera con voluntad, sino otra cosa.
— ¡Sé mi Rival! — los ojos de Gai lo observan como si esperara algo grandioso de él. Kakashi necesita tragar, mirando a Gai con la misma fuerza de esa otra cosa — ¡Por favor, acepta ser mi Rival!
A Kakashi le gustaría negarse, también marcharse de ahí. Lo que no hace porque algo más grande que su entendimiento le impide dejar a Gai de esa manera. En cambio, se acerca para ayudar a Gai a ponerse de pie y tira de él, probablemente siendo la primera vez que Kakashi inicia un contacto físico que no tenga que ver con los golpes.
— Está bien — Kakashi suelta a Gai y mira a otro lado — Seremos rivales.
Porque es más fácil que ser amigos. Y porque Kakashi no está seguro todavía de que así es como tenga que ser la amistad a la que su padre se refería. Tampoco es que la necesite, porque una amistad lo haría débil, pero confía en Gai para no quedarse detrás.
— ¡No te arrepentirás, Kakashi, mi Rival!
La expresión feliz en el rostro de Gai hace que el desafío tonto valga la pena. Hay algo que tendría que decir, pero Kakashi no sabe cómo expresarlo y se queda quieto cuando Gai lo abraza, empujándolo todo el camino hasta detenerse por un desafío de piedra papel y tijera sobre el atardecer.
Kakashi pierde la mitad de los desafíos y Gai festeja como si hubiera obtenido algo demasiado genial, y no solo está hablando de las victorias.
Kakashi también lo siente un poco, y cuando Gai lo invita a comer a su casa esa noche entiende que no está arrepentido de su decisión.
*
Entonces, todo su equipo muere. Los insultos regresan a Kakashi después de eso. Sus subordinados en ANBU le tienen miedo por los rumores sobre haber matado a sus propios compañeros de equipo. Lo llaman "Kakashi el mata amigos". Lo que probablemente no le queda bien porque Kakashi no los mató a propósito. En el peor de los casos, tampoco los consideraba sus amigos.
No le importan los apodos de todos modos y Kakashi sigue las rutinas. Mata a quien tenga que matar. Se esconde en los lugares más horribles y escapa de los hospitales cada vez que se rompe los huesos. También escapa de los cuidados de las enfermeras y de los discursos de Hiruzen cuando le dice que tome un descanso. No es como si tuviera una conexión amistosa con sus compañeros de escuadrón y los ignora cuándo le ofrecen ayuda, tomando las misiones difíciles hasta que su propio cuerpo colapsa.
Así que sus pies tropiezan entre las raíces de los árboles cuando marcha solo contra enemigos que lo superan en número, abandonado en la frontera del país del fuego incluso después de que el Hokage le da la orden para volver.
Sus piernas apenas pueden arrastrarse entre la arena y es el exceso de lodo y sangre lo que lo hace resbalarse por el borde del acantilado, colgando de las ramas sobre el río de Konoha que cruza el borde de las aldeas vecinas.
No está sorprendido cuando ninguno de los hombres de su escuadrón regresa por él. El agotamiento de chakra le impide invocar a sus perros y Kakashi se desliza cada vez más al fondo, cerrando los ojos cuando el sonido del agua furiosa ruge como una trampa mortal. A Kakashi realmente le hubiera gustado evitar morir ahogado, gracias.
Pero entonces Kakashi no muere, de hecho, ni siquiera cae. El llamado familiar lo hace sentirse relajado y suelta las ramas cuando el cuerpo de algo mucho más firme lo sostiene con fuerza, llevándolo arriba en un torbellino cálido que lo obliga a estremecerse, buscando el calor cuando entierra el rostro en un cuerpo amplio que lo monta en su espalda como si Kakashi fuera extremadamente liviano sobre la pared de músculos y verde neón.
Gai sigue ahí cuando despierta más tarde en el hospital, impidiendo que escape cuando mantiene una conversación entretenida. Y más tarde está en el departamento de Kakashi cocinando una sopa. Y también está con los perros de Kakashi en su paseos, en su rutina de ejercicios y en su habitación cuando se siente lo suficientemente abrumado por las misiones.
De pronto, Gai está en todas partes, a todas horas, incluido en su pensamiento. Y Kakashi se alegra de verlo cuando Gai lo alcanza en el cementerio, resistiendo el impulso inútil de sonreír como probablemente haría cualquier otra persona además de él.
— ¿Por qué sigues conmigo? — Kakashi pregunta a través de la máscara, frente a la tumba inerte de Rin — ¿Es porque no tendrás a quién desafiar?
Kakashi probablemente espera una reacción exagerada u ofendida, o quizá una afirmación dolorosa de sus intenciones con él, pero Gai solo toma aire y lo abraza. El sentimiento de alegría regresa con todas sus fuerzas. Kakashi está contento con el acto incluso si su incapacidad emocional le impide devolver el gesto.
— ¡Nada de eso! — El brazo de Gai roza su espalda, y aparentemente es suficiente para hacerlo sentir un poco mejor — Una buena rivalidad siempre lleva una amistad poderosa a cuestas, ¡somos amigos!
E incluso si Kakashi lo sospechaba, es la primera vez que Gai lo dice. Kakashi no sabe cómo agradecer su amistad, porque no ha sido bueno teniendo amigos, o agradeciendo, o ambos al mismo tiempo. Y no sabe cómo demostrarle afecto o ser el amigo que Gai merece. El amigo que su padre le dijo que tenía que ser.
No mientras Kakashi siga siendo él.
*
Lo solución viene sola, un día, junto a todo lo demás.
— Hola — dice, extendiendo su mano formalmente sobre el abrigo que cubre cálidamente el borde de su camisa — Mi nombre es Sukea.
Gai levanta las cejas, todavía mirando de cerca su rostro como si pudiera ver algo más ahí. El alboroto de la aldea es ruidoso, pero se toma su tiempo. Sus pestañas se agitan sobre su rostro y el cálido suspiro de su boca despeina un poco su cabello ondulado, en un tono brillante y café.
— ¡Mucho gusto! — La mano de Gai es amplia cuando lo presiona — ¡Mi nombre es Maito Gai!
Sukea lo mira, jugando con el lente de su cámara y balanceando sus manos con alegría a través de su abrigo — ¡Es un gusto! Estaba paseando por aquí.
Sukea se ríe agradable y profundamente. La felicidad resuena en la calle con intensidad, y de alguna manera hace que Gai sonría mucho más fuerte también, dejando su manos sobre la mano de Sukea en un contacto que alguien más no hubiera permitido nunca.
Sin embargo, ese es Sukea, y es Sukea quien devuelve el gesto con emoción y resbala sus dedos por el dorso bronceado de la mano de Gai.
— Soy fotógrafo — Sukea enseña su cámara — Konoha es un hermoso lugar.
— ¡Lo es! — Gai parece emocionado con la charla sobre la belleza de la aldea, y la belleza de las personas. El arte de la fotografía es algo que lo mantiene con los ojos resplandecientes cuando Sukea sube el lente entre los dos.
— ¿Te gustaría salir más tarde? En realidad, estoy buscando lugares hermosos para capturar, pero también amigos con los cuales compartirlo.
Gai sonríe amablemente y deja caer una de sus manos en su hombro. El roce de sus dedos toca detenidamente su cuerpo y Sukea no necesita mirar dos veces para saber que es un hombre fuerte.
— ¡Por supuesto que podemos! — Gai presiona su hombro. Y luego sonríe tan cerca de él. Y Sukea tiene que reprimir la emoción cuando Gai observa su propia sonrisa. Es emocionante. Ser observado de ese modo por Gai.
— De acuerdo, entonces nos veremos más tarde, Maito Gai — la mano de Sukea da una caricia larga a su hombro con tanto detenimiento que lo hace suspirar, y luego se va muy lentamente por la acera con los ojos de Gai en la espalda. Sukea también mira a Gai desde la esquina cuando dice adiós, así que quedan a mano.
*
Después, Kakashi no puede evitar a Gai cuando pasa a través de los campos de entrenamiento. Es como si fuera una especie de imán de un solo lado cuando camina por la aldea y Gai salta desde algún lugar, persiguiendo a Kakashi desde la tienda de víveres hasta el borde del lago cuando necesita estirar los huesos.
— ¡Mi más amado Rival! — Gai, quien no puede evitar emocionarse por cualquier cosa, lo empuja hasta el borde de rocas, con un brazo colgando en su hombro que hace que sea difícil respirar debajo de la máscara, con el corazón saltando tanto como el fleco de Gai brinca con cada paso que da — ¡Debemos tener un desafío para motivar nuestra juventud, Kakashi, escalemos la pared y veamos quién es el más rápido!
Kakashi se frota torpemente la máscara y parece pensarlo demasiado, incluso si sabe que aceptará el reto de Gai porque después de tanto tiempo no puede evitar su propio entusiasmo por las competencias — De acuerdo.
Sus hombros se encogen, encorvándose cuando Gai lo arrastra hasta el punto de partida. Donde también indica lo que van a hacer y señala el cielo en diferentes direcciones antes de prepararse.
Puede que las cosas que Gai hace parezcan lo suficientemente divertidas para tomarse en serio, pero Kakashi conoce a Gai. Y sabe que tiene que luchar con todas sus fuerzas para poder estar a su nivel, hombro con hombro.
Gai da la indicación y Kakashi hace uso de toda su fuerza a pesar de que mantiene su rostro serio, burlándose de Gai a mitad del camino y ganando solo por la distancia de un dedo. Lo que podría haber sido peor si Gai no se hubiera distraído con su forma "genial" de hablar, o si hubiera usado las puertas.
— ¡Ah, mi preciado Rival! ¡Estoy tan feliz por tu victoria! ¡Nunca espero menos de ti! ¡Un día me volveré lo suficientemente fuerte para alcanzarte! — la mano de Gai cae pesada en su espalda y Kakashi traga en silencio.
Recibe las palabras de Gai en su mutismo habitual y, cuando la intensidad del discurso de Gai se mueve a lo físico, recibe también el abrazo como un muñeco de trapo, congelándose en el pecho de Gai, como si no supiera que hacer con las manos.
— Eres un shinobi valioso para Konoha — Gai suspira en su nuca — El mundo debe estar agradecido de tenerte, Rival. Yo estoy agradecido de tenerte.
Desde esa posición, Gai no puede notar el color de su rostro. Ni tampoco la contracción de sus labios ocultos, o el gesto diminuto de su cejas en confusión.
— Te has hecho un hombre del que todos están orgullosos, Rival — Gai frota sus manos sobre su cuerpo todavía rígido, dándole una vuelta al soltarlo. El atardecer brilla sobre los dos cuando se giran sobre el borde de la pared y la mano de Gai da un ligero golpe en su frente, tocando su cabello blanco mientras se ríe — Te ves bien bajo la luz del sol.
Kakashi no responde, por supuesto. Guarda sus manos en sus bolsillos y evita mirarlo mientras se aleja por el acantilado, ignorando la despedida alegre de Gai.
*
Con Sukea, Gai casi nunca puede escapar.
Está ahí en su entrenamiento matutino, de pie en la colina lejana de Konoha donde el amanecer siempre brilla primero. Y está ahí cuando Gai aterriza en el río, persiguiendo un pez a lo largo de la cascada, tratando de atraparlo con las manos desnudas en una competencia que ninguno de los dos admite, pero que Sukea gana con una sonrisa y se ofrece a cocinarlo para Gai.
— ¡Es un lugar tan maravilloso como dices! — Gai suspira, más tarde, llevando algunas bolas de arroz para acompañar al pescado. Una canasta con bebidas y complementos cuelga de su brazo y se apresura detrás de Sukea.
— Lo es. La vista desde aquí es algo completamente fascinante — la elección de palabras cuando Sukea habla de los paisajes y las fotografías es cautivador y Gai sopla. Se aproxima a su lado, dejando la canasta de comida en el piso.
Sukea extiende una tela debajo de ellos. También ofrece el pescado y los palillos de madera. Él come tan lentamente. Tiene manos educadas y finas.
— ¿Cómo encontraste este lugar? — dice Gai. Él también pregunta cómo es que lo capturó, y como puede tener un buen enfoque cuando Sukea le muestra las fotos del amanecer.
Su mano sostiene la cámara de Sukea sobre sus propios dedos cuando se sientan lado a lado, observando su trabajo, señalando los detalles de los que Sukea habla por horas.
Gai habla mucho también, habla hasta que su voz se vuelve rasposa y Sukea escucha todo el tiempo. Él mismo le cuenta de cosas extraordinarias, baja la voz cuando toca sus viejas misiones en ANBU, y se ríe a prisa con los chistes fáciles de Gai, cautivado por su forma de ver la vida. Completamente encantado con su forma sencilla de ser.
— Eres un hombre valioso, Maito Gai — Sukea dice, recargándose en el árbol y descansando su mano en el antebrazo de Gai como un intruso — La gente a tu alrededor se ha llevado el mejor premio.
Las mejillas de Gai se tiñen de un color interesante y parpadea contra el sol, encogiéndose un poco. El borde recto de su fleco se agita y Sukea se distrae, también está lo suficientemente distraído por su sonrisa, y por la forma en la que sigue luchando, en como nunca se da por vencido.
— Además, también eres un shinobi increíble — Sukea aleja su mano de Gai, y el peso se reemplaza por el borde de su lente — Y siempre sales bien en las fotos.
El golpe de la fotografía hace que los párpados de Gai se agiten. Son suaves. Combinan con su radiante sonrisa y con la pose de chico bueno. Sukea toma tantas fotografías como puede y Gai deja que lo haga, sonriendo naturalmente todo el tiempo hasta que la falta de luz lo vuelve un poco difícil.
Luego, es Gai el que se va.
*
A Kakashi realmente le gusta la forma en la que Gai no parece cansarse con nada. No es que lo vaya a admitir alguna vez, pero está distraído por cada movimiento ágil sobre los árboles. Y cuando los dos están juntos en la siguiente misión de rango "S", Kakashi se mueve silenciosamente detrás de él, pinchando un pedazo de su espalda cada vez que Gai cuadra los hombros. También cuando se detiene bruscamente y hace que Kakashi golpee contra él su nariz, quejándose más de lo que realmente significa, porque no es que un poco de contacto accidental le importe.
Gai se encarga de los enemigos en la base principal casi por completo y todavía le sobran fuerzas suficientes para hacer un desafío de correr, aunque Kakashi lo rechaza amablemente y descansa sobre la base, sacando su libro de su chaleco.
— ¡Vamos, Rival! ¡No hay mejor momento que el ahora! — Gai agita las piernas. Se balancea adelante y hacia atrás del camino infantilmente, lo que solo destaca más lo grande que es. Gai está realmente sobre el límite del estándar por mucho y Kakashi lo mira sobre las hojas de su Icha-Icha, como si fuera la primera vez que lo nota.
— No ahora, Gai — dice Kakashi, y le da una vuelta a la hoja que es incapaz de leer — No tengo fuerzas.
Gai hace un puchero. Toma aire como si fuera a quejarse de lo poco que trabajó en la misión, probablemente deteniéndose porque Kakashi es el líder. No es que Gai respete eso alguna vez, pero hace un buen intento.
— Pero... ¡Kakashi! ¡Debemos seguirnos empujando al frente con el sudor de nuestra imparable lucha! ¡Esta vez estoy seguro de que ganaré!
Kakashi quiere decirle que ya ganó hace mucho tiempo, o que ha dejado a Kakashi atrás. O que el número de sus desafíos no dice quién es mejor. Pero Kakashi se queda callado. Nunca podrá admitirlo. Ambos saben eso.
— Mah, entonces, tengamos un piedra papel y tijera.
Gai salta. El lado inferior de su boca se tuerce y lo distrae otra vez, algo que es muy astuto de su parte, pero no impide que Kakashi gane todas las rondas. Tal vez debido al sharingan girando debajo de su bandana en un intento de hacer trampa, o bien, Gai simplemente es demasiado malo para predecirlo. Lo que podría ser eso último.
En cualquier caso, Kakashi no se permite reír cada vez que Gai hace un puchero a pesar de lo muy divertido que es. Tampoco baja la guardia. El escalofrío que lo atraviesa cada vez que sus manos están lo suficientemente cerca lo hace desistir de seguir jugando y Gai gruñe, apartándose para hacer ejercicio en el suelo y gastar la energía que una competencia como esa no lo hace gastar.
Kakashi se distrae otra vez con cada movimiento, y definitivamente no piensa en acostarse en su espalda, o tocar sus hombros, o hacer otra cosa que no sea quedarse ahí. Kakashi es un mata amigos después de todo y no puede acercarse con más intenciones a Gai. Es mala idea.
Kakashi en general es una mala idea.
Sin embargo, no puede evitar cerrar su libro y preguntar cuando Gai vuelve a levantarse — ¿No te aburres de mí?
Se refiere a sus desafíos, pero también se refiere a todo él. A su forma indiferente de hablar, o peor, a sus silencios.
La forma en la que el rostro de Gai luce completamente ofendido responde muy claramente a su pregunta, pero no mejor de lo que Gai puede decirlo — ¡Jamás! — El pecho de Gai vibra — ¡Eres un hombre sumamente interesante, Kakashi! ¡Nunca podría estar aburrido de ti!
La sonrisa fresca y segura de Gai se queda el resto del camino a la aldea.
*
Luego, más tarde, Sukea se detiene en la puerta del departamento de Gai. Lo invita a cenar en un restaurante tranquilo del pueblo y después pasean sin ningún rumbo alrededor del bosque.
Al principio, Gai habla emocionado sobre sus alumnos, pero después Gai es más suave mientras le cuenta sobre su padre y su niñez.
En realidad, es un ser humano pacífico. Se sientan en un tronco y se quedan en silencio, cada uno en sus propios pensamientos hasta que Gai retoma la conversación, aunque no de un modo impaciente. Es solo su forma vibrante de ser.
— Debe ser difícil para un shinobi vivir siempre al límite — Sukea dice. Su mano toca suavemente a Gai.
— No hay nada mejor que vivir todos los días como si fuera el último — Gai no decae. Porque Gai tiene energía de sobra todo el tiempo, incluso para vivir. Es lo que en realidad le da el impulso para no frenarse nunca, se da cuenta — Además, tú también fuiste un shinobi, Sukea.
Él se ríe y asiente. Habla con tranquilidad de todo lo que hizo, y también de lo que no hizo. Sukea no se cansa mientras caminan. Sukea nunca se cansa. No se rinde. Es un hombre libre que ha superado la culpa y que no tiene miedo de seguir. No tiene miedo de relacionarse con otros. No tiene miedo de amar. Él puede hacer lo que quiera.
— Deberíamos sacar una fotografía de este momento — Sukea dice de pronto, cuando la luna le da suficiente luz en el firmamento y la curva en el cabello de Gai es intensa. Porque si algo podría ser más hermoso que la noche, entonces tendría que ser él.
Gai posa junto a un árbol. Y luego Sukea posa junto al mismo árbol mientras Gai toma la fotografía. Tiene buenos dedos. No solo sirven para matar como otros dedos malditos que Sukea conoce y los acaricia cuando retoma su cámara, volviéndola hacia los dos en una foto desenfocada de sus rostros.
— ¡Tienes un don para salir bien! — Sukea dice cuando ha sacado todas las fotografías que puede, hablando sobre el enfoque de la luz y sobre los matices, el ruido, o el modo en el que su sonrisa sigue saliendo bien, porque probablemente el resto de las cosas solo son un ambiguo pretexto para decirlo en voz alta.
— ¡Tú también te ves muy bien! — responde Gai, y Sukea está tan emocionado que quiere seguir hablando, sin parar, probablemente el resto de la noche.
Es lo que hace que se detenga en la esquina del edificio, bajo la lámpara de luz — ¿No te aburres de mí?
Gai suspira hondo. Sus ojos se angostan y niega más rápido de lo que habla, dando un golpe al aire junto a él — ¡Por supuesto que no! Eres un hombre muy divertido, Sukea.
Sukea le da una palmada en los hombros. Luego, lo abraza. Gai le vuelven el abrazo con naturalidad y se quedan así por varios minutos, solo balanceándose. Y aunque quisiera quedarse así mucho más tiempo, el sofoco que atraviesa a los dos los hace separarse.
Él dice adiós cuando Gai se va. Y su sonrisa se queda el resto de la noche.
*
Llega una época en el año en la que Gai no puede dejarlo en paz y Kakashi cede después de muchas insistencias, siguiendo a Gai a través de las calles de Konoha, con los retoños frescos de la primavera a su alrededor.
El desafío es un entrenamiento fácil y Kakashi accede, probablemente porque tiene energía de sobra, pero también podría culpar al traje sudado de Gai que se hace transparente bajo la luz del sol, liso bajo el toque brusco de sus manos.
Es probablemente eso lo que lo hace perder solo después de media hora, sintiéndose agotado por el calor de la primavera y por el taijutsu avanzado de Gai. No es que Kakashi sea un ejemplo de energía, pero incluso él está un poco sorprendido por su desempeño y se queda recostado. Las nubes parecen livianas sobre los dos.
— Kakashi, ¿te estás alimentando bien? — la preocupación de Gai es tan agradable como los botones frescos. Se arrodilla a su lado, pasando su mano por su frente, en su cabello, contando sus pestañas mientras busca una herida más allá del cansancio general de su mente.
Lo que no es una sorpresa. Kakashi ha estado pensando en los muertos que ha dejado atrás. También piensa en los nuevos muertos que va a dejar al frente y constantemente uno de ellos se parece mucho a Gai. Hace que su corazón duela. Perder a Gai. Kakashi no quiere estar familiarizado con eso.
Sin embargo, Kakashi finge que tiene sueño y esconde su miedo, o su mirada que sigue a su rostro, a sus cejas, o a los gestos con los que ya no puede vivir tanto como simplemente elige no hacerlo, y responde — Solo no me gusta este lugar.
Gai suspira como si se rindiera con él, lo que no es el caso, pero a veces Kakashi lo prefiere antes de tener que verlo irse como a todo los que perdió. Kakashi no cree que podría levantarse después de eso.
— ¡Entonces vayamos a otro lugar! — Gai levanta los brazos — Vayamos a tu lugar favorito.
Y aunque Kakashi tiene un pensamiento al respecto, lo único que hace es sacar su novela y cubrirse de la luz del sol — No tengo un lugar como ese.
Kakashi se duerme con el libro en la cara. Cuando despierta, está en su departamento, aunque no sabe cómo llegó.
*
— Es aquí — Sukea dice y suspira. Su mirada señala alrededor de forma nostálgica y presiona los dedos en el enfoque de su cámara para capturarlo.
No es un lugar extraordinario, sin embargo, sospecha que es un lugar familiar para Gai.
— ¿Eh? ¿Hablas en serio? — Gai hace un gesto. Sus manos señalan todo otra vez y da una vuelta entre los dos — ¡Solía entrenar aquí con un amigo mío!
— ¿De verdad? — Sukea toma una foto de Gai cuando parpadea al frente. La luz del sol es adecuada, pero Sukea sospecha que mucho de todo eso no se trata de la luz.
— ¡En verdad! — Gai lo mira. No sabía que eso podría ponerlo tan feliz, pero aparentemente está satisfecho y caminan juntos, sentándose en el pequeño banco del parque. El lugar donde Gai retó a su Eterno Rival por primera vez.
— Es un lindo lugar, me trae buenos recuerdos — seguramente, Gai tiene mejores recuerdos que este, pero Sukea se recarga en la banca, completamente feliz.
— También a mí.
Gai pasa una mano por el respaldo y es la señal que Sukea necesita para inclinarse en él, recargando su cabeza cariñosamente sobre su hombro, alegrándose cuando Gai no se aparta.
Es real. Gai es real ahora. Y Sukea puede aprovechar eso, amar mientras tenga tiempo incluso si no sabe que pasará después. No puede tardar tanto tiempo en recuperarse. Si se lamenta demasiado, entonces no habrá tiempo para mirar al presente y seguir.
— ¿Y es este tu lugar favorito, Sukea? — la voz de Gai hace un eco en su oído, como un ronroneo. Lo hace sentirse extrañamente vivo.
— Mnh, algo así — su mano palmea el muslo de Gai — Probablemente mi lugar favorito es donde sea que estoy contigo.
Los gestos de Gai, esos gestos que Sukea ha elegido no olvidar, que ha tomado fotografías para conservarlos cerca porque no puede vivir sin ellos, se encienden. Sus cejas suben sobre su fleco recto y su nariz se contrae, de ese modo en el que todo se acomoda para dar paso a su sonrisa.
— Estoy feliz de que seamos amigos — Sukea dice antes de lo que Gai pueda decir. Quiere que escuche. Por esta vez, quiere que escuche. Sukea está pensando en los vivos en todo momento —. Me salvaste, Gai. Gracias.
La mano de Gai toca la suya. Es un toque suave a través de sus dedos. Se siente agradable y cálido, lo suficientemente tierno para hacerlo olvidar el pasado, y no temer por el futuro ante él.
— También estoy feliz de ser amigos.
Sukea mira las hojas frescas de primavera, a través de los retoños de flores, y cree que es su temporada favorita del año. Se alegra de poder estar ahí.
Entonces, Sukea se pregunta si debería decirle a Gai la verdad. Agradecerle por haber estado a su lado siempre. Admitir que siempre fue su único amigo, desde el primer momento, cuando Gai se quedó del otro lado del salón hace años, comiendo a prisa mientras lo miraba tanto como ahora puede admitir él mismo que también miraba a Gai.
Sukea quiere decir que siempre fue él. Que siempre fueron ellos. Y probablemente también admitir sus sentimientos antes de que la primavera que tanto proclama termine. Ha tenido tanta suerte de tenerlo hasta ahora, y Sukea espera que no tenga que terminar.
Pero la mano que Gai sostiene lo suelta cuando el sol se esconde y la melena de cabello plateado cruza el camino delante, deteniéndose con las manos en los bolsillos para mirarlos a los dos.
— Tengo que irme ahora, Sukea, ¡pero sin duda nos veremos después!
Después. Es una promesa tan maravillosa.
Gai se levanta a prisa de su lado y corre hacia Kakashi. Quién es, en realidad, su clon de sombra.
Sukea levanta la mano para despedirse, también saluda a su clon, pero, como es Kakashi, no responde.
Sukea toma una fotografía de los dos avanzando para tampoco olvidarlos nuca, el cómo se veían juntos sobre el atardecer, para un día contarle a Gai la verdad, para un día decir que su padre tenía razón sobre los amigos, y estaba orgulloso.
Por ahora, Sukea se queda solo.
Están disfrutando el viaje.
Puede esperar.
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Ojalá se haya entendido al menos la mitad de lo que traté de decir con esta historia. Lamento mucho si no fue así.