Kieran cerró los ojos y suspiró, esos besos se sentían bien, el rastrojo pinchoso de la barba de Zack no le permitía pensar que quien estaba dejándole pequeños besos en el cuello fuera una mujer. Zack le mordió la concha de la oreja haciéndolo gemir, en serio, cada vez que parecía tener un momento íntimo con este hombre parecía más sensible a él.
Kieran deslizó los dedos por su cabello y lo jaló hacia su boca, desgraciadamente no estaba tan borracho como Zack parecía pensar, pero quería que esto pasara de una vez.
—Eres una mala idea —gruñó Zack sobre sus labios, Kieran estaba cansado del buen comportamiento que este borracho pretendía tener hoy.
—Olvida todo eso en lo que piensas.
Zack quitó la liga que el mismo había puesto en su cabello y le acarició la mejilla antes de besarlo una vez más, el beso definitivamente decía que pensaba en él, a Kieran le gustó la atención privilegiada.
Kieran acarició su torso por encima de la tela, la chaqueta de ambos quedó descartada unas horas antes, cuando apenas comenzaban beber. Zack se sentó sobre su pelvis y lo miró, Kieran no le permitiría pensar demasiado o arruinaría las cosas, lamió sus labios y desabrochó su camisa, Zack la tiró al suelo y volvió a atacar sus labios.
Kieran recorrió sus pectorales y el abdomen cincelado, terminando en el destacable bulto de su pantalón. Para su sorpresa Zack no lo dejó seguir, agarró sus manos y las colocó juntas por encima de su cabeza, Kieran le frunció el ceño mientras lo veía desabrocharle la corbata.
Zack enredó la corbata en la baranda y amarró sus muñecas con cada punta de la tela, Kieran probó tentativamente pero no tenía forma de salir, estaba arrepintiéndose de traer corbata, pero sobretodo de jugar con un león hambriento.
—¿Qué haces?
—Kieran, ¿estás asustado? No te preocupes, será divertido —Kieran se estremeció ante su sonrisa.
—Dios mío, no me digas que te gustan estas cosas pervertidas.
—Mmm… ¿no lo has probado nunca?
—Zack, desátame —Zack le sonrió de medio lado e hizo fuerza a su camisa, los botones se desparramaron por el suelo, Kieran se agitó, pero todo el miedo había desaparecido.
Zack acarició con su dedo anular desde la nuez de Adam, su pecho y abdominales, Kieran gimió encogiéndose un poco.
—¿Esto es excitante, Kieran?
—Deja de joder.
—Aún no empiezo —replicó Zack desabrochando el cinto y el botón de su pantalón, Kieran mordió su labio inferior—. ¿Qué debería hacer? ¿Quieres que lo quite, Kieran?
—¿En serio estás borracho?
—Mmm… entonces lo quitamos —su pantalón fue descartado en segundos, ahora Kieran estaba protegido por un simple bóxer blanco, Zack fue más atrevido y acarició su erección por encima de la tela, Kieran gruñó.
—¿A qué carajo estás jugando?
—Te ves tan sexy cuando te enojas.
—Hablas demasiado.
Como para mostrar que no sólo hablaba, Zack le besó una clavícula y siguió bajando hasta un pezón, sus dientes lo torturaron mientras el otro fue estimulado con sus dedos.
¿Cómo podía ser que este hombre lograra tenerlo tan mal con tan poco? Eso era un misterio todavía.
Kieran gimió y se frotó contra él, era una pena que aún quedase tela de por medio, esto ya pretendía convertirse en una tortura. Zack se carcajeó ligeramente, podía sentir su aliento chocando contra su abdomen, pequeñas mordidas fueron dejadas a su paso.
Zack agarró el elástico de la ropa interior con sus dientes y lo miró, nunca había estado tan excitado en toda su vida. Zack quitó el bóxer finalmente y también lo tiró, Kieran se sonrojó ligeramente de parecer tan ansioso por esto.
—En serio estás excitado —murmuró tocando la punta de su polla con el dedo índice, la gota de pre-semen quedó en su dedo, Zack lamió mirándolo con una sonrisa socarrona, Kieran lo mataría una vez acabara.
—Eres un imbécil.
—Mientras más te enojes más me excitas —Kieran jaló sus muñecas, pero no pudo hacer nada más que esperar.
Zack fijó sus rodillas con las palmas y lamió la punta, Kieran echó la cabeza atrás y gimoteó.
—No tengo ni la más mínima idea de cómo hacer esto —Kieran lo miró con una ceja arqueada, Zack aprovechó la distracción para chupar la punta, aunque no tenía experiencia en ello se sentía como en el cielo, podría morir satisfecho y ni siquiera había pasado a mayores.
Zack se atrevió a ir más lejos, una de sus manos acarició un poco más abajo, Kieran lo sintió como una hora entera, era una lástima que no pudiese cogerlo del cabello para guiarle y mostrarle exactamente lo que quería. Kieran gruñó debido a un roce accidental de dientes, Zack necesitaba adquirir experiencia y él estaba muy dispuesto a ser el objeto de pruebas.
—No vayas tan profundo, tendrás arcadas —amonestó apretando los dientes, Zack le hizo caso por primera vez sin quejarse y utilizó las manos para abarcar lo que no podía con su boca—. Suéltame, necesito…
Zack se levantó, limpió sus labios lamiéndolos y desenredó su mano derecha, Kieran lo besó al instante en que perdió el amarre, jaló su pelo y profundizó el beso notando su propio sabor.
—Vas a volverme loco —gruñó desabrochándole el cinturón, Zack lo miró con atención, sus labios rojos y apetecibles.
—Has algo de una vez —gruñó Zack, Kieran recién había notado que seguía mirando sus labios.
—¿Qué es lo que quieres?
—No intentes jugar conmigo Kieran, te quiero de rodillas — Zack se sentó en el lateral de la cama y dejó caer sus piernas, luego las abrió dejando un espacio, el espacio donde Kieran se suponía se arrodillaría.
—No me jodas.
—Ven aquí y ponte de rodillas, luego obtendrás tu recompensa.
Esto no podía ser en serio.
……
Zack gimió, su dolor de cabeza estaba matándole junto con el del labio, una vez pudo abrir los ojos miró a su lado, Kieran no estaba, eso era una buena noticia al menos.
Llevó su cansado cuerpo hacia el baño y apoyó las manos en el lavamanos, su reflejo se burló de él, el pelo apuntaba en varias direcciones, ojeras, la mejilla un poco inflamada y la comisura de su labio quebrada. Joder, no había duda, Kieran sabía dar un buen golpe cuando quería, su cara era prueba de ello.
Zack se dio un baño e hizo todo lo posible por curar su labio, definitivamente lo merecía, ¿de dónde rayos salió esa sarta de estupideces? Andar con Kieran lo convertía en un tonto pervertido sin remedio.
Zack evitó a sus padres y salió, por supuesto, el auto en que llegó no estaba, el jodido hijo de puta se lo había llevado y dejado tirado con sus padres.
¿No fue suficiente el puñetazo?
Zack suspiró y llamó a un taxi, quince minutos de espera y por fin pudo dictarle la dirección al chofer, no iría a casa, eso sólo haría las cosas más difíciles para ambos, dejaría pasar un poco de tiempo entre el suceso y luego se aparecería ahí como si no recordara un carajo de lo que había pasado, probablemente Kieran haría lo mismo, después de todo ambos eran culpables de esta situación tan extraña.
Zack le pagó al taxista y miró el edificio, según su teléfono este era el lugar de residencia de la mejor psicóloga del estado, ella tendría que aclararle un par de cosas.
Subió e ignoró a la secretaria que taconeaba enojada a su lado diciéndole que no podía pasar, Zack interrumpió la consulta, la doctora lo miró sorprendida y luego se enojó mirando a su secretaria.
—¿No te he dicho que nadie puede pasar?
—Lo siento, esta persona pasó directamente hasta aquí y no pude detenerlo.
—Siento la descortesía, pero necesito una consulta —dijo con una sonrisa, la doctora se colocó un mechón de pelo rojo detrás de la oreja.
—Pida una reserva como todos mis clientes.
—No tengo tiempo, tiene que ser hoy, por favor doctora, cancele todas sus citas, hoy seré su único cliente.
— No puedo hacer eso.
—Le pagaré por el día completo, así que despídase de su cliente —la doctora suspiró con fastidio y miró a su cliente, el hombre parecía un poco avergonzado de la situación, Zack no quería saber el motivo.
—¿Podemos dejar la terapia para mañana? Disculpe la molestia señor Crics.
—Está bien —dijo retirándose, Zack probablemente le había salvado la vida, sabrá Dios que estaba diciendo que parecía tan avergonzado.
—Siéntese —gruñó la doctora fulminándolo con la mirada, Zack se sentó, su nerviosismo empezó a salir—. Empecemos nuevamente, soy la doctora Asbury, ¿en qué puedo ayudarlo?
—Soy Zack, siento mucho la intromisión ¿vale? Pero esto es de vida o muerte.
—¿Cuál es el problema?
— Necesito hablar de esto con alguien o terminaré volviéndome loco, yo… creo que estoy metido en un gran problema —la doctora le colocó una mano en el hombro y habló tranquilamente.
—Zack, cálmese por un momento, respire —Zack cerró los ojos y respiró profundamente—. ¿Mejor? —asintió, la doctora se sentó frente a él—. ¿Por qué no comienza diciéndome quién lo golpeó?
—No me hables de usted, pareces muy joven, por lo que me hace sentir viejo.
—Está bien, Zack, deja de ignorar el problema y habla conmigo.
—No sé por dónde debería comenzar.
—Intenta por el principio.
—¿Nada de lo que yo diga saldrá de aquí?
—No, tengo secreto de profesión.
—Kieran me golpeó anoche, anoche estábamos borrachos y nos pasamos un poco, como puedes ver yo fui quien más se pasó…
—¿Y Kieran es…?
—Mi marido, bueno, algo así, sólo estamos fingiendo, pero ahora estoy un poco confundido y eso es un problema porque no soy gay, siempre me han gustado las mujeres, pero este hombre es…
—Zack, respira, no entiendo nada —Zack suspiró.
—Mallot & Tolkien ¿la conoces?
—Por supuesto ¿Quién no lo hace?
—Pues yo soy Zack Mallot, mi esposo es Kieran Tolkien — la doctora pareció caer en cuenta de que Zack decía la verdad.
— ¿Qué… has dicho que fingían? ¿Ustedes no son pareja?
—No. ¿Por qué?
— Bueno, pues parecen muy amorosos en las revistas y la televisión —Zack se encogió de hombros.
—Cumplimos con nuestro papel, se suponía que nos divorciaríamos cuando la empresa fuese nuestra, pero ahora lo será cuando nazcan nuestros hijos y…
—A ver, empecemos por el día que se conocieron.
—Fue el día de nuestro compromiso, se suponía que era una cena normal de negocios, una de las muchas a las que había ido, sin embargo, no fue así, esa noche se anunció que Kieran y yo nos casaríamos en dos meses —Asbury escribió algo en su bloc de notas.
—¿Cuál fue tu reacción?
—Maldecir a todo el mundo, mucho más a Kieran, al hijo de puta no pareció afectarle la noticia, por eso pensé que…
—¿Y no lo sabía?
—El mayor defecto de Kieran es mostrar siempre apatía con cada cosa, sin embargo, sólo es una máscara, yo suelo ser más indiferente que él, Kieran es…
—¿Te gusta Kieran? —Zack bufó.
—No hay manera, es un estúpido mujeriego, tampoco me gustan los hombres, y creo que si me gustaran no sería uno como él.
—¿Por qué?
—No lo sé, Kieran es inconfundiblemente un hombre, no hay nada remotamente parecido a una mujer que pueda atraerme, también tiene problemas con las faldas.
—Noto un poco de irritación, ¿estás celoso?
—¿Qué? No, claro que no, es que eso le da problemas a nuestro matrimonio.
—¿Qué fue lo que pasó anoche?
—La última vez que nos emborrachamos tuvimos que dormir en la misma cama, nos besamos, dijimos algunas palabras tontas y luego cada uno se hizo el desentendido en la mañana, pero anoche fue diferente.
—¿Compartieron más que besos?
—Sí, mucho más que eso, yo… me temo que fui un poco más atrevido y él terminó golpeándome.
—¿Y por qué crees que fuiste más atrevido?
—¿Por el alcohol? —murmuró.
—Dime, Zack, ¿te da asco besar a Kieran?
—No —la doctora se mordió el labio inferior.
— ¿Fue repugnante lo que hicieron anoche?
Zack tragó su disgusto ante la pregunta.
—… No.
—¿Querías más?
Zack se quedó callado durante un tiempo, luego contestó a regañadientes.
—… Sí.
—¿Te gusta Kieran?
Zack se estremeció considerando la pregunta verdaderamente, después de admitir que no le daba asco besarlo, que le había gustado lo de anoche ¿podía seguir diciendo que no le gustaba Kieran?
—Yo… no estoy seguro.
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