Escuché sus palabras y las sentí calar en las profundidades de mi ser, sin más que hacer, ni que pensar, giré su silla y me puse en cuclillas frente a él. Existía una única respuesta.
– Así me dijeras que detrás de este rostro angelical, se esconde un asesino serial... Nada cambiaría – aseguré y lo vi sonreír mientras el rojo en sus mejillas se hacia mas fuerte – será mejor que sonrías así siempre –
– ¿Te das cuenta de lo que acabas de decir? – formó un bello puchero antes de bajar la mirada de nuevo – quizás alguien murió por mi causa – jugó con sus manos mientras las observaba detenidamente – ella murió por mi culpa, Nam. Si yo no...–
– Eras un niño, Jinnie ¿Cómo podría ser tu culpa? – sus ojos volvieron a fijarse en mí, su mirada tan profunda que sentía que me podía ver a través de mi.
– Ese día... ese día ellos discutieron por mi culpa – confesó – En la escuela nos dieron las opciones de talleres, Jisoo y yo queríamos actuación, esa era la que tendríamos en común, su segunda opción era baile y el mío canto. Ese día llegué tan feliz a casa, solo quería contárselo a mi madre y que firmara mis permisos... Tenía solo nueve años, Nam – sus ojos se aguaron de nuevo y los cerró fuerte – ¿Cómo iba a darme cuenta de ellos ya habían estado discutiendo antes? – limpié las lágrimas que empezaron a caer – solo hablé con ella frente a papá, estaba tan emocionado y él se negó de inmediato, insistió en que eso no era lo que un hombre debería hacer y de entre la lista escogió futbol e informática, asegurando que sería más productivo y no es que no me gustaran... Si no me hubiese quejado... – suspiró y colocó sus manos sobre las mías – si no lo hubiese hecho, ella seguiría aquí hoy –
– Ya no digas eso, Jin – pedí – No puedes culparte, además, si ellos ya estaban discutiendo antes... –
– Ellos discutían todos los días, Nam. Mi padre no se cansaba de decirle que era una inútil, una tonta, que la empresa no sería nada si no fuera porque él estaba a su lado – confesó entre lágrimas – Muchas veces lo oí decirle que era blanda y que las personas con ese carácter no llegaban a ningún lado y no era así, Nam ¡No era así! Ella era muy capaz, yo la veía trabajar duro, sus diseños eran hermosos. De... deberías haberla visto hacer los bocetos y cuando sus muestras llegaban, se veía tan orgullosa – sus lágrimas caían sin cesar – su última colección es mi favorita y ni siquiera fue lanzada – presionó mis manos con mucha fuerza – tengo todo guardado como el tesoro más grande... Es lo único que me queda de ella y sé que mi padre está molesto, pero ya no me importa –
– ¿Lo guardaste? – luego de un momento de silencio me atreví a preguntar sin estar muy seguro, pero después de todo lo que acababa de confesarme, fue lo único que pude formular.
– Soy el único que sabe la contraseña de la habitación de trabajo de mi madre y no se lo di a nadie. Mi padre vendió la casa y nos mudamos aquí, pero antes de venir, me aseguré de tomar lo más importante sin que nadie se dé cuenta y a veces, voy a esa casa y pido permiso para pasar y ordenar el lugar. La mujer que vive ahí es una anciana muy amorosa que no dudó ni un momento, ella sabía que esa habitación no podría ser abierta cuando compró la casa y no puso objeción – levantó la vista y la dirigió a su ventana – ella cuida del jardín de mi madre y la casa está tal y como la recuerdo – sonrió levemente – me gustaría volver a vivir ahí algún día, Nam. Ese es el único sueño que tengo ahora mismo –
– Y estoy seguro que algún día podrás – aseguré – pero, dime ¿Por qué no quieres que esa colección salga a la vista? ¿Por qué la ocultaste de tu padre? –
– Él no lo merece, no después de la forma en que la trato y de que mi madre haya tenido que soportar sus amargas palabras cuando no lo merecía – soltó dejando notar su enojo.
– Entiendo – no sabía que decir, él podría tener razón – entonces ¿Qué harás con la colección? –
– Algún día, cuando la empresa sea mía, me aseguraré de perfeccionarla y la sacaré como un trabajo de mi madre, como el ultimo antes de su muerte – aseguró – sé que soy el culpable de su muerte, pero mi padre no queda libre de culpa, siempre creí que nunca la quiso... No entiendo por qué no lo dejó antes ¿Por qué, Nam? –
– No lo sé, cariño – y es que no tenía ni idea. Jin parecía tan afectado que ya no quería escucharlo hablar así – Ya, cálmate ¿Sí? No llores, por favor – rogué al notar sus lagrimas caer como si no tuvieran fin.
– Necesito contarte algo mas – insistió – algo que tengo tan guardado ¿P-puedo? – asentí y él se levantó de su silla tomando mi mano en el proceso para llevarme y sentarnos juntos en la cama – ese día, ellos empezaron a discutir por si yo debería o no hacer lo que quería, mi madre insistía en que no iba a dejar que él me haga infeliz como lo era ella – guardó silencio antes de tomar una bocanada de aire y continuar – mi padre, por su parte, insistió en que un hijo suyo no perdería el tiempo en cosas de "maricas" – hizo comillas con sus dedos y sonrió amargamente – ¿Quién diría que al final tenía razón? – lo miré confundido – en que me gustan los chicos, Nam – soltó con obviedad.
– Pero eso no está mal y tus gustos no definen tu sexualidad, Jin – empecé a odiar a ese hombre un poco más – No digas esas cosas –
– Mi madre le dijo lo mismo, asegurando que él no podría hablar de su propio hijo, que habían muchos actores en el mundo y entonces, él quiso golpearme solo porque empecé a llorar... Q-quizás digas que era muy pronto, pero a esa edad, yo ya sabía que me gustaban los niños y que mi padre sintiera rechazo solo de suponerlo, me dolió demasiado –
– No me parece raro, claro que no... Y entiendo cómo te debiste sentir, eras solo un niño – recordé.
– Mi madre me defendió, subimos a la habitación y empezó a empacar sus cosas y luego fuimos a la mía y tomó solo lo más importante antes de bajar. Mi padre seguía gritando cosas horribles y mi madre le dijo que menos mal, todo se había acabado, que ellos ya no eran un matrimonio y que nosotros dos nos iríamos a ser felices lejos de él – sus lágrimas cayeron gruesas y en gran cantidad – mi padre le dijo que jamás permitiría que una mujer "tonta" como ella se quede conmigo, que lucharía por mí y, entonces, no fuimos –
– Jin, si no quieres seguir – mis ojos empezaron a aguarse también y sentí un nudo enorme en la garganta.
– Quiero, por favor – pidió – cuando íbamos en el auto... Cuando estábamos en el camino, ella trataba de sonreír y decir que todo estaría bien, que seriamos felices, que los dos viviríamos juntos en una nueva casa – su voz salía rota – llamó a un hombre y le dijo que debía poner en vigencia el nuevo testamento y presentar los papales del divorcio que ya estaba firmados – mis ojos se abrieron grandes ante la sorpresa de sus palabras y, mas aún, de que las recordará tan bien como parecía hacerlo – juro haber escuchado eso, Nam – aseguró – el hombre le insistía en que debía pensarlo bien y ella en que estaba segura. Luego de colgar, solo me dio un beso, el... e-el u-ultimo – no lo soporté y lo llevé contra mi cuerpo, abrazándolo tan fuerte como me fue posible – estábamos en el semáforo, había estado lloviendo y el día era gris – me abrazó fuerte y sentí su cuerpo temblar de nuevo.
– Shh... Tranquilo, Jin – no sabía que decir, me dolía demasiado verlo así.
– Antes de que el semáforo cambiaba de color, vi a un auto venir contra nosotros y todo se vuelve confuso – mis lágrimas cayeron también – recuerdo el horrible sonido del impacto y a mi madre cubriéndome con su cuerpo, el dolor en mi cuerpo era intenso y la sangre espesa en mis manos... yo... yo no... no sé si esto paso o no, pero juro que vi a esos hombres bajar y acercarse a nosotros, mirarnos y sonreír... yo estaba tan asustado y no podía moverme, mi cuerpo estaba cubierto por el de mi madre, pero ella ya no se movía, ni siquiera hacia el intento... La sangre era suya, el peso muerto sobre el mío hizo que todo se nublara y perdí el conocimiento –
– Jin – su agarré en mi perdió fuerza y sentí todo su peso sobre mi cuerpo – ¡Hey! ¿Jin? – llamé asustado, pero antes de separarlo, escuché un fuerte sollozo.
– Déjame terminar – pidió y le di mi silencio como confirmación de que podía seguir – desperté en el hospital, mis heridas eran leves, pero dolía mucho. El cuerpo, la cabeza y el corazón, sobre todo el corazón... yo solo quería ver a mi madre y que me abrazara, en cambio, vi a mi padre sentado junto a mí con una mirada que decía más de lo que yo quería saber y lloré. Lloré como nunca en mi vida lo había hecho, sentí que toda mi vida había perdido sentido – soltó una sonrisa sarcástica – hasta ahora lo creo, mi vida no tiene sentido, debí morir aquel día también –
– Jin, no digas esas cosas – pedí – nada de lo que pasó es tu culpa ¿Entiendes? Eras un niño pequeño que solo quería hacer lo que amaba ¿Qué está mal en eso? ¿Cómo podrías saber que algo así ocurriría? – volvió a abrazarme – tu abuela dijo que eras un buen niño, Jin –
– Mi abuela puede decir muchas cosas, pero no soy tan bueno como ella cree – aseguró – mi padre me prohibió decir lo que pasó ese día, me prohibió contarle al mundo que ellos ya no estaban juntos y que me dijo tantas veces que fue un accidente, que esos hombres perdieron el control por las calles resbalosas y que no pudieron haber bajado porque también estaban heridos y callé – se alejó y clavó su mirada en mí, sus ojos rojos e hinchados, nariz y orejas rojas, sus mejillas empapadas por las lágrimas – esos hombres están libres y mi madre muerta ¡Y no hice nada! Cuando el policía me preguntó, solo dije que no recordaba nada, pero si lo hago, Nam. Lo hago... a medida que pasan los años, voy teniendo más seguridad, pero ya no puedo hacer nada, por eso yo... – tres golpes en la puerta llamaron nuestra atención.
– Seokjin – llamó la anciana – tu padre acaba de llegar – se adentró a la habitación – ponle el seguro, te traje esto para que coman – dejó una bandeja con mucha comida y unas bolsas de bocadillos – le diré a tu padre que no estas – y con eso se retiró.
– ¿Por qué debería mentir? – pregunté – ¿Está mal que este aquí? ¿Te metí en problemas? – negó suavemente mientras limpiaba sus lágrimas y caminó a la puerta para colocar el seguro.
– No eres tú, soy yo – suspiró pesadamente – llevo días encerrado y, esta mañana antes de irse, juró que si me encontraba aquí al volver y seguía con mis "mariconadas" – inquirió haciendo comillas con los dedos – iba a sacarme él mismo. Siempre dice lo mismo y nunca lo hace, pero no quiero discutir con él y menos si estás presente – acarició mi mejilla con timidez mientras volvía a sentarse a mi lado y sonrió levemente – por esto es que prefiero estar metido en casa de Jisoo, con ustedes, antes que estar aquí –
– Entonces ¿Por qué solo no nos vamos ahora? ¡Vamos! – tomé su mano y me puse de pie, levantándolo en el proceso.
– No quiero que me vean así, Nam – dejó caer su cuerpo en la cama de nuevo – hace unos días, volviendo de hacer compras con mi abuela, un auto perdió el control, una mujer y dos niños iban a bordo – mordió su labio inferior – nadie salió herido, afortunadamente, pero de igual modo, verlo hizo estragos en mi interior. Discutí con mi padre ese día y los que le siguieron porque no deja de llamarme débil y odio que me llamé de ese modo después de todo lo que pasamos... Creí que había cambiado, de verdad – soltó otra sonrisa sarcástica – sigue siendo la misma persona que trataba a mi madre como a un objeto y ni siquiera tengo el valor de mandarlo al diablo... supongo que tiene razón, soy débil, después de todo – se puso de pie y caminó al baño – voy a tomar una ducha y luego comeremos – la mezcla de enojo y tristeza en sus ojos hicieron que todo en mi interior se revolviera y que quiera cuidarlo más que a nada en el mundo.
– Esta bien – respondí dejando todos mis sentimientos confusos a un lado – aquí te espero, pero antes de que te vayas – clavó sus ojos en mí, haciendo una mueca extraña – No eres débil, Seokjin, eres la persona mas valiente que conozco, estoy seguro de ello y voy a encargarme de que tu también lo creas – bajó la mirada y entró al baño.
Me recosté en su cama y su olor inundó mis fosas nasales de inmediato. Recorrí su habitación con la mirada una vez más, notando su pulcritud. Jin es muy ordenado, todo en su lugar y los colores pasteles que decoran su habitación, muy en contra de lo que alguna vez pensé, se miran preciosos. Mis ojos vagaron otra vez y me topé con la foto más bonita que alguna vez vi, los ojos de Jin observando con amor y orgullo a una mujer de vestido purpura con un micrófono en mano ¿Podría esta imagen ser mas hermosa?
La observé por mucho tiempo con una estúpida sonrisa, hasta que caí en cuenta de todo lo que Seokjin me había dicho, desde el ¿Incluso si estoy enamorado de ti? Hasta las palabras asquerosas que su padre le dedicaba y todo lo ocurrido aquel día. Mis ojos se aguaron de repente, sintiendo que él había pasado por demasiado y que necesitaba ayuda. Jisoo me comentó, un día y sin querer, que él fue un tiempo con la psicóloga, pero que de un día a otro dejo de hacerlo y no volvió hasta hoy, quizás deba hacerlo.
Pensado en su desafortunada vida y lo que ocurrió ese día, me puse en su lugar por un momento. Perder a lo que más amas y de esa manera, tener que soportar a un padre como Dong Yul, vivir con ese sentimiento de culpa... Suspiré pesadamente y sin darme cuenta, gruesas lagrimas rodaron por mis mejillas esta vez, sintiendo tanto dolor de imaginarme todo lo que la persona que (aunque no quería admitirlo en voz alta) era el dueño de mi corazón, había sufrido.
Cuando Jin salió del baño, con el cabello otra vez mojado y vestido con el pijama celeste, supe lo que tenia que hacer. Limpié mis propias lágrimas y caminé hasta él, quedando solo a centímetros, su mirada perdida y sus ojitos hinchados me dieron la seguridad de decir lo que pasaba por mi mente sin dudarlo.
– Jin – llamé su nombre mientras tomaba sus manos y entrelazaba nuestros dedos – voy a cuidarte desde hoy, ya no tendrás que sentirte solo, lo prometo – sonrió sin enseñar los dientes y asintió.
– Eres un buen amigo, Namjoon – soltó mis manos y caminó hasta la mesa – si quieres comer, solo hazlo, yo no tengo hambre –suspiró pesadamente mientras observaba unas galletas –sigue creyendo que algún día le saldrán igual – lo amargo en sus palabras, me hacían ver el enojo que estaba sintiendo.
– No seas tan duro con ella – pedí y lo vi observarme con algo parecido a la intriga, pero no dijo nada. Empezó a pasearse por la habitación, ordenando cosas que, claramente, no lo necesitaban.
Lo observé en silencio y respeté su espacio, hasta que la puerta fue tocada de nuevo.
– Seokjin, sé que estas aquí – la voz furiosa de su padre llegó a mis oídos – ¡Abre la maldita puerta! ¡Estoy harto de tus actitudes estúpidas, ya no eres un niño! – Jin clavo sus ojos en mi, apenado – Jin, hijo – habló mas calmado minutos después – por favor, no puedes seguir con estas actitudes de niño malcriado, ya no tienes cinco años –
– Jin – susurré llegando a su lado – habla con él, respóndele – negó lentamente mientras mordía su labio con fuerzas – Vas a lastimarte – coloqué un dedo sobre sus labios – no hagas eso – pedí. Sus ojos se abrieron y bajo la mirada de inmediato.
– Jin, no me dejes hablando solo. Sabes que necesitamos hablar – volvió a pedir Dong Yul.
– No tenemos nada de qué hablar, papá – respondió fuerte – y no estoy solo, por favor, no sigas avergonzándome – hubo silencio del otro lado, uno algo largo e incomodo.
– ¿Quién está contigo? – preguntó entonces – ¿Jisoo o acaso Yeonjun volvió? – Jin guardó silencio mientras miraba al piso.
– Namjoon – respondió, su tono de voz fuerte y claro – Namjoon está conmigo, papá –
– Jin, ya hablamos de esto – su voz volvió a sonar enojada – ¿No puedes hacerme caso una maldita vez en tu inservible vida? – sus palabras crueles, escupidas con enojo y sin ninguna compasión, provocaron que mi cuerpo se moviera solo hacia la puerta.
– Jin no es nin... – estaba a punto de abrir la puerta cuando los brazos de Jin me apresaron desde atrás – Jin – susurré.
– No vale la pena – su voz baja y su aliento caliente chocando contra la piel sensible de mi nuca – por favor – tomé sus manos que se encontraban entrelazabas sobre mi ombligo y las presioné con fuerzas, apoyé mi cabeza en sus anchos hombros descansando en ellos.
– No mereces esto – susurré – no eres lo que dice –giré mi rostro y observé su perfil y, al notarlo, hizo lo mismo.
Sus ojos chocaron con los míos, su suave respiración se mezclaba con la mía por la cercanía se nuestros rostros y suspiré sonoramente cuando bajé la miraba a sus labios entreabiertos y vi como los humedeció con la lengua. Volví mis ojos a los suyos y una mano subió hasta su rostro, volví a suspirar antes de acariciarlo lentamente, cerró sus ojos y también dejo escapar un sonoro suspiro.
Perdí completamente el sentido al sentir como su agarré a mi alrededor perdió fuerza y, con mi mano libre, terminé por separarlas para girarme y quedar frente a él. Sus ojitos brillaron tanto, minimizándome por completo, acuné su rostro con ambas manos y pasé mi pulgar por su labio inferior sin perderme de su reacción, Jin tembló un poco cuando rocé mi nariz contra la suya.
Un suave beso esquimal.
Cerré mis ojos acortando la distancia entre nosotros y, cuando pude sentir el rocé de nuestros labios, los golpes en la puerta lograron sobresaltarnos.
– Jin, voy a salir y cuando vuelva, espero no verlos aquí... ¡A ninguno! – gritó logrando sobresaltarme un poco. Jin se alejó con tristeza y decepción en su mirada, mi interior ardió y mis labios hormiguearon al verlo hacer un puchero.
– ¡A la mierda! – solté y sin dudar, lo tomé del brazo girándolo, su cara de sorpresa fue algo digno de admirar y aproveché su guardia baja para adueñarme de su cintura y pegar su cuerpo al mío.
– Nam –
– Creo que también estoy enamorado de ti – respondí antes de subir una mano hasta su nuca y atraerlo a mi – y quiero besarte – de inmediato, terminó la distancia que existía entre nosotros pegando sus labios a los míos.
Un simple roce y sentí que todo en mi interior se incendiaba. Entreabrió sus labios siguiendo el suave beso que nos estaba uniendo y, al sentir su lengua rozar la mía, todo en mi interior explotó. No eran mariposas revoloteando en mi estómago ¡No! Eran fuegos artificiales que hacían mi cuerpo temblar y Jin era el responsable. Enredó sus brazos en mi cuello y profundicé el beso, me adueñé de todo su cuerpo presionándolo con más fuerza contra los míos y, cuando el aire me faltó, me separé un poquito y sonreí mientras observaba sus hermosos ojos mirarme con un brillo que me encantaba. Quizás no era la primera vez que lo hacia, quizás ese brillo había estado ahí desde hace algún tiempo, pero era la primera vez que le prestaba real atención.
– Sí – confirmé – estoy enamorado de ti, Seokjin – sonrió de nuevo y me dio un pequeño beso antes de bajar sus brazos para pasar a adueñarse de mi cintura, hundió su rostro en mi cuello mientras suspiraba.
– Gracias, Nam – tomé su rostro y lo alejé para poder admirarlo – pero no hagas esto por obligación – pidió bajando la mirada.
– ¿Vas a decirme que Jisoo nunca te dijo que estoy enamorado de ti? – pregunté mientras lo obligaba a levantar la vista.
– Lo hizo, pero como una suposición, no como algo que sea cierto – confesó.
– Pero es algo cierto – aseguré – soy un cobarde y por eso dudé mucho antes de... bueno, antes de esto – nos señalé a ambos – estoy seguro, lo estoy, Jin – sonrió un poco antes de morderse los labios – aunque podrías besarme de nuevo, solo para reconfirmar – recibí un suave golpe en el hombro y luego una tímida sonrisa la cual devolví antes de volver a juntar nuestros labios.
Luego de creer que tuvimos suficiente de nuestros labios, de nuestros toques, decidimos que debíamos salir de ese lugar y así lo hicimos.
El rio Han fue nuestro destino.
Paseamos juntos e intenté distraerlo lo mas que pude. Hablamos mucho, demasiado, como nunca lo habíamos hecho. Tomé sus manos la mayor parte de nuestro paseo, haciendo caso omiso a las miradas de desaprobación que recibíamos por parte de algunas personas.
Esa noche, no volvimos a su casa, pero tampoco a la de los Park.
Nos dimos el lujo de pasear por los lugares que eran de nuestro agrado, cenamos y, a pesar del frio que se estaba empezando a sentir algo pesado, tomamos un helado en un pequeño parque para que, cerca de las dos de la mañana, decidiéramos pasar la noche en un hotel.
Dormimos juntos, no por primera vez, claro que no. Ya lo habíamos hecho antes, pero esta vez, fue distinto, nuestros cuerpos entrelazados y cómplices de lo que estaba naciendo o, mejor dicho, creciendo entre nosotros.
El tiempo pasó y delante del mundo, seguimos siendo los mismos amigos, bueno, lo éramos. Lo fuimos hasta el día de su cumpleaños, ese día lo llevé al rio Han de nuevo y le pedí que sea mi novio, que seamos novios.
No hubo dudas en su respuesta, estaba seguro de estar conmigo y lo sigue estando hoy, casi 10 años después.
Jin me ha demostrado día a día que está muy seguro de sus sentimientos. El proceso ha sido duro, años de terapia, años de sembrar confianza y, sobre todo, años en donde nuestro amor y la seguridad de lo que sentimos por el otro ha crecido a niveles que nunca esperé.
Seokjin es mi todo. Es la persona que más amo en el mundo, la persona por la que daría todo lo que no tengo. La persona por la acepté tener un perro cuando, en realidad, siempre creí que tendría niños antes que mascotas.
Él me ha dado paz, seguridad y demasiado amor.
Ahora, mientras lo observó perdido en sus pensamientos mientras observa el pastel que está decorando, incluso puedo asegurar que es lo que está pensando, porque sí, él, ante mi, es la persona más transparente que puede existir y eso, a veces también es un problema.
Más cuando yo no estoy siendo totalmente sincero y llevo meses ocultándole cosas, pero no quiero que vuelva a recaer, no quiero que vuelva a sus inseguridades, quiero verlo como está ahora, feliz y tranquilo.
Sé que sabe que estoy ocultándole algo, pero intento decirle y asegurarle que solo es estrés, que demasiado trabajo y lo de nuestra casa nueva, me tienen ocupado.
Bueno, lo de nuestra casa nueva también es una gran sorpresa que me tiene algo ocupado.
El timbre del departamento sonó y por la insistencia, no me cuesta mucho adivinar que son Jimin y Tae los que están detrás de esa puerta.
– ¡Feliz Cumpleaños, Namjoon! – gritaron en unísono apenas la puerta fue abierta – ¡Te amo, te amo! – fueron las palabras de Jimin antes de lanzarse sobre mi, correspondí, por supuesto.
– Gracias, Jimin, también te amo – respondí mientras observé a Tae, Hobi y Jungkook parados detrás nuestro, el ultimo cargando una bolsa de regalo y un conejo peludo y enorme.
– Feliz cumpleaños – saludó Hobi entregándome una caja envuelta en colores extravagantes y me dio un rápido abrazo antes de dejarme tirado y pasar – ¡Monie! – gritó y automáticamente los ladridos aparecieron – ¡Dios, cada día te amo más! ¡Cosita preciosa! ¿Quién es el perrito más precioso? – lo cargó y luego empezó a jugar con él.
– ¡Hoseok, yo también quiero cargarlo! – se quejó Tae pasando a mi lado e ignorándome, como siempre – debemos tener uno también, somos los únicos sin hijos, Hobi ¡Y sin nombre de pareja! – siguió quejándose mientras el contrario llenaba de besos a Monie.
– Feliz cumpleaños, Namjoon – saludó la ultima persona – parecen niños – bajó al piso a Cooky que inmediatamente se adentró como dueño y señor de todo y, entonces, Jungkook me dio un abrazo – te deseo mucha felicidad en este nuevo año de vida –
– Gracias, Kook – seguí su mirada al notar que ya no me estaba prestando atención y vi a Jimin robando unas fresas de Jin mientras este se quejaba, pero no hacía nada por evitarlo – ¿Todo bien? – me atreví a preguntar.
– Esta así todo el día – confesó – sonriendo y comiendo, haciendo como si nada estuviese pasando, como si una bomba no hubiese explotado provocando un desastre en sus emociones – se mordió el labio antes de soltar un gran suspiro – me preocupa su salud mental, Nam. Un día de estos explotará y nada bueno saldrá de ello – iba a responder, pero el timbre volvió a soñar.
– ¡Feliz Cumpleaños, hijo! – saludó mi padre con una enorme sonrisa – te he echado de menos – me dio un gran abrazo que respondí completamente feliz.
– Gracias, papá. No me esperaba su visita – confesé durante nuestro cálido abrazo.
– ¿¡Sorpresa?! – Jisoo estaba parada a unos metros y se acercaba de la mano de Yoongi – ¡Feliz Cumpleaños, Joon! Tu papá es mi regalo – también la abracé y luego de recibir los saludos de Yoongi, nos adentramos.
El día paso rápido entre risas, charlas y comida. Mucha comida. Jimin pegado como chicle a Jungkook y a su conejo, Hobi y Tae jugando con Monie la mayor parte del tiempo, Yoongi hablando con mi padre (extrañamente) y Jisoo cuchicheando con Jin, como en este mismo momento.
Estos últimos días han estado así, hablando secretamente y no me he atrevido a preguntar o investigar para no arruinar alguna sorpresa de Jin, como ya lo he hecho en otras ocasiones. Jin tiene la costumbre de preparar una pequeña sorpresa todos los años y lo he arruinado en más de una ocasión por ser un maldito paranoico.
– Cariño – llamó sentándose a mi lado – estas muy callado –
– Solo me estoy tomando el tiempo de observar el ambiente – tomé su mano y besé el dorso de esta sonoramente – me divertí mucho y estoy algo cansado, ya no tengo 18 años – soltó una risa escandalosa antes de dejar un casto beso en mis labios –Te amo –solté embobado.
– También te amo, amor – diez años y aún sigo sin acostumbrarme a este tipo de confesiones, me sigue alterando tal y como la primera vez – cuando nos quedemos solos, te daré tu sorpresa – y así como lo dijo, se levantó y se fue a hablar con Jimin que se encontraba tomando un pedazo de pastel de la cocina.
Jimin me preocupa, Jungkook tiene razón en todo lo que dice, su salud mental peligra. Estos últimos años se ha sobrecargado demasiado y espero no termine mal. Creo poder decir que lo conozco, que sé de sus miedos e inseguridades, compartí muchos años con él, después de todo. Mi niño pequeño también es uno de los motivos que me llevaron a desenmarañar cosas del pasado que no debería, que nos podría meter en problemas, pero Yoongi y yo tomamos la decisión de correr todos los riesgos necesarios por ellos, por las personas que amamos.
Jisoo, Jin y, por supuesto, Jimin.
Tae me sacó de mis pensamientos al pedirme permiso para bajar y dar un paseo con mi perro, me están haciendo un gran favor, no les diría que no, así que, sin mas, Hobi y él se perdieron por al menos una hora.
El resto seguimos hablando y pasando el rato entre anécdotas y chistes sin sentido alguno. Mi padre fue el primero en irse, ya que le esperaba un largo viaje, pero me hizo muy feliz el verlo y saber que se encuentra bien. Amo verlo pasar el rato con Jin, amo escuchar los consejos que le da, aunque todos sean algo como "Debes evitar que Nam toque tal cosa porque va a destruirlo". He pasado más de diez años junto a Jin, él sabe perfectamente a lo que debe atenerse.
Cuando todos se fueron, mi lindo Seokjin y yo seguimos ordenando un poco. No había mucho por hacer, ya que Jimin obligó a Jungkook a ayudarlo y limpiaron la cocina juntos.
– ¿Vas a decirme de que tanto hablaban con Jisoo? – pregunté al notarlo un poco distraído – ¿Y por qué estás tan raro ahora? –
– Te lo voy a decir – se acercó a mi y besó mis labios de forma lenta, enredó sus brazos en mi cuello y lo tomé de la cintura con posesión – Mmmh – un jadeo salió de sus labios cuando lo mordí sin mucha fuerza – Te amo –
– También te amo, cariño – susurré sobre sus labios – te amo demasiado y lo sabes, nunca dudes de mi amor y de todo lo que quiero contigo –
– No lo hago – aseguró antes de besarme de manera necesitada, apegándose – eran siete y diez años ¿Verdad? – preguntó y asentí.
Contexto: Jin y yo hicimos una promesa en nuestro primer aniversario. Si cumplíamos 7 años de noviazgo y nos seguíamos amándonos como en ese momento o incluso más (como había sucedido) nos comprometeríamos y nos casaríamos 3 años después y, justamente, los 10 años se cumplen en unos meses, exactamente, el día del cumpleaños de Jin.
– Tomé la decisión – confesó entonces – es de lo que estábamos hablando con Jisoo –
– ¿Qué deci... – no pude terminar porque los labios de Jin se apoderaron de los míos. Subió una pierna a mi cadera y entonces pasé mis brazos por sus muslos para cargarlo y caminé con él hasta nuestra habitación sin dejar de besarlo.
Al llegar, lo deposité en la cama y pasé mis besos a su cuello mientras mis manos exploraban su cuerpo, tan conocido para mi.
– Amor – llamó entonces y me separé un poco para observarlo – mi decisión – lo miré confundido y estiró los brazos para tomar una pequeña caja rectangular que estaba en la cama y ni siquiera lo percibí – es esta –
– Cariño – llamé y al abrir la caja, mis ojos se aguaron de inmediato, levanté la vista y vi los suyos igual – Jin, esto... – mis palabras se quedaron atoradas en mi garganta sacando el contenido y pasando mis dedos suavemente por el par de objetos, en ese momento, mi mente hizo click y lo entendí todo. Mis lagrimas cayeron sin poder evitarlo por la gran emoción que quemaba en mi pecho.
– Tengamos un hijo, amor – Tomó uno de los zapatitos blancos que tenia entre mis manos, dejándome solo con uno – tengamos a tu hijo, Namjoon –
¿3 de 3?
¡Actualicé un domingo!
Los milagros existen... Créanlo.
Bien, este es el ultimo capitulo de lo que podríamos llamar como un mini espacial NamJin. No digo que no habrán mas en el futuro, pero hasta ahora no lo tengo escrito.
Hace unos días escribí el final y no sé como sentirme... A la historia le quedan unos 10 capítulos quizás y sería el final.
PD: Si Alguna creyó que habría lemon NamJin, pues no mi ciela >_<
Si quieren leer algo así, esperen mi fanfic NamJin con temática de vampiros que será (posiblemente) la que le seguirá a esta.
PD 2: yo soy Tae en la vida... Si llego a tu casa y Tenes una mascota, vos no importas, voy a tu casa a ver a tu mascota, no a vos jajajajaaja
Bueno, mucho divague...
Muchas gracias a los que leen, votan y comentan. En serio amo que lo hagan por me hace feliz saber que les gusta.
Los Amo, en serio <3