Us [Joseph x Victor]

By SinAustin

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Las diferencias notorias entre Joseph y Victor, se conectarán a través de las cartas, la fotografía y las coi... More

Correspondencia.
Amigo
Preludio.
Encuentro
Impulso
Fortuna

Convincente

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By SinAustin

Después de que la tormenta dejara solo una llovizna de rastro, Joseph decidió llevar a Victor a casa cerca de las 8 de la noche. Se sorprendió que el tiempo pasara con rapidez a su lado hablando de cosas sin relevancia, y también el compartir más allá de un saludo con el chico, le dio la oportunidad de conocer un poco su lenguaje corporal. Lo notaba asustado y nervioso al inicio luego de aquel intercambio de afecto, pero eventualmente su cuerpo comenzó a relajarse y mostró esa tierna elegancia mientras charlaban. Era un tipo educado y para ser alguien que hablaba poco, sus frases compuestas de cuidadosas pero simples palabras le hacían sonar elocuente en aquellos temas banales. Y es que desde que lo conoció y leyó sus cartas sintió esa formalidad de su parte, aquella cuidadosa pero segura manera de expresarse, pero tener la oportunidad de apreciar ese comportamiento más allá de lo escrito, le alegraba.

En el auto las cosas fueron un poco incómodas de nuevo, Victor miraba por la ventana con evidente nerviosismo, como si los recuerdos volvieran y le hicieran imposible moverse y comportarse con la naturalidad que adquirió al tomar el té un par de horas atrás. Joseph por su parte mantenía la vista fija en el camino, su cabeza estaba llena de pensamientos más complicados que los de su acompañante. Sentía culpa, arrepentimiento, confusión y también alegría, se preguntaba si estaba bien estar así de feliz, si lo merecía y cuánto duraría aquello; y sin quererlo, el trayecto fue completamente silencioso. Cada uno tenía una lucha interna en su cabeza, sus emociones estaban dispersas encontrando un punto medio para poder sobrellevar aquella experiencia.

-Muchas gracias y lamento las molestias

-Descuida, pero por favor no vuelvas a hacer algo tan imprudente -sonrió el mayor-, no me gustaría que enfermaras

-De acuerdo

Victor abrió la puerta y antes de bajar, sintió una sutil caricia en su brazo que lo hizo detenerse.

-Puedes llamarme cuando quieras

Por impulso, Joseph tomó una de sus tarjetas de presentación y la extendió hasta el chico. A pesar de que mantenía los asuntos personales al margen de cualquiera, ahora ni siquiera pensó en por qué o si era conveniente darle más de su información personal, simplemente lo hizo.

-Gracias

La sonrisa honesta de Victor hizo sentir seguro a Joseph, al menos por ahora no se arrepentía de haberle otorgado un medio para estar más cerca. Incluso si le había prometido una respuesta por correspondencia, quería que hubiese más de una forma en que ambos se mantuvieran en contacto.

El joven de cabello rubio bajó del auto y caminó sin mirar atrás hasta la entrada de su casa, sosteniendo la bolsa de plástico que llevaba su ropa húmeda dentro, y con la otra mano aprisionando esa valiosa tarjeta en su pecho. No pudo notar cómo Joseph cuidó que entrara a casa o el momento en que el auto se fue. Abrió la puerta y lo primero que hizo fue tirarse sobre la cama a descansar su cuerpo. Cerró los ojos con fuerza y recordó una y otra vez la sensación y el olor de aquel momento. Era algo increíble, incluso llevaba puesta la ropa de Joseph y sentía que su aroma lo envolvía por completo, aunque eso era probablemente producto de los anhelos de su cabeza. Estaba confundido, e increíblemente no se sentía satisfecho. Era tonto y algo inexplicable, había sido su decisión parar aquel contacto, y aunque anhelaba demasiado tener cualquier tipo de primera experiencia con Joseph, sentía un miedo inmenso y ni siquiera entendía por qué. Tampoco sabía, a partir de ahora, cómo describir la relación de ambos. Era obvio que no eran amigos, pero tampoco era su amante, ni siquiera había expresado aún lo mucho que le gustaba o si Joseph gustaba de él; todo parecía haber hecho las cosas más complicadas.

Para los días siguientes Victor estaba inmerso en un montón de dudas que no tenía la confianza de expresar con Luca como usualmente lo hacía. Estaba avergonzado, no podía detallar aquel encuentro sin sentirse estúpido por no saber qué venía después, y seguramente su amigo le diría que lo consultara con la persona responsable de ello. Pero no tenía el valor de llamar a Joseph, había guardado esa tarjeta con mucho cuidado pero seguía esperando que alguna carta llegara para saber cuáles eran los pensamientos de este. Y para su suerte dos semanas después de su encuentro, por fin recibió aquella respuesta.

"Querido Victor Grantz.

Ha pasado un tiempo desde que nos vimos, espero estés cuidando de tu salud y no hayas hecho algo imprudente de nuevo. No sabía exactamente qué decirte después de aquel día, y para que lo sepas, muchas hojas terminaron desperdiciadas en la basura por no tener la respuesta adecuada. También en el proceso me di cuenta de que no eres el único que logra ser completamente honesto a través de las letras. Me había olvidado de lo agradable que era compartir correspondencia, y de lo emocionante y abrumador que es esperar por una respuesta. Debo confesar además que no es la única sensación que me has hecho experimentar de nuevo, y si soy honesto no estoy seguro de si estoy bien con ello. Sé que te parecerá confuso y egoísta de mi parte, es por eso que me he tomado un tiempo para responder. A veces me pregunto si está bien estar tan cerca uno del otro, o simplemente, ¿a dónde llegaremos con esto? Estoy un poco asustado, pero al menos a través de esta carta quiero ser honesto contigo. Tengo miedo de estar cerca tuyo, tengo miedo de hacerte daño y de que me hagas daño, o incluso de perderte. Es tonto, ¿cierto? ¿Cómo perder algo que ni siquiera me pertenece? Pero soy alguien que constantemente vive con el miedo de ser herido, por eso puedo parecer un poco insensible y frío. O eso me dicen a menudo, ¿pero tú qué opinas?

No sé qué más puedo decirte, he desnudado un poco de mi corazón contigo y tampoco sé si fue la decisión correcta, pero cuando lo entienda probablemente tú ya estés respondiendo esta carta. A decir verdad estoy un poco emocionado por eso.

Sin más que decir, me despido.

Pd: Realmente esa pijama era de mis favoritas, pero pensar que ahora eres tú quien la usa me hace sentir tranquilo.

Joseph D."

La emoción le recorrió el cuerpo en un cosquilleo intenso, mordió su labio y recostó su cabeza sobre el escritorio mientras sonreía. La respuesta se leía honesta y bastante personal, sentía como si estuviese un poco más cerca de él a pesar de no haberlo visto en un tiempo, y toda esa palabrería no hacía más que ilusionarlo de nuevo.

-No he utilizado ese pijama -dijo sonriendo para sí mismo.

Había pensado en usarla como excusa para verlo de nuevo el día que la devolviera, y aunque tuvo un impulso para ponérsela y recordar aquel placer, se mantuvo sereno y la colocó cuidadosamente dentro de una caja en su closet.

Ahora sabía que si bien no era correspondido, al menos Joseph tenía algunos sentimientos por él.

La puerta sonó interrumpiendo toda clase de pensamientos que comenzaban a surgir a raíz de aquella carta, el perro corrió alegre ladrando un par de veces y con ello supo que era Luca quien llamaba.

-Wick

Victor reprendió al perro y tomó un libro para poner sobre aquella carta, no quería lanzarla al cajón sin cuidado, pero tampoco se sentía cómodo con dejarla abierta a que alguien más la viera.

Respiró hondo un par de veces y se aseguró de que todo estuviera en orden antes de abrir.

-Hey, ¿qué tal, pequeño?

En cuanto abrió la puerta, Luca se agachó y tomó al perro en sus brazos, y con total confianza entró luego de regalarle una sonrisa al rubio, entregando también una bolsa con algunas frituras dentro.

-¿Estás ocupado? -su expresión se notaba relajada.

-No... -Victor observó la bolsa y cerró la puerta, y miró a Luca que se había tirado junto a su cama a juguetear con Wick- ¿bebemos?

Luca asintió y se levantó para ayudar a colocar las frituras en un traste de plástico, mientras que el otro sacaba un par de cervezas del refrigerador. Desde que comenzó a hablar con su él la compra de alcohol y sodas se había vuelto algo frecuente, y no es que hubieran desarrollado un vicio, pues jamás tomaban más de la cuenta y solían tener pláticas tranquilas mientras bebían.

-La ventaja es que mañana no trabajas -abrió una lata con cuidado y la colocó en el suelo luego de sentarse para continuar acariciando al perro.

-¿Sucede algo? -preguntó curioso el dueño de la casa, la visita le parecía repentina.

-Mmm... ¿será? ¿No eres tú quien tiene algo que contarme?

Luca sonrió y tomó una de las frituras para llevarla a su boca. No es que lo conociera bien, es que Victor era demasiado obvio cuando algo le sucedía. Primero había estado ansioso hablando sobre aquel tipo y su mágico encuentro, y a los siguientes días simplemente nada, el tema se había desvanecido. Pero Victor se notaba ansioso, como si quisiera decirle algo y no tuviera el valor de hacerlo, y odiaba pensar en qué podría haber pasado, porque una parte de él imaginaba que las cosas no se habían desarrollado bien para ellos y eso lo ponía feliz. Era un amigo horrible al pensar eso y automáticamente se sentía culpable, pero tampoco se iba ese sentimiento de tranquilidad de saber que tal vez tenía una oportunidad.

-No, bueno... No es nada

-Oh, vamos, ¿quieres que te ruegue un poco? -sonrió Luca, y deliberadamente tomó el rostro de Victor con ambas manos- anda, ¿qué sucede? ¿Mucho estrés en el trabajo?

-El trabajo va bien

-¿Tuviste algún problema?

-No, todo está bien

-¿Qué hay de tu amorsito?

-Mi... no, él no es mi... eso...

Luca rió fuerte y soltó el agarre, y tomó la cerveza para dar un gran trago. Victor no se veía triste, así que seguramente sus pensamientos egoístas estaban equivocados.

-No me has contado nada desde entonces, ¿cómo va todo con aquel chico?

El silencio se hizo y de una manera única y cómica, Victor tomó un trago a su cerveza al punto de comenzar a ahogarse.

-Es un cliché -dijo tosiendo mientras Luca le daba un par de palmaditas en la espalda.

-Vamos señor honesto, ¿ahora me dirás que necesitas alcohol para confesar tus pecados? ¿Pues qué hiciste? -su amplia sonrisa se borró al notar cómo Victor mordía su labio para después tapar su rostro con ambas manos, era una confirmación a que algo más había pasado- bueno, no eres ningún niño, no tienes que avergonzarte

Victor suspiró y aunque su expresión mostraba vergüenza, se le notaba también confundido. Luca podía deducir por obviedad lo que seguramente había pasado, pero esperó a que su amigo comenzara a hablar para así poder aconsejarlo.

-No sé qué deseo de él, en realidad no entiendo cómo debería actuar a partir de ahora -miró a Luca-. Me siento como un adolescente estúpido, a mi edad debería preocuparme por las cuentas que debo pagar o por mantener en orden mi vida... pero todo el tiempo estoy pensando en él, qué estará haciendo o qué sigue después de habernos acercado un poco... es agotador

-Mmm... bueno, ser un adulto no es sinónimo de ser un robot sin sentimientos, y pagas tus cuentas, ¿no? -sonrió- Además aunque no lo creas muchos adultos están inmersos en problemas de amor, simplemente no estás acostumbrado a esta clase de preocupaciones

-Pero no es algo que yo quiera, no así...

-Dime, ¿qué pensabas del amor hasta ahora, o de relacionarte con otros? ¿De verdad jamás te imaginaste al lado de alguien más que llamaba tu atención? ¿Nunca...?

-No, eso sería raro...

-Ra... ¡No! -rió el castaño- Eso es lo más normal del mundo. Ves a alguien que te gusta y comienzas a fantasear sobre momentos que no han vivido juntos pero que deseas con todas tus fuerzas que pasen. Quieres besarlo, abrazarlo y esas cosas, ¿o me vas a decir que no lo has pensado ahora con este chico?

-Bueno, solo recién...

-¿Ves? Y está bien, eso quiere decir que eres un tipo normal. ¿Y sabes? Tal vez después te guste otro tipo, y otro, y otro... Podemos pagar las cuentas, pero siempre estamos persiguiendo al amor sin importar la edad que tengamos

-¿Tú también pasas por estas cosas? -preguntó Victor directo y con la esperanza de no ser el único con esa clase de problemas- ¿también te sientes ansioso por estar con alguien más?

-¿Cómo? bueno, pues sí... ¿tal vez?

Victor estaba algo impactado, Luca no solía hablar de su vida personal o sus relaciones con otros, ni decir de mencionar algún amante. Quería conocerlo más, apoyarlo como él siempre lo hacía y también sentir que no era una persona tonta por preocuparse por la existencia de alguien más.

-Yo... no creo poder ayudarte, no tengo experiencia en ello. Pero en verdad quiero apoyarte y escucharte, aún si no puedo decir nada útil, puede que... puede que contarlo te haga sentir menos confundido... No lo sé

Luca lo miró y sonrió. Si alguna persona sensible escuchara esas palabras, seguramente pensaría que Victor es un idiota sin tacto que solo quería satisfacerse a sí mismo. Pero él sabía que su honestidad no era mal intencionada, y a decir verdad sentía bien el saber que le importaba. Tal vez nunca lo vería de la misma forma que a aquel hombre, pero los amantes vienen y van, y él podría llegar a ser más especial que eso; podía convertirse en la persona en quien Victor confiara más que nada, y de alguna manera ya lo era.

-Bueno bueno, ¿cómo es que esto terminó siendo una reunión de desamores? -sonrió y levantó su cerveza- pero primero un brindis tonto, uno antes de terminar tan ebrios que ni siquiera recordemos lo demás

-¿De verdad vas a tomar tanto? -Victor levantó su lata también, y luego miró la poca cantidad de alcohol que tenían.

-No, pero puedo pretender que es así

-De acuerdo

La sonrisa de Victor era amplia, y mientras llevaba una fritura a su boca, esperó ansioso a que Luca comenzara a contarle sobre la persona que le gustaba. Se sintió un poco extraño pero ya sabía desde el principio que ellos eran distintos, mientras que él tenía solo un par de personas especiales, Luca debería tener un montón de amigos por doquier e incluso algunas ex parejas.

-Quiero saber sobre la persona que te gusta -preguntó tímido.

-Bien, no es que sea una historia super interesante, te advierto... -suspiró- Para empezar la persona que me gusta está enamorado de alguien más -dijo riendo y avergonzado, evitando mirar al rubio-. Y bueno, no es demasiado complicado ahora que lo pienso, simplemente... a veces siento como si no debería tener estos sentimientos

-Oh, eso... debe ser duro -respondió Victor, y se dio cuenta que esa posibilidad jamás pasó por su cabeza. Nunca se le ocurrió preguntar si Joseph tenía ya una persona especial en su vida-. Yo no sé qué se siente enamorarse de alguien que ama a otra persona, sin embargo entiendo la sensación de querer volver a antes donde simplemente no te importaba y no sentías nada

-Bueno eso lo he pensado, pero tampoco quiero una vida donde él no esté. La pasamos bien juntos y también me ha hecho conocer aspectos de mí que desconocía, incluso si no me corresponde, todavía me alegra que me guste

La expresión de Luca le robó una sonrisa, si bien toda esa experiencia de ampliar sus relaciones tenía altibajos, también disfrutaba de ver a Joseph, incluso de salir con Luca a pasear al perro o sencillamente de intercambiar saludos.

-Entiendo eso -asintió con seguridad.

-Pero me frustra, sabes, supongo que cierta parte de mi ego está herido -no estaba borracho, pero sentía que ahora no podía medir sus palabras-. Si pienso en nosotros como pareja creo que podríamos funcionar, y estoy seguro que lo entiendo mejor que quien le gusta, somos muy compatibles

-Ah...

-Además no soy tan desagradable, ¿o lo soy?

-No, para nada, eres divertido, amable y atractivo

-Suenas como una tía que describiría a su sobrino favorito -Luca soltó una carcajada y Victor negó insistente con la cabeza-. ¿O acaso me tomarías en cuenta? ¿Tú podrías verme como algo más que un amigo?

-¿Qué? Bueno...

Luca miró fijamente a Victor, había lanzado una pregunta directa y con la intención de probarlo, y si las cosas salían mal podía decir que estaba bromeando y que obviamente se trataba de alguien más.

-No lo harías, ¿cierto? Está bien, es normal

Victor desvió la mirada, en una situación así sería fácil para cualquiera mentir y decirle que sí sin pensar, después de todo solo era un caso hipotético para poder darle seguridad a su amigo. Pero él no mentía porque sí, y para su desgracia pensaba demasiado las cosas. Luca no le era indiferente, pero tenía tan claro el querer una amistad de su parte que la posibilidad de otro tipo de relación no pasó jamás por su cabeza. Sabía que la pregunta no iba en serio, y aún así estaba allí comenzando a pensar y preocuparse por cosas que no se le habían ocurrido antes.

-Yo te besé -miró de nuevo a Luca-, eres mi primer amigo, pero... no estoy seguro ahora... no lo había pensado

La honestidad de Victor siempre le hacía bajar la guardia, Luca se quedó inmóvil mirándolo y sintió cómo su fuerza se esfumaba. No pretendía confesar nada y probablemente no estaba enamorado, simplemente tenía un gusto enorme y cada vez que lo veía lo quería para él. Además, ¿qué era amar exactamente?, ¿cómo es que Victor estaba tan seguro de estar enamorado de aquel tipo?

-¿Luca?

-Entiendo entiendo -sonrió, su determinación era débil y tenía que desviar el tema cuánto antes- de todos modo-

-No soy esa persona, ¿cierto? -se avergonzó solo de mencionarlo, e inmediatamente negó con la cabeza para retractarse- No, lo siento, eso fue raro

Victor sentía vergüenza y estaba más confundido, de alguna manera terminó hablando de sí mismo y se culpaba no solo por haber sido completamente inútil, sino también por haber insinuado que era parte de su problema y la persona de la que él hablaba. Pero Luca lo tomó del rostro con ambas manos y le hizo mirarle, y Victor entendía cada vez menos sobre lo que estaba pasando.

-¿Luca?

-Esa sinceridad tuya no sé si me gusta o la odio

Su duda se ahogó en un beso fugaz que calló sus palabras, y Luca lo miró luego del beso esperando alguna reacción de su parte, pero Victor quedó estático mirándolo. No era una cara de desagrado y eso le quitaba un poco el miedo al rechazo, y ya que había comenzado a indagar sobre ello vería qué tan lejos podrían llegar.

-¿Qué harías si te digo que sí? ¿Me odiarías?

La expresión de Victor era de total confusión, no entendía cómo ahora se trataba de ellos dos. ¿Estaba bromeando con él? Puede que Luca fuera un poco juguetón, pero jamás haría algo así para herirlo o burlarse de él.

-Yo...

-Voy a besarte de nuevo

Su sonrisa era segura y coqueta, pero por dentro su corazón palpitaba tan rápido y en su cabeza sentía un mareo intenso. Victor no podía concentrarse del todo, por eso no notó el ligero temblor en las manos de su amigo.

La sutil amenaza se cumplió y Luca se acercó lento a sus labios. Victor estaba confundido, pero en lugar de resistirse y alejarse de él, cerró los ojos por inercia y dejó que los labios de ambos se juntaran.

No era la primera vez lo hacían, y la persona con la que experimentó por primera vez un beso fue con él. Pero se sentía diferente de antes, había cierta intensidad al besarse. Después de haberlo hecho con Joseph de manera tan íntima, inconscientemente imitó los movimientos con su lengua de aquella vez.

El sonido de sus besos hizo eco en la habitación silenciosa, Luca perdió el miedo y comenzó a acariciar a Victor detrás de las orejas.

-¿Te gusta?

Cuando se separó de él, Victor lo miraba embelesado. Trataba de recuperarse y miraba al otro esperando una respuesta. Se sentía extraño, porque aunque lo había disfrutado demasiado, todavía tenía una sensación inmensa de confusión.

-¿Por qué? -preguntó Victor, ahora su expresión era seria.

-¿Eh? Bueno... pues amm -estaba por bromear con ello e inventarse una excusa, pero ante la mirada intensa del otro supo que mentir empeoraría la situación-. Lo siento, de alguna manera lo arruiné

-¿Qué...?

Victor no podía seguirle el ritmo, y tras marcar un poco de distancia, ambos se quedaron recargados en la cama y contemplando el suelo.

Luca se levantó después de un rato y caminó sin mirar atrás hasta cerrar la puerta tras de él. Se había confesado a medias y ahora estaba huyendo, dando pasos largos y apresurados para llegar rápido a casa. No entendía cómo es que de repente todo salió de su boca así de fácil, y sabía que las cosas no volverían a la normalidad después de actuar así. Pero entonces, ¿cómo iba Victor a ser consciente de sus sentimientos? Además no le había rechazado, y no comprendía por qué se notaba tan molesto si también había cedido. Pero las cosas estaban hechas y ahora solo tenía que esperar, o al menos enfriar su cabeza para explicarle todo adecuadamente y no hacer la situación más complicada.

Victor no se movió de su sitio, estaba tratando de comprender la situación y el por qué habían terminado así. ¿Por qué Luca había dicho eso? ¿Por qué se disculpaba? ¿Y por qué él había correspondido ese beso? No era tonto o ingenuo, entendía un poco sus acciones pero a la vez veía irreal que alguien pudiera tener sentimientos por él. No entendía cómo alguien tan increíble como Luca se fijaría en él, o incluso Joseph. Trataba de ver las cosas buenas de sí mismo y solo creaba más confusión. No dudaba de Luca, no era un mentiroso ni le jugaría una broma de tan mal gusto, y eso empeoraba todo porque simplemente se había ido sin darle alguna explicación, y él tenía tanto miedo de confrontar lo que sentía que convenientemente lo dejó marcharse.

Se levantó y para tratar de sobrellevar la situación, cogió una hoja y una pluma e hizo a un lado el libro que cubría la carta que recibió de Joseph. Se sentó lentamente y al tratar de escribir, las palabras no salían. La culpa lo inundó al instante, ellos no tenían una relación y por lo tanto no existía una infidelidad o algún compromiso con el otro, pero el sentimiento de verse a sí mismo como una persona deshonesta y desagradable no se iba. No podía expresar nada, todo era una maraña en su cabeza y ya ni siquiera recordaba la cantidad de cosas que deseaba decirle a Joseph, todo era un montón de confusión entre sus sentimientos por él y lo que acababa de pasar con Luca.

Dejó la pluma sobre la mesa y tras un largo suspiro, ladeó su cabeza y cerró los ojos. Le dolía intensamente y aunque pensó en salir a buscar a Luca, no sabía qué decir en ese momento. Era su primer amigo, pero las cosas habían tomado otro rumbo y otra clase de sentimientos comenzaron a surgir. ¿Qué clase de persona era en realidad? No sabía que podía convertirse en alguien capaz de saltar de un tipo a otro, ni siquiera era consciente de lo fácil que cedía al placer. Odiaba ver una persona completamente diferente a lo que decía ser, no quería verse a sí mismo como un hipócrita, le aterraba ser alguien capaz de herir a otros mediante sus palabras o acciones. Pero las cosas iban más allá de su comprensión y experiencia, estaba aturdido por los radicales cambios en su vida. Cosas que ni siquiera pensó que viviría y ahora eran las preocupaciones que lo atormentaban.

Decidió dejar la respuesta de aquella carta para otra ocasión, ni siquiera se duchó y directamente fue a la cama ese día, no tenía la energía para pensar en nada más.

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Durante los días siguientes Victor no logró enfocarse en nada y simplemente asistía rutinariamente a su trabajo, tampoco buscó a Luca para aclarar la situación y ni siquiera se le veía cerca de casa como de costumbre. El sentimiento que tenía era completamente diferente a cuando anhelaba ver a Joseph, ahora estaba triste y confundido, pero lo que más sentía era miedo de no poder hablar de nuevo con su amigo. Era obvio que Luca tampoco tenía intenciones de buscarlo, y se preguntó si ese era el final para su primera amistad. Mucho había escuchado sobre perder al primer amor, la televisión estaba llena de historias de desamor y todo el dolor que implicaba el proceso de perder un amante. Pero nunca escuchó sobre lo que se sentía perder un amigo, y era otra de las cosas que no creyó necesitar saber algún día. Aunque ahora no sabía si Luca volvería a hablarle, pero tenía miedo de confrontarlo y ser desechado tan fácilmente.

Salió a caminar sin rumbo fijo en compañía de Wick, no había respondido aquella carta todavía pero tenía unas ganas inmensas de ver a Joseph. Muchos pensamientos habían atravesado su cabeza los últimos días, pero todos ellos parecían quejas de su parte por la cantidad de sentimientos negativos que tenía de sí mismo. No quería dar una mala impresión a Joseph o alguna imagen deshonesta, pero en ese momento no tenía las palabras adecuadas para transmitir lo que sentía por él o lo que sucedió en aquel entonces, porque sus pensamientos estaban mezclados entre sus sentimientos por Joseph y lo que había sucedido con Luca.

-Victor

Detuvo sus pasos y volteó inmediatamente al reconocer aquella voz, estaba ya cerca de casa luego del paseo cuando un auto conocido se paró a su costado.

-Ha sido un tiempo -dijo el mayor con una sonrisa.

-Sí...

Su corazón comenzó a latir con fuerza, era como si cada vez que lo viera su cuerpo entero saltara de alegría. Sonrió incluso si se sentía confundido segundos atrás, y miró a Joseph que bajó del auto para poder saludar adecuadamente.

-¿Cómo va todo? No te he visto desde hace un tiempo

-Bien, gracias

Ambos comenzaron a caminar despacio en dirección a la casa de Victor, estaban apenas a unos metros de allí.

No se frecuentaban, pero Joseph esperaba que luego de darle su información lo llamara al menos un par de veces. Tuvo la impresión de que el chico era impulsivo, pero después de lo que sucedió la presencia de Victor se desvaneció. Eso fue lo que le llevó a dar vueltas por su calle esos días con la esperanza de verlo; ahora era él quien actuaba imprudente.

-¿Estás libre ahora? ¿Qué te parece ir a comer algo?

-¿Eh? Ah, pero no quiero molestarte

-No me molestas -dijo tranquilo y seguro, incluso sonreía-. ¿O te encuentras ocupado? Lo siento, vienes de pasear y yo estoy imponiendo cosas, tal vez estés cansado por el trabajo también

-No, está bien, solo estaba despejando un poco mi cabeza

-Ya veo -contestó Joseph- Entonces, ¿qué te parece venir a mi casa? Podemos comprar algo en el camino, así estarás más cómodo

Victor parecía feliz con la idea y asintió emocionado. Joseph lo conocía poco pero la ocasión que lo encontró por las calles tratando de comprar ropa, no se le veía muy cómodo rodeado de otras personas. Y también estaba el hecho de que quería pasar tiempo a solas con él, era inevitable desear que algo entre ellos sucediera de nuevo, pero se conformaba con solo tener algo de su tiempo para platicar y compartir tiempo juntos.

Victor se apresuró a llegar a casa para dejar a Wick descansando luego del paseo, y mientras se aseguraba de prepararle agua y comida, Joseph caminó hasta el auto para recoger al chico en la entrada de su casa.

-Aquí tienes, muchas ganas

Al entrar al auto lo primero que hizo Victor fue entregar la pijama de Joseph, estaba acomodada en una linda caja. El mayor lo miró y soltó una pequeña risa, luego negó con la cabeza y la devolvió.

-¿No te dije que ahora era tuya?

-Pero...

-Está bien, además es un acto egoísta de mi parte que la conserves, me gusta la idea de que tengas algo mío en tu posesión

Las mejillas de Victor se tiñeron de un ligero carmesí, Joseph era cada vez más descarado cuando se dirigía a él. Pero la declaración no había hecho más que ponerlo feliz, aunque los demás pudieran pensar que era un regalo con extrañas intenciones, para Victor se sentía bien conservar un recuerdo de aquel día.

Avanzaron en auto mientras platicaban un poco sobre sus actividades en los días que no se vieron, Victor solo tenía su trabajo, así que la mayor parte de la charla fue por parte de Joseph. Se notaba más animado de lo normal, comparado con aquel hombre sombrío que conoció la primera vez, el Joseph de ahora era coqueto y carismático.

Llegaron frente a una refinada pastelería y el mayor bajó del auto unos minutos para comprar algunos postres, se sentía extrañamente feliz, como si tuviese una primera cita con su primer amor. Era algo tan simple y aún así lo estaba disfrutando.

-¿Te gustan los dulces, cierto? Compré de distintos sabores ya que parecías indeciso cuando te pregunté -una vez volvió al auto le entregó a Victor una caja con los pastelillos mientras él conducía.

-Estoy bien con cualquiera, gracias

La sonrisa del rubio era muy evidente y eso hizo que el camino hacia la mansión fuese más relajado. La convivencia se sentía extrañamente natural, Victor que había estado tenso y cabizbajo los últimos días, ahora miraba alegre por la ventana emocionado por llegar a su destino y pasar un rato agradable con Joseph.

Pero la llegada a la mansión hizo que el menor de ellos sintiera ese cosquilleo en el cuerpo por tener un recuerdo fugaz de la última vez que se paró por ahí. Era inevitable recordar las caricias que compartieron, y no podía mentir sobre las expectativas que tenía por ello. Sin embargo no era el único que esperaba que la tarde se desarrollara en favor de sus deseos, pues Joseph buscaba cualquier oportunidad para acercarse a él y tocarlo sutilmente.

Al entrar a la gran casa el dueño se dirigió al estudio para guardar algunas cosas que traía del trabajo, dando a Victor la indicación de esperarlo cerca de la cocina.

El silencioso ambiente lo hizo consciente de cada una de sus dudas de los últimos días. ¿Estaba mal sentirse tan feliz?, ¿podría contarle a Joseph sobre lo que sucedió con Luca? Ni siquiera sabía si debía hacerlo en primer lugar, no eran amigos o pareja y por tanto sería extraño platicar sobre cómo terminó besándose con su único amigo. Pero al gustar tanto de Joseph sentía que lo que había pasado con Luca estaba mal, porque para empezar no había hecho nada por detenerlo y si las cosas llegaban más lejos, probablemente solo se hubiera dejado llevar.

Joseph entró a la cocina y comenzó a calentar un poco de agua para preparar té, dejando sobre la barra un par de platos para que el chico tomara el postre de su agrado. Observó a Victor al sentir que no emitía ningún ruido, se notaba un poco disperso y habitualmente era curioso, incluso si se ponía nervioso comenzaba a mirar al suelo o en distintas direcciones, pero ahora solo veía un punto fijo.

-¿Ocurre algo?

Apagó la estufa y se acercó a él para acariciar un poco su cabeza, Victor estaba sentado en una de las sillas altas de la cocina, así que su rostro quedaba a la altura de la mirada de Joseph.

-Estoy... confundido -confesó de inmediato.

-¿Confundido? ¿Pasó algo?

Victor negó con la cabeza pero obviamente mentía, pues habían ocurrido tantas cosas que ni siquiera sabía por dónde empezar. Joseph lo tomó de la barbilla y levantó su rostro para que lo mirara. No sabía cómo consolarlo además de mimarlo, no tenía idea de qué ocurría y tampoco estaba seguro de querer saberlo, de lo único que estaba seguro es del ardiente deseo que sentía en ese momento, y sabía que no era el único. Victor lo miraba apenas, e intencionalmente acercó su rostro para quedar más cerca del chico.

-Si quieres que me detenga...

-No...

Apenas recibió respuesta positiva lo atrajo hacia él y comenzó a besarlo con desesperación. Su lengua entró con urgencia en aquella boca, saboreando con deseo cada parte y dando pequeñas pausas para que Victor tomara aire. El chico era nuevo en eso y se notaba, y aún así, su necesidad por continuar besándolo se sentía en ese encuentro. Los brazos de Victor ahora estaban rodeando el cuello de Joseph tratando de pegarse a su cuerpo. Su cabeza se sentía mareada y todas las dudas decidió dejarlas atrás para simplemente ceder al placer de los besos que intercambiaban. Cuando se separó tomó aire y miró a Joseph, su mente estaba en blanco y notó la sonrisa en el otro que tanto le gustaba.

-Más

Su petición puso a su acompañante de buen humor, pero esta vez, en lugar de aprisionar sus labios, lo tomó de las caderas y llevó su boca al cuello de Victor. Lamió desde la parte baja cerca de sus clavículas hasta su lóbulo, succionando leve y dando pequeñas mordidas por toda la zona. Victor sintió un escalofrío apenas percibió el aliento de Joseph, pero no lo detuvo, cerró los ojos e intentó respirar con regularidad para continuar disfrutando. Su cuerpo estaba caliente, tenía una sensación nueva y agradable que recorría su columna y su abdomen. Inconscientemente abrió las piernas para pegarse al cuerpo de Joseph lo más posible y rozarse e intensificar la sensación, estaba jadeando simplemente con sentir la húmeda lengua del otro en su cuello.

-Espe... ra...

-¿Quieres que me detenga? -Joseph estaba excitado, pero no quería asustarlo de nuevo y apenas lo escuchó, paró un momento.

-Es raro pero... me gusta

Ahora fue Victor quien tomó la iniciativa y sosteniendo el rostro del otro con ambas manos, se acercó a besarlo. Lo hacía de manera tosca, pero en ese instante Joseph no tenía la cabeza para calificar qué tan buenos eran sus besos. El tener contacto con alguien que le gustaba era una experiencia distinta, sabía que el chico no iba a darle un sexo increíblemente inolvidable por sus experimentadas técnicas, pero tal vez solo con eso ya lo hacía un acto diferente. Cada vez que se acercaba a Victor dejaba de pensar, y al besarlo nuevamente encendió un interruptor que lo llevaba en picada al placer sin importarle el después.

Lentamente las caricias dejaron la vergüenza a un lado. Las manos de Joseph se movían con libertad en busca de la piel del rubio, desabotonando la camisa de Victor y dejando al descubierto su pecho. Victor temblaba y no sabía por qué, pero mordió fuerte su labio para resistir y llegar un poco más lejos.

-Creo que deberíamos subir a mi recámara

El rubio asintió y se deslizó de aquella silla caminando tras del otro mientras sostenía su mano con fuerza, sintiendo cómo a cada paso que daba se le iba el aliento. Sus piernas temblaban pero no se detenía, y cuando llegaron a la habitación, Joseph se colocó tras él y lo abrazó con fuerza luego de cerrar la puerta. Las manos del mayor recorrieron el torso semidesnudo de Victor una y otra vez, haciendo que la camisa comenzara a deslizarse hasta caer al suelo, lamiendo tras de su cuello en el proceso. La sensación de placer era tan fuerte que las piernas de Victor flaquearon, pero Joseph lo sostuvo por la cintura mientras dejaba una mordida suave en su cuello.

-Ah...

Un gemido salió de los labios del chico y Joseph lo guió hasta la cama hasta que se recostó. Ahora que Victor estaba acostado con las piernas abiertas, Joseph podía ver con claridad cómo al igual que él estaba erecto, y la superioridad que eso le dio fue nueva e inexplicable.

-Quiero verte -demandó Victor con la voz temblorosa, pues él traía el pecho desnudo, se sentía avergonzado y en desventaja.

Después de aquella petición, sonrió y levantando ambos brazos se retiró la camisa, observando cómo su acompañante lo devoraba con la mirada.

-¿Alguna vez has tenido sexo? -se inclinó hasta quedar sobre Victor, apoyándose con una mano al costado de la cabeza del otro y acariciando su rostro con la otra.

-No, lo siento -se disculpó el menor de ellos, pero el otro simplemente sonrió y besó sus labios con ternura.

-Descuida, iremos lento

Joseph no quería pensar demasiado de si estaba bien o no avanzar porque seguramente sus miedos lo detendrían. Comprendía que las experiencias de ambos en los últimos meses eran algo totalmente nuevo para Victor, y después tendría que hacerse responsable de las expectativas que vendrían con eso. Sin embargo ese pensamiento se consumió en un instante por el deseo, pues los jadeos de Victor y su inocente sensualidad robaron su atención.

-¿Dónde quieres que te toque?

-¿Qué? -el rostro de Victor se veía colorado, estaba avergonzado por la pregunta y se sentía incapaz de responder.

-Entonces... ¿aquí...? -tocó uno de los pezones de Victor, masajeando suavemente con la punta de su dedo- ¿o tal vez aquí? -su dedo recorrió lento su pecho desnudo hasta llegar a la entrepierna, acariciando sobre el pantalón el pene erecto del chico.

Victor mordió su labio y cerró los ojos, sentía que se volvería loco y Joseph parecía disfrutar de verlo tan vulnerable. No tenía el valor de decirlo, pero le gustaba ser acariciado en todas partes.

-Dime

El susurro en su oído lo hizo abrir los ojos de nuevo, pues el mayor además de eso, comenzó a lamer su oreja y acariciar su bulto sobre la ropa. Victor dejó de contenerse y soltó un gemido, estrujando la sábana entre sus manos y abriendo más las piernas para permitir que el otro lo tocara.

-Todo -confesó nervioso-, quiero que me toques... todo...

La simple frase le daba una sensación explosiva en el pecho, estaba impactado por siquiera haber pronunciado sus deseos en voz alta. Pero la lujuria le hacía más atrevido de lo normal, y Joseph, gustoso de ello, no paraba de sonreír.

-Como desees

Se incorporó sobre la cama para desabrochar el pantalón de Victor con cuidado. El rubio lo miraba con ambas manos cubriendo su boca, sentía sus piernas temblar pero de igual manera cedió cuando delicadamente el otro le retiró los zapatos y el pantalón. El boxer pegado color negro que traía puesto hacía más evidente su reacción física, y al mirarlo, Joseph relamió sus labios y tocó con la punta de sus dedos de arriba a abajo.

-Me gusta tu cuerpo -comentó, y con una de sus manos acarició el abdomen del chico.

Después de molestarlo un poco se bajó de la cama un momento para retirarse el pantalón y deshacerse de los zapatos y así tener mayor libertad al moverse. Victor lo seguía con la mirada, tímido, pero emocionado por lo que sucedería después. A diferencia de aquella ocasión donde el simple contacto le aterró, ahora parecía listo para casi cualquier cosa. Había fantaseado repetidas veces con ese momento desde lo ocurrido, inducido por estándares comunes que solía ver en cualquier película erótica.

Al volver a la cama, Joseph tomó ambas piernas de Victor y con cuidado las separó, deslizando sus manos sobre estas hasta llegar a la costura del boxer para acariciar los muslos del chico. Sonreía mientras observaba a Victor reaccionar, y comenzó a levantar levemente las caderas del otro para repegar su pene contra él.

Victor se mantuvo acostado, se movía lento para sentir cómo la erección de Joseph tocaba en medio de sus glúteos. Soltó algunos jadeos, pues la lenta simulación de una embestida era suficiente para hacerle perder la cabeza.

-Deberías quitarte lo que resta, lo estás ensuciando

Joseph dejó de tocarlo esperando a que le hiciera caso, tenía una risa maliciosa en el rostro. Pero Victor no quería hacerlo debido a la vergüenza, aunque ¿tenía sentido? Estaba mojado y traía una erección muy obvia, no tenía nada más por ocultar a esas alturas.

-¿Por qué te gusta molestarme? -preguntó avergonzado y molesto, lo que hizo a Joseph soltar una pequeña carcajada por su repentina valentía al cuestionarlo.

-¿Quieres que yo te desnude? Si lo hago es probable que haga un desastre de ti

El más joven jadeó ante la idea y negó con la cabeza, y aquel acto provocativo solo hizo a Joseph tomar la prenda y la deslizarla fuera de su cuerpo. Ahora Victor estaba completamente desnudo, sentía un escalofrío recorrerle el cuerpo y el éxtasis aumentaba. Joseph se agachó para poder besarlo, su cuello, su oreja y sus clavículas. Repegaba sus cuerpos con brusquedad y eso al rubio parecía gustarle, pues comenzaba a mover sus caderas hacia delante para sentir cómo la humedad que traspasaba la ropa interior de Joseph llegaba a rozar con su piel.

-Ah...

Los jadeos no se hicieron esperar. Víctor se sentía perdido, su cuerpo parecía desconectado de la razón pues se movía en pro de sus deseos, tratando de rozar con el cuerpo del mayor para sentir pequeñas olas de placer. No tenía fuerza para actuar, quería acariciar el cuerpo del otro pero se quedó quieto, pues no sabía la clase de cosas que harían sentir bien a Joseph.

El mayor se apartó un momento para deshacerse de la única prenda que restaba en su cuerpo.

-Ven aquí

Extendió su mano para ayudar al chico a incorporarse. Ambos se sentaron sobre la cama para después hacer que Victor se colocara sobre él con las piernas abiertas y a los costados del mayor. Sus cuerpos estaban de frente uno con el otro. Podía sentir que su pene rozaba con el de Joseph, todo parecía una fantasía irreal y por ello su miedo se fue desvaneciendo un poco. Así logró tocar la piel de Joseph, era blanca y suave al tacto, y sentir cómo sus pezones rozaban con el otro al abrazarse, le gustaba. Pero el mayor no le permitió hacer más movimientos sutiles y sin preguntar, tomó su pene erecto con una de sus manos para comenzar a masturbar a ambos. Victor se sostuvo de los hombros del mayor, sus manos apretaban la espalda del otro y comenzó a morder su labio para evitar gemir más fuerte.

-Me gusta tu voz, es suave pero ligeramente profunda

Los susurros en su oreja le hicieron soltar un gemido. Podía escuchar la risita del mayor, pero su cabeza daba tantas vueltas que no le importó.

El placer que sentía en ese momento era incomparable a cualquier cosa que imaginó; tampoco era comparable a masturbarse por sí mismo. Las dudas que lo atormentaban no estaban más, en sus pensamientos solo quería más y más de esas placenteras sensaciones. Quería tener la atención de Joseph, sus besos, sus manos acariciando todo su cuerpo. Gemía sin medirse y se sentía valiente ante cualquier propuesta, pero en realidad era un ignorante ingenuo jugando a los amantes.

-¿Podrías meterlo? -susurró Victor.

Su pecho palpitaba a un ritmo tan acelerado que una sensación de fatiga lo invadía. Sus manos se aferraban a la piel del mayor y no pensaba en nada más que prolongar la sensación.

-Con calma -contestó Joseph, no podía hacer algo tan imprudente porque seguramente lo lastimaría. Aún así entendía que los caprichosos deseos del otro eran producto de su inexperiencia.

Cuando las caricias cesaron al punto de llevar a ambos al clímax, se quedaron quietos unos segundos mientras sus entumecidos cuerpos volvían a la normalidad. Victor quedó exhausto y se desplomó sobre la cama luego de venirse, tratando de respirar con normalidad y sintiendo cómo su cuerpo todavía temblaba. Sus manos estaban sudando y también otras partes de su cuerpo.

-Lo siento mucho- Victor cubrió su rostro con ambas manos. Ahora que su cabeza se comenzaba a enfriar la vergüenza le abrumaba. Estaba desnudo y había eyaculado sobre Joseph, pero sobre todo había pedido cosas absurdas y sin sentido a causa del placer.

-Descuida -contestó el otro con voz tranquila.

Joseph lo miró y se bajó de la cama para tomar su ropa interior y limpiarse el abdomen.

-No, yo... en serio lo lamento, fui absurdo, lo siento

-Está bien -sonrió el mayor

-No lo está

Victor se sentó sobre la cama, lucía mortificado y parecía a punto de tener una crisis nerviosa. Joseph se acercó a él para acariciar su rostro e intentar calmarlo.

-Mírame

-Perdón...

-Victor, me gustas

El chico lo miró por fin y un par de lágrimas cayeron por sus mejillas. La confesión repentina hizo que su cabeza bloqueara la vergüenza anterior. Estaba feliz y asustado, había escuchado esa frase que tanto añoro y ni siquiera se preparó mentalmente para ello.

-¿Por... qué? -su pecho se sentía pesado, pero aún cuando estaba confundido y nervioso, también se sentía pleno-. Yo también... me gustas... me gustas mucho

Joseph limpió las lágrimas que corrían por sus mejillas, no entendía por qué se ponía así de emocional pero le sonrió y besó su frente luego de aquella declaración. El menor había parado de llorar y después que Joseph lo vio más calmado, se recostó junto a él y lo abrazó. Su corazón latía muy fuerte y cerró los ojos. Le gustaba sentir su piel desnuda al lado del otro, había saciado un poco su deseo de tocar a Victor y ahora solo quería permanecer quieto y dormir a su lado. Sentía una calma inexplicable, no era del tipo cariñoso luego del sexo pero añoraba tener ese momento y que durara para siempre. Le hacía olvidar su entorno, su origen y cada error que cometió en el pasado. Pero apenas buscaba un respiro, la costumbre de sabotear su felicidad a través de sus pensamientos volvió. Conocer a Victor le aterraba porque despertaba deseos en él que se dispuso ignorar. No se sentía merecedor de una vida tranquila, y también entendía que cualquier decisión basada únicamente en sentimientos momentáneos dañaría al chico. No podía prometerle una vida juntos, y se sintió completamente estúpido por pensar en querer pasar la vida al lado de una persona que apenas conocía. Estaba asfixiado con esa mezcla de inocencia y ternura, y venían a él pensamientos egoístas sobre dejarlo todo y poseerlo. Pero incluso si estaba embelesado por aquel mágico momento, entendía que la vida no era tan sencilla. Eran personas distintas viviendo en mundos diferentes. Victor tenía un trabajo simple, y Joseph cargaba con la responsabilidad de continuar el linaje que su difunto hermano no pudo.

-¿Tienes frío? -sintió la piel erizada del otro y con un lento movimiento de cabeza, recibió una respuesta positiva.

Se movieron para destender la cama y se colaron bajo las sábanas. Victor no entendía si estaba bien hacerlo, nunca se imaginó desnudo en algún otro lado que no fuera su hogar, pero ahora estaba allí, escabulléndose bajo las sábanas para acurrucarse al lado de Joseph.

El mayor tomó la manta y cubrió a ambos hasta la cabeza, después abrazó a Victor y cerró los ojos.

-Dime, ¿por qué llorabas?

Victor solo se movió un poco y suspiró.

-¿No quieres hablar de ello?

-No es... Es complicado

El silencio se prolongó unos minutos, Joseph pensaba en una infinidad de cosas, mientras que Víctor Intentaba ordenarlas palabras en su cabeza para poder darle una respuesta.

-¿No te parece que esta es la manera más hermosa para ser sinceros el uno con el otro? Solo nosotros, ni siquiera hay una prenda de por medio

-¿Para mi respuesta? -preguntó el rubio.

-Tu respuesta o cualquier cosa

La respiración de ambos se volvió tranquila, y aunque la cercanía a Joseph le emocionaba demasiado, era verdad que en ese momento sentía una calma inexplicable.

-Me asusta ver una persona completamente distinta a quien creía ser

La respuesta impredecible hizo que Joseph abriera los ojos. No esperaba algo de ese tipo, imaginaba más una reacción a toda esa nueva experiencia, a la vergüenza o incluso el desagrado, pero jamás pensó que se trataba de algo tan personal.

-Cambiar es completamente natural, sabes.

-No para mí

Estaba algo impactado por la seguridad con que lo expresaba. Desde que conoció a Victor supo que era diferente, su percepción de la realidad parecía ir a un ritmo completamente distinto y eso lo adjudicó a su inexperiencia.

-¿Por qué te molesta?

Sus preguntas ahora eran de auténtica curiosidad, y estando allí luego de hacer varias cosas vergonzosas, se sentía con la suficiente confianza de indagar más allá de lo que alguna vez quiso.

Victor seguía absorto en sus pensamientos. Se sentía Irreal estar así de cerca, parecía como si ahora se volviera alguien distinto a quien siempre fue, alguien completamente normal. No sabía exactamente si sentirse aliviado o aterrado, incluso si disfrutaba estar envuelto por aquellos brazos, tenía dudas.

-¿Cómo sé si está bien ser así? ¿No sería como... como si la persona que fui la estuviera negando?

Joseph se quedó pensando. No solía tener ningún tipo de plática existencialista con nadie luego de la muerte de Claude, la única persona que podía entender sus problemas de identidad y pertenencia ya ni siquiera estaba ahí. Se sentía intrigado y fascinado cómo a raíz de algo tan banal como tocarse, el chico había desatado una serie de dudas sobre sí mismo.

-Yo... puedo entenderte. Tal vez nuestras dudas surjan de algo completamente diferente, pero ¿quién dice que no llegarán al mismo punto a fin de cuentas? -Joseph sonreía, e inconscientemente aprisionó más a Victor- La persona que era... es imposible que algo roto vuelva a lucir igual... ¿no somos de esa manera todos?

Victor no comprendía la analogía, él no se sentía roto de ninguna forma, simplemente era como si la persona que vivía esos últimos meses no fuera él.

-Creo que no comprendo

-¿De verdad? -el mayor se movió para poder mirar a Victor a los ojos, el chico lucía nervioso- ¿sabes qué pienso ahora mismo?

-No...

-Dijiste que querías que te penetrara, ¿cierto?, ¿no te preguntas por qué?

-Yo...-la vergüenza le invadió tanto que cerró los ojos con fuerza, era increíble que lanzara la pregunta tan directamente; quería morirse.

Pero Joseph besó sus labios y comenzó a introducir su lengua, se movía lento pero con lujuria, como si quisiera robar cada suspiro de su boca. Victor cedió ante el placer y de nuevo cerró los ojos. El sonido de sus labios chocando y la humedad y el calor bajo las sábanas hicieron que nuevamente comenzará a reaccionar. Joseph se sentía diferente, entusiasmado y perdido en aquel placer.

Lentamente se alejó de su boca y descubrió a ambos para poder colocarse sobre Victor. Lo miró sonriendo mientras se movía en dirección de su entrepierna. El chico lo miró desconcertado hasta que entendió lo que pretendía, y solo trató de cubrirse con ambas manos.

-¿Qué haces?

-¿No quieres?, ¿de verdad? -la sonrisa maliciosa se dibujó en el rostro del mayor.

-Es que-

-Victor -pausó y lo miró aún sonriendo-, no eres un mentiroso, así que dime, ¿no lo quieres?

Victor apretó los labios y al cerrar los ojos, asintió.

Su pene palpitó al entrar en contacto con la boca de Joseph, era un placer abrumador y se retorció un poco. Era la primera vez que experimentaba sexo oral e iba más allá de lo que imaginó, era placentero y aterrador, cada succión le hacía temblar ante un placer inexplicable. Pero además tenía miedo, todo era desconocido y ser tomado así, expuesto, le provocaba inseguridad. Se sentía en un estado vulnerable y no estaba seguro de querer continuar, pero a la vez no podía negarse a ser tocado de esa manera. No pensó en si estaba sucio, o en si Joseph diría algo referente a su cuerpo. La sensación de vulnerabilidad conectaba con él más allá de su cuerpo, y aún así, ¿cómo podía desear más de eso? El éxtasis entre el placer y el miedo era algo que definitivamente no sabría cómo evaluar.

-¡Joseph!

Victor trató de alejarlo al sentir cómo el orgasmo se aproximaba, y el otro, con una sonrisa triunfante, paró. Se acercó a Victor y dejó un corto beso en sus labios, el chico lucía perdido y alterado, pero sus piernas seguían abiertas a él. Había un nuevo rastro de algunas lágrimas que Joseph recogió con su lengua.

-¿Estás bien?

-No lo sé

El chico temblaba un poco, y Joseph tomó ambas manos de este para besarlas. Se incorporó para sentarse y el menor lo imitó, quedando ambos de frente. Joseph introdujo en su boca uno de los dedos de Victor, relamía lento y sin perder de vista la reacción del otro.

-¿Por qué...? -el menor iba a colapsar, todo daba vueltas pero no quería detenerse.

-Victor -sonrió Joseph-. Victor, Victor...

-Basta

Miró hacia un lado, no podía sostener la mirada con el otro y en cuanto dejó de mirarlo, Joseph comenzó a chupar sus dedos de nuevo.

-Victor, ¿me dejarías aferrarme a ti?

El rubio lo miró desconcertado, Joseph estaba actuando extraño pero su mirada llena de intensidad y lujuria lo hacían dudar. Mordió su labio, no sabía qué responder porque no comprendía lo que buscaba al proponerle eso.

-Yo... ah -gimió, el mayor se puso sobre él y comenzó a besarle el cuello- sí... hazlo...





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¿Qué tal? ¡Ha sido un tiempo! En realidad no sé si alguien continuará leyendo esto, pero de igual forma quería continuarlo. Lamento la espera (si es que alguien lo esperaba), no prometo ir a un mejor ritmo pero sí estoy segura de continuarlo. Leí comentarios de capítulos anteriores y lamento no haber contestado antes, pero me sentía algo culpable porque no iba a subir un capítulo inmediato a ello, así que suelo contestar luego de actualizar. Sé que tal vez a nadie le interesa esto pero me hace muy feliz leer que al menos a un par de personas les gusta la historia, pues yo estoy realmente enamora de la pareja y quiero transmitir mi amor por ellos a otros, solo que soy tímida ;--;

Y bueno me gustaría agregar una nota respecto al capítulo. No supe cómo agregar la restricción de edad, lo siento si les tomó por sorpresa el contenido sexual ;-; Pero confío en que quien lea esto tendrá la objetividad para evaluar la situación. Me gusta narrar situaciones grises, espero que puedan disfrutarlas.

En fin, ¡feliz año nuevo! Espero que quien sea que lea esto tenga un año más estable que el anterior. Les deseo mucha salud mental y dinero <3

*Sin*

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