Capítulo 19
25 de agosto
CADEN
—¿Por qué Oshi está tanto en casa, Cay? —pregunta Hela, enarcando una ceja, viéndose adorable. Le doy la espalda mientras le preparo el desayuno: un batido de fresa y tostadas a la francesa con un poco de crema al medio. Sonrío como un idiota por escuchar el apodo nuevo de Hela hacia Odette. Odette... mi novia, no lo pensé mucho en pedirle ser mi novia, fue como un instinto y se sintió muy bien en pronunciar las palabras. Las mejoras palabras que dije en mi vida y no me arrepiento, ni un solo segundo de ello. Me doy la vuelta para dejarle el desayuno en la isla y ella me regala una sonrisa radiante.
—Porque es mi novia, Hela —respondo, deleitándome de las palabras que salen de mis labios, de cada palabra. Observo como toma el batido de fresa de un golpe y le queda un bigote, reprimo una carcajada y se lo limpio con mi pulgar. Ella me saca la lengua y empieza a dar mordiscos a sus tostadas.
—¿Novia? ¿Qué es novia? —pregunta curiosa, con crema en su boca, sonrío y paso mi mano por mi cabello.
—La palabra novia es para decirles a los demás que es tuya y solo tuya —explico con una sonrisa, ella me da una mirada confusa, pero luego parece que procesa las palabras y sonríe.
Hela iba a decir más, pero escucho la puerta de ingreso, levanto la mirada y veo a mi novia entrar; es increíble que se mía. Solo mía. Mi novia lleva un vestido color verde militar que le llega a las rodillas, con su cabello suelto y una sonrisa radiante. Luego me encargaré de quitarle ese vestido.
—¡OSHI! —chilla mi pequeña hermana, dejándome sordo en el proceso, Salta de la silla y Odette se acuclilla para levantarla por los aires y darle un abrazo. Camino hasta llegar a mis dos chicas y le doy un beso en los labios a mi novia, queriendo más.
—Caden... —dice mi nombre en sus dulces labios, recordando cómo gime para mí. Le sonrío pícaro y ella rueda los ojos.
—Odette... —parece tener el mismo efecto por qué noto como se ruboriza y empieza a caminar con Hela en brazos hasta llegar a la cocina.
—¡Eres novia de Cay! —chilla Hela, sentándose y señalando con su dedo índice a Odette. Suelto una pequeña risa y asiento con la cabeza, dándome la vuelta para sacar un vaso para Odette y servirle batido de fresa. Puedo sentir su mirada en mi nuca y también noto como me fulmina con ella.
—Sí, Hela, Caden es mi novio —me saca una sonrisa de oreja a oreja y volteo para darle el batido en mis manos, ella lo recibe y roza sus dedos apropósito —. Mi favorito.
—¡También el mío! —vuelve a chillar, dejándome sordo y ruedo los ojos.
—Hela, termina las tostadas y luego tenemos que ir al cumpleaños, no lo olvides.
—¿Puede ir Oshi? Por favor... —hace un puchero con los labios, la veo y ella sonríe.
—Me encantaría, Hela.
...
Llegamos hace media hora a la fiesta de cumpleaños; todos los niños están correteando, jugando y otros comiendo. Y muy pronto comenzará la presentación del mago. Odette está sentada a mi lado, observando a Hela jugando con otras niñas. Una pareja se nos acerca, agarrados de las manos con una sonrisa.
—¿Son la nueva pareja? —dice la mujer hacia nosotros, intercambiando miradas entre ambos. Odette iba a hablar, pero la interrumpe: —. Nosotros éramos la pareja más joven. Amor, ¿te acuerdas? Ahora subimos de puesto, ¿cuál es su hijo o hija? —pregunta muy rápido y de pronto me pongo nervioso e presiento que Odette también.
—Nosotros no somos padre, señora, él es el hermano de una de las pequeñas y yo soy la novia —responde Odette con voz amable y calmada, pero sé que le tenso la pregunta. Ella pide disculpas con la mirada y se retiran, perdiéndose de nuestra vista.
—¿Estás bien? —pregunto preocupado, tomando su mano y la entrelazo con la mía, dando leves caricias a sus nudillos.
—Sí, ¿por qué la pregunta? —pregunta, forzando una sonrisa.
—Te tensaste cuando preguntó y acabas de forzar una sonrisa. Tú nunca lo haces, hasta donde sé.
—Solo... —suspira —me preocupa Beth, ¿sabes? La conozco y sé que está con miedo, con mucho de hecho. Sé que Gaelan la está cuidando y le agradezco por ello. Pero... no me imagino estar embarazada y todo lo que conlleva, estar pendiente de la escuela y a la vez de tu bebe. Y luego viene la universidad..., exámenes, tu futuro y...
Coloco mi mano en su mejilla y cierra los ojos; le acaricio suavemente, —Ella va a estar bien, Odette, ¿de acuerdo? Si ella tiene a una amiga como tú, no tiene de qué preocuparse —sonríe y me da un casto beso en los labios.
—Eres muy malo dando consejos, ¿sabías? —bromea y sé que se olvidó de lo que pasó y sintió. Me hago el ofendido y me cruzo de brazo, entrecerrando los ojos. Suelta una pequeña risa.
—Soy el mejor en dando consejos —me defiendo, divertido. Ella golpea mi brazo con el suyo y viene Hela hacia nosotros, corriendo.
—¡Niños y niñas, traigan a la primer mujer que vean y el primero que traiga, se ganará un premio!
—¡OSHI! ¡Ven conmigo! —grita con su voz medio chillona, jala la mano de Odette y se la lleva. Sonrío divertido y la observo como la jala y corre como la pequeña competidora que es. Y como lo dije, ella llega primero y observo que le entregan un globo de una forma de perrito. Sonrío orgulloso y mis dos chicas vienen hacia mí con una sonrisa de victoria —. ¡GANÉ! ¡GANÉ, CAY!
—¡Esa es mi hermana! —alago con una sonrisa, pero la verdad, ella siempre será mi pequeña hermana y la mejor de todas, en todos los aspectos posibles.
Cuando la vi con Hela en los brazos o en todas las veces cuando están juntas... Sabía que ella era la indicada, la correcta y sabía que ya no sentía miedo, ese miedo de perderla de cualquier forma, sabía que la quería conmigo todo el tiempo que se posible, sabía desde entonces que la amaba.
La amo y la quiero en mi vida, por el resto de mis días en la tierra.
ODETTE
Sentí su mirada por el resto de la tarde, siguiendo todos mis movimientos, su mirada era profunda.
Lo sabía desde el momento en que lo vi, sus miradas, sus palabras y sus acciones. Sabía que era momento de avanzar y no quedarme con el miedo de saber que me pueden abandonar en cualquier momento y pensar que fue mi culpa. Ya no sentía ese miedo que me carcomía por dentro. Ya no quería huir. Quería estar con él, disfrutando cada momento con él, a su lado. Sabía que estaba lista para abrir mi corazón. Y quería que mi corazón fuera suyo. Solo suyo. Cuando la veo con Hela, su hermana, lo sabía. Una idea se me cruzó por la mente: Él sería un gran padre. Lo sabía, sabía que mi corazón ya no me pertenecía, ahora era de él, desde el momento en que lo vi.
Lo amo.
Dios... ¡lo amo!
Y quiero estar con él, quiero estar junto a él, hasta que deje de respirar.