rainbow estaba jugando con las hermanas monopoly, había descubierto que amaba bastante jugar eso, y la ayudaba a distraerse de todo.
– ¡a la cárcel! — dijo pinkie tomando la ficha de maud y poniéndola en la respectiva casilla.
– piedras... — murmuró maud, rainbow rió un poco.
el timbre de la casa sonó, todas se miraron entre ellas, rainbow se levantó rápidamente y corrió al escondite preparado para ella, nunca sabían cuando algo podría salir mal.
– gracias — escuchó rainbow, seguido de la puerta cerrándose — era el domicilio.
rainbow suspiró con tranquilidad, salió del escondite y volvió a la sala.
– ¿pediste donas de chocolate? — preguntó mirando las cajas, pinkie asintió.
– como te gustan — le pasó una y comenzó a comerla, el teléfono sonó — uhhh, llama tu noviecita.
– calla — le dice sonrojada dirigiéndose al teléfono.
– hola, rainbow — escuchó, su corazón comenzó a latir con fuerza.
– comenzaba a extrañar tu voz, granjera.
ambas se quedaron hablando por un tiempo sobre su día y cómo les había ido.
ya habían pasado los tres días, estaban esperando a que el rey hiciera algo, pero no ha hecho absolutamente nada, lo que las mantenía nerviosas.
– creo que debo presentarme al castillo — escuchó cómo applejack comenzó a reprenderla.
– ¡pueden lastimarte! — rainbow rió — ¿de qué te ríes, tonta?
– no te preocupes, preciosa, tengo un plan.
finalizó para luego colgar el teléfono.
– pinkie, ¿tienes el micrófono y demás?
– tal como lo pediste — sonrió.
– es momento chicas, en treinta minutos salimos.
todas se levantaron a prepararse para lo que pasaría, rainbow tomó su capucha y se la colocó, se acercó a los señores pie para despedirse, en ese poco tiempo, les había tomado mucho cariño.
– con mucho cuidado, hija, no queremos que te suceda nada — rainbow la abrazó.
– no pasará nada, mamá — sí, había tomado la costumbre de llamarlos de esa forma.
– toma esto para el camino — rainbow sonrió abrazándolos a ambos.
– tranquilos, no está tan lejos.
terminó de despedirse y las cuatro chicas salieron, rainbow era la única con capucha, y era tapada por las otras tres, ingresaron al bosque y comenzaron a correr hacia el castillo.
varios guardias lo habían notado, pero no tenían órdenes de hacer nada, y el rey no contestaba.
las cuatro estuvieron frente al castillo, pinkie conectó el micrófono y se lo pasó.
– mamá, papá, todo el pueblo, requiero su atención — tapó sus oídos por la fuerza que tenía el sonido, pronto logró ver cabezas saliendo de sus casas.
– prosigue — le dijo marble y subió un poco más el volumen.
– soy rainbow dash — se quitó la capucha, los reyes la veían desde una ventana del castillo — mis padres tal vez les hayan querido ocultar qué pasa, yo se los contaré.
– carajo... — murmuró su padre.
– me enamoré de alguien, para muchos será algo tonto este hecho y el por qué se volvió todo un problema, sucede que no es un él, es un ella, mis padres pensaron que el pueblo los tomaría como un chiste si llegaran a saber que amo a una mujer — sonrió mirando a su padre — pero desde acá les digo, que los tomen a todos como un maldito chiste, porque yo, rainbow dash, amo a applejack con todo mi ser, y nada de lo que hagan ellos podrá hacerme cambiar de opinión.
– ¡eso es! — gritó pinkie emocionada.
– ellos me golpearon, todos los días, cada que me veían, recibía un golpe más, me decían que estaba loca, pero yo era y soy una loca feliz, enamorada, libre — miró a su pequeña hermana en una ventana que le sonreía — si tengo que seguir fingiendo sin ser feliz para formar parte de el castillo.... — suspiró — entonces no quiero pertenecer más ahí.
escuchó muchos sonidos de asombro.
– ¡detengan eso! — escuchaba a su padre.
– no voy a volver al castillo, dejen de buscarme, no soy una princesa, considerenme fuera de la familia — dijo por último — encontré paz y amor en otras personas con las que no comparto sangre, me dieron la tranquilidad que necesitaba y me hicieron mejorar, cuidaron mis heridas como ninguno de ustedes lo hizo — miró a su madre que estaba llorando — me trataron como alguien normal y me hicieron entender el verdado significado de una familia.
las hermanas pie la miraban con ojos llorosos, los guardias las rodeaban sin saber cómo detener el discurso.
– scoot, perdón por todo esto, perdón porque no pude quedarme junto a ti, tal vez me necesites, pero si quieres buscarme, si cualquiera quiere buscarme, estoy en la granja de rocas, con los pie, mi verdadera familia — sonrió por último — déjenme en paz, vivan su patética vida de reyes y déjenme ser feliz.
miró al pueblo sonriendo, escuchando algunos aplausos.
– tratenme como a alguien más del pueblo, no como una princesa o con el suficiente respeto, soy una más del montón y ellos también — dijo para finalizar.
pinkie desconectó el micrófono y las cuatro caminaron juntas, abrazándose y transmitiendo el cariño que sentían.
el pueblo comenzó a aplaudir, su padre seguro debería estar eufórico, rió un poco y continuó su camino.