Corro por las calles sin importar la lluvia que no ha dejado de caer. Solo me detengo cuando llego a casa de Takemitchi. Él y Chifuyu se encuentran ahí mojándose. Ambos me miran y esperan a que recupere el aliento.
—Gomen, vine.... lo más rápido... que pude —digo jadeante. Me pongo derecha y los miro—. ¿Qué pasó esta vez? —Takemitchi aprieta los labios, reacio a decirlo—. Vamos, hombre. No puede ser tan malo —insisto.
¡JA! Que si no... El escucharlo me deja de piedra. Mi paraguas cae en seco de mi mano.
—¡¿NANI?! ¡¿Todos están muertos?! ¡¿Y Mikey fue quien lo hizo?! —exclama Chifuyu. Takemitchi no se molesta en confirmarlo. Voltea a las llantas colgadas detrás de él y comienza a pegarle a la que tiene más cerca—. ¿Estás bromeando?
—Es por eso que tengo que hacerme más fuerte.
—¿Huh? ¿Por eso golpeas la llanta? ¿Acaso eres un niño?
—¡Urusai! El yo del futuro abandonó ToMan. Todos siempre me protegen. Soy tan patético... —Mis ojos voltean al piso cuando perciben gotas de sangre. Eso me espabila—. Con el fin de seguir en ToMan, todos deben...
—Takemitchi —lo interrumpo, apartándolo de su oponente. Chifuyu-kun parece haberlo notado también porque toma su brazo. Sus puños están muy lastimados. La sangre no es sorpresa en tal estado—. ¿Cuánto tiempo llevas haciendo esto? —inquiero. No me mira ni me contesta.
—¿¡Lo has estado haciendo todo el día?! —deduce el otro. De un tirón, se suelta de ambos y vuelve a darle a la llanta. Los dos pegamos un brinco.
—¡Yamete! —pido, volviéndolo a jalar. Él se suelta de nuevo y regresa a los golpes—. ¡¡Takemitchi, no seas terco!! ¿Desde cuándo debes lastimarte a tal grado para hacerte más fuerte?
—Tiene razón, Takemitchi —me apoya Chifuyu—. ¡Con destruir tus manos no lograrás nada!
—Ya pensé demasiado en esto —dice entre ataques—. ¡Con Naoto! Lo que puedo hacer en el pasado para que el futuro sea bueno, ¡para lograr salvar a todos...! ¡¡No tenemos ninguna pista!! ¡¡Estamos caminando en círculos!! ¡¿Quién mató a Hina?! ¡¡Mikey de verdad asesinó a todos!!
Esta vez es mi exnovio quien le da un tirón, tan fuerte que lo manda a volar.
—¡¡Ya contrólate, Takemitchi!! —exclama. Él jadea en el suelo. Ya ahí también puedo ver sus lágrimas combinándose con las gotas de lluvia—. Cálmate —repite, haciendo lo mismo.
No soporto verlo así. Siente tanta impotencia que no sabe qué hacer con ella. Yo ni siquiera puedo asimilar la noticia aún, no me imagino cómo se la está pasando él. Porque el verdadero sufrimiento siempre queda oculto en nuestras mentes. Lo que podemos hacer para expresarlo, a veces simplemente es la punta del iceberg.
Me acerco a él, arrodillándome a su lado. La lluvia comienza a empaparme hasta darme escalofríos.
—Takemitchi —lo llamo, haciendo que se pare. Él sigue jadeando mientras yo le doy un abrazo—. No te preocupes, ya se nos ocurrirá algo. Arreglarás esto y nosotros te ayudaremos. Sate... ¡Ganbatte! —lo animo con mucho sentimiento.
La buena noticia es que deja de llorar. La mala es que lo hace para comenzar a berrear. Tan fuerte que lastima mis oídos y tengo que retroceder.
—¡¡Rina-saaan!! ¡¡Gomenasaiiii!! ¡¡No pude salvarteee!!
Entro en pánico. Quería animarlo porque parecía en su límite. Para eso sirven los abrazos y las palabras de aliento. ¡¿Por qué empeoré todo en el intento?!
—Chi-Chi... ¡Chifuyu-kun! —lo llamo en busca de ayuda.
—¡Imbécil, la estás asustando! —dice, yendo hacia él y soltándole una bofetada. Deja de gritar, pero aún parece que sacará los pulmones por sollozar tan fuerte—. ¿Qué mierda fue eso? Rii-san solo intentaba consolarte.
—Gomen —dice él—. Gomen. Es que... —Me mira—. "Ganbatte"... Rina-san dijo eso para mí antes de morir.
Pobre de Chifuyu en estos momentos. Porque ahora en vez de solo tener que lidiar con un bebé llorón, tiene a dos. Y cuando digo bebé lo digo en serio. No nos callamos cuando nos lo pide ni cuando lo suplica y tampoco lo hacemos cuando nos lo grita. A mí me ofrece disculpas inmediatamente luego de hacerlo.
Me parece tan tierno que lo haga a pesar de todo lo que pasa entre nosotros que me hace llorar más.
Se da por vencido y se echa en el suelo, dejando que las gotas de lluvia le caigan directamente en la cara y anunciando que esperará hasta que se nos pase el lapsus. Poco a poco, nos vamos drenando y nuestros sollozos se acallan.
—No pude hacer nada —murmura Takemitchi—. ¿Cómo se supone que salvaré a todos? No tengo idea... Chifuyu, es muy difícil... Doy lástima. Mikey murió en mis brazos... Todavía siento su calor en mis manos. No puedo soportarlo más.
Me tomo un momento repitiendo sus palabras mentalmente. Luego intento estúpidamente secar mi cara porque la lluvia vuelve a mojarla de inmediato.
—Gomen, Chifuyu-kun —digo—. Por hacerte cargar con los dos justo ahora. Ya estoy mejor —miento. La verdad es que no. Escuchar que mi yo de veintinueve usó sus últimas palabras para animar a Takemitchi fue la gota que colmó el vaso. Incluso en doce años y a punto de morir, todavía sigo creyendo en él y apoyándolo. Su mensaje no solo llegó a él, sino que me alcanzó también. Casi puedo escucharme decirlo: "Intenten de nuevo. No se desanimen. Lo peor no pasará".
Pero es que todo parece irse cada vez más a la mierda... Ese es el problema. El miedo por cagarla más comienza a crecer en mí. Por eso me quebré. Sin embargo, no puedo permanecer así. Por el bien de Takemitchi que necesita un empujón, no que lo arrastre. Así como por el bien del equipo, en el que no puede haber más de un llorón a la vez sin venirse abajo. Cuando uno trastabilla, los otros deben estabilizarlo, de esa forma es que se avanza.
Chifuyu se levanta, quedando sentado junto a mí.
—La verdad es que sí es una mierda de futuro —acepta cabizbajo—... Pero, para ser honesto, estoy feliz.
—¿Huh? —decimos al unísono, mirándolo.
—Quiero decir, pudimos volver a vernos —explica viendo al otro. Está sonriendo—. No creímos que te volveríamos a ver.
—... Tiene razón —noto por primera vez. Su expresión se me pega—. Takemitchi, regresaste y ahora estamos juntos de nuevo. —Sus ojitos se llenan de lágrimas de nuevo. Aunque esta vez se contiene y llora en silencio.
Dejamos que el sonido de la lluvia sea lo único que llene nuestro silencio. Le permitimos terminar de desahogarse mientras tanto. Pasa el tiempo y seguimos así hasta que Chifuyu rompe la monotonía.
—Creo que ya sé lo que tengo que hacer —dice. Lo miramos atentos—. Derrotar a Mikey —anuncia, llevando su puño hacia el frente para enfatizarlo.
—¡Baka! —dice Takemitchi—. ¿¡Estás sacando esa mierda de tu rivalidad con él en un momento como este?! —reclama—. ¡Todo mundo sabe que llevas la delantera porque Rina-san sigue contigo! ¡Deja de haraganear y concéntrate en lo que estamos! —Me muerdo el labio para evitar llorar de nuevo. Él acaba de volver, no sabe nada de nuestra ruptura y, como mencionó, este no es momento para hablar de eso.
—Me refiero a derrotarlo y quitarle ToMan —aclara Chifuyu, evitando mi mirada.
—¿¡Hah!? Vas a morir, ¿te das cuenta?
—Sí, eso dijiste. Voy a ser asesinado, ¿no? —Lo miro.
—Se refiere a que Mikey te matará si intentas hacer una estupidez como esa. Olvídate de ser asesinado en una década, no vivirías ni a los quince —explico.
—Ah, sore... —dice, comprendiendo—. Lo sé. Mikey es demasiado fuerte. Podría matar a cualquiera... Realmente esto apesta. El no poder evitar nuestras muertes.
—Nadie podría derrotarlo —concuerda Takemitchi.
—Ni siquiera enfrentarlo, en realidad. —señala él, aunque sonríe—. Pero tal vez ToMan pueda. —La lluvia se detiene momentos después—. Por fin —comenta, viendo al cielo.
—Arigato, chicos —nos dice Takemitchi.
—Esta vez no puse mucho de mi parte —admito—. Ambos debemos agradecerle a Chifuyu-kun. —Él sigue mirando el cielo.
—Las cosas han cambiado demasiado —continúa el otro—. Mikey es demasiado fuerte. Podría matar a cualquiera. Yo... No puedo hacer nada. Mikey cambió. Es diferente.
—Sip. Eso parece —confirma él.
—Pero no es así en realidad. Él es mi amigo.
—... Sí.
—Mikey dijo "Toda mi vida he estado sufriendo". Si sufres, debes pelear con todas tus fuerzas. Sin cometer errores. Quiero apoyar a Mikey.
—Sí. —Takemitchi se levanta del suelo.
—He tomado una decisión. Hasta que sea el número uno de ToMan, ¡no regresaré al futuro! Esta será mi última venganza. —Sonrío desde abajo. Su espíritu de pelea regresó. Comienza a caminar—. ¡Vamos! ¡Lo lograré!
—Estoy contigo, aibou.
—Yo también —secundo levantándome—. Todo el camino hasta el final.
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Segunda actualización del día! Este capítulo iba a abarcar también la llegada de Tenjiku, pero me di cuenta que era muuuuy largo así que lo separé. Subiré el sábado esa parte ^^
¡Gracias por leer! Si te gustó, ya sabes qué hacer <3
Bye-bye~