En estos instantes puedo decir que me siento una de las chicas más afortunadas y felices del planeta, ¿por qué? Porque me encuentro en un caluroso día de verano en un Skype entre mis dos mejores amigas y yo mientras hacemos cada una nuestras respectivas maletas porque mañana mismo nos mudamos las tres a Londres.
Os pondré un poco en situación, me llamo Alicia, aunque desde siempre me han llamado Ali, a no ser que me echen la bronca, en tal caso, Alicia Troy (mi padre es inglés, por eso tengo ese apellido), con nombre y apellidos. Tengo 19 años. Vivo en Madrid. Acabo de terminar mi segundo año en la carrera de enfermería. Y me encanta escribir y la fotografía.
Este año, antes de que finalizase el curso, en un día como otro cualquiera me dieron unas de las mejores noticias de mi vida. Me habían dado una beca para estudiar el siguiente año de enfermería en una prestigiosa universidad de Londres. Cuando me lo dijeron no me lo podía creer. A mí, entre las miles de solicitudes, me habían escogido. Salté de alegría por toda la casa. Mis padres me dijeron que me iban a apoyar en todo momento y que me ayudarían tanto como pudiesen.
Cuando me dieron la noticia lo primero en lo que pensé fue en Carol y Lucía, mis dos mejores amigas desde que tengo uso de razón. No podía irme sin ellas. Nunca habíamos estado separadas. Y siempre habíamos soñado con vivir juntas fuera de aquí algún día.
La primera en apuntarse fue Lucía, ella siempre había sido la más aventurera de las tres y siempre le había apasionado viajar y descubrir nuevo mundo así que en cuanto se lo dije fue a hablar a la universidad, ella estudia comunicación audiovisual y es muy buena en ello, maneja muy bien la cámara, es cómo una parte más de su cuerpo. Gracias a las buenas notas que tenía y el gran talento que había demostrado tener, no le fue difícil conseguir una beca para su tercer año de carrera en Londres e incluso en mi misma universidad ya que era grande y abarcaba muchas carreras.
Lo de Carol fue algo más difícil, ella estaba con un chico y al principio le echaba para atrás el hecho de dejarle aquí, llevaban unos meses y la cosa parecía ir bastante en serio. A parte, ella siempre había sido la más miedosa de nosotras y le costaba decidirse a ir. Pero eso cambió al mes, descubrió que el capullo de su novio, Oscar, había estado engañándola, le dejó destrozada, Lucía y yo tuvimos que sacar la artería pesada para animarla y hacerle ver que ese chico no merecía la pena y que no se preocupase, que tenía 19 años y toda una vida por delante para encontrar a su príncipe azul. Al final conseguimos levantarla y ella decidió venirse con nosotras a Londres para ya superarlo del todo y todos estuvimos de acuerdo en que le sentaría bien un cambio de aires. Consiguió también una beca en nuestra universidad para el tercer año de magisterio. La suerte realmente estaba de nuestra parte.
Una vez las tres estuvimos decididas a ir, empezó la búsqueda de piso. Nuestros padres nos ayudaron a buscarlo y tras mucho buscar encontramos uno precioso que pillaba cerca de la universidad y también cerca del centro y muy bien comunicado. Era un pequeño dúplex, no muy grande pero perfecto para nosotras tres. Al principio pensamos en alquilarlo, pero finalmente nuestros padres dijeron de comprarlo para así poder tenerlo y cuando se acabase la beca poder volver cada vez que quisiéramos. Podemos decir que tenemos la suerte de que nuestras familias son bastante acomodadas, ninguna somos millonarias ni nada por el estilo, pero no nos podemos quejar, así que los padres de las tres nos pagaron el piso, cosa que nos aseguramos de agradecerles cada día.
Y ahora sí que sí, volvamos al punto en el que lo dejé. Es el día antes a irnos y estamos terminando de preparar las maletas. Han sido unas últimas semanas un poco estresantes con mucho papeleo pero finalmente ya está todo listo. Repasamos las maletas vía skype, asegurándonos de que llevamos todo, aunque de todas formas nos enviarán por correo en unos días todo lo que no podemos llevar en el equipaje. Llevamos dos maletas enormes cada una y luego una mochila que llevaremos en la cabina.
-Yo creo que lo llevo todo- dice Lucía leyendo una vez más la lista
-Pues yo tengo la sensación de que se me olvida algo- dice Carol mirando la maleta
-Si se te olvida algo ya nos lo mandarán, tranquila- digo yo mientras cierro la maleta que aún tengo abierta y la pongo junto a la otra.
Nos quedamos una hora más hablando de lo emocionadas que estamos y luego nos despedimos para cenar e irnos a dormir, mañana tenemos que estar muy pronto en el aeropuerto y queremos estar descansadas.
-Buenas noches inglesitas, que mañana empieza nuestra nueva vida- me despido de ellas
Colgamos y yo apago el portátil y lo meto en la mochila.
Repaso por última vez el contenido de mi mochila, cartera, dinero, toda la documentación, los billetes de avión de las tres, los papeles necesarios para la casa y la universidad, el portátil, la cámara, cargadores varios, iPad, algún libro, iPod, cascos, paraguas (ya se sabe cómo es el tiempo de Londres), mi agenda para escribir y un par de bolis. Yo creo que ya va todo.
Voy al salón y ayudo a poner la mesa a mi padre mientras mi madre termina de hacer la cena.
-Viene Lucas a cenar- me anuncia mi padre
-Bieeen- digo yo contenta- ¿Viene con Cris?
-No creo, ella cenará con Lú- me dice
-Ah claro- me río
Lucas es mi hermano, es dos años mayor que yo y el año pasado se mudó con su novia, Cris, a un piso. Siempre hemos estado muy unidos, junto a las chicas, es mi mayor confidente y una de las personas en las que más confío, se que va a ser difícil tenerle lejos, pero prefiero no pensar en ello ahora. Y Cris, su novia, es la hermana mayor de Lucía, así que también me llevo realmente bien con ella y me encanta para mi hermano. Los dos también habían sido mejores amigos desde pequeños y al final acabaron saliendo. Las chicas y yo ya suponíamos que iba a pasar, teníamos apuestas y todo sobre a que edad empezarían a salir.
Ayudo a mi madre a llevar las cosas a la mesa. Ha hecho macarrones a la carbonara, mis preferidos. Dejo la ensalada en el centro cuando llaman a la puerta
-¡¡Yo abrooo!!- grito mientras voy hacia la puerta y la abro rápidamente
-Hola enana- dice revolviéndome el pelo al entrar a lo que yo le doy un golpe en el hombro- ¿Cómo está mi inglesita aventurera?- me dice pasándome el brazo por los hombros y yendo hacia el salón a saludar a mis padres
-Nerviosa pero me quiero ir ya
-Vaya vaya, que ganas tienes de perderme de vista- me pica
-Sabes que no- digo abrazándole de medio lado por la cintura y escondiendo mi cara en su pecho- te voy a echar mucho de menos- digo bajito
-Ya lo sé canija, yo a ti también- dice besando mi cabeza- pero prometo ir a verte, ¿vale?
-Más te vale- digo yo y él se ríe
Mi hermano es más alto que yo, me saca una cabeza, hace natación desde pequeño por lo que tiene unos músculos bien definidos, si a eso le añades que es bastante atractivo, con un pelo castaño claro y unos ojos grisáceos que son la envidia de muchos, siempre ha tenido a muchas chicas detrás suyo.
Nos sentamos a la mesa y pasamos una animada cena, hablamos de todo un poco, mi padre nos cuenta sitios a los que él iba cuando era joven y aún vivía allí y me dice el nombre y la dirección de la discoteca en la que conoció a mi madre. Mis padres se conocieron en Londres, mi madre fue un trimestre a estudiar allí y se encontraron en una discoteca en la primera noche que mi madre salía por la ciudad inglesa.
-A lo mejor nos vienes tu también con un inglesito- me dice Lucas y todos nos reímos.
Terminamos de cenar y entre todos recogemos la mesa y la cocina.
-Bueno, yo me voy ya- dice mi hermano- mañana iremos Cris y yo al aeropuerto
Le acompañamos a la puerta y nos despedimos de él
-Mamá, papá, me voy a la cama para estar descansada mañana
-Buenas noches cielo- dice mi madre
-Descansa cariño- dice mi padre
Me voy a mi habitación, es raro verla con el armario casi vacío, las estanterías llenas de huecos de las cosas que me llevo y la pared no tiene prácticamente fotos, me las llevo para decorar mi nueva habitación.
Me meto en la cama, cojo el móvil y reviso instagram, we heart it y por último twitter.
"Última noche en España, próximo destino: Londres #CantWait"
Pongo ese tweet y apago el móvil. Me quedo unos segundos mirando al techo en la oscuridad. Tengo un nudo en el estómago, estoy nerviosa por mañana, por todo lo que está por venir. Pero por otra parte tengo muchísimas ganas, voy a vivir en Londres, con mis dos mejores amigas, en un piso solo para nosotras, es de locos, cuando hablábamos de ello nunca imaginábamos que algún día se fuese a hacer realidad, pero está pasando, vamos a vivir una de las mayores aventuras de nuestra vida.