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Sorprendenteme
te he encontrado aquí abajo en el infierno, una sorpresa un poco inesperada teniendo en cuenta que entre los dos, tú eras la más amable y considerada.
Una verdadera dama llena de buenas virtudes.
¿Y sabes algo?, me decepciona completamente.
Ahora no puedo mirarte con los mismos ojos de hace años, y creo que toda la perspectiva cambió respecto a ti.
¿Qué pecado imperdonable fue el que cometiste para terminar en esta olla de desesperación?
Eso me genera intriga.
Att: Anónimo
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Arrugaste la hoja y la tíraste a un lado para suspirar y cruzarte de brazos, nadie se había atrevido a escribir palabras tan fuertes como esas, aún si había sido una fuera de toda mala palabra; dolía, pues era la completa verdad.
Habías sido buena persona en vida.
No merecías pudrirte en ese lugar.
Pero ahí estabas. No había poder que te sacará de ese lugar.