Elena salió del hospital con tantos ramos de flores que no podía con todos ellos, las enfermeras y los médicos se despedian de ellos enviandoles buenos deseos a la señora Gallager y a sus pequeñas. Sus hijas llevaban consigo todos los regalos que les habían traído sus tíos y los padres de Peter, Elena y sus hijas salían del hospital como si hubieran estado en una fiesta.
Elena y Camila sus dos preciosas gemelas tenía abundante cabello color chocolate al igual que el de su madre, sus ojos azules eran como los de su padre quién contemplaba a sus pequeñas con tanta ternura que Elena sonreía mirándolo -- ¡Eres un gran hombre Peter! -- Le dijo Elena -- Aprendí a valorarte aún más cuando deseando despertar sólo podía oir tu voz pidiéndome volver a ti -- Sentía como la vida volvía a mí con tus caricias y como mis oraciones eran escuchadas en el cielo -- Volví a vivir cuando me besaste y cuando pude sentir tus lágrimas en mi rostro ¡Gracias Peter! Por amarme tanto, por ser mi esposo y por elegirme a mí -- ¡Te amo mi amor!
Elena se sentía tan agradecida con su esposo y con la oportunidad que le dio el cielo de seguir a su lado. Peter y Camila los miraban por el retrovisor y sonreían orgullosos de su hijo y de su familia. Al llegar a la casa de Peter Elena fue rodeada del cariño de las mujeres que servían en su casa y después de acostar a sus pequeñas en sus cunitas compartió con Valezca que había venido con su esposo Tom, su hija Angela y su pequeño Peter deseando conocer a las pequeñas, reían contentas con el hecho de haber sido participes de milagros y hablaban de lo felices que se sentían de estar vivas y con los seres que amaban.
Tanto Valezca como Elena recordarian el nacimiento de sus hijos para toda la vida, ambas ya no podrían tener más hijos y eso significaba que sus pequeños bebés marcaban un antes y un después en sus vidas y en sus familias, pero eso en lugar de hacerlas sentir mal las había hecho valor a los hombres que amaban.
Mientras Tomás Harper y Peter las miraban reír y comprendian lo importante que eran sus esposas en sus vidas, el amor que sentían por ellas se había hecho más grande en sus corazones después de sentir que las perdían y de experimentar el milagro de recuperarlas. Tanto el pequeño Peter como las hijas de Elena serían una extensión del amor que ellos compartían con sus esposas.
Tom y Peter podían entenderse a la perfección porque ambos habían visto a sus esposas a punto de morir y sabían que su tiempo con ellas debía ser aún más apreciado por la oportunidad que les había dado el cielo. Ellos celebraban el doble milagro de la vida y podían sonreír en paz al tener bajo el mismo techo a las mujeres que ellos adoraban.
-- ¡Hay una cosa Peter que nunca olvidaré! y es lo corta que puede ser la vida y lo importante que es disfrutar cada momento -- Cuando pensé que perdería a Valezca sentí que mi mundo se acababa y cuando la sentí de vuelta conmigo y que el peligro había pasado la vida me sonrió otra vez -- ¡No se que habría hecho sin ella! -- Desde que la vi me enamoré tanto de ella que sin duda alguna quise pasar el resto de mi vida a su lado y cuando pensé que podría vivir sin ella si moría -- Mi vida dejó de tener sentido, temí ser un mal padre para Angela y para Peter por que al verlos recordaría que la mujer que amo ya no estaba a mi lado --¡Nadie podría ocupar el lugar de Valezca en mi corazón! Ella es única e inigualable.
Peter sonrió y mirando a Elena reír suspiró y dijo: ¡Yo sentí lo mismo Tom! Llegué a pensar que si perdía a Elena dejaría a mis hijas con mis padres y me iría muy lejos de aquí ¡no sé a dónde me habría ido! Pero de seguro huiria muy lejos de aquí-- El dolor que sentía era tan fuerte que me negaba a aceptar que lo que había vivido con Elena pudiera terminar en el momento que más deseábamos los dos -- El nacimiento de nuestras hijas -- Soñamos tener más hijos, pero no me importa renunciar a ese sueño con tal de no perder a quién me hace soñar. Ella Tom significa todo para mí.
Los dos muchachos miraban a sus esposas y sentían un enorme alivio al hallarse junto a ellas y no haberlas perdido ni a sus hijos tampoco. La vida de Tomás Harper ya nunca sería la misma después de que su esposa luchara con la muerte y la venciera. Y tampoco sería igual para Peter al sentir perdida a su esposa Elena, estaban unidos ahora por un lazo más fuerte, no sólo eran padres y eso los unía, sino que aprendieron en ellos lo mucho que podían significar en sus vidas las mujeres que eligieron por esposas.
Robert llegó con su esposa a saludar a Elena y a sus pequeñas y de paso saludar a Valezca y al pequeño Peter y más tarde llegó Jenny con sus pequeños junto a su esposo, la amistad de ellos era muy buena y ni que decir con el doctor Williamson quien ya era un hombre muy mayor pero siempre estaba cerca de la hacienda y de los nuevos veterinarios como un maestro.
La casa de Peter pronto se vio llena de toda su familia, Steve y Eunice llegaron una hora después de que llegará Jenny y para la noche todos se habían marchado y las pequeñas bien alimentadas y abrigadas fueron acostadas en sus cunas y dormían plácidamente.
-- ¡Ven mi amor! Es hora de que ocupes tu lugar a mi lado -- Necesito sentirte cerca y abrazarte tan fuerte que desaparezca en mí el sinsabor de todas esas noches sin ti en mis brazos -- Esta es nuestra cama y el lugar mi amor dónde quiero estar en estos momentos contigo -- Peter tomó en sus brazos a su esposa y la colocó suavemente en la cama y luego tiernamente la abrigo para luego acurrucarla en su pecho para besarla hasta que ella se quedara dormida -- ¡Duerme mi amor! Que yo velare tu sueño y el de nuestras hijas.
Elena se abrazó a su esposo y cerrando sus ojos descanso tranquilamente.