Sarita cerro los ojos, sintiéndose en el cielo mientras los latidos del corazón de Franco la calmaban. Sara creyó durante mucho tiempo que jamás volvería a estar así, recostada en la cama mientras su marido la abrazaba por los hombros, y ella abrazándolo, con la cabeza en su pecho.
A veces le seguía pareciendo irreal todo esto, tener a Franco de nuevo a su lado, poder tocarlo, abrazarlo, sentir su aroma, besarlo, pero lo que mas extrañaba Sara era hablar con el.
Así de sencillo como suena, Franco Reyes había sido siempre su confidente, la única persona con la que podía hablar de cualquier cosa por mas dura que fuese, y en el ultimo tiempo lo había necesitado como nunca en su vida
Franco comenzó a acariciarle el cabello, y Sara sonrió mientras se aferraba mas a el
-¿Que cosas anda pensando esa cabecita?
-Mmm, en lo mucho que te extrañe- Sara levanto la mirada para verlo a los ojos- y lo mucho que necesitaba estar así contigo- sonrió-
-Mi amor, te aseguro que a partir de ahora no tendrás que extrañarme nunca mas- prometió mientras la abrazaba con mas fuerza- no iré a ninguna parte
Franco sabia que su esposa aun tenia algunas heridas sin sanar, y le dolía en el alma, principalmente porque el sabia que si hubiese manejado mejor la situación, muy probablemente no habría causado tanto dolor en su familia.
Pero lo hecho, hecho estaba. No podía cambiar el pasado, ni borrar las marcas que sus errores causaron en su familia, pero si podía decidir su presente y futuro, para que a partir de ahora todo sea mejor que antes, y así seria. Franco estaba decidido a no permitir que algo malo vuelva a pasarle a ningún miembro de su familia
-Sabes- Sara lo saco de sus pensamientos mientras se sentaba junto a el en la cama- Lo que mas extrañe de tenerte cerca son nuestras charlas,-Sonrió- eres a la única persona en todo el mundo a la que puedo contarle cualquier cosa
-No sabes cuanto siento todo el dolor que nos cause, mi amor.
-Ya, no pienses en eso- Sarita tomo la mano de su marido y deposito un beso en ella, justo encima de su anillo de matrimonio- Lo que importa es que estas aquí, que estamos juntos, bien, y que nada ni nadie podrá hacernos daño nunca mas
Sara sabia que aquello no era del todo cierto, todavía tenían muchos enemigos buscando hacerle daño a ellos, y al resto de los Reyes Elizondo, pero ya no tenia miedo como hace un tiempo, ahora ya no estaba sola, tenia a su marido a su lado, y estando junto a Franco, sabia que podía enfrentar a cualquier enemigo, por mas peligroso que fuera.
-Te amo con toda mi alma, Sara
-Y yo a ti, mi amor- Sarita tomo la cara de Franco entre sus manos para besarlo-
Un beso suave, tierno, lento, lleno de paz, pero interrumpido por ruidos que provenían del patio de la casa
-¿Escuchaste eso?- Franco se separo un poco de ella para mirarla
-No escuche nada amor- rio Sara-
Al escuchar el ruido nuevamente, Franco se levanto de la cama
-Definitivamente escuche un ruido, Sara
-Ay ya amor, debe ser Gaby moviendo cosas en su cuarto, sabes que le encanta hacer escandalo a estas horas- Sara trato de tranquilizarlo mientras le extendía la mano para que Franco volviese a la cama-
Nuevamente algo hizo ruido, y esta vez Sara si se dio cuenta que no provenía de dentro de la casa
-Eso viene del patio, Sarita. ¿Dónde esta la escopeta?
Sara se levanto rápidamente y le indico donde estaba
-Dámela- Sara extendió su mano esperando que su esposo le entregara el arma- Voy a ver quien es
-Ni de chiste, Sara, yo bajo tu quédate aquí
-No señor no vas a ir solo- Se negó Sara-
A pesar de la negativa de Franco, Sara bajo junto a el y se dirigieron a la parte trasera del patio
-¿Ves algo?- Inquirió Franco mientras sostenía la escopeta, listo para derribar a cualquier intruso-
-No, no veo a nadie, a lo mejor era algún empleado amor, creo que estamos exagerando
-No, Sara, escuche claramente los ruidos, no es ningún empleado, ellos no andan por aquí a estas horas
Siguieron caminando, y de pronto divisaron dos figuras, una de ellas muy conocida para ambos, iba de pantuflas y su bata roja
-¡Gaby!- Sara llamo la atención de su hija, quien se dio vuelta temerosa, sabiendo que se vendría un regaño-
Detrás de ella, Franco y Sarita reconocieron a Nino, el delincuente que su hija seguía insistiendo en frecuentar, a pesar de las constantes prohibiciones de sus padres
-Aléjate de ese malnacido, Gaby- Le ordeno Franco-
-Papa por favor- Suplico Gaby acercándose a sus padres- Baja esa cosa-
Gaby se acerco cada vez mas a sus papás, hasta que Sara la tomo del brazo y la puso junto a ella, detrás de Franco
-Y tu- volvió a hablar el menor de los Reyes apuntándole al joven con la escopeta- Vete, si vuelvo a verte cerca de mi hija, no respondo.
-Por favor señor Reyes, no estábamos haciendo nada malo- le aseguro Nino-
-No me interesa lo que hagas con mi hija, me interesa que no vuelvas a acercarte a ella
-Amo a su hija, señor, nunca le haría daño a Gaby
-Papá, ¡por favor! déjalo
-Voy a dejarlo en cuanto se aleje de nuestra casa- Franco dio un par de pasos hacia el joven-
-Amo a Gaby con todo mi corazón, señor Reyes le ruego que no me aleje de ella
-Tienes dos segundos para comenzar a correr lejos de mi vista, o disparo
-¡Papá!- grito Gaby- déjalo, y tu mamá dile algo
-Ese delincuente tiene que aprender que debe alejarse de ti, Gaby- Dijo Sarita firmemente-
Ante la negativa del joven sobre irse, Franco perdió la paciencia y disparo hacia el suelo, cerca de el, de esa manera Nino entendió que Franco no estaba bromeando, y se largo corriendo rápidamente
-¡Eres una bestia, papá!- sollozo Gaby intentando librarse del agarre de su madre-
-Ya! Gaby tu padre no le hizo nada- intento tranquilizarla Sara
-No me importa! que necesidad tienes de tratarlo así! es la persona que amo!
Gaby se zafo del agarre de su madre y salió corriendo hacia la casa, Franco intento seguirla, pero Sara le puso la mano en el pecho para detenerlo
-Deja, mi amor, ya hablaremos con ella mañana
-Tiene que entender que lo hacemos por su bien, Sara
-No lo va a entender- rio Sara- amor, esta enamorada, al igual que yo cuando te conocí y mi madre lanzaba barbaridades sobre ti y tus hermanos, ¿acaso yo le hice caso? No- Sara tomo la mano de Franco y comenzaron a caminar hacia la casa- Y no le hice caso porque yo veía en ti cosas que mi madre no lograba ver, a Gaby le pasa lo mismo con ese muchacho
-Es diferente, nosotros si sabemos que ese tipo es un delincuente
-Si, pero ella cree que puede ayudarlo, no la harás cambiar de opinión
-¿Estas defendiendo esa relación?
-No mi amor- rio Sarita- solo digo que ponernos en su contra no es la solución, ella tiene que ver que nosotros solo nos preocupamos, y eso se consigue hablando con calma, ahorita no vas a lograr eso.
-Nunca lo va a ver, va a insistir en que tiene la razón, es tan terca como tu- Franco se detuvo y miro a su esposa a los ojos-
-Si, y también es tan bondadosa como tu- Señalo Sarita- y por eso cree que puede cambiar a ese muchacho, pero ahora no te preocupes por eso, vamos a descansar, mañana lidiaremos con ese pequeño terremoto que tenemos por hija-rio sara-
Franco agarro a Sarita de la cintura para besarla, y luego volvieron a la casa de la mano.
Por mas problemas que hubiese a su alrededor, ambos sabían que juntos podrían superarlo todo.