—Bebito...
Silencio.
—Gyu...
Más silencio.
—Entiendo que te hayas enojado, pero no me ignores —BeomGyu miró por un momento a TaeHyun—. Yo quiero escuchar tu preciosa voz.
—Es que estoy molesto —dijo el menor— y siento que si te hablo te terminaré gritando y tú no tienes la culpa de nada.
Se cruzó de brazos, mientras hacía un puchero.
—No me gritarás —respondió—. Vamos, cambia esa carita y sonríe para mí, ¿Bien?
BeomGyu rodó los ojos, pero terminó sonriendo.
Y TaeHyun sonrió junto a él.
—Ahora dame un beso.
—Estás pidiendo mucho, Hyunnie, pero como soy una buena persona, lo haré.
Se acercó, y beso tiernamente los labios del mayor.
—¿Sigues enojado?
—No, ya pasó. Tengo muchas razones para sonreír.
Y eso alegró los corazones de ambos.
—¿Cuáles son esas razones? —preguntó, con algo de curiosidad.
—Que tú estas aquí, que el día esta soleado, que me siento feliz —respondió—. Podría seguir, pero son muchas y me da flojera.
—Con esas bastan —sonrió—. Ahora, dejemos esto a un lado y pensemos en qué haremos antes de...que me vaya —hizo una pequeña pausa, que causó dolor.
—Dijimos que no volveríamos a decir eso.
—Lo sé, pero es inevitable —se encogió de hombros—. Es algo que va a pasar, y no lo podemos evitar.
—Si podemos —respondió—. Si te quedas más días podremos postergarlo.
—Me encantaría, pero como te dije, volví a la universidad, y no me conviene faltar mucho. Además no puedo no ir a trabajar.
BeomGyu hizo una mueca.
No quería que el mayor se fuera.
Lo había extrañando tanto tiempo.
Y en el fondo de su corazón, presentía algo.
No sabía si bueno o malo.
Pero el sentimiento estaba ahí, en su interior.
Clavado a su corazón, como una espina.
—¿Podemos ir a casa? —preguntó— Si estos son mis últimos minutos contigo, prefiero pasarlos en tranquilidad.
El mayor asintió, y tomó la mano del contrario.
Ambos comenzaron a caminar, en silencio.
Pero no era un silencio incómodo, era un silencio tranquilo, casi necesitado.
Ambos debían pensar con tranquilidad.
TaeHyun estaba un poco angustiado, aunque no lo demostraba.
¿Por qué BeomGyu se negaba a volver con él?
Quizás estaba pensando demasiado las cosas, y se asustaba a él mismo.
BeomGyu lo amaba, de eso estaba seguro.
Y más que seguro.
Bajó la vista hasta las manos entrelazadas, y sonrió, confirmando lo que pensaba.
Entonces pensó que BeomGyu tenía miedo de que él lo volviera a engañar. Y le volviera a mentir, matando las mariposas.
Pero TaeHyun no haría eso, nunca más.
No volvería a tropezar con la misma piedra dos veces.
Ya pasó una vez, y ambos sufrieron bastante. No era necesario repetirlo.
No era necesario repetir el dolor y las lágrimas caídas.
Solo necesitaban felicidad, y mucho amor.
—Un mes.
TaeHyun no entendió lo que quería decir el menor.
—Espérame un mes, más no.
—Pero...
—Pero nada. Un mes. Si no llego en ese tiempo, deja de esperarme.
BeomGyu miraba el suelo, incapaz de mirar al mayor en ese momento.
—¿Estás bromeando, no?
—Estoy siendo sincero, TaeHyun. Ya descubrirás el porqué, pero quiero que lo hagas.
Suspiró, con miedo.
Las palabras de BeomGyu le causaban miedo.
No entendía nada, y eso también le causaba miedo.
Pero acepto.
—Bien, te esperaré un mes justo, ni más ni menos.
—Perfecto, Tyunnie.
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Tranquilidad.
Eso es lo que ambos sentían en ese momento.
Tranquilidad, paz.
El amor rondaba por el aire.
Todo estaba en calma.
El menor acomodó su cabeza en el pecho del mayor.
Las caricias en su cabello seguían, y eso lo adormecía.
—¿Sigues sin querer decirme?
—Es algo privado, Hyun. Deja de insistir.
Suspiró.
TaeHyun lo abrazó por la cintura.
—A veces pienso que crees que yo soy un peluche, por la manera en la que me abrazas al dormir.
—Eres mejor que un peluche.
—¿Eso crees?
—Obvio, lo llevo pensando desde la primera vez que dormí contigo.
—Eso fue hace muchísimo tiempo.
—Si, cuando hicimos todos una pijamada en mi casa, la noche en que nevó y salimos a jugar con nieve en la madrugada.
—Ya lo recuerdo —el mayor sonrió—. También recuerdo que tú y JungKook terminaron resfriados por el frío que hacía.
—Si, y tu te quedaste justo a mí, sin importarte si te resfriabas también.
—Quería cuidarte, y cuando no me lo negaste aproveché la oportunidad. Parecías un bebito ahí en la cama, arropado y estornudando a cada minuto.
—Más que cuidarme, te reías de mí. Y además me grabaste estornudando muchas veces, eso fue demasiado.
—Es que te veías tierno, por eso te grabé. Todavía tengo esos vídeos, los vi hace un tiempo atrás y me fijé en lo mucho que hemos cambiado con los años, aunque tú sigues teniendo tu carita de niño pequeño.
—Pero no tanto, ahora tengo el rostro más maduro. Soy mayor.
—Pero mucho no se nota, la verdad. Para mí sigues siendo un niño pequeño amoroso.
Ambos sonrieron.
De pronto, la alarma en el teléfono de BeomGyu comenzó a sonar. Y él sabía que significaba aquello.
Que todo se había acabado.
Que TaeHyun debía irse.
Que era hora de separarse nuevamente.
BeomGyu apagó la alarma, y suspiró, soltó al mayor y se sentó en su cama.
TaeHyun miraba el techo, y no se movía de su posición.
—Tyunnie, debes levantarte.
Habló en susurro, con la molestia de decir aquellas palabras.
El mayor asintió, y se sentó en la cama, pasó su mano por su rostro y su cabello, desordenándolo un poco.
Miró su maleta unos segundos, antes de levantarse.
BeomGyu lo miraba, con una mueca grande en el rostro.
—Te acompañaré a la estación —dijo, poniéndose sus zapatos.
—Bebito, preferiría que te quedaras aquí —contestó—. Si me acompañas se me hará mas difícil irme.
—Oh —BeomGyu asintió—. Tienes razón, mejor me quedo aquí, es más fácil.
TaeHyun asintió, y tomó su maleta.
—Le diré a SooBin que me acompañe, tú quédate con HueningKai.
El mayor se acercó a BeomGyu, y besó sus labios por mucho tiempo, reteniendo en su memoria el sabor de los labios del menor.
Separaron sus labios, y se abrazaron fuertemente.
—Te estaré esperando, por favor apresúrate.
—Lo haré lo más que pueda, pero confía en mi. Te amo.
—Te amo el doble.
El mayor le sonrió, y salió de la habitación. Dejando a BeomGyu en la soledad del lugar.