*1 mes después*
Estamos en el autobús ya preparadas para ir a la capital a la competición de baile.
Mireia esta sentada a mi lado apretando las manos mientras mira por la ventanilla como Dani se despide de Emma con un beso.
Miro a Dani con desprecio.
Se esta volviendo un auténtico gilipollas.
Y todo por darle celos a Mireia.
Me lo confeso Jesus.
Dani le quiere desde que era pequeña.
Y bueno, eso.
Que es gilipollas.
El autobús arranca y casi se deja a Emma, a lo que empezamos a reírnos.
Todo el autobús.
Entero.
Y como ya es costumbre, nos mira con asco.
El viaje dura algo más de una hora, y al llegar nos metemos a ensayar.
Nuestro baile ha quedando fantástico.
Increíble.
Nos merecemos ganar.
Hacemos cosas muy difíciles.
Y así lo hacemos.
Quedamos primeros.
Nos vamos a competir a Madrid con todos los estudios de España.
El viaje de vuelta lo pasamos durmiendo.
Y a las 6 ya estamos allí.
Llego a casa con la medalla de oro y la dejo con las de mis otros estudios y me meto en la ducha.
Una ducha de ora y media.
Me dejo el pelo mojado y me pongo unos shorts y la parte de arriba del bikini.
Me salgo al jardín y tomo un poco el sol.
Unas manos me tapan los ojos y yo pongo mis manos encima.
-Hola niña fea.-me da un beso en la frente tumbándose a mi lado.
-Hola niño idiota.-le saco la lengua.
-¿Habéis ganado no?-me mira sonriente, pero un poco triste.
-Si.-sonrío.-¿Te pasa algo?
-No, nada.-me da un pico.-Mañana hacemos un mes eh, acuérdate.
-Nunca lo olvidaría.
Y me mira a los ojos.
Esa sensación de que te mire a los ojos y te sonría a la vez es tan maravillosa...
Las mariposas pegan con fuerza en mi estomago.
Mira un poco el suelo y me mira, serio.
-Mañana, a las once...-susurra.-¿Que-quedas conmigo en el parque?
-Claro cariño.-sonrío.
El sonríe disgustado.
¿Que le pasa a este?
Dios.
Pero me faltaba poco para saberlo.
Y presentía que no iba a ser nada bueno.
NADA.
El resto del día lo pasemos entre cariños y risas.
Estaba mas cariñoso de lo normal, me resultaba hasta empalagoso.
Pero da igual, supongo.
Cuando llega la hora de acostarme lo hago con un lío en la cabeza.
Esque estaba muy raro.
Y bueno, pues lo que pasa.
Rayadas y mas rayadas.
Siempre con miedo a que lo que piensas pase de verdad.
Me acosté con un presentimiento malo.
Muy malo.
Presentía que iba a sufrir mucho.
Y yo odio sufrir.
Presentía que me convertiría en la niña que anda sola por la calle, que su única salvación es baile.
Presentía que iba a pasara una mala racha.
Y lo peor, es que tenía toda la razón del mundo.
Pero no pensaba que Jesus me pudiera hacer una cosa así.
Nunca pensé que había gente tan cruel.