Después de cantar todo cambió. Sentí que Dios estaba en control y que no importaba si las cosas salían como yo quería o no, todo iba a estar bien. Me di cuenta que no fue culpa de Adam por completo, yo tuve culpa en la situación, ambos nos hicimos daño, y así como Dios había empezado la sanidad en mí, oraba para que sanara su corazón también. Dormí tranquila, y hoy es domingo por la mañana, una nueva oportunidad para hacer las cosas mejor.
Escucho la puerta, a pesar de que es temprano, sé que puede ser John, ya que es el único que sabe donde vivo. Me levanto de la cama, y me coloco mis pantuflas. Abro la puerta solo un poco, dejando ver mi rostro, no quiero que me vea en pijama ¡Qué vergüenza!
—¿John?— le digo mientras peino los mechones de mi cabello. Él está vestido con traje formal. Saco y pantalón negro, camisa blanca, corbata guinda y gemelos en las muñecas del mismo color de la corbata ¡Todo un príncipe!
—Oye, sé que te sorprende verme aquí tan temprano un domingo en la mañana, pero... ¿Te gustaría ir conmigo a la iglesia?— ¡Cierto! No había pensado en eso.
Sonrío, y asiento con mi cabeza. No iba a quedarme en casa después de lo de anoche. Yo tengo que ir a la iglesia, y si John es la persona que Dios puso en mi camino para ser feliz y sanar ¡Qué así sea! Le digo que me voy a vestir y mientras él espera afuera, voy a mi cuarto a cambiarme.
Camino por la habitación en dirección al armario. Kiuri me sigue a todos lados, como si quiera ayudarme a escoger. Dios es tan bueno, que hasta la alergia me ha sanado. Desde mi danza de ayer no he estornudado ni un poco, a pesar de tener a Kiuri cerca siempre.
Escojo un vestido morado de mangas largas, con falda en A hasta las rodillas, me hago un peinado sencillo, maquillaje y salgo para irnos.
Dicen que en la vida todos tenemos 3 amores. El primero es el de tu adolescencia, que te enseña a amar e inmaduramente, cometes errores y lo arruinas todo. El segundo es aquel al que amas de manera profunda, se mete hasta las entrañas pero te hace daño como nadie nunca lo ha hecho. Y el tercero es aquel que te restaura y se queda para siempre.
Yo amé a Edward, o al menos eso creo, fue mi amor de adolescencia. Adam, era mi segundo amor, el que me hizo daño. Y tal vez John era ese último que venía a sanar mis heridas. Mientras pienso estas cosas llegamos a la iglesia. John apaga su camioneta Toyota color negro, y mientras me quito el cinturón, me interrumpe para hablar.
—Necesito advertirte— me mira un tanto asustado. Yo suelto el cinturón y lo miro con atención.
—¿Qué sucede?— le digo mientras me late el corazón aceleradamente, yo también estoy empezando a asustarme. Él mira al frente y coloca sus muñecas apoyadas en el volante, dejando que sus manos cuelguen.
—Bueno, no te asustes, es solo que para que lo sepas, soy el pastor de la iglesia— su tono cambia y sonríe mientras voltea el rostro para mirarme a los ojos ¿Qué clase de broma es esta?
—¡Es broma!— me carcajeo y tapo mi boca. Él sigue viéndome, pero esta vez con seriedad ¡No inventes! creo que es cierto.
—Jeje, no, no lo es. ¿Recuerdas que era el hijo de los pastores en Perú?— ¡Cómo olvidarlo! Es la razón por la que era mi crush jajaja, bueno, y otras cosas más.
—Sí claro, tú y yo teníamos eso en común
—Bueno, al venirme a Canadá mi papá me entregó un campo blanco acá, y ahora soy el pastor ¡Tarán!— lo dice haciendo muecas y moviendo las manos como presentador de televisión.
—¡WOW! John ser pastor es algo... importante. Sé cuánto debe significar para ti— bajo la mirada y juego con las puntas de mi cabello. Ser pastor no es lo mismo que ser hijo del pastor, esto es un reto muy muy grande. No me preocupa, solo se me encoje el corazón de ver cómo Dios puso una tarea tan grande en él.
—Sí y la verdad siento que debo mantener mi imagen —voltea su cuerpo para quedar completamente frente a mí, y enfatizando con sus manos sigue hablando —así que, quisiera pedirte que te comportes de la mejor manera posible— al momento que pronuncia esas palabras se viene abajo todo lo bueno que pensaba de él. Mis ojos se abren como platos, y levanto una ceja desconcertada.
—¿Perdón?— cuando las mujeres preguntamos algo que ya sabemos, es porque le estamos dando la oportunidad a ese hombre de retractarse de lo que dijo.
No puedo creer lo que John me acaba de pedir ¿Acaso me dijo que me comporte? ¿Quién se cree? ¿Mi papá?
—Amie, no me malinterpretes. Me refiero a que ellos te verán conmigo, y no quiero que piensen mal de mí. Es una iglesia conservadora, tú lo sabes, conoces cómo es. No es como la iglesia de ustedes— esta vez se voltea para ver al frente, y cierra los ojos como si estuviera apenado ¿La iglesia de nosotros? ¿Acaso somos herejes o algo así? No puedo creer lo que John me está diciendo.
—Sí y lo respeto. Deberían respetarme a mí también— conozco las reglas de las iglesias conservadoras, las mujeres no hablan, se mantienen al margen, usan falda o vestidos, no llevan mucho maquillaje ni se tiñen el cabello. En mi caso, yo soy un caso perdido allí jajaja, ya que mi falda apenas llega a la rodilla, mi cabello es teñido y tengo maquillaje, nada ostentoso, pero igual podrían condenarme por todo lo demás.
No me preocupa eso, respeto a las iglesias que creen que esas reglas son importantes. Pero espero que respeten lo que yo creo también, sé que nada de eso salva o condena a nadie. Lo que John me está pidiendo es que sea otra persona que no soy.
—Solo no sobresalgas demasiado ¿sí?— me dice y abre la puerta para cortar la conversación.
—Ok—frunzo el ceño y mi rostro arde, ya puedo ver mi cara roja de enojo ¡Ugh!
¿Qué podía decirle? No me está obligando, pero eso parece. Yo solo bajo del auto con él, vamos a la iglesia y me mantengo lo más callada posible. Al parecer eso es comportarse ¡Paciencia!
Pero no es tan malo, Dios está en esta iglesia también, aunque las reglas sean un poco estrictas. Su presencia me invade, yo le adoro con mi cántico, escucho Su voz a a través de la prédica, y me doy cuenta. No debo enojarme por las reglas, tampoco por lo que John pueda decirme o hacer, de algo tengo certeza, lo único que importa es que Dios tiene su mirada puesta en mí, y yo quiero corresponder a Su amor.
Al llegar a casa me lanzo en mi cama con los brazos extendidos viendo al techo ¡Ah, Señor! ¡Qué día! De repente, suena mi celular, es Vane.
—¿Aló?— respondo en tono animado y cansado a la vez jajaja.
—Amie, escúchame. No importa lo que Nya te diga, quiero que confíes en mí y me creas. Ella está loca, hizo algo que no comparto en lo absoluto, y por esa razón, ya no quiero mantener contacto con ella. No le guardo rencor ni nada por el estilo, pero no quiero verla ¿Está claro?— jajajaja ¿Qué pasó ahora con estas niñas? No es novedad que Vane y Nya peleen, y conmigo lejos debe ser más sencillo para ellas discutir.
—Jajajaja, ay Vane ¿Qué pasó?— le digo riendo, sé que debe ser una tontería.
—No es chiste, Amie. Y no te puedo contar qué pasó porque afectaría tu estabilidad emocional y no quiero eso— Okey, ahora sí estoy asustada.
Me levanto de la cama atónita, pero antes que pueda seguir hablando, me corta y entra otra llamada. Es Nya.
—¿Nya, que pasó? Vane me dejó intrigada—le pregunto preocupada.
—Amie, por favor. Vane, está exagerando las cosas. Yo solo ayudé a alguien que estaba a punto de morir— Esto me deja peor, así que muerdo mis uñas.
—¿Quién era esa persona?— indago.
—No puedo contarte aún. Afectaría tu estabilidad emocional— Hasta parece que se pusieron de acuerdo.
—Nya ¡Basta! Puedes contarme. Vane me vino con el mismo cuento.
—Por favor, Amie. No te puedo decir, por lo menos no aún. Solo llamo para pedirte que no importa lo que pase, sigamos siendo amigas ¿Lo prometes?
¡Dios! Nya siempre me pide promesas, a veces siento que no ha sido sincera conmigo por completo, pareciera que esconde cosas.
—¿Por qué me pides eso?—me levanto de la cama, voy al refrigerador me sirvo un vaso de agua.
—Porque estás lejos, porque quizás no nos veamos en mucho tiempo. Porque probablemente estés con John, cosa que sabes que no apruebo...—escupo el agua que estaba bebiendo, me asombra que siga con la idea de que no vea a John, después de todo lo que pasó con Adam—... y porque no sé el futuro— limpio mi boca con mis manos y busco un trapo para secar la mesa donde derramé el agua.
—Lo prometo. Pero ¿Qué pasa? Cuéntame— me siento en las sillas de la sala para poder prestar atención a lo que tenga que decirme.
—No pasa nada Amie, solo te pido que cumplas las dos promesas que me has hecho, y todo va a estar bien. Verás que sí—corta antes que pueda decir algo.
Dejo el celular en la mesita frente a mí y tapo mi cara con ambas manos, dejo salir un suspiro de cansancio por la situación, miro al techo "Señor, toma el control" Me preocupa todo esto, pero estoy muy bien como para dejar que mi estabilidad emocional se arruine jajajaja. Así que voy a orar por ellas, tal vez no es nada y yo estoy preocupándome en vano.
Al día siguiente de ir a la iglesia comencé mi diplomado en Gestión de Artes, y debo decir que me fue muy bien. Pasó un año, me hice novia de John pese a sus exigencias doctrinales. No lo entiendo, pero lo comprendo, sé que debe ser así, y no quiero desobedecer a Dios, siento que este es su plan.
No me gusta que John no me apoye en mis sueños. Es muy conservador, lo que lo hace machista en algunos momentos, pero siempre ha sido tierno, amable, caballeroso, así que me dispuse a ignorar sus pequeños defectos, porque casi en su totalidad es perfecto.
Lo único que me deja preocupada es la actitud de Nya. Antes me había hecho prometer que no me casaría con John. Pero luego de que nos hicimos novios quise llamarla para contarle que todo ha ido bien, y que él no es malo como ella creía, no obstante no contesta mis llamadas, ni los mensajes. Vane me contó que ha dejado de ir a la casa, y no lo entiendo. Pensé que la pelea que habían tenido era una tontería, pero veo que no lo es, porque permanece hasta hoy.
Pasó un año más y así se cumplieron los dos años de postgrado, dos años sin puntas.
Siento un poco de nostalgia, ya que una vez terminado el postgrado pensaba volver a Perú. Pero no sabía si hacerlo, después de todo, ya me había acostumbrado a los años sin puntas.
Hola a todos... Espero se encuentren bien.
Hay algunas cositas que debo aclarar. La primera es sobre cuestiones doctrinales jajaja. Jamás he estado en desacuerdo con las iglesias que tienen reglas diferentes a las de mi iglesia, e incluso valoro mucho y respeto muy bien esas cuestiones. Solo quise enfatizar el hecho de que John y Amanda pertenecen a denominaciones diferentes, y aunque eso no es un impedimento, es necesario ponerse de acuerdo, cosa que ellos no estaban haciendo, por el contrario, Amie solo se estaba acoplando a lo que John le pedía, sin que ella expresara su postura y llegaran a una conclusión para ambos.
Lo segundo, es que no van a entender la actitud de Nya jajaja, son cosas que se van a ir aclarando poco a poco, solo presten atención a los detalles.
Dios les bendiga... Hasta el viernes.