Tres chicos corrían por el pasillo chocando con los demás estudiantes, era recreo y querían llegar lo más pronto a la cafetería.
— Apresúrate Fushiguro, que se van a acabar los dangos — dijo corriendo un peli rosa.
Una castaña iba por delante empujando a quien se le cruzara en el camino.
Llegaron a la cafetería, había una gran cola, se pusieron hasta atrás y esperaron impacientes.
— Nobara creo que ahora si llegamos a tiempo.
— Si — dijo emocionada la castaña
La cola se estaba reduciendo poco a poco, por fin era el turno de Nobara.
— Deme cuatro dangos .
— Aquí tiene sus cuatro dangos.
— Si gracias — pago y se dirigió a un lado a esperar a sus amigos.
— Buenas deme dos dangos — pidió el peli rosa.
— Lo siento jovencito pero solo me queda uno.
— Deme lo.
— Aquí tiene.
Volteó a ver a Fushiguro, este avanzó a pedir.
— Quisiera un sándwich de queso.
— Si aquí tiene.
Después de pagar los tres salieron y fueron a pararse debajo de un árbol.
— Es una pena Fushiguro, para lo otra alcanzarás — Nobara puso su mano en el hombro de su amigo.
— Si, para lo otra — afirmó.
— Pero tu si serás — Itadori le recriminó haciendo le ver la bolsa de dangos que tenía.
Ella negó automáticamente, con un brazo abrazo la bolsa a ella y con la otra agarraba un dango que se estaba comiendo.
— Toma Fushiguro — le extendió su dango.
— Pero y tú, te vas a quedar sin nada.
— Está bien hoy no quería de todos modos — le sonrió
— Gracias — agarro el dulce, lo partió en dos y una mitad le dio al peli rosa.
— Toma para no te quedes sin nada.
— No es necesario Fushiguro.
— Acéptalo — pronunció firmemente.
— Bien.
Nobara que miraba entretenida la acción, le hizo ojos a su amigo peli rosa sin que Fushiguro se diera cuenta, este se avergonzó y negó con la cabeza.
El timbre sonó.
— Que clase nos toca.
— Inglés con Gojo.
Los tres se quejaron. Caminaron a su clase de inglés, Nobara se quejaba todo el tiempo de que dejaba mucha tarea y no podía ir de shopping últimamente.
Entraron a su clase y como siempre tuvieron que estar por una hora escuchando los chistes, que a nadie le causaba risa, de su profesor, que después dejaba hacer muchas páginas del libro con investigación y todo.
Al fin se acabaron las clases y los tres chicos iban hacia la salida.
— Fushiguro hoy vamos al arcade.
— No puedo tengo que ir al hospital.
— Oh — no tenía que decir nada más, a veces el peli azul iba a ver a su hermana — entonces ¿Mañana?
— Si mañana estaría bien.
Fushiguro se despidió y se fue.
— Itadori ven y acompáñame que tengo que visitar un lugar — la castaña se llevó del brazo a su amigo, este le preguntaba a donde iban pero ella solo decía que ya lo vería cuando lleguen.
Era de noche y Nobara con su amigo caminaron al paradero.
— Voy a pedir un taxi, espera aquí — la castaña se adelantó.
Itadori que tenía ambas manos ocupadas por las bolsas que estaba cargando, se sentó a esperar a su amiga. Cuando está paró a uno hizo que Itadori metiera las bolsas dentro.
— Al final para que querías comprar tanta ropa.
— Ya lo verás Itadori, dejando eso de lado, cuando le vas a decir a Fushiguro.
— ¿Eh?
— Ya sabes a lo que me refiero, no pierdas más el tiempo — lo regaño.
— Si... — llevo su mano a su nuca nervioso — yo pensaba decirle está semana.
— ¡No mientas! — lo apunto con el dedo — si dejas que el tiempo siga pasando así alguien te lo puede quitar, me entiendes.
— Si lo sé pero...
— Nada de peros.
— Señorita se va a subir, mire cuánto tiempo a pasado — habló el conductor un poco enojado.
— Que — se volteo a el — ¡Oiga estoy ayudando a mi amigo para que se le declare a la persona que le gusta bien!
— ¡Kugisaki! — la intento detener.
— No, el ha pasado demasiado tiempo queriendo hacerlo, necesita de mis sabios consejos porque si no después va esta—
— Bien bien, no tiene que contarme su vida, esperaré esperaré — la corto antes de siga hablando.
— Bien — volteo a ver de nuevo al peli rosa — confío en que estás esperando el momento adecuado para hacerlo.
Itadori asintió.
Ella suspiro y entro al vehículo — Nos vemos mañana.
— Hasta mañana Kugisaki.
— ¡Tu puedes Itadori! — grito sacando la cabeza por la ventana del auto en marcha.
Este agitó su mano en modo de despedida.
Recorrió las calles pensando en lo que dijo la castaña, si debería de apurarse pensó, pero si lo rechazaba, no quería eso pero se tenía que arriesgar.
Llegó a su casa y vio que las luces estaban apagadas, ya estarán durmiendo pensó, entro sin hacer mucho ruido, paso por la sala, miro que la televisión estaba prendida.
— Dónde estabas — las luces de la sala se encendieron.
Yuji se asusto pero cuando vio quién era se tranquilizó.
— Solo salí a comprar, porque te debería de importar.
— Olvidaste las pastillas del abuelo.
Las pastillas, se había olvidado por completo el tenía que ir al hospital por las pastillas de su abuelo.
— Fui yo y me encontré con tu amigo — sonrió.
Itadori frunció su ceño.
— Porque me miras así — amplio su sonrisa — no puedo creer que alguien tan entretenido como el pueda juntarse con un idiota como tú.
— Sukuna que hiciste — dijo desconfiado.
— Por qué crees que le haría algo — recargó su brazo en el hombro de este — piensas que le dije algo de mi estúpido hermano, no lo hize.
— Si le haces algo yo—
— Que me vas a hacer — rió y con su mano lo estampó contra la pared más cercana, el peli rosa soltó un quejido al su espalda chocar con la fría pared — dime Itadori que piensas hacerme si le hago algo a tu querido amigo.
No hubo respuesta.
— Eso pensé — se separó y camino a su habitación tan tranquilamente.
Itadori quejándose, también se fue a su cuarto, se encerró y tiro en su cama, se preguntó por qué su hermano tenía que ser tan idiota, con esos pensamientos sus ojos se fueron cerrando y se quedó profundamente dormido.