Primera salida oficial con el concepto de "Familia", recientemente Anya consiguió ser adoptada luego de ser regresado tres veces por otras familias con la misma intención. Había sido sencillo para la niña de cabellos rosa convencer al hombre de rubias hebras al leer su mente y llenar un crucigrama que para su edad; ES complicado. Sin embargo ahí se encontraba tomado de la mano de su nuevo padre al cual admiraba por tener el trabajo de "espía".
Para Anya era genial, no mejor dicho, era ESTUPENDO el trabajo de su padre. En el orfanato miraba el programa de espías y ahora que él tenía un trabajo el mismo trabajo, quería ayudarlo a su manera. Consiguió salir del apartamento intentando esconderse de él, era imposible porque siempre detectaba su ubicación y de alguna u otra forma se divertía jugando de esa manera.
Saliendo de sus pensamientos, la pequeña pelirosa se percató del área transitada en donde se encontraba. Era un lugar tan familiar para ella e inevitablemente se soltó del agarre del rubio, escuchó un grito detrás de ella pero lo ignoro, necesitaba llegar al otro lado de la calle y verla nuevamente.
── ¡Kags!. ── grito al visualizar una figura femenina de cabellos largos de una tonalidad azabache-azulada atendiendo unos clientes.
Sin embargo Anya no se había percatado del semáforo en verde, deteniéndose abruptamente al escuchar el fuerte pitido de un auto. Lágrimas comenzaron aparecer, llevo sus manos al pecho estrujando su ropa y cerró sus ojos, ni siquiera había disfrutado de la nueva familia que tendría, lo único que quería era ver a esa amable mujer la cual le dedicaba tiempo a ella siempre que llegaba a esa floristería.
── ¡Anya-chan!.
Unas suaves y cálidas manos envolvieron el pequeño cuerpo de la niña, el agitado movimiento de un lado a otro, posiblemente un giro en la acera junto a un leve gemido de dolor, consiguió que abriera los ojos encontrándose de manera inmediata unos expresivos ojos azulados de una hermosa tonalidad ante los orbes verdosos de la menor.
Sus ojos adquieres un brillo especial al reconocer a la persona que la sostenía en brazos; una cabellera larga sostenida en dos chongos bajos con algunos mechones enmarcadole el rostro en forma de corazón, no necesitaba reconocer más allá que esas simples características para abrazar con la fuerza que le permitía su pequeño cuerpo el de la mayor.
── ¿Estás bien, Anya? ¿No tienes ningún rasguño o algún indicio de fractura, moretones, herida...?.── con preocupación apartó un poco el cuerpo de la niña revisandola con ojos analíticos cada parte visible de la prenda.
── ¡Hai!. ── aseguró confiada, confianza que se fue desvaneciendo al ver a su padre acercarse con una expresión sombría comenzando a temblar con lágrimas de cocodrilo.
── ¿Eh? ¿Tienes algo ma-?...
── ¿Te encuentras bien?. ── la voz de Loid alertó a la azabache girando enseguida su cuerpo encontrándose a un hombre alto de unos 6'1 ½ sobrepasando por creces su estatura.
── ¿Usted... Quién es?. ── optando por una postura defensiva de manera inconsciente, logrando captar la atención de Loid.
── "¿Civil?... No, tiene aspecto de civil pero su postura indica que tiene experiencias en batalla. ¿Anya la conoce?.... ¿por qué está mujer apareció de repente en un momento crítico? ¿será un espía? ¿Alguien que quiera matarme?..." ── estos eran los pensamiento que leía Anya mirando a los dos adultos de uno a otro.
── Papá, ella es Kags, Kags él es mi papá. ── presentandolos nerviosa de que no se llevaran bien.
Kags observó confundida al rubio relajando su postura al notar la seguridad con la cual lo decía ── ¿Te adoptaron?.
Anya asiente emocionada ── ¡Estábamos de compras para llenar nuestra nueva casa, cuando te miré a lo lejos!... pero... ── girando su cuerpo encima del hombro de la azabache.
Lentamente la chica giró dándole la espalda al rubio, encontrándose con un auto estrellado contra el semáforo, saliendo de ahí un hombre robusto con una expresión completamente enfadada. Expresión que logró asustar un poco a la ojos zafiro retrocediendo unos pasos hasta chocar contra el pecho del hombre detrás suyo. Con suavidad levantó la mirada encontrándose con una tonalidad más suave en los orbes de él, en comparación con los suyos que eran, más intensos.
── ¡Maldición, mi auto!. ¡Deberías fijarte más en tu mocosa escurridiza mujer!. ── acercándose de manera peligrosa a Kags, e inmediatamente Loid escondió detrás de su cuerpo atlético a ambas féminas.
── Entonces, también debió haberse fijado que la niña iba corriendo. Solamente se me escapó de las manos unos segundos porque quería ver a su amiga.── exclamó intentando mantener una expresión tranquila, a diferencia de su interior.
A decir verdad para Loid, la niña era problemática y le resultaba débilmente inteligente. Al momento que la adopto pensó que era una niña dotada por la capacidad de responder un crucigrama, que para muchos, era dificultoso. Ahora que salieron a comprar se percató de ligeras.. fallas para completar su misión; ni tampoco esperaba tener que resolver un problema. Sin esperar más saco dinero en efectivo dentro de su cartera, entregando la sin dudar al conductor para jalar con delicadeza la muñeca de la mujer detrás.
── O-oye, no debías pagar. Podía hacerlo sin ningún problema. ── intentando seguirle de cerca el paso.
Pero aquel rubio de ojos celeste, era alto y por cada paso que daba ella debía dar dos o tres para alcanzarlo, pese a que literalmente la llevaba arrastrada mientras en brazos cargaba a la pequeña Anya.
En el camino ninguno de los tres entabló una conversación, Loid quería descubrir si esa mujer era una amenaza para él y aunque sus sentidos se relajaran con ella, le asustaba como bajo la guardia. Kags no tenía ninguna palabra para decirle al hombre; al cambio le daba intriga saber más allá de él y al mismo tiempo sabia que era un problema meter las narices donde no la llamaban, eso lo aprendió a la fuerza. Mientras Anya solamente escuchaba los pensamientos de su padre, todos dirigidos hacia su amiga, a comparación de la azabache, quien mantenía en completo silencio sus pensamientos.
Finalmente en el camino llegaron a una cafetería, Loid le indicó a la fémina sentarse delante suyo observando fijamente cada movimiento que realizaba; no aparentaba tener más allá de 25 años, posiblemente estaba entre los 20-22 años, era pequeña con anterioridad su estatura le llegaba hasta el pecho, era delgada pero mantenía una figura curvilínea, subiendo lentamente se encontró con unos orbes azulados como un zafiro charlando animadamente con su hija adoptiva; en su misión de infiltración y obtención de información necesitaba formar una familia... la chica delante suyo podría estar entre los requisitos.
Pero....
No conocía nada de ella, ni siquiera su nombre. Sin embargo su apariencia daba lo necesario para fingir ser una familia; colocando su mentón entre sus manos entrelazadas decidió investigar más allá de la chica para conocer a profundidad... y que ninguno de sus más mínimos secretos sean ocultados delante de sus propios ojos.
── Loid Forger.
Ella se sorprendió ya que no esperaba escucharlo hablar ── Mucho gusto Loid-san... Kagome Higurashi. ── inclinando levemente la cabeza.
── "Higurashi... un apellido para nada común en escucharse; ¿extranjera?... debo de sacar lo máximo de información para hacer un veredicto de esta chica... ka-go-me... de alguna u otra forma su nombre me...agra-."
── ¡Kags! ¡Kags!. ── los gritos de Anya sacaron de sus pensamientos a Loid regresando al mundo delante suyo ── ¿Aún tienes esas bonitas flores rosa que me mostraste aquella vez?.
── ¿Hablas de las flores de Sakura?. ── recibiendo un asentimiento rápido y conciso ── Oh, desde que llegué y las traje conmigo, se han hecho muy famosas en la tienda. Se venden con mucha facilidad Anya-chan... lo siento por no tener un ramo ahorita. ── sintiéndose triste por la expresión cambiante de la menor.
Para Kagome, Anya era una niña especial. (N/A: demasiado especial diría yo). Desde su llegada a Ostiana un país que realmente le parecía a Berlín, sumado al manejo de otro idioma; se le dificultó adaptarse a este nuevo ambiente, agradecía a los Kamis que el Inglés fuera un segundo idioma hablado en ese lugar y también agradecía que un humilde anciano la ayudará a ingresar a este panorama completamente diferente a Japón.
Su último recuerdo trascendía en el momento que cruzó el pozo devora huesos; finalmente consiguió un límite más extenso de tiempo para los exámenes. No esperaba que en el proceso una brecha de tiempo se abriera de repente y la succionara llevándola contra su voluntad a un nuevo período. Al despertar se encontró acostada con un pañuelo húmedo en la frente, al tener tantas experiencias en el sengoku con los secuestros llegó a pensar eso; al momento que la puerta fue abierta todos sus sentidos bajaron al leer el aura de la persona y además percatarse de un anciano trayendo una bandeja con comida.
Así descubrió el lugar donde se encontraba y visualizando por las vestimentas que se portaban arriba entre los años sesenta o setenta. Para tener una coartada accedió a convertirse en un pariente lejano del anciano fingiendo ser familia, de alguna u otra manera aquel hombre de edad avanzada le recordaba a su verdadera familia comenzando a quererlo de la misma forma; trabajando juntos en el sector de floristería, ganando fama en la pista principal de la ciudad.
El suave movimiento del peso en brazos la sacó de sus pensamientos, percatándose de la mirada discreta que el padre de la niña le daba, mirando de reojo las dos tazas de café humeante delante de los dos.
── ¿Conoces a Anya desde hace mucho tiempo?. ── comenzando un interrogatorio de manera discreta, esa mujer era la pieza perfecta para la misión.
── Desde que Anya llegó al orfanato, ella a venido a escondidas a la floristería de mi... pariente.── sonriendole a la ojos verdosos al recibir una mirada de incredulidad de su parte ── Normalmente me ayudaba atender a los clientes y le gustaba una flor exclusiva de la tienda.
Realmente Anya había llegado a la floristería cuando se escapó la primera vez de aquel laboratorio, ese dato no lo conocía la sacerdotisa, pero por un tiempo limitó vivió con la azabache. Pero al no tener los papeles adecuados que indiquen que era familiar adoptivo, podría traer problemas. No tuvo más acción que llevarla al orfanato contra su propia voluntad; típicamente la menor se escapaba para ir a donde ella y ayudarla...
Para Anya, kagome era como una madre y la miraba de esa forma desde el primer momento. La admiraba, deseaba tenerla parte de su nueva familia y la idea que formara de está era lo mejor; una sonrisa inocente surco su rostro... iba hablar con papá para conseguirlo.
── Entiendo Señora Kagome...
── No soy tan mayor, solamente tengo 21 años... ── murmura sin percatarse de la sonrisa adornando el rostro de Loid, otro dato más conseguido fácilmente.
── ¿La tienda es tuya?. ── esperando pacientemente la respuesta de la mujer delante suyo, bebiendo la taza de café.
Ella asiente ── Recientemente murió mi pariente, dejándome a cargo de la floristería, es difícil porque solamente soy yo y un amigo quienes nos hemos hecho cargo. La tienda tiene muchos clientes en cualquier temporada, muchos vienen para aprender de cultivos, hacer arreglos florales o simplemente obtener coronas de flores... es mucho trabajo. ── forzando una sonrisa sin apartar la mirada del reflejo en el café.
── Kags... ¿murió el abuelo?. ── ella sin dudarlo, le responde con un ligero movimiento de cabeza.
Anya miraba al anciano como un abuelo, por esa razón lo llamaba de esa manera tan familiar. Acurrucandose entre los brazos cálidos de la sacerdotisa quedo dormida con ligeros rastros de lágrimas, Loid en ningún momento dejó de observar las acciones de la pelirosa. Por lo que había leído los niños se sienten seguros al tener una persona se confianza con ellos, también ellos "presienten" los verdaderos sentimientos de las personas esto es cuando alguien los quiere o odia sin siquiera entrar al fondo, es como una "intuición".
Kagome lentamente comenzó acariciarle el cabello a la niña; su lado materno siempre salía a flote al tener niños a su alrededor. Posiblemente si regresara a su tiempo trabajaría en una guardería o hubiera estudiado medicina por sus conocimientos en la materia, tantas heridas y enfermedades que trató en el pasado le sería útil, sumado s sus habilidades con las plantas medicinales. En este mundo no está en ninguna de las dos, un aproximado a la rama de plantas pero sin ir más allá de eso.
Un leve suspiro abandonó su cuerpo, recordando su deber en la floristería y la idea de dejar a su compañero de labor solo... no era una buena opción.
── Disculpe... ¿Loid-san?. ── atrayendo la atención del rubio quien escribía un mensaje por el celular ── Debo regresar a mi trabajo...
── Te acompañaré, y gracias por salvar a anya. ── levantándose primero del asiento para pagar los dos cafés en la mesa.
Con sumo cuidado la sacerdotisa continuó cargando en brazos a Anya, le recordaba ligeramente a Shippo y Sota. He inclusive a ella misma cuando era pequeña; agradeciendo con una leve reverencia a Loid por abrirle la puerta del local caminaron juntos chocando por su parte, los hombros contra el brazo del más alto. Notaba que algunas personas los volteaban a ver posiblemente por dar una apariencia de "familia", algo que hasta cierto punto no la molestaba.
Le agradecía internamente al rubio haber adoptado a la niña; sabía que en las tres adopciones anteriores ella no había sido feliz, fue regresada y de una u otra forma ese hombre la terminó aceptando en la vida.
── Anya le gusta mucho los programas de Espias.
Loid rió internamente ante lo absurdo que era la vida── Me percaté de eso, cuando llegamos a la casa encendió el televisor para ver ese programa e incluso me hizo comprar póster del mismo.
Kagome asiente sonriendo ── En la floristería, colocamos un televisor para ella. Aún es una niña, es bueno que disfrute su infancia... loid-san para ser un buen hombre y una figura paterna excelente para Anya. Por favor.... ── sosteniendo la mano del rubio haciendo que se detuviera y la viera frente a frente ── Cuide de ella y haga la feliz.
Levemente abrió sus ojos al notar la seguridad con la cual la pequeña mujer le hablaba, las mujeres que con anterioridad había conocido caían rendidas a sus habilidades de actuación, ninguna le hablaba más allá que con "timidez o nervios", era la primera vez que conservaba con una mujer segura, confiada y expresiva como un libro abierto cada vez que observaba sus orbes azules. De manera inconsciente llevo su mano a la cabeza de la chica, sorprendiendola por sus acciones.
── No debes regañarme, Kagome. Lo haré. "Aunque... después de finalizar la misión debo de retrasarla al orfanato...".
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── Obtuviste la información que solicité. ── recargando el peso en una pierna esperando al hombre.
── No es tan fácil, Twilight. ── extendiendole una carpeta con agilidad, evitando que las personas que transiten se dieran cuentan ── La chica que me mandastes a investigar no tiene un gran historial. ── golpeando la hoja con una foto pegada de la azabache ── Kagome higurashi, 21 años, de origen extranjero, país desconocido, llegó a Ostania hace tres años, a trabajo en la floristería desde ese tiempo y actualmente es la dueña del mismo.
── Uhm... ── leyendo el informe entregado por Franky ── ¿Nada más?.
── Existen rumores de ella, dicen que sabe mucho sobre plantas medicinales para ser tan joven, también la han visto pelear en una ocasión para defender la tienda de un robo. Otras personas solamente comentan acerca de ella; es un imán de atracción por hombres y su compañero por mujeres, una de las principales razones por la cual la tienda está llena, la alaban bastante por su amabilidad y trato equitativo a las personas que llegan.
── ¿Es cierto de la forma que conoció a Anya?. ── observando fijamente la foto pegada en el informe, realmente eran dos: una donde se veía más joven por los rasgos levemente infantiles aún presentes y en la otra la forma en la cual la conoció.
Algo no cambiaba en las dos fotografías: la extraña sabiduría en los ojos como si hubiera vivido una larga vida y la otra conservaba la misma calidez en los orbes azules.
── Son solo habladurías, no existe algo conciso. En la investigación que realicé muchas personas repetían que Higurashi es muy buena con los niños, típicamente juega con éstos cuando los clientes los llevan a la floristería.
── ¿Ingresos de la misma?.
── Nada extraño, esta libre de deudas, no tiene problemas con nadie al cambio. Las tiendas alrededor de la misma, hablan bastante bien de ella; lo extraño que para la cantidad de gente que llega, solamente tenga una persona trabajando consigo.
── Para ser solo dos personas, trabajan bien juntos... ── murmura cerrando los ojos ── Creo que ya tengo una elección.
── ¿Ocuparas a esa joven para la misión?. ── observando incrédulo al rubio. ── Aunque si miras el historial... es alguien normal.
── Ocupa perfecto el puesto, necesito aparentar ser una familia normal y no levantar sospechas. La misión implica esto, casarme, tener hijos... algo que jamás había hecho con anterioridad; pero Higurashi rellena la vacante a la perfección. ── arreglando su postura para irse.
── ¡Hey! ¡Nuevamente te vas sin pagarme!. ── le grito observando como el rubio hace una seña continuando su caminar── Cosas de agentes secretos...
En el camino loid penso a la perfección como solicitarle a la joven de cabellos azabaches ser su...esposa. Anya consiguió entrar a la prestigiosa academia privada luego de una extensa y laboriosa sesión de estudios, poco a poco esa niña se iba haciendo parte de su vida... consiguio bajar la guardia, actúo de una manera completamente diferente al verla ser secuestrada, entendía la razones y le recordaba su pasado y la razón por la cual se convirtió en espía.
Era para crear: "Un mundo donde los niños no llorarán".
Pero ahora se encontraba ahí, enfrente de la floristería repleta de clientes. Solicitando espacio en medio del tumulto de la misma, consiguió encontrar la pequeña figura de la azabache sosteniendo su cabello en una coleta alta con un listo con ligeros cascabeles sonando cada vez que agitaba la espesa cabellera. Con pasos rápidos antes de volver a perderla, extendió su mano rápidamente al ver un jarrón de gardenias ser empujado por un cliente.
Envolviendo el brazo alrededor de la estrecha cintura de la fémina la jalo contra su cuerpo evitando que el jarrón de vidrio lastimara a la joven. El sonido de esté al impactar atrajo completamente la atención de los clientes, junto al otro trabajador de la floristería.
── Oh... ── alzando la cabeza encontrándose el mentón del rubio recostado en su cabeza ── ¿Loid-san?.
── Deberías prestar atención. ── apartando a la chica con facilidad de donde los escombros de vidrios se encontraban esparcidos.
── Es difícil cuando no tienes mucho espacio para pasar. ── se excusa observando el piso junto a la gardenia en el suelo── ¡Lukas!.
Ante el llamado un joven de cabellos azulados apareció en el lugar cargando una escoba y pala, preparado para limpiar el desorden. Con un susurrado "gracias" la azabache, se separó del rubio para recoger la flor del suelo en búsqueda de una maceta y re-plantarla. Loid miró a otro chico acercarse apenado pagándole por el desastres hecho, la fémina le decía con movimientos negativos que no era necesario, pero la insistencia ganó aceptando el dinero por la flor y florero roto.
Por el resto del tiempo quedo a observar en un asiento al otro lado del mostrador, brindado por el chico llamado Lukas, como era el trabajo de la floristería con solo dos personas. La cantidad de personas que llegaba era asombrosa, desde la más alta alcurnia hasta la clase baja de barrios pobres, pese a que los últimos no tuvieran tanto dinero, la azabache le daba flores al precio más bajo como si no fuera un problema para el negocio.
Sus ojos azules observaron las diferentes plantas hasta encontrarse con una en el mostrador al lado, era una flor de tonalidad rosado que no había visto nunca. Con sutileza acaricio los pétalos disfrutando de su suavidad.
── Esta es la flor de cerezo o sakura, que a Anya le gusta.── habla Kagome al colocar la gardenia ── Es originaria de mi país natal, es difícil traerla hasta aquí sin los cuidados adecuados.
── ¿Cómo el bonsái?. ── sin apartar la mirada de las ágil manos re-plantando la gardenia, escuchando un leve "si" ── Señorita Kagome, ¿Con qué flores se adorna un matrimonio?.
La pregunta desconcertó a la asiática pero no dudo en responder ── rosa de jardín, Hortensia, peonía, ranúnculo, tulipán, clavel, lavanda, astilbe. Son las flores que normalmente solicitan en la floristería las novias, ¿piensa casarse pronto Loid-San?. ── regando las flores con tranquilidad.
── Anya necesita una familia estable.
── Eso no requiere siempre tener a sus dos padres, en mi caso mi madre me crió sola porque mi padre falleció en un accidente, pese a eso me lleno de valores, me convirtió en la persona que soy actualmente y jamás dudó de mi o de mis capacidades, al cambio me motiva a seguir intentándolo... con esto no quiero decir que no se casé, simplemente le quiero dar un punto de vista propio. ── sonriendole levemente al rubio.
── "Necesito una esposa porque es parte de la misión". Pero ya tengo una persona en mente para ser feliz junto a mi hija. Además anya me solicito que le diera una madre... "Eso no es tan falso que digamos...".
Una pequeña carcajada salió de los labios ── Si, anya siempre hablaba con emoción de tener un papá y una mamá... muchos niños de los orfanatos desean tener alguien que los ame, tal vez suene un poco cruel... pero si no estás preparado tanto física, emocional, psicológico y económicamente es mejor no traer hijos al mundo... si los vas a terminar abandonando, dándoles una vida mala o simplemente tratarlos mal... la mayoría de orfanatos están llenos de niños que fueron abandonados y que nadie tuvo el valor de hacerse cargo de ellos. ── deteniéndose unos segundos ── Los niños son una responsabilidad bastante grande y difícil de conllevar.
── Comprendo... ── recordando su vida como un huérfano abandonado en la guerra ── Pero... volviendo al punto inicial, pese a que puedo hacerme cargo solo de Anya, deseo cumplirle ese deseo. ── tomando una flor al azar extendiendosela a la azabache ── Señorita Higurashi ¿Quieres casarte conmigo?.
Por unos segundos Kagome inclino a un lado la cabeza confundida como un perrito, observando la flor en mano del rubio y luego directamente a los ojos de él. Resistiendo las ganas de reírse, hasta que estás se hicieron imposible comenzando a carcajearse confundiendo al mayor.
─ Loid-san... me está pidiendo matrimonio con una linterna china....── refiriéndose a la exótica flor en manos del rubio.
── ¿Eh?. ── observando ligeramente apenado la flor en mano.
── Si a la próxima piensa pedir matrimonio solicito un ramo de mil flores azules. O simplemente puede irse a lo convencional, un ramo de rosas.... ── ocultando su risa al notar el sonrojo expandirse lentamente en el rostro del rubio.
Oh por los Kamis jamás se había reído tanto desde que llegó a Ostiana.