APETENCIA

By PaolaAlva24

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Ava Collins Baker. Belleza, sensualidad, inteligencia, simpatía, carisma. Todo hecho mujer. No teme en abast... More

Nota de la autora
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capitulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Epílogo
Extra 1
Extra 2
Extra 3
Libro de Cassie

Capítulo 27

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By PaolaAlva24

Connecticut

Edan

Repaso el cuerpo que yace en mi cama bajo mis sabanas, las piernas largas que se enredan en ellas y el cabello que cubre toda la almohada. Tan solo con esta vista estoy como un tren, me gusta figurarla así, me hace recordar semanas atrás donde la podía tener en mis brazos.

Me sorprendió la llamada que hizo y al escucharla debo admitir que una histeria se apoderó de mi, tuve una gran impotencia de solo pensar que le pudo pasar algo, impotencia hacia ella de exponerse algún peligro.

Me levanto del asiento en el que estuve observándola, ya lleva unas horas dormida pero no podía dejarla sola por si tenía náuseas o si despertaba y le cruzaba la vaga idea de irse en medio de la noche.

Me acerco del otro lado de la cama para recostarme a su lado, giro recargando mi peso en un brazo para mirarla dormir tan plácidamente, no me aguanto las ganas y me acerco a ella robándole un beso en la comisura de la boca; no hace ningún gesto ni se mueve, así que solo giro mirando al techo. El insomnio se apodera sin dejarme descansar y el tenerla aquí con su olor me trae recuerdos.

No se cuánto tiempo pasa pero sigo recostado boca arriba con un brazo bajo mi cabeza, a mi lado puedo ver de reojo el cuerpo de Ava moviéndose, siguen los minutos y siento su delicada mano posarse en mi torso desnudo. Pienso que es un reflejo hasta que va trazando figuritas en todo mi pecho hasta que dirige su mano hacia mi hombro donde se asoman las plumas de mi tatuaje, lo recorre con sus dedos y es cuando decido voltear a verla.

Me observa con esos grandes ojos verdes detrás de unas largas y gruesas pestañas, me responde la mirada y observo cómo recorre mi cuerpo con su mano y enseguida me tenso.

Se acerca con convicción mientras recorre con su aliento demasiado cerca, está jugando otra vez. Así que la tomo de las muñecas deteniendo su recorrido.

-Para.- Digo firme y me cuesta la vida detenerla.

-¿Por qué?.

-Estás ebria.

-No, ya no lo estoy.

Le doy un vistazo levemente y tiene la mirada oscura llena de deseo. Me es imposible ignorarla cuando está de esta forma. Pasa una pierna quedando a horcajadas de mi, recorre sus manos por mi pecho para luego pasarlas a mi rostro. Me observa con un brillo particular que la sumerge en sus pensamientos.

Mueve sus caderas provocándome y es imposible no soltar el gruñido que la hace sonreír con malicia, estoy con una erección que no he podido dejar de tener desde que me beso en ese baño.

-Ava...- Advierto, se que no es ella la conozco y aunque la deseo, no es lo que ahora busca.

-Edan...

-Deja esto, párala ya.

-¿Entonces para que me has traído?.- Se altera frunciendo el ceño.

-¿Crees que te he traído para follarte? ¿Quién mierdas me crees?.- Es inevitable no enfadarme.

-Es lo que has hecho los últimos meses. ¿No?

Me enderezo aún con Ava en mi regazo y quedamos de frente.

-Sabes perfectamente que no, Solo quiero protegerte.

-¿Protegerme de qué? ¿De tu futura esposa?.- Bufa.- No necesito que nadie me proteja.

-No es mi futura esposa, deja tu obstinación.- La sostengo ahora de los muslos.- Si tan solo escucharas..

-Creí en cada una de tus palabras y vaya sorpresa la que me llevé, espero que no te sientas ofendido si no pretendo creerte más.- Ironiza mientras su cuerpo se agita por la efusividad.

Se intenta apartar de mi regazo pero la sostengo firmemente y solo me asesina con la mirada.

-Deja que me aparte.

Trata de moverse de nuevo y me desespera su actitud, me desespera ella y todo lo que provoca en mi.

-¡Joder Ava! Estoy ahora aquí, volviéndome cada vez más loco por ti y tus malditos juegos.

-¡¿Qué quieres de mí?!.- Me aniquila con la mirada.- Dímelo porque ya bastante has jugado conmigo a tratos absurdos.

-Todo.- Digo con seguridad y sinceridad.- Lo quiero todo joder, deja de pensar mierdas de amantes porque tú no lo eres.

-¡Calla!.

-No. Querías escucharlo ahí lo tienes.

-Deja ya tus malditos cuentos.

-¡Maldita sea! No son cuentos Ava Collins.- La tomo ahora del cuello para que escuche bien mis palabras.- Eres mía, pero aún así quiero que tú elijas serlo.

Me mira a los ojos y puedo escuchar a su cerebro maquinar a mil por segundo. La cercanía, su olor y el sólo hecho de ser ella son los bastantes estimulantes para fundirla en un beso que la toma por sorpresa pero no tarda en seguir y se siente la vehemencia con la que ambos nos aferramos a nuestros labios, le paso la lengua en sus labios para luego atrapar su labio inferior y mordisquearlo, sigo besándola disfrutándola con cada roce de nuestras lenguas, mis manos pasan de sus muslos a su cintura recorriendo su piel desnuda y voy subiendo rozando el inicio de sus senos para luego acariciar los pezones erectos y robarle un jadeo de los labios.

Seguimos besándonos mientras comienza a mover las caderas estimulándose.

Recorro su cuello con mis labios y senos con mis manos, gime alto mientras sigue moviéndose a su ritmo; En un momento de desesperación le retiro la prenda que la cubre comiendo sus senos, recorriendo mi lengua por los dos montículos: lamo, chupo y mordisqueo los pezones que la hacen jadear aún más llegando a la exitación.

Quiero penetrarla y hacerla entender que es mía y de ningún imbécil más. Pero no lo haré, no quiero hacerla creer que para eso la traje a mi departamento.

Separa nuestros labios mirándome con deseo y enojo, su pecho se agita y puedo sentir sus senos rozar en mi pecho.

-Esto no significa nada.- Es dura al mirarme y no puedo evitar sonreír.

-De acuerdo nena.- Tomo la prenda cubriéndola de nuevo aunque me gustaría dejarla completamente desnuda.

-Deja esa sonrisa tonta.- Rueda los ojos.

-Eres realmente bonita cuando te enojas.

Se remueve incómoda y solo bufa diciendo algo entre dientes y me causa gracia. La dejo sobre la cama y me acuesto de nuevo, me da la espalda y trata de apartarse a la orilla pero con mi brazo la arrastro para pegarla a mi cuerpo y abrazarla firme por la cintura.

-¿Qué es lo qué haces?.

-Dormir.

-Me tienes atrapada.

-Sí y es la única forma en la que me vas a dejar dormir sabiendo que no te escaparás.

Bufa acomodándose y yo sonrío.

-No finjas que no lo disfrutas.- Me le burlo.

-Silencio, trato de dormir.

Río sin dejar de apreciar el contacto y su aroma. Puedo sentir su respiración que va calmándose y su cuerpo relajándose y yo la voy siguiendo quedando dormido poco a poco sintiendo que descanso después de varias semanas.

***

Ava

Me siento tan relajada y cómoda que me cuesta moverme, pero quiero salir de aquí. Trato de zafarme de su agarre pero me tiene agarrada fuerte de la cintura, me giro hacia él para que afloje su brazo pero lo único que hace es acercarme más a su pecho.

Me veo envuelta en puros músculos bien definidos, el calor de su cuerpo es bien recibido y su fragancia me enloquece, ahora se que girarme y haber bebido de más fueron errores grandes pero no puedo negar que en cierta forma lo disfruto. Trato de liberarme pero los intentos son fallidos ya que cada que me muevo me apretuja más.

Bufo y no hago nada más que relajarme y descansar, no sé en qué momento pero quedo profundamente dormida y es un descanso tan pleno que no había tenido uno así en semanas.

No sé cuánto tiempo ha pasado pero cuando voy cobrando la razón y abriendo los ojos poco a poco me encuentro en la misma habitación pero a solas, abro los ojos por completo y no está por ninguna parte, ahora lo que yo abrazo es una almohada que huele a él.

Salgo al baño para hacer mis necesidades y aprovecho para ver mi aspecto que luce fatal, tengo corrido el maquillaje y no sé cómo pudo decirme que luzco "bonita" si ahora soy un mapache harapiento. Aprovecho para ducharme y quitarme los restos de maquillaje, cuando termino de lavarme me quedo congelada sintiendo algo en el pecho que me dificulta respirar al ver aún mi cepillo dental aquí.

Es uno que traje de mi departamento para las noches que me quedaba, no puedo creer que aún lo tenga y no lo haya tirado, aunque me desconcierta lo agradezco. Ya después de asearme y tener la boca limpia salgo para buscar mi ropa.

No la encuentro por ningún lado así que me dirijo a su closet para rebuscar algo que me pueda poner. Voy abriendo cajones y cuando abro uno de los tantos encuentro ropa mía que olvide aquí y no puedo evitar esa sensación en el pecho de nuevo. ¿Por qué guarda todas estas cosas? Me coloco unas bragas y un vestido que deje aquí una noche.

Se ven horribles los raspones pero con tal de salir de aquí me sirve.

Salgo de la habitación y no veo nada, paso por el salón y está vacío, me dirijo a la cocina y mi estómago ruge al captar ese olor exquisito. Edan está de espaldas con unos pantalones para hacer ejercicio y el torso descubierto, mueve algo en el sartén que huele delicioso. Cuando se da vuelta capta enseguida mi presencia y no pierdo la mirada fugaz que le da a mi atuendo me acerco a la barra y me siento en un taburete alto.

-Hola.- Digo sutilmente.- Gracias por lo que hiciste por mí anoche, no tenías que molestarte.

Me da una cálida sonrisa y mis entrañas se comprimen al ver lo guapo que luce, pocas veces denota esa actitud relajada en la universidad por lo general es serio.

-No tienes que agradecer.- Sirve el desayuno en dos platos.- Aunque si disculparte por haberme dicho taxista.- Me observa con una ceja alzada.

-Si... bueno creí haber llamado a uno.

-¿Luzco como taxista?.

-Luces más como modelo de revista.- Un momento, ¿Lo dije o lo pensé?. Edan suelta una risa y siento mis mejillas arder. ¿Qué demonios me ocurre?.

Es el celibato hermana.

Edan me tiende un plato de huevos y tocino; Jamás me había preparado el desayuno. Me termina por ofrecer un vaso de jugo de naranja.

-Gracias pero... ¿Moriré de alguna intoxicación?.

-Pruébalo.- Me dice cuando ya lleva en dos bocados medio plato.

Pruebo el desayuno y a decir verdad está delicioso, mi estómago agradece el alimento y devoro casi todo mi plato y siento que revivo.

-Esta delicioso.- Luego recuerdo una cosa y lo veo con los ojos entrecerrados.- ¿Por qué siempre era yo la que cocinaba si cocinas tan bien?.

-Me gusta verte tratar de cocinar y destrozar todo.- Se ríe y se encoge de hombros.

-Deberías ser buen profesor y darme alguna clase, todo me sale salado o quemado.

-Si tienes razón.- Ahora lo golpeo en el hombro.- Pero a mi me agrada tu comida.

Se me escapa una pequeña sonrisa y termino el desayuno, ayudo lavando los platos aunque me insiste que no es necesario y cuando termino rebusco donde dejé mi bolso.

-¿Sabes donde dejé mis cosas?.

-Están en mi auto, dame diez minutos.

Se larga sin esperar alguna respuesta y lo único que hago es matar el tiempo hasta que alguien toca la puerta principal y no tengo idea de qué hacer. Estoy por ignorarlo pero no muchas personas tienen acceso al edificio y debe ser importante.

Me acerco a la puerta aún debatiéndome mentalmente y termino abriendo, pero en cuanto veo de quién se trata se me baja la sangre a los pies y una furia crece en todo mi cuerpo.

Stacy Hamilton junto a un hombre con buena apariencia están en la entrada del departamento. Nos miramos por largos minutos sin inmutar palabra, Stacy me recorre toda y yo no puedo evitar mirar su rostro y apariencia perfectamente arreglada mientras yo parezco rescatada de la calle con el cabello alborotado, sin maquillaje ni zapatos.

-Ava Collins.- Lo dice con recelo.

-Stacy.- Me quedo muda sin tener idea de qué decirle hasta qué carraspea el señor de a lado y salgo del shock dejándolos pasar al departamento. Pasa como si fuera su propio departamento moviendo cosas y ofreciéndole bebidas a su acompañante y es la primera vez que me siento pequeña, ¿Que demonios le diré del por qué estoy aquí?.

Se sienta junto al hombre que ni si quiera se tomó la molestia de presentar y hace algunas cosas en el movil mientras ignora por completo su alrededor.

-No quiero sonar molesta ni nada parecido antes de una explicación Ava, pero ¿Qué haces en el departamento de mi prometido?.- Habla por fin y para no querer lucir molesta se le ve bastante.

-Yo... - Estoy en blanco, no sé qué podría decirle, tal vez: Oh, tu prometido me salvo de mi borrachera y dormimos abrazados.

Me aniquila con la mirada pero no me voy a cohibir, está a punto de acercarse con los brazos cruzados, su móvil en una mano y una actitud de querer asesinarme pero no va a lograr nada.

Estoy por inventarle una excusa pero su mirada se desvía atrás de mi, me giro y veo a Edan entrar al salón con una polo negra y chaqueta que se le ajustan a los brazos increíblemente al igual que unos jeans, se ve muy guapo y estoy a punto de babear y lanzármele pero recuerdo el problema que tengo encima y el problema parece también babearle.

Edan me ve y luego voltea a los demás con rostro aburrido y regresa a su actitud seria y tensa.

-Edan, cariño ¿Me podrías explicar?.- El "cariño" me da retortijones pero Edan no se inmuta solo suspira cansado.- Ava no ha sido capaz de explicar nada.

Ahora yo soy la que la asesina con la mirada y comienzo acercarme. Pero antes de responderle Edan se me adelanta.

-Ava no tiene porque darte ninguna explicación Stacy, ahora ¿Qué haces tú aquí? A mi si tienes que darme una explicación.

-Vine hablar contigo del contrato prenupcial.- Su cara refleja superioridad y yo estoy en camino a la habitación para ponerme mis zapatos y largarme de una vez.

Vaya, un contrato prenupcial comienzo analizar toda esta farsa y es increíble esta posición en la que me encuentro. Regreso al salón y en cuanto paso de largo Edan me toma de la mano para sentarme en un sillón. ¿Qué más humillación quiere que presencie?.

-Vamos cariño, déjala irse tú y yo tenemos muchas cosas que organizar.- Perra.

-¿Acabaste ya con tu teatro? Ve y llévate esas mierdas con tu padre, te deje muy claro mi posición.

-Señor Barbrow, el señor Hamilton quiere que constate hoy mismo el contrato.

-Y una mierda.- Edan se exaspera cada vez más.

-Vamos Edan, no lo compliques más.- Insiste.

No entiendo nada. Stacy trata de mantener su postura mientras que el abogado y yo observamos todo el debate que sigue; cómo quisiera que este sillón me tragara y escupiera lejos de esta gente.

-Basta Stacy, lárgate de una vez.

-¿Así quieres que sean las cosas cariño?.- Se acerca a él lentamente y toma su mejilla con su asquerosa mano perfectamente cuidada y Edan solo la analiza.

»No dijiste eso cuando me puse de rodillas ante ti el día de la inauguración.- Le dice en casi un susurro pero lo suficientemente alto para que yo lo escuche y es un golpe malditamente bajo, siento como se me atora una piedra gigante en la garganta, mis ojos pican pero me niego a que ésta zorra y este maldito mentiroso me vean afligida.

Como puedo mantengo la compostura y solo lanzo miradas gélidas a ambos.

-Véte ahora mismo de mi departamento o llamaré a seguridad.- Edan toma de la muñeca que estaba en su mejilla y la baja en un santiamén, Stacy cambia su actitud a una dolida pero aún así trata de acercársele.

-Cariño yo...

-No soy tu maldito cariño, lárgate ahora y llévate a este fracasado de mi vista.

Stacy lo mira sorprendida como si así fuera a cambiar de decisión pero él solo la mira de una forma endemoniada demostrando que habla en serio. Ella no se mueve solo lo mira como si no lo reconociera y en ese momento me lanza una mirada con toda la furia que trae contenida y lo único que hago es mirarla con desdén.

Después de una eternidad toma sus cosas sollozando «ridícula» y se larga junto al abogado dando un portazo.

-Ava...

-No.

-Solo déjame exp...

-¡Sólo cállate de una maldita vez!.- Exploto.- ¿Qué explicación quieres darme?.

Me paro a enfrentarlo.

»¿¡Que mientras yo divagaba ideas tontas sobre ti y de mí tú te dejabas comer la polla!? ¿O que me trague todas tus malditas mentiras como una ilusa? Dímelo Edan, lanza todas las mierdas de una puta vez por qué ya estoy cansada.

-Demonios ¡¿A caso te vas a dejar envenenar por lo que dijo?!.

-¿No es verdad? Y ten el puto descaro de verme a la cara para negarlo.- Solo me observa pero no dice nada, de su boca no sale ni una maldita palabra. ¡Maldición!.- Esta vez no tuviste los suficientes cojones de mentirme.

-¡Deja de ponerme trabas y escucha razones joder!.

-Por mi puedes meterte tus razones por el culo. -Por un momento dejo relucir lo afectada que me encuentro.- Estoy harta de ti y de tus mierdas, mantente tan lejos de mi como sea posible.

Salgo de su departamento dejando correr una que otra lágrima, con la cabeza a punto de explotar de ira. Pero no llego muy lejos ya que me toma del brazo para arrastrarme al ascensor, trato de que me suelte pero no lo hace y en cuanto llegamos al estacionamiento me alza en brazos para encerrarme en el copiloto y cerrando la puerta para después poner el seguro, en cuanto estamos ambos en el auto arranca a velocidad sin inmutar palabra mientras trato de salir pero no encuentro la manera. Llegamos a mi departamento y pienso que me va a dejar salir al fin pero solo toma mi bolsa del asiento trasero y sale para dirigirse a mi lado y sacarme dejándome en su hombro.

-¡Estás demente! ¡Déjame de una puta vez!.-Doy gracias que el vestido apenas sea lo suficientemente largo para tapar mi retaguardia.

Entramos al edificio y Joaquín nos mira sorprendido.

-¡Joaquín! Ayúdame.- El pobre se acerca pero con una sola mirada de Edan lo hace retroceder.

-No te atrevas a tocarla si no quieres quedarte sin una jodida mano.- Edan gruñe en lo que nos perdemos en el ascensor.

Sigo pataleando y tratando inútilmente de que me baje. Llegamos a mi departamento y abre con mis llaves para dejarme en el sofá y apresurarse a cerrar la puerta con llave y guardarlas en su bolsillo.

-Ahora me vas a escuchar quieras o no Collins.- Me deja callada con la mirada llena de furia que me da y sé que este va a ser un día muy largo.

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