Narra Akemi
No sé cómo dejé que pasara pero poco me quejo cuando el de mechas me agarra las piernas haciendo que rodee su cintura, quedando apoyada entre la pared y su cuerpo.
¿Por qué siempre caigo?
— Aun así, sabiendo que me sigues queriendo, ¿no quieres volver conmigo? —pregunta el de mechas mientras me besa el cuello.
— No intentes que te responda eso cuando me tienes así, es trampa —digo entre suspiros.
— Bien —me baja y se aleja unos centímetros — ahora sí, responde.
— Es complicado.
— Nosotros siempre fuimos complicados y seguimos juntos, ¿ahora qué? ¿acaso no podemos? —levanta una ceja.
— ¿Y por qué no mejor estar como desde el inicio? —pregunto— no seríamos pololos pero de todas formas pasábamos tiempo juntos.
— ¿Cómo?
— Es que sí quiero pasar tiempo contigo, pero no estoy lista pa volver —explico— prácticamente estaríamos andando, por decirle así.
— Me parece, pero de todas formas terminaré convenciendote pa que volvamos —guiña un ojo y me da un beso.
— Sisi claro —ruedo los ojos— ya, tengo que ir a mi casa, chaito.
— ¿Te voy a dejar? —pregunta mientras se arregla el pelo.
— No gracias, me voy con el Javier —menciono a nuestro compañero de curso y rueda los ojos— ¿algún problema?
— Me cae mal ese weon po, lo sabes —avanza a la salida— pero weno, avisame cuando llegues.
— Yap —salgo antes que el dejándolo atrás.
Me encuentro con el Javier y salimos juntos del liceo. En el camino a mi casa pienso en todo lo que hablamos con el Kazu.
Veremos que pasa.
[...]
— Entra —le digo al de mechas al verlo frente a la puerta, ni me aviso que venía.
No saco na echándolo así que mejor que entre. Además es de noche y me da miedo que vuelva a esta hora.
— Traje weas pa chanchear —abre su mochila— ¿películas?
— Estaba estudiando.
— Ya que eri pesa oh, si queri me voy.
— No no —suspiro— ta bien, ¿cuál queri ver?
Sonríe y vamos al living con las cosas que trajo.
Ya si igual trajo casi todo lo que me gusta pa regalonear. Chocolates, ramitas de queso, oreos, tritón, etc.
Elige los piratas del caribe y nos acomodamos. Igual extrañaba pasar rato con el así, quizás tengo que dejar de ser tan pesada.
— Ya cada que aparezca un pirata te doy un beso —dice y me roba un piquito— ups.
— Que eri patuo oh —digo riendo— que beso más fome sipo.
— ¿Entonces cómo debería ser?
— Así po —agarro su cara y lo beso como corresponde.
Entre beso y beso la cosa va subiendo de tono, tan así que termino sentada sobre el mientras sus manos pasan de mi cintura a mis caderas.
Pero todo frena cuando siento la puerta abrirse y una cabellera rubia con rulos entra junto a una maleta.
Tiene que ser una broma.
— Sobrini... —me mira sorprendida al encontrarme así— parece que llegué en mal momento.
— Chuta tío —me bajo del de mechas y me acomodo la ropa— ¿qué hace aquí?
— Vengo por lo de la casa po cabrita —deja su maleta al inicio de la escalera— ¿este muchachito quién es?
— Eh... yo... —el Kazutora está palido— yo soy...
— Es un amigo —hablo por el— ¿Podríamos hablar esto después de que deje sus cosas en la pieza?
— Weno, serapio —agarra sus cosas y comienza a subir la escalera.
— No puedo creer que acabo de ver a Leonardo Farkas —susurra el walala— acabo de ser bendecido.
— Callate estúpido —digo entre risas— creo que es mejor que te vayas, no es por echarte pero...
— Na si entiendo —agarra sus cosas— nos vemos mañana ¿cierto?
— Hm no sé, dejame pensarlo.
— Bueno, me avisai, siempre pa uste reina ya sabe —se despide de beso en la mejilla— gusbaui.
El sale y yo entro a la casa, cuando me doy vuelta veo a mi tío que en vez de usar si típico traje de terno de un millón de pesos, está usando un pantalón de pijama de los minions y una polera blanca.
— ¿Y sí pedimos pizza?
— Weno, yo llamo.
[...]
Tipico de Leonardo Farkas desayunar panqueques, así que al bajar lo veo poniendo manjar y mermelada en la cocina americana.
— Wenos días piojenta —señala la silla— siéntate, tenemos que hablar.
— No me arruines los panqueques porfa —me quejo y me siento.
— No es eso, tonta —me sirve café— es sobre tus estudios.
— ¿Cómo? ¿de la universidad?
— Sí, hace un tiempo me dijiste que querías estudiar ingeniería comercial —asiento— ¿eso sigue en pié?
— Supongo que sí —me encojo de hombros— no he encontrado otra carrera que me guste.
— Bueno, sí sigues en ese plan... —suspira— te quiero preguntar si quieres ir a estudiar a Estados Unidos.
Lo miro sorprendida buscando indicios en su cara de que me está webiando, pero no, parece decirlo muy en serio. Decirle que sí es dejar lo poco que me queda atrás y comenzar en otro lado.
— Pero, ¿y la visa, la ciudadanía y todo eso? hay que hacer muchos papeles pa poder legalizarme y estudiar po tío —me quejo y reuda los ojos.
— Pero yo muevo todo po niña, si por plata baila el mono y aparte te pagaría toda la universidad y te irías a vivir conmigo —explica cómo si fuera obvio— aparte hay tiempo, sal de cuarto primero y en la mitad del otro año empezarías a estudiar allá.
Se me pasan mil cosas por la cabeza en pocos segundos, ¿le digo altiro que sí? tendría que dejar atrás a mis amigos y... al walala.
Pero es mi futuro y claramente sería mejor fuera que aquí en Chile.
Agh, no sé qué hacer.
— ¿Y? ¿Qué piensas.
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TANTO TIEMPOOOOOO
perdón por desaparecer, me pasó algo terrible llamado universidad
qué tal andan? me extrañaron? yo sé que siiii
ya estoy a nada de salir de vacaciones y aunq no crean, este capítulo (que decepciona bastante pq no me gusta) me demoré tres meses en escribirlo pq mientras trataba en escribir la única wea que me pasaba por la cabeza era como xuxa resolver problemas de matemáticas
tengo la imaginación nula weon, ayuda denme ideas dramáticas pa seguir la historia que quiero escribir pero la ingeniería reculia me mató el lado creativo :(
si ustedes fueran la Akemi, qué harían? se quedan en chile o se van pajuera?
y esopo mi gente, BESITOS EN EL POMPIMMMMM
no olviden votar muak