Altagracia
Había pasado un día de la muerte de Romelia, una de nuestros grandes enemigos como familia. Ayer después de que Regina, Isabela y yo acabaramos con ella celebramos su muerte como una victoria, y como un símbolo de justicia.
También nos encargamos de mandar a alguien al lugar en el que supuestamente está Navarrete, para confirmar o desmentir la situación. Me dispuse a bajar a desayunar en familia cuando me encontré la mesa prácticamente vacía. Mi hija y mi sobrina no estaban y tampoco Regina. Solo estaban Adolfo y Noelia.
-¿Donde está mi familia? Por qué están solos.
-Leon se retiró a contestar una llamada. Mónica e Isabela salieron, parece que se van a encontrar con Camilo y Valentina...
-Claro... Se me olvidaba que esas dos andan de romance. ¿Y Regina?
-Fui a buscarla pero me dijo que prefería quedarse durmiendo... ¿Así que te nos unes a desayunar?
-Si claro
Y estaba servido en la mesa un delicioso plato de huevos rancheros y un poco de fruta. También habían chilaquiles. Realmente perdí la noción de hace cuanto no me tomaba el tiempo de simplemente sentarme a desayunar tranquilamente. Ya había olvidado lo que era la paz... Aunque aún no la tengo completa del todo.
No paraba de pensar en lo que sigue en mi venganza. Ya era el momento de dar el siguiente paso... El último.
Tomé un bocado y León vino corriéndo. Altagracia mi amor, tengo noticias.
-¿Todo bien? Adolfo me dijo que saliste corriendo.
-Si, todo está de maravilla. Acabo de recibir una llamada de Vélez.
-¿El detective que contestaste ayer? Se sabe si es verdad lo que dijo Romelia?
-Si es verdad. Navarrete está en ese motel completamente solo. Aparentemente llegó con un bulto que no deja que nadie toque. Seguramente tiene dinero y armas ahí.
-Igual está solo... No hay nada que pueda hacer contra nosotros.
-Eso si... Ah, y también llame a Karen. Llegamos a un acuerdo.
-¿Que acuerdo?
-Luego verás... Por lo pronto hay que ir por el no? Hay que evitar que se pele.
-Vamos.
Me pare de la mesa y agarre el arma que estaba encima de la mesa de centro.
-¡Esperen!
-¿Noelia que pasa?
-Nosotros también queremos ir.
-¿Que dices?
-Lo que oíste... Nosotros también merecemos un cachito de la venganza.
-Ellos ordenaron la muerte de nuestros padres... Ya Romelia no está, y alguien tiene que pagar. -Dijo Adolfo y estaba desconcertada.
-Bueno... Está bien. Vengan.
-Vayan a la bodega a buscar sus armas. Nosotros los esperamos aquí en la camioneta.
Y así fue, salimos directo hacia la ciudad y ya estábamos al frente del motel. Ahí estaba el auto de Navarrete, lo que nos indicaba que seguía adentro.
Noelia y Adolfo salieron prácticamente disparados.
-Esperense no tan rápido... Que les pasa! No pueden entrar sin un plan.
-A ver... Que se va a hacer.
León prácticamente tomo la palabra y expresó el plan.
-Aqui la prioridad es sacar a Navarrete de ahí adentro vivo, y montarlo en la camioneta. Para empezar pónganse estos chalecos. Tienen airtags ya adentro que están programados. No sabemos si Navarrete nos está tendiendo una trampa. Está muy raro que todo esté calmado. Adolfo, tu te vas a ir con Altagracia para la parte de atrás. Noelia y yo vamos a entrar por el. Esa camioneta que está ahí son hombres que contraté hoy. Ellos estarán acá al frente por si pasa algo, que Navarrete no escape. Por el reloj que les di nos comunicamos puesto que también es un radio. Quedó claro?
-Clarisimo.
-¿Pero que se va a hacer después?
-Nos lo vamos a llevar a un lugar especial...
Y dicho y hecho. El plan salió a la perfección. Esa cara que tenía Navarrete cuando lo sacamos de su ratonera no se me va a olvidar nunca. Esos gritos estando en la cajuela sin saber a dónde iba me recordaron el infierno que vivió mi sobrina.
Llegamos a un lugar bastante feo... Es una construcción abandonada de un hospital.
Entre los cuatro enloquecimos y lo agarramos a golpes. Un bate, el mismo que se usó con Romelia y los tubos de metal eran los aliados de la noche.
Le quitamos el zapato y comenzó la tortura más grande... León agarró un alicate y se fue hacia sus pies. Noelia por su parte tenía una batería con toques fuertes en la mano.
-Este truquito me lo enseño tu hijo... Espero que lo disfrutes cerdo. -Dijo Noelia mientras le acercaba los toques.
Yo tomé la voz de la situación y Vi como León comenzó a arrancarle las uñas.
-Esto es por todo lo que nos hiciste cabrón. Por Isabela, por Mónica, por Daniel... ¡Por mi hijo! Te mereces mucho más que esto José Luis.
-¡¡Estas demente Altagracia!! ¡Demente!
-Si... Y no lo escondo.
Noelia le subió más a los toques y León la separó.
-Ya... Suficiente.
-Pero
-Ay Navarrete... Hoy tuviste suerte. Tranquilo, respira que no te vas a morir... Vas a vivir. Pero en la cárcel el resto de tu vida. Así como tuvo que hacerlo tú hijo. Vas a ser el esclavo de los verdaderos criminales de allá adentro... Por qué tú no naciste para estar en la cárcel. -Leon le dijo con coraje.
Me acerqué y lo tome por la garganta.
-Pero cuidado... Por qué si intentas salir o escapar... Acá afuera te espera un infierno mil veces peor.
*****
Valentina
Estábamos en nuestra cabaña del bosque en una cita doble entre Mónica, Camilo, Isabela y yo.
Primero comimos un manjar que preparó mi hermano con mi (no) ayuda en la cocina. Cómo acto siguiente sacamos un juego de mesa clásico. Monopoly.
Mónica, Isabela y yo éramos contrincantes. Camilo era nuestro banco y como buen estudiante de derecho, el que estaba pendiente de que nadie hiciera trampa.
El juego comenzó bien para mí por qué comencé a ganar dinero rápidamente. Isabela fue haciéndose poderosa pues empezó a comprar propiedades pero a la vez se quedó sin dinero.
Mónica calladita al darse cuenta de nuestra rivalidad de a poco fue haciéndose rica hasta que me ví obligada a decir las tres palabras que siempre acaban un juego.
-Bueno, me rindo.
-¿Ay nooo tan rápido?
-Bueno yo estoy de acuerdo con mi mujer. Siempre me ganas en el juego.
Yo solo capté el mi mujer.
-Asi que Mónica siempre gana... Interesante.
-Efectivamente cuñadita. Yo soy experta en Monopoly.
-Que ganas de jugar más partiditas entre todos.
-Ay no si vieras como juega mi mamá... Bueno el claro ejemplo es la constructora.
-Vaya que si me muero por jugar con la suegra. -Dijo mi hermano y yo no podía aguantar la risa.
-Oye hermanito, ya como que está anocheciendo y haciendo tantito calor. No quieren un coctelito?
-Ay yo si quiero.
-Yo también.
-Bueno, voy a la cocina por ellos. ¿Isa me acompañas?
-Claro amor.
Llegamos a la cocina y lo primero que hice fue sacar los ingredientes del refri. Jugo de naranja, jugo de toronja y un par de limones.
-¿Vodka o ron?
-Vodka
Bueno pues pásamelo. Está allá arriba. En la esquina hay una escalera.
-Te estás burlando de mi estatura Valentina?
-No... Bueno si. Un poquito.
-Que bonito. -Decia en un tono sarcástico.
-Pero no importa así me gustas. Además chiquita estás más picosa.
Fingiendo enojo agarró la escalera y comenzó a subir. Se veía muy tierna pero a la vez solo pensaba en lo mucho que se le marcan esos shorts.
No me aguanté y le di un agarrón.
-Oye!!! ¡Me puedo caer!
-¡Bueno perdón! Estabas en una posición muy tentadora.
-Suerte que estamos haciendo cócteles, te van a bajar el calor.
-Tengo calentura, no calor que es distinto.
La puse colorada y le di uno de los mezcladores para que hiciera su coctel.
-Ten. Nada más muevele, ya tiene todo adentro.
Ella comenzo a mover el cóctel y yo comencé a tocarla por el muslo y llegué a su nalga.
-No calientes la comida si no te la vas a comer.
-¿Y quien dijo que no me lo voy a hacer?
Le di vuelta hacia mi y la jalé hacia mi boca. El beso de tierno se volvió cada vez más candente. La voltee para que me diera la espalda y baje por su nuca con besos delicados. Le quité la blusa suavemente y comencé a besarle por toda la espalda dejandole mi huella en su piel.
Las cicatrices de sus heridas aún son un poco visibles así que comencé a besar cada una de ellas.
-Nadie te va a volver a lastimar... Nunca más. Te lo prometo.
Le susurré al oído.
-Te amo...
-Yo también te amo... Y ya sabía que me amas.
-Solo quería recordartelo.
Le di la vuelta y la tenía de frente otra vez. Luce una lencería color rojo y negro que aunque se ve preciosa me muero por quitar.
La abracé fuerte y comencé a retirar el bra. Poco a poco fuí bajando por sus pechos quedando con su maravilloso olor impregnado en mi nariz. Comencé a besar una vez más y ella comenzó a respirar de manera un poco acelerada. Arrope su espalda con mis manos y la subí en la isla de la cocina.
Ella me jaló y retiro mi camisa a lo que yo respondí ayudando a quitarme mi sostén.
Ella se quitó los vaqueros y el resto de ropa que le quedaba y su cuerpo me incitaba a caer. Agarré sus muslos y comencé a besar hasta llegar a su intimidad, a la que esperaba tanto. Comencé por acariciar suavemente la zona y seguí así. Poco a poco fuí acelerando el movimiento de los dedos hasta que empecé a sentir húmeda la zona. Acerqué mi boca a sus labios y comencé a lamer poco a poco.
Cómo si de una paleta se tratara estaba disfrutando de su sabor y ella respiraba agitada. Introduje mi lengua hacia adentro y ahí ella soltó un gemido. Seguí con el movimiento feliz viendo cómo ella sentía placer.
La acomodé más para adentro de la mesa y me trepe para quedar encima de ella. Con mis manos hice honor a todas sus curvas y comencé a acariciar cada rincón de su cuerpo.
-Adoro demasiado tu cuerpo... Pasaría mi vida entera admirandolo sin cansarme.
-Se nota... -Dijo bastante agitada.
-Sabes yo te tenía una sorpresa allá arriba pero no me aguanté.
-¿Y quien dijo que no me queda gasolina en el tanque?
-¡Isabela!
-¡Que! Es verdad por dios. Podría pasar horas haciéndolo contigo.
-Bueno, agarra tu ropa para subir a mi habitación. Te tengo una sorpresa no sexual
-¿Oye y los cócteles?
-Ay nombre Mónica y Camilo ya han de haberlos olvidado. Ven conmigo.
Subí y menos mal todo estaba como lo dejé. Pétalos y pétalos por el piso hasta llegar a la cama con una canasta de dulces y una cartita.
Isabela agarró la carta y estaba un poquito desconcertada.
-¿Que hago?
-Leela por favor.
-Isa, amor. Que hoy estés aquí conmigo es un regalo que me dió la vida y todos los días agradezco eso, que estés conmigo. Todos estos dulces son para que los disfrutes tu solita o en familia. Cómo quieras. Pero la sorpresa no es esta. ¿Te acuerdas de nuestro día en el parque con un perro? Pues eso, quiero decirte que tramité los permisos de adopción de perro y ya dentro de una semana podemos ir a un albergue a escogerlo... Nuestro primer hijo. Cursi y todo, pero que emoción adoptar un perro contigo.
Su primera reacción fue darme un abrazo y agarrarme a besos.
-Ay dios te amoo! Cómo puedes ser tan candente allá abajo haciéndome el amor y acá arriba tan tierna con una cartita así?
-Por que tú enciendes todos esos sentimientos en mi. Por qué así como amo tu cuerpo te amo a ti. Amo tu sonrisa... Amo tus ojos. Amo cuando ries sin parar. En fin. Te amo.
Ella me beso de una manera muy tierna y terminó encima de mi... Lo que no sabe es que las sorpresas apenas comienzan.
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Ya vamos llegando al final y no se cómo sentirme, voy a extrañar esto sin dudas.
Al fin Navarrete recibió su merecido... ¿Pero creen que escape de la cárcel?
Estás escenas de Isabela y Valentina me encantan dios son todo lo que está bien.
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