Si las cosas pudieran frenar.
Si todo pudiera detenerse.
Y no continuar.
Lo hubiera hecho desde el primer instante.
La neblina que se había disipado, volvió a los cuencos del cielo como nubes, cubriendo de grises cada celeste que intentara escapar.
Yuqi no volvió a mencionar a Miyeon durante el resto de la jornada.
Para mí suerte.
Pero las cosas seguían igual de monótonas como el resto de los días.
Por lo que,
Ver aquella blusa amarilla,
Junto a ese cabello lacio color café;
Era algo que mis ojos no acostumbraban a ver.
Sonreíste al verme parada frente a la entrada tras salir.
Miyeon se acercó, con un color carmesí posado sobre sus mejillas, que no había notado antes.
Pasó sus brazos por mí cuello, para sujetarme con un cariño enorme.
Cariño que no me merezco.
Cariño que hace tanto no sentía.
─Miyeon..um─las palabras no lograban salir de mí boca.
Te despegaste del abrazo, para mirarme con esos ojos llenos brillo.
─¿Sucedió algo?─inquirí con duda.
─¿Porqué?─preguntaste en cambio─¿Ha sucedido algo? ¿Te encuentras bien?
─Si, no, digo- Estoy bien─intenté responder─Pareces..¿feliz?
Te quedaste mirándome, con esa expresión típica tuya de que no comprendes, y luego me sonreíste.
─Lo estoy, he logrado convencer a Soyeon de dejarme pasar la noche contigo.
Tomé mí celular del bolsillo rápidamente, buscando el contacto.
La castaña posó su mano sobre mí mano, deteniéndome.
─No estoy escapandome.
─Es imposible.
Deslizó su mano entre mis dedos, sutilmente, tomándola.
Para luego comenzar a caminar, arrastrándome consigo.
¿Tengo permitido tener colores aquí?