En fin... que vueltas da la vida...
no logro asimilar nuestra despedida.
No entiendo cómo no lo impedías,
ahora para ti soy una desconocida.
Tu recuerdo me destroza,
y puedo percibir como mi corazón solloza.
Yo siempre he sido una persona chistosa, curiosa, ansiosa, y me convertiste en una desastrosa.
Te siento tan lejos pero tú eres ileso,
siendo un cobarde me demostraste que ya no te intereso.
Corazón suicida, el que llevo dentro,
y el tuyo es un corazón de hielo, lo presiento
-con el que me quemaba-
pero estuve ahí aguantando todas tus taras.
Para, quítate esa máscara, que se te ven desde aquí tus doscientas caras.
Argumentos, los que te faltaban,
día tras día me perjudicabas.
Derrumbamiento, ¡te juro que lo intento! quiero olvidarte, no me queda más aliento.
...