Dos cuerpos danzaban alrededor de una hoguera, cada uno de la mano de un fantasma que le seguía el paso con total facilidad. El baile no era algo metódicamente preparado, solo eran cuerpos que seguían una melodía tocada por una flauta improvisada.
YiJie llevaba el coro de la canción, tratando de distraer a las almas en pena de su dolor, invitándolas a danzar frente a la luna llena, invitándolas a seguir adelante con tan solo unos pequeños pasos bien dados. En los ojos de los bailarines podía verse fulgor de las llamas que también se movían al compás de la torpe melodía.
Mo XuanYu apretó con suavidad su agarre sobre la mano de la fantasma y la hizo girar por debajo de su brazo, ella le sonrió, hace muchos siglos que no lo hacía, pues había muerto ahorcada por su esposo la noche de su boda. Las crueles marcas eran visibles en su piel blanca, adornaba su cuello como un collar de tortura que no la abandonaría jamás. La salvaje melodía la hizo vibrar su alma y grito de dicha. Aunque fue un lamento más que nada, pues aquello era lo único que podía salir de sus labios.
La fantasma engancho su brazo con el de su joven acompañante y ambos giraron sobre su eje, luego de dar una vuelta completa cambiaron de brazo e hicieron lo mismo hacia el otro lado.
"Junto a ti por fin podré olvidar
Que la pena siempre fue mi hogar"
Entonó YiJie, golpeando con las palmas una caja para transportar frutas en la cual se había sentado. Sizhui seguía tocando la melodía con la flauta improvisada que había hecho a base de un pedazo de bambú, las tiendas desgastadas rodeaban la hoguera y a los bailarines dando la sensación de que estaban protegidos de ojos curiosos, sumándole a eso los tupidos árboles que los rodeaban y que habían tenido el cuidado de no aplastar demasiado para no dejar un camino el cual pudieran seguir. Así mismo habían puesto talismanes desorientadores en los árboles más alejados y en la hoguera, para que no pudieran encontrarlos y el humo no los delatará con facilidad.
En el hombro del joven dormitaba Wei Guniang, YiJie la había cubierto con una manta después de sanar las heridas de sus palmas provocadas por el jaloneo de la espada fantasma y su posterior ruptura.
"Llévame, no puedo respirar, quiero tenerte junto a mi"
El sonoro tamborileo se hizo más intenso junto a la melodía de la flauta, la mujer abrió un ojo para observar a sus muchachos bailar junto a las almas que estaban liberando y los volvió a cerrar mientras sonreía complacida. Sabían lo que hacían y eso la llenaba de orgullo. A veces pensaba en que habría dicho Wen Qing sobre elle teniendo que desempeñar un papel de madre y concluía que de todas formas estaría decepcionada.
Suspiró con añoranza y se dedicó a escuchar la melodía y la dulce voz que YiJie poseía.
"En sus hojas la luz, en sombras alguien convirtió
Las brujas son la voz, sortilegios de su amor"
Wei YiJie se posiciono frente a la mujer y le extendió la mano a la espera de que la tomara, pues sabía que no estaba dormida y que no tendría sueño en un buen rato más. Wei Guniang, volvió a abrir el mismo ojo con el cual los había observado orgullosa, se deshizo de la manta en sus hombros y acepto la invitación de su hija a bailar.
Ambas se pusieron frente a frente y colocaron su pulgar en su frente con el resto de la mano abierta, movieron los dedos en forma de burla. Para luego encajar sus brazos y girar sobre su eje, la mujer tomó las manos de YiJie y la hizo girar extendiendo sus brazos en el centro y llevando su peso hacia las esquinas del círculo imaginario.
Las dos almas que bailaban a la par de Mo XuanYu y A-Qin ya se habían comenzado a desvanecer, pronto pasarían a un posible plano de reencarnación y seguirían el camino de la vida. La música poco a poco empezó a bajar la intensidad, al igual que el baile había comenzado a detenerse. Los fantasmas le sonrieron a sus acompañantes y se desvanecieron dejando un frio roce sobre sus palmas y mejillas.
Wei Guniang le sonrió a sus chicos.
—¿Eso que resbala por tu mejilla es una lagrima A-Qin? —se burló Xue Yang. La mencionada se giró bruscamente al escuchar su voz, no se había dado cuenta en que momento regreso de cazar junto a Wen Ning.
—No maldito, lagrimas van a ser las que te voy a dejar si no me dejas tranquila.
—¿Así, tan segura estas enana? —la retó soltando a la gallina muerta que había traído colgando del hombro— Vamos ven, te espero —posicionó sus puños en una pose de defensa frente a su rostro, casi de inmediato A-Qin se abalanzo sobre el haciendo que cayera de espaldas.
—Ya no empiecen —se quejó Mo XuanYu mientras apoyaba la cabeza en el hombro de Wei Guniang.
Xue Yang había invertido la posición y tenía a A-Qin contra el piso tratando de sujetarle ambas manos, mientras que la mencionada lanzaba patadas a diestra y siniestra y encajaba sus dientes en la muñeca del chico.
—¡Ay, maldita no muerdas! ¿Acaso eres un perro?
—Ya sepárense ustedes dos—les regañó riéndose la mujer—mañana podrán luchar durante el entrenamiento. Voy a ir a ayudarle a Wen Ning a hacer la cena, no vayan muy lejos—les aviso, agarrando el cadáver del animal que había quedado olvidado a un costado de los hermanos. —Ya enserio —les habló pegándole un puntapié suave a la rodilla de Xue Yang— sepárense.
Hanguang-Jun se despertó esa misma mañana a las 5 como era habitual en su rutina, en la misma habitación en la cama continua a la suya se habían quedado dormido sus hijos. Posiblemente esperando a que se despertara del extraño transe en el que recuerdo haber caído. Se sentó con cuidado en la cama y observó la habitación, no era la misma posada en la que se habían estado hospedando antes de ir a la Mansión Mo, sin embargo, todas sus cosas estaban sobre la mesa de la habitación.
Se puso de pie, aun siendo cuidadoso con sus movimientos, y se dirigió hacia la otra cama. A la orilla de esta Lan Xian hacía de muro para que Jingyi no terminara en el piso. La chica era capaz de dormir pulcramente desde muy pequeña, al contrario de Jingyi que la primera noche que paso solo en su cuarto amaneció en el suelo tapado con la alfombra. Wangji sonrió ante aquellos preciados recuerdos y llamo a sus hijos con voz suave.
—A-Xian, A-Yi —la primera en removerse incomoda tras el ruido fue A-Xian, quien abrió sus ojos de a poco y se encontró con los orbes dorados de su padre.
—¿Ya es de mañana? —preguntó lo obvio luchando por no volverse a dormir.
—Mm despierta a tu hermano, iré por el desayuno —la chica asintió aun con los ojos cerrados y empezó a empujar a Jingyi con el codo, su padre dejó la habitación con elegancia, después de haberse vuelto a poner los zapatos y la cinta del clan.
—Jingyi...—lo llamó una vez abriendo del todo los ojos. Y es que la verdad no estaba dormida, no solía dormir las noches de luna llena, pero Jingyi sí, el Lan menor no se saltaba nunca esas noches. La chica se sentó en la cama y se destapo las piernas— ¡Jingyi! —lo volvió a llamar, esta vez arrodillándose a su lado para poder sacudirlo, sin embargo, y como era de esperarse, el chico no despertó—Jingyi, es enserio...no me hagas ir a por ti.
Él no contestó.
Y es que Jingyi no quería despertar, no aún, pues se encontraba junto al hombre que siempre lo acompañaba en sus sueños de luna llena, habían permanecido en silencio la mayor parte de este, hasta que el mismo decidió romperlo.
—Maestro Wei...—susurró bajito para que el hombre que permanecía pensativo no se asustara— ¿Podría contarme otra historia de su tiempo como Patriarca? —el hombre lo miró, como si no hubiera entendido en que lengua estaba hablando el joven Lan, pero después de un tiempo asintió sonriendo.
—¿Qué puede contarte este humilde Yiling Laozu, Lan Jingyi? —el chico bajo la cabeza hacia sus manos, las cuales no paraban de moverse de allá para acá demostrando lo nervioso que estaba por lo que pediría.
—¿Podrías contarme como moriste? —preguntó quedito.
—Mm...la verdad no sé como fue mi muerte. Lo único que puedo decirte es que sentí dolor.
—¿Dolor físico? —Jingyi se arrastró más cerca del hombre mayor, no quería perderse ningún detalle de lo que él pudiera contarle.
—No. Mi mente me abandonó en delirios, Jingyi. Me llevo a un lugar horrible, me mostro lo que más temía mientras mi cuerpo agonizaba en brazos suaves, a veces me gustaría que esos brazos no hubieran sido otro delirio de mi mente dañada. Me gustaría haber sentido algo real en ese lugar.
—¿No fue real lo que sentiste...o viste? —Jingyi lo miraba con los ojos brillantes de curiosidad infantil, como si nunca en su vida le hubieran contado historias. Y la verdad es que además del nigromante que veía solo una vez al mes, no había nadie más que lo hiciera, su padre no hablaba del pasado, Lan Xian lo consideraba ridículo y ni hablar de la segunda esposa Lan. Estaba demasiado ocupada siempre.
—De ninguna manera...—guardó silencio un momento, como si recordará su última visión antes de morir—puede haber sido real. Pero puedo contarte la vez que intenté cocinar y le hice un agujero a un sartén de la cocina del clan Jiang.
Jingyi rio al recordar esa extraña, pero divertida anécdota que hace un tiempo le había contado el hombre.
—¿Nunca le permitieron cocinar después de eso no? —le preguntó con un tono burlón, ganándose una mirada de reproche junto a un puchero.
—No...pero eso no significa que no sepa.
—¿Enserio? ¿Y qué sabes hacer? —Jingyi apoyo sus codos sobre la mesa pequeña, olvidándose completamente de las posibles cien reglas que estaba rompiendo en ese momento. Por su parte Wei Wuxian solo le sonrió tras notar la emoción en su voz.
—Bueno, no tenemos una gran variedad para elegir, pero a mis muchachos les gusta que les prepare estofado de conejo— El hombre miró de reojo al menor y estalló en carcajadas al ver la mueca de horro que este había puesto—Enserio...enserio te pareces demasiado a un viejo amigo de mi juventud.
—¿Quién es?, quizás pueda conocerlo y hablarle de usted y...—el menor lo miró ilusionado—y quizás podamos sacarlo de este sueño maldito.
El nigromante le sonrío, pero no era de esas sonrisas que llegaban hasta sus ojos y los hacían brillar, más bien era una sonrisa de pena, de esas que te hacen sentir bien por segundos.
—No creo que sea posible...—le dijo en un tonó más bajo para luego proseguir a explicarle—seguramente me odia, bueno la pregunta es ¿Quién no? Seguramente aun después de dieciséis años el mundo del cultivo me quiere muerto.
—No creo que todos lo quieran muerto, maestro Wei. En el mundo hay muchas personas buenas, por ejemplo, mi A-die—mencionó a su padre con orgullo— es la persona más buena que conozco y aunque no conozco muchas personas, puedo asegurarle que así es.
El Patriarca se rio con ternura al ver lo orgulloso que el chico estaba por mencionar a su padre, sus ojos brillaban compitiendo con la luna que alumbraba por sobre sus cabezas y no queriendo que aquella luz se extinguiera le preguntó:
—¿Quién es tu padre? —el chico lo miró con las orejas sonrojadas al darse cuenta que ni siquiera había presentado su familia a la persona que consideraba la tercera más importante en su vida.
—Oh, este discípulo se disculpa por la informalidad—pidió perdón haciendo una rápida reverencia que Wei Wuxian no tuvo tiempo para rechazar—Mi padre es Lan...
—¡Jingyi despierta! —ambos hombres saltaron en sus puestos al ser sacados tan repentinamente de su burbuja.
—¿Lan Xian? —preguntó el Lan menor al ver a su hermana parada en mitad del jardín—¿Viniste? —su voz sonó más animada al verla junto a ellos— Oh, Jie-jie estaba a punto de contarle a el maestro Wei sobre nuestro padre ¿Quieres hablar de él primero?
—No —tras la fría respuesta la sonrisa del chico fue disolviéndose poco a poco—no deberías darles información personal a personas poco confiables, vámonos.
—Oh...—Jingyi la miró confundida y volvió a mirar a Wei Wuxian, quien se había mantenido al margen desde la llegada de la niña, pero no le había apartado la mirada— pero Jie-jie, él no es ningún desconocido ¿No lo recuerdas?, puede que no lo hagas, ya que hace unos años que no vienes a nuestros encuentros, pero te acuerdas de la vez que...
—No, vámonos—la Lan se aproximo a su hermano y lo agarro del brazo— Ya despierta, A-die nos está esperando.
—¿Ya amaneció? —tras al volver a ser consciente de que estaba soñando todo a su alrededor se empezó a difuminar— pero...—se volteo a ver a Wei Wuxian, quien se despidió agitando la mano— ¡N-no, maestro Wei!
Y se despertó de un saltó, abrió los ojos buscando al hombre a su alrededor, pero él no estaba. Solo vio a su padre mirándolo preocupado mientras servía el té. Su hermana se levantó a su lado y le hizo una casi imperceptible seña de que se callara, después de todo de niños habían prometido no hablar de esto con su padre.
Jingyi asintió con la cabeza gacha y se levantó para ir hacia la mesa, en ella había fruta, pan dulce y una sopa de vago sabor.
De repente no tenía hambre...
—A-die—Lan Xian había hablado con ese tonó característico de curiosidad que siempre llamaba la atención de quienes la rodeaban. El mencionado guio su mirada hacia ella y le puso atención—¿Quién es ese hombre?
Y es que, al bajar a pedir el desayuno, un hombre había entrado haciendo alboroto y repartiendo papeles con la imagen de lo que ellos creían que era el temible Patriarca de Yiling, bajo la pintura horrorosamente mal hecha y deformada con intención había escrito con mala caligrafía la frase de: "El temible Patriarca de Yiling ha vuelto, ayer fue visto en la mansión Mo"
—Es el Patriarca de Yiling —explicó— Wei Ying.
—El carácter de Yiling esta mal escrito— observó la chica, tomando entre sus manos el maltratado papel y pasándoselo a Jingyi una vez que no hubiera encontrado nada interesante. El menor lo sostuvo entre sus manos y arrugo el entrecejo.
—Esto es un horror, hasta yo puedo dibujar mejor con un solo intento. Además, Yiling Laozu fue conocido por si incomparable atractivo, no tiene sentido que lo dibujen casi como a un ogro de cuento infantil— finalizo dejando el papel en el lugar del cual Lan Xian lo había sacado. Se llevó una fruta a la boca y la trago rápido al tener una pregunta respecto al tema. —¿Crees que sea real A-die? ¿Crees que él haya vuelto?
Hanguang-jun, quien había estado al pendiente del análisis de sus hijos aparto la mirada de su taza de té para mirar a Jingyi a sus inaplicables ojos grises
—No...
Se viene nuestra parte favorita...se llama reencuentro :D
...o quizás no. Perdón por las muy posibles faltas de ortografía y espero que disfruten de su lectura.
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Recuerden comentar, me divierten e inspiran mucho. Reafirmo que lo mejor de una historia son los comentarios.
—Alissa—