Aunque quise, y estaba seguro ella también, no hubo tiempo para hablar de la noche anterior, el caso de la mujer en Central Park nos mantuvo bastante ocupados a todos, tendría que esperar.
—Hay un posible sospechoso—me llamó Alfonso sacándome de mis pensamientos.
—Vamos—asentí levantándome de mi silla.
Salíamos del lugar cuando vi a aquel hombre entrar, el que ahora sabía era el ex prometido de Dulce ¿qué hacía ahí? Alzó la cabeza en señal de saludo y curvó una sonrisa sin detener su andar. Alfonso me llamó de nuevo, así que seguí caminando.
— ¿Estás bien? —preguntó cuando subimos al auto.
—Sí, sí, todo bien.
— ¿Conoces al hombre que entró?
—Sé quién es—volteé hacia el edificio—, pero no lo conozco. Vamos por el sospechoso.
—Está bien—no lo vi convencido, pero no preguntó más.
Regresamos con el sospechoso y un par de golpes en el rostro, íbamos a disfrutar tanto ese interrogatorio, no nos dijo mucho, pero no era el asesino, de igual manera se quedó por posesión de drogas.
Salí de la sala de interrogatorios viendo a Dulce llegando a su escritorio, con una bolsa nueces y un jugo.
— ¿Se te atravesó una pared? —preguntó en cuanto me vio.
—Una pared de un metro ochenta, está detenido.
— ¿Vamos a comer?
—Muero de hambre, vamos.
Fue casi al final de la comida que recordé la presencia de su ex novio en la estación.
— ¿Tu ex novio tiene algún problema? —pregunté caminando de regreso.
— ¿Por qué? —me vio confundida.
—Lo vi en la estación cuando salí a arrestar al sospechoso.
—Amm, solo me dijo que alguien lo estaba acosando, lo mandé con Jerry, es abogado, algún cliente inconforme tal vez, supongo fue a ver cómo va el caso, Jerry dijo que puede ser algún bromista.
— ¿Te dijo algo hoy?
—Nada, solo me saludó a lo lejos.
— ¿Aun te importa?
— ¿Qué? —rio— ¡No! Para nada.
—Estás muy enterada de cómo va su caso.
—Espera—detuvo su andar—. ¿Qué es esto?
— ¿Qué es qué? —también me detuve.
— ¿Qué estás haciendo?
—Nada, solo estoy preguntando.
—Parece más un reclamo, si lo sé es porque Jerry me lo dijo, yo no pregunté nada.
—Oh vaya—asentí comenzando a caminar de nuevo.
—Chris—me detuvo jalándome de la mano, casi nunca me llamaba así.
— ¿Qué pasa? —volteé a verla, su mirada mostraba una gran confusión.
—Eso mismo pregunto ¿qué te pasa?
— ¿Qué me pasa de qué?
— ¿Por qué el reclamo a algo que no es?
—No es reclamo—me encogí de hombros—, es solo que...—me mordí el labio, viéndola reír— ¿De qué te ríes?
—De que cualquiera pensaría que son celos—volvió a reír.
—Tal vez lo sean.
— ¿Qué? —dejó de reír cuando la jalé hacia un callejón y la besé casi con desespero.
Recibí un jadeo como respuesta por la sorpresa y la tomé de la cintura pegándola más a mí, correspondió a ello pero sabía que ahora tendría más preguntas que antes, pero no ahora, en ese momento quería seguir saboreando sus labios. De nuevo nuestros celulares sonando nos interrumpieron.
—Será mejor que nos demos prisa—se separó de mí y caminó hacia la estación.
—Claro—suspiré y caminé detrás de ella.
No la vi el resto de la tarde y no dejaba de darle vueltas a todo, pensé en salir de mi departamento e ir al suyo, hablarlo entonces, pero al abrir la puerta vi a Christian con unas cervezas en la mano y pizza en la otra.
— ¿De salida?
—Solo iba a la tienda—mentí—, pero traes justo lo que iba a comprar.
Sería después, pensé en ir el domingo, pero recordé que había dicho que pasaría todo el día con su hermana.
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El día con mi hermana me ayudó bastante a no pensar en lo sucedido con Christopher en días pasados, sus besos, sus indirectas, lo que pasó saliendo del restaurante, realmente parecía una escena de celos, pero ¿por qué? Tenía tantas dudas.
Llegué a la oficina el lunes temprano, como siempre, dejé mis cosas y me senté comenzando a revisar la carpeta que Anahí había dejado sobre mi escritorio.
—Buenos días—escuché mientras el conocido vaso se posaba en la madera café.
—Hola—sonreí tomándolo para dar el primer trago.
— ¿Cómo te fue con tu hermana?
—Muy bien—lo vi sentándose en su lugar.
Gary nos citó en su oficina, a todos, eso sí que era raro, llegamos lo más rápido que el tráfico nos lo permitió. Ya estaban todos ahí.
—Bien—suspiró—, el caso de la señorita Brooks dio un giro inesperado, al encontrarla en Central Park pensamos que había sido un asalto, no había cartera y lo dimos por hecho, pero solo la fueron a dejar ahí.
—Hoy recibimos esto—dijo Christian mostrándonos una clase de carta—, es algo mucho más grande de lo que pensamos, no parece ser la primera "no debió firmar eso".
—Haremos algo que casi nunca hacemos—continuó Gary—, el jefe Shiels está presionando, hoy se encontró otro cadáver al otro extremo de Central Park, mismas condiciones, además de que se encontró evidencia que las conecta con otras dos víctimas, casos abiertos por robo, pero en las cuatro se recuperó una sustancia de su ropa y una nota parecida, siguen investigando qué es.
— ¿Entonces es un asesino serial? —preguntó Christopher.
—Así parece, Shiels quiere que llamemos su atención.
— ¿Cómo?
—Ahí entran ustedes—nos señaló a ambos—, harán uso de su entrenamiento encubierto.
Explicó toda su estrategia, plan y labor de cada uno, por descripción, yo encajaba con las víctimas, así que yo sería "el anzuelo", solo había trabajado de encubierto un par de veces, nada complicado, así que comencé a crear mi identidad falsa con ayuda de Alfonso, y Christopher también comenzó con la suya.
Las víctimas eran mujeres dueñas de sus empresas, solteras y activas socialmente, bien, sería una empresaria de Chicago de visita en Nueva York. Christopher fungiría como mi guardaespaldas, la única diferencia con las otras víctimas. Habría una fiesta ese fin de semana donde se reunirían varios empresarios del país, seguro estaría ahí, el lugar perfecto para llamar su atención. Eso nos llevó toda la tarde y aún no estaba listo, era muy tarde ya.
—Te ves muy cansado—le dije cuando bajamos al estacionamiento, se había ofrecido a llevarme a casa.
—Lo estoy—sonrió perezosamente.
—Mejor ve a tu departamento, yo puedo irme sola, son solo un par de calles.
—Ni hablar—negó de inmediato—, vamos.
De verdad se veía cansado, supe que la noche anterior no había dormido bien por culpa de unos vecinos, vivía hasta la calle 34, así que...
—Chris—volteó a verme—, me preocupa que te vayas manejando así.
—Estoy bien—rio—, son veinte calles nada más.
—Nada más—reí también.
—Me quedaré en la estación si eso te hace estar tranquila.
— ¿Seguro?
—Sí—asintió—, los sillones de la sala de descanso son cómodos.
—Ambos sabemos que no irás a la estación, así que entra—señalé el edificio—, ya te dije que tengo una habitación extra.
—Pero...
—Entra, dije—refuté.
—Está bien—rio—, aceptaré antes de que me obligues a entrar de la misma manera como sometes a los delincuentes.
Pedimos algo de cenar, un par de cervezas mientras cenábamos viendo televisión, un poco de desestrés después de ese día tan pesado.
—Oye—dijo después de un rato—. ¿Estás segura del caso?
—Sí—eso me extrañó—. ¿Por qué?
—Literalmente serás carnada para un tiburón.
—Saldrá bien—sonreí—, somos buenos en nuestro trabajo.
—No tengo dudas de ello.
—Además eres mi guardaespaldas—reí—, no creo que dejes que me pase algo ¿o sí?
—Claro que no—al fin sonrió—, jamás lo permitiría.
—Entonces tranquilo—le guiñé un ojo recibiendo otra sonrisa y una intensa mirada—, vayamos a dormir mejor, nos esperan más días así.
—Sí, creo que tienes razón.
Parecía como si quisiera decirme algo, pero se limitó a suspirar y levantarse del sillón con la botella vacía y su plato sucio en mano, nos fuimos a dormir después de limpiar quedándome dormida en cuanto mi cabeza tocó la almohada, estaba agitada.
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Desperté por los ruidos provenientes del exterior de la habitación, vi a mi alrededor, entonces lo recordé, estaba en el departamento de Dulce. Me di una rápida ducha y salí viéndola en la cocina prendiendo la cafetera.
—Buenos días—saludé desde la puerta.
—Hola—sonrió volteando a verme—. ¿Cómo dormiste?
—Muy bien—sonreí—, gracias por el hospedaje.
—Cuando quieras—me extendió una taza de café que con mucho gusto acepté.
Esa mañana cambié el café diario por un desayuno en un restaurante cercano y directo a la estación, solo me cambié la camisa por una limpia de mi locker y continuamos con lo que dejamos incompleto en la noche, todo estaba listo, pero me seguía preocupando la seguridad de Dulce.
—Escucha—suspiró Gary cuando fui a su oficina—, va a estar bien, nos tiene a nosotros que además de ser su equipo de trabajo somos sus amigos, además de que prácticamente estarás junto a ella.
—No todo el tiempo, en algún momento debe escapar—dije la última palabra haciendo alusión a unas comillas con los dedos—, de su guardaespaldas.
—Christopher—se llevó ambas manos a la cadera—, tiene entrenamiento y no irá desarmada. ¿Por qué te estás preocupando tanto?—arqueó una ceja.
—Porque...—otro suspiro—porque ya van cuatro víctimas, no quiero que Dulce sea la quinta.
—No lo será—sonrió—, todo saldrá bien. Por tu actitud estoy completamente seguro de que así será, no vas a dejar que le pase nada.
—Buen punto—sonreí.
—Estamos preparando todo muy bien—palmeó mi hombro—, ahora a trabajar.
Sabía que Dulce era muy buena en su trabajo, más de una vez la había visto someter a delincuentes más grandes que ella, pero esta vez me sentía un poco nervioso.
La fiesta donde se lanzaría el anzuelo estaba cerca y al parecer todo estaba listo, por ahora nos concentramos en otro caso.
— ¿Quieres ir a cenar? —pregunté cuando salimos de hablar con un sospechoso.
—Claro—sonrió—, vamos.
Estábamos cerca del Empire State y había un roof que me gustaba mucho, así que nos dirigimos hacia allá, ambos pedimos una copa de vino, nuestros platillos y a disfrutar de la cena después de ese día.
— ¿Sabes? Estamos cerca de mi departamento—dije tomando mi copa—, yo creo que es mi turno de ser hospitalario contigo.
— ¿Ah sí? —sonrió arqueando una ceja— ¿Tienes más de esto? —alzó su copa.
—Sí—asentí riendo—, por eso no te preocupes.
—Está bien, acepto tu invitación.
Eso me hizo sonreír, salimos de ahí casi de inmediato, la conduje a la sala y yo fui por la botella de vino, un par de copas y algunas botanas, al llegar la vi en el balcón, desde ahí se apreciaba perfectamente el Empire State iluminado junto con todos los edificios aledaños, se había soltado el cabello así que el suave viento lo movía a su alrededor.
—Linda vista—sonrió recibiendo la copa de vino.
—Sí, sin duda muy linda—la vi esbozando también una sonrisa.
—El Empire State de noche...
—Yo hablo de ti—bebí un poco de vino.
—Ah—soltó una pequeña risa agachando la mirada. Se había sonrojado.
No lo pensé, simplemente posé mi mano en su nuca y la atraje a mí besándola intensamente, jadeó sobre mis labios pero lo respondió, tomé su copa dejándola en la mesa del balcón pudiendo así tomarla de la cintura, pero esta vez el beso era más enérgico que los anteriores y eso por supuesto causó ciertas reacciones en mí que tal vez no podría controlar, y la verdad, no tenía intenciones de hacerlo.
Caminamos al interior dirigiéndonos hacia la sala, me senté en el sillón de tres plazas, blanco y bastante cómodo colocándola a horcajadas sobre mí sin romper el beso. Subí mis manos de nuevo deslizando su chaqueta por sus hombros y dejándola caer al suelo. Sus manos se colaron en mi cabello y el beso cada vez se tornaba más ardiente y necesitado del otro, y yo pensaba atender esa necesidad, busqué los botones de su blusa comenzando a desabrocharlos.
— ¿Qué estamos haciendo? —preguntó entre besos.
—Dejándonos llevar—mordí su labio a lo que solo sonrió.
Continué con sus botones hasta que estuvieron todos desabrochados, al fin entró en ello y sus manos bajaron hacia mi camisa haciendo lo propio con mis botones, pero, como si se tratara de una mala casualidad o una mala broma, nuestros celulares sonaron cuando iba a la mitad obligándonos a detenernos.
—En buen momento se les ocurre asesinar a alguien—bufé sobre su cuello haciéndola reír.
—Será mejor que nos vayamos—se separó de mí, entonces la vi mejor, cómo iba a disfrutar arrestar al asesino por habernos interrumpido—, y que nos enfriemos un poco.
Terminó de acomodarse la ropa, al igual que yo, y salimos hacia la escena del crimen, en Brooklyn.
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No terminaba de entender lo que estaba pasando entre nosotros, todo había cambiado tan de repente, por supuesto yo encantada, pero de verdad teníamos que hablar, sus antecedentes con las mujeres me decía mucho, pero de lo que estábamos haciendo no me decía nada, y eso rondaba mi mente cada día.
Llegamos al lugar donde encontraron el cadáver, hombre, treinta años según la identificación en su cartera vacía, un robo al parecer.
— ¿De nuevo estaban cerca? —preguntó Christian llegando con nosotros.
—De hecho no—rio Christopher viéndome.
—No voy a preguntar—negó con la cabeza riendo—. ¿Qué tenemos?
—Un robo al parecer—señalé la cartera—, herida de bala.
—Dio pelea—nos mostró su brazo con algunas heridas defensivas.
Escuchamos algunos ruidos provenientes de unos arbustos, así que Christopher y yo lo seguimos por un par de calles hasta que al fin lo tuve cerca logrando derribarlo y someterlo.
—Arriba—lo jalé después de esposarlo.
—Si así eres de ruda aquí...—rio el hombre.
—Vaya—llegó Christopher—, parece que este es de esos homicidios rápidos de resolver— señaló el arma en su cinturón.
—Yo solo lo asalté.
— ¿Y entonces la bala se metió sola en su abdomen?—le dije.
—Eso fue un accidente.
— ¿Qué? —Christopher se burló— ¿Se te resbaló el dedo en el gatillo?
—No pensé que fuera tan débil.
—Ya, camina—lo empujé—, una bonita y fría celda te espera.
—Espero que me visites—rio.
— ¿Sabes qué? —intervino Christopher— Yo te llevo—lo empujó más—, además de demostrar que no tienes modales me hiciste enojar al interrumpir mi magnífica noche.
Solo sonreí, sabía a lo que se refería, el hombre confesó todo así que caso cerrado, a casa.
—Te llevo—dijo cuando salimos de la estación.
—De acuerdo—asentí.
—Queda pendiente esa copa de vino—sonrió cuando estábamos en mi edificio.
—Y créeme, te la cobraré—también sonreí.
—Eso suena interesante, cuando quieras.
Me dio un sorpresivo y rápido beso antes de salir de ahí, solté una pequeña risa dirigiéndome a la cocina por un vaso de agua pensando en lo que estuvo a punto de pasar en su departamento, de algo estaba segura, no me detendría si la oportunidad se volvía a presentar.
¡Hola! Espero hayan tenido un maravilloso día, qué disfruten el capítulo.
Besos.😘
-Tey Soltam-