Un jardín de memorias es lo que tenían en mi corazón con respecto a ti, cada vez eran más recurrentes y estaban presente cuando comía, reía y mucho más cuando dormía.
Cuenta la historia que entre más crece el jardín de las memorias, más dolor genera así que no encontré ninguna alternativa válida más que esconderlo debajo de mi cama, una pequeña cama que contenía un jardín que ya estaba pareciendo un bosque.
Cada noche antes de dormir revisaba debajo de mi cama que tan grande se estaba volviendo mi jardín, pero más que un color primaveral y un olor agradable, este solo era oscuridad con un olor a marchito, pesaba más cuando llegaba la primavera donde las flores debían verse hermosas, pero el jardín solo se volvía más oscuro. Cansada de aquello, intente hundir el jardín con mucha agua, pero para mi mala suerte solo cree un socavón muy profundo de tierra que intente arreglarlo con más memorias agradables que vivimos tú y yo, pero fueron succionadas por el barro que había generado.
El jardín creció tanto que ahora era un bosque, así que solo me rendí, deje que se marchitara para que muriera lentamente, a veces me dolía tanto que hablaba con las flores marchitas, pero no podía obtener respuestas, me dolía tanto que llegue a entender y a culparme completamente por todo el daño que te hice sin saber en concreto de que forma te lastime.
Ahora el bosque no solo estaba debajo de mi cama, había crecido tanto que las ramas habían llegado a mi ropa, las paredes, el suelo y a mí, se sentía tan oscuro y solitario, tan frío y tenebroso, sabía que en cualquier momento saldría un monstruo a terminar con todo mi jardín por lo que tome asiento y espere el momento para rendirme.
¿Estoy siendo codiciosa por querer que te quedes? ¿Puedo salvarme si no estás? ¿Puede alguien quererme como tú lo hiciste? ¿Puedo quererme tanto como tú me quisiste? ¿Fui yo la culpable?
El sonido de mi bosque no es más que ruido incomprensible, solo escucho el eco de tus palabras intentando salvarme siempre, siempre intentaste salvarme, pero ¿te salve yo en algún momento?
Pasaron años en donde mi bosque creció tanto que ahora no podía encontrar mi cama en medio de tantas ramas, pero una noche, mientras escuchaba tu voz, sentí una voz más cálida, un sonido más potente.
Mi monstruo estaba bajando mi cama en uno de los troncos más altos de mi bosque, en medio de esa acción rompió algunas ramas para poder bajarla de donde se encontraba atrapada, algunas de las ramas que rompió se sintieron en mi corazón, cuando por fin obtuvo lo que buscaba bajo de un salto haciendo que el bosque se encogiera un poco sacando sus ramas de mí.
El monstruo qué salió de mi bosque se quedó allí durante semanas y cada vez que volvía a mi habitación podía notar que las ramas eran cada vez menos hasta que ya no quedaba nada en ella igual que antes, a la noche siguiente revise debajo de mi cama todavía había oscuridad y olor a marchito, pero allí estaba el monstruo limpiando el bosque, sacando las flores marchitas y reemplazándolas por pequeños brotes verdes no sé que tipo de flor o árbol o arbustos crecerán allí.
Después de un tiempo, el bosque lastimero que creí que viviría conmigo por siempre había desaparecido, asome mi cabeza para ver debajo de mi cama, ahora ya no había olor a marchito, corría una agradable brisa otoñal, pero ahora los árboles estaban podados y aquellos árboles caídos se encontraban en un costado cortados y apilados cuidadosamente volviéndose madera seca.
Una noche sentí que golpeaban el borde de mi cama, asome mi cabeza y vi al monstruo quien tímidamente extendió una de sus garras mostrándome todo su trabajo, el jardín que tenía antes ya no era un simple jardín, era un bosque completo. Aquellos brotes eran pequeños arbustos que todavía no alcanzan mi cintura, el cielo ya no estaba oscuro, se podía ver el sol entre un cielo nublado y una brisa otoñal golpeaba mi cara, la madera de mis viejos árboles se convirtieron en una bonita mesa con sillas y un te caliente me esperaba en la mesa y un armonioso sonido de los árboles que se salvaron se golpeaban mutuamente sus ramas unos a otros.
Me senté con mi monstruo a beber té mientras admiraba el arduo trabajo que llevo acabo, el silencio fue el anfitrión de esa noche y sin pensarlo así pasaron mis noches entre tazas de té, a veces café mientras escuchaba el sonido de mis árboles chocar.
Mi monstruo me acompaño mientras intentaba regar los arbustos que planto para no ahogarlos en agua, me enseñó que tú no ibas a salvarme, que nunca lo hiciste porque no tenías el deber de hacerlo, tú si me protegiste y quisiste tanto hasta donde tus capacidades pudieron y entendí que la culpa no solo fue mía y que mi monstruo no venía a arruinar mi jardín solo quería arreglarlo para el vivir allí sin culpa.
Tú no me salvaste y no lo harás nunca, mientras que yo tampoco pienso en ti salvándome, solo pienso en que lo haremos bien una sin la otra.
Nota del autor: Mi bosque se tardo más de 8 años en darse cuenta de que podíamos vivir sin ti, sin tu amistad, viví años pensando que la culpable de todo había sido yo, pero nunca me detuve a pensar que para crear un lazo así de fuerte mínimo se necesitan dos personas y así como se crean se destruyen, rogué que no te fueras cuando debíamos partir las dos no solo quedarse una en nuestro bosque, me perdí durante tantos años y ahora estoy comenzando de cero.
Gracias por haber estado en mi vida, por quererme, cuidarme y amarme, pero ya es hora de dejarte ir.