●○Sweet Candy○● SEX HARD 1

By laspatasdepasty

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◇De todos los placeres de la vida, el que más he disfrutado es el sexo. ◇A veces, esa palabra asusta a alguna... More

PRÓLOGO
1- LA FISGONA
2- LA DUCHA
3- SWEET CANDY
4- EL CINE
6- LA PEQUEÑA AMIGA

5- VACACIONES EN EL CIELO

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By laspatasdepasty

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Me desperté con una sonrisa en el rostro, por fin mi semana libre había comenzado, me costó un fin de semana entero en la playa con Daddy para convencerlo pero valió la pena.

Arreglé una pequeña maleta con todo lo que creía necesitar para relajarme por estos días, corrí con tanta suerte que Daddy se ofreció a alquilarme un auto para que disfrutara con tranquilidad, gracias al cielo Mommy me enseñó a conducir.

Dos horas conduciendo y siguiendo los distintos letretros, salí de la ciudad y me adentré en un lugar desconocido para mi. Todo se veía más tranquilo y eso me gustó, tal vez ese era el lugar. Conduje hasta un paraje para turista que se veía de buena calidad y bajé mi equipaje cuando apagué el coche en el estacionamiento del lugar.

- Bienvenida a Alabise. - Una amable rubia me recibió en recepción, era un lindo lugar de amplios pasillos y quede un poco sorprendida por el ostentoso oculto bajo la sencilla fachada. La chica pasó a registrarme en el lugar, pagué en efectivo tres noches en aquel hotel y subí a mi habitación con la ayuda de un chico de piel oscura muy atractivo, por cierto, quién dicho sea de paso, era el botones del lugar.

- Gracias, guapo. - Le guiñé el ojo con una sonrisa coqueta cuando le entregué la propina de veinte dolares, se sonrojó. No parecía tener más de 19 años, era tan jodidamente lindo.

Evalúe el lugar: Paredes color celeste casi blanco, un amplio ventanal con vista a un lindo paisaje semi urbano, donde un pequeño balcón te daba la libertad de admirar la vista desde afuera. La cama amplia con edredones blancos espumosos, un plasma en la pared y el aire acondicionado en su punto. Sonreí y suspiré, merecía esto

También, era el momento de prepararme. Le hablaría con la verdad a mi madre, no podía seguir viviendo en el mismo agujero cuando me encontraba movilizando unos miles de dolares al mes. Y esa charla sí que requeriría preparación.

11pm. Estaba lista para explorar el lado nocturno del lugar. Me tomé un breve momento de mi tiempo de relax para explorar el lugar, comí un helado en un parque que había cerca al hotel y observé los letreros de algunas tiendas que por ahí encontré.

- Señorita, tomé - Un sonriente chico con pantaloncillos de jean ajustados me tendió un papel que con gusto acepté. Era un volante de un club, de color negro completamente y con un ojo dorado en medio, la palabra NIRVANA escrita con una elegante letra, más abajo se leía "Libera tu yo interno, visita el Cielo por una noche, Sexo y Placer garantizados".

Eso sí que me llamó la atención.

Por eso marcaban las 11:10pm cuando estacioné en el lugar donde el volante decía, una discreta estructura de piedra color negra era lo que se encontraba. Cerré el auto, bajé un poco el pliego de mi falda negra, mis tacones chistearon cuando pisaron el asfalto pero aguantaron, el cabello suelto y revuelto, la blusa negra estilo corset dejaba ver suficiente de mi escote para no verme ni vulgar ni santurrona y mi labial rojo complementaba mi atuendo. Al acercarme vi una disimulada puertecilla la cual no tenía manija alguna así que opté por tocar ligeramente, todo para que se abriese un milímetro y un ojo me evaluara desde el interior, provocando un escalofrío en mi estomago que rápidamente bajó a mi vientre cuando el ruido de la música se intensificó, el portero me había abierto y yo entré sin pensarlo.

Me sentí empapada dos segundos después.

Asientos de cuero negro, látigos y cadenas, chicas y chicos en jaulas, amarrados con sogas o introduciendo vibradores por sus   por sus partes íntimas, gente vestida, gente desnuda, algunos exhibían sus tatuajes y perforaciones, otros simplemente disfrutaban la vista, había unos que se encontraban tan ocupados en sus asuntos que no volteaban a mirar.

El Paraíso.

Caminé a la barra, pedí un Aquamarine, el vodka calentó mi garganta hasta el esófago, mientras me adaptaba al lugar y disfrutaba mi bebida, dos chicos sentados justo a mi lado empezaron a besarse frente a mi, me acomodé en mi asiento y me dispuse a observar, me ponía mucho el voyerismo. El chico activo, un rubio de un metro ochenta tomaba al pasivo, un moreno de ojos miel, por la nuca para introducir su lengua en la oreja, provocandole un leve gemido que en mi lugar pude oír, el fuego se estacionaba en mi vientre bajo con la escena. Sin pensarlo, el activo lo empujó hacía abajo y el lindo moreno se agachó para empezar a practicarle sexo oral, primero chupeteó un poco, el rubio jalaba su cabello mientras mantenía una mirada ruda en él, luego el moreno introdujo todo en su boca hasta ahogarse y empezaron una violenta danza mientras yo me acababa el segundo trago, ahora estaba malditamente excitada y era hora de cazar.

No busqué mucho, resulta que era observada por varios en el lugar, algunos bajos, otros muy delgados y uno que otro con aspecto de señor mayor. Pero no era sus físicos lo que no me animaba, era que no tenían la chipa que estaba buscando, así que me dirigí al baño, frustrada me miré en el espejo y se me ocurrió una brillante idea.

Me quité las prendas de ropa, exhibía únicamente mi Victoria Secret's negra de encaje acomodé mi cabello y salí de ahí con un objetivo en la mira.

Caminé hasta las jaulas, ahí aún habían dos vacías, entre a una de ellas, a mi derecha estaban una rubia con cuerpo de puberta pero que estaba enloqueciendo a los espectadores mientras un chico con tatuaje en las costillas le imtroducía una botella de vino en la vagina y ella se contorsionaba de placer. Maldita.

Respiro profundo, algunos me estaban mirando y nunca sufrí de pánico escénico, recordé que mis vacaciones eran para disfrutar y que estaba en una ciudad desconocida, así que ¡al diablo!
Me concentré en la música hasta que algo en mi se disparó, cerré los ojos y empecé a mover mis caderas de un lado a otro, luego más y más hasta que todo mi cuerpo y mi mente entraron en movimiento, estaba excitada, muchos ojos sobre mí, incluso los que miraban a mis vecinos de la derecha, pero ellos no tenían celos, ella estaba muy ocupada con su nube de placer y él muy cegado con sus gemidos así que no me preocupó robarles atención, me senté en una barra frente a los barrotes de la jaula, abrí mis piernas quedando expuesta a ellos, cubierta por la ligera tela de encaje. Ellos enloquecieron, mujeres y hombres acariciaban las puntas de mis tacones, lo que alcanzaban debido a la altura de la jaula y me cegué de placer, empecé a tocarme ahí mismo, empecé a acariciar mi clítoris suavemente, a pellizcar mis pezones y cerré los ojos con gusto, hasta que me vi interrumpida, ya que un hombre grande, casi tanto como el rubio gay de hace rato, vestido con boxers negros Calvin Klein y una máscara de Anonymous que impedía ver sus rasgos, un tatuaje desde su brazo izquierdo hasta el pectoral del mismo lado atravesaba el pecho y creí que era algún trabajador del lugar que me regañaría por sobrepasarme o yo que sé. Eliminé esa teoría de mi mente cuando aquel desconocido me haló del cabello y me recostó contra los barrotes, mi pierna derecha estaba donde antes me senté así que la vista debía ser magnifica ya que los tres chicos que más cerca se encontraban estaban masturbándose, dos de ellos ayudaban entre sí.

El desconocido empezó a acariciar mi vagina con ferocidad, haciendo torcer de placer, introdujo sus dedos y los sacaba a un ritmo que me estaba enloqueciendo, su cara estaba totalmente cubierta y las mariposas en mi estomago saltaban de excitación de pensar siquiera en lo que estaba haciendo. Cuando estaba a segundos de acabar, mis ojos colocándose blancos, el paró. Como si nada, dejándome totalmente aturdida y enfadada, volteé a verlo y reclamarle aquella broma pero jaló mi pelo y de nuevo y habló en mi oreja.

- No hables ni te muevas si no te doy permiso. Pórtate mal y no te dejaré terminar tu orgasmo, ¿entendiste? - Solo asentí - Ok, arrescuestate en la barra.

Me acosté quedando levemente sentada, era un grosero pero tenía que reconocer que no estaba nada mal, el paquetote que se le marcaba en los ajustados calzoncillos me aseguraba diversión así que seguí el juego, sacó unas sogas de algún lugar dentro de la jaula y unió mis manos sobre mi cabeza.

Me mantuve sumisa y silenciosa, al parecer eso le gustó, acarició mi rostro y mantuvo la caricia por todo el lado derecho de mi cuerpo, al llegar a mi muslo me levantó suavemente para retirar la prenda inferior y gustosa acepté. Abajo algunos aún miraban, otros se calentaron tanto que empezaron a tener sexo sin contemplaciones.

Él señaló que debía mantener las piernas abiertas y obedientemente acepté, tenía unos intrumentos, pude escuchar como removía algunas cosas dentro de un bolso pero desde donde estaba no podía ver, moría por preguntar pero quería ser una buena chica así que solo me enderecé y miré coqueta a aquellos que me observaban con baba en la boca.
Regresó, ¿con una cubeta de hielo?

- ¿Qué vas a--

- ¡SHH! Sé una buena niña si no quieres que te castigue. - Quería ver su rostro, y me estaba excitando mucho la idea de ser castigada así que me deje llevar.

- ¿Y si quiero ser castigada qué? - Lo murmuré, pero aún con la música alta, me escuchó.

- Tú lo pediste, iba a ser suave pero ya veo que eras una sucia. - Alzó mi pierna izquierda y me dio una fuerte nalgada en mi blanca piel, gemí suavemente, ahora sí estamos hablando.

Se colocó un guante de goma, eso me dio curiosidad pero antes de que me atreviese a preguntar, sacó un trozo de hielo alargado de la cubeta, se colocó entre mis piernas y empezó la diversión.

Gotas frías cayeron en mi vientre, miré al enmascarado pero me resultaba molesto no ver sus ojos, así que miré mi público, ellos sí que me daban reacción, el hielo bajó un poco hasta mi entrada, unas gotas ahí me hicieron saltar en mi sitio, con ayuda de su mano abrió un poco mi vagina para exponer el clítoris hinchado necesitado de atención, y vaya que la tuvo: él apretó el hielo justo sobre mi nudo de nervios y lo molvió en círculos haciéndome gritar de placer, por suerte mis manos estaban amarradas porque no confiaría en mí misma.

El trozo derretido y alargado fue introducido dentro de mi y cada molécula de mi cuerpo se encendió y pedía más, el orgasmo estuvo por llegar un par de minutos después, eso hasta que aquel maldito hombre lo sacó y me dejó caliente y mojada.

Casi lloro.

Se acercó a mi oreja mientras tiraba el hielo al piso de la jaula

- Te dije que te castigaría.

- Maldito.

El se río, su risa provocaba más excitación en mí y estaba enojada.

Me volteó, dejando mi culo totalmente al mire y mis rodillas flexionadas, sacó algo de su bolso pero no supe que era hasta que un latigazo en mis nalgas me hizo brincar y gritar, ardía casi tanto como lo que me calentaba aquello.

Estaban rojas, podía sentirlo, mis nalgas latían y sabía que dejaría marcas, eso hasta que aquel bastardo colocó más hielo cerca de mi, sobre los latigazos y me ayudó a relajarme.

Mientras lo hacía metió su mano dentro de mi vagina y empezó a acariciarme delicadamente como un dulce amante, cuando empezó el vaivén de sus dedos dentro de mi y el hielo de su otra mano se deshizo, metió un dedo dentro de mi ano y el ritmo aumento.

Mi lloriqueo/gemido lo estaba poniendo, sentía su pene contra mi muslo y de nuevo, no me dejó alcanzar mi orgasmo y ya yo estaba muy frustada.

- ¡Ya méteselo, hombre!

-¡Joder, déjala acabar!

- Entraré yo y le daré lo suyo a la pobre.

Los espectadores gritaban y el jaló mi cabello para hablarme al oído.

- Supongamos que me interesa lo que digas así que te haré dos preguntas que me contestaras con Sí y No, ok? Primera pregunta: ¿Quieres tu orgasmo ya? y segunda pregunta: ¿Nos vamos de aquí?

- Sí y sí. - Mi voz fue un hilo pero algo de lo que dije le gustó porque se río antes de murmurar algo que no entendí.

Me colocó de frente de nuevo, ahora veía que estaba realmente excitado se acercó a mis senos y los sacó de sus soportes, empezó a jugar con ellos, apretarlos y torcerlos, la tensión se instalaba en mi vientre, estaba en un charco de mis propios jugos y quería más. Bajo la mano y pellizcó mi clítoris, y sin dudar empezó su mete y saca rítmico dentro de mi hasta que la gloria se acercaba más y más. Estaba recelosa, pensé que me negaría mi placer de nuevo, pero me dejó ganar y se sintió delicioso, mis gritos lo aclararon mucho.

Los espectadores gritaban y se volvían locos con la función y acabaron por matar sus ganas entre ellos mismos.

El enmascarado me quitó la soga sin decir nada, mis piernas temblaron cuando me levante, recogí mi tanga y me la coloqué mientras el recogía su bolso. Volteó a verme con una cadena en la mano, yo entendí de inmediato y levante mi cuello, era un collar. Lo colocó acariciando mi culo al terminar y jaló suavemente para que lo siguiera hasta el área de los privados.

Los nervios me atacaban, pero ma excitación era mayor.

De algo estaba segura:

Estas vacaciones en Nirvana tenían mucho placer garantizado.

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