¿Cuánto tiempo había pasado desde aquel día? ¿Cuántos días habían pasado después de ese? El día en el que alguien le regaló un ramo de flores por primera vez, el día en el que una persona le confesó que no le importaba en absoluto lo mal que ella podría llegar a estar, no le importaba que estuviese muriendo. Jennie le había confesado que confiaría en ella; en que ella no se rendiría tan fácilmente.
Lisa había perdido la cuenta, posiblemente habían pasado dos o tres días; no lo sabía del todo bien.
La castaña seguía visitándola a diario, por supuesto, Lisa no le había comentado acerca del plan que tenía junto con Jackson, Lisa sabía perfectamente que Jennie no era estúpida ni mucho menos, era evidente que ella había notado el extraño comportamiento que Lisa estaba teniendo.
Jennie le preguntó un par de veces lo que estaba sucediendo, pero como lo esperaba; ella no hacía nada más que hacerse la desentendida. Ella no podía decirle a Jennie que escaparía junto con un completo desconocido, o algo así, ella sabía que a la mayor no le agradaría la idea, que ella le diría a sus padres, y eso era lo que menos quería en ese momento.
Confiaba en Jennie, por supuesto que lo hacía, pero no sería buena idea decirle lo que había estado planeando. Ella junto con sus padres lo impedirían y seguramente le informarían a los doctores que hacen guardia nocturna; ellos se lo dirían para que la mantuviesen vigilada.
Algunas veces ella se preguntaba si sería buena idea escapar con alguien, nunca lo había hecho, ella había escapado un par de veces en el pasado, pero... ¿Sería un poco más sospechoso si él también desapareciera repentinamente?
Era obvio que los doctores lo supondrían de inmediato, pues ellos estaban conscientes de que tanto Jackson como Lisa querían escapar del edificio lo más pronto posible, pero ellos no se esperaban que fueran tan rápidos como lo estaban siendo.
Sentía un poco de lástima por ellos, pero no había vuelta atrás... la fecha de partida había llegado.
—¿Tienes la contraseña?
Pregunto la chica de piel pálida con un tono de seriedad en su voz. El moreno tragó pesado mientras asentía levemente con la cabeza.
Por supuesto que la había conseguido, de hecho había sido mucho más fácil de lo que él pensaba. El chico había hecho recorridos nocturnos por el hospital con la esperanza de encontrarse al chico llamado cuervo.
Lo encontró.
Había recorrido el edificio por tres días seguidos hasta que lo encontró... Bambam estaba sentado en uno de los sofás que estaban puestos en las paredes de la recepción. El castaño estaba de cuclillas encima de aquel sofá negro que seguramente era de piel, bueno, al menos eso creía Jackson.
Aquella escena había sido un poco escalofriante para él, pero no había marcha atrás.
Había intentado mantener una conversación con Bambam, tal y como lo hacían las personas civilizadas, pero, ¿A quién quería engañar? Ninguno de los dos era una persona civilizada. Obviamente no funcionó.
Jackson simplemente soltó lo que quería; la contraseña de la puerta principal. El castaño se echó a reír al escucharlo... inmediatamente le dijo que sería fácil conseguirla, pero como se lo esperaba; el chico llamado cuervo quería algo a cambio.
"Pareces interesarte por mí, pero tus palabras son como espinas."
El chico recordaba perfectamente haberle dicho aquello a Bambam, pero él no hizo más que echarse a reír antes de salir corriendo.
—¿Crees que estaría bien desactivar las cámaras?
Cuestionó el moreno mientras acomodaba el beanie que llevaba en su cabeza.
Sinceramente, Lisa jamás había hecho algo como eso. Nunca había considerado estrictamente necesario desactivar las cámaras de seguridad antes de escapar, pues en realidad no importaba, los doctores se darían cuenta de que habían escapado sin necesidad de ver los vídeos de seguridad.
Negó rápidamente con la cabeza.
El moreno frunció el ceño. ¿El plan era salir corriendo? Así sin más... vaya, él esperaba que fuera algo mucho más divertido que aquello, algo así como los escapes que pasan en las películas de acción o algo así.
—Deja de mirarme de mala manera.— Gruñó Lisa.
Jackson rió por lo bajo mientras comenzaba a caminar a espaldas de la chica, quien inspeccionaba cuidadosamente su entorno; sólo quería asegurarse de que no estuviese alguno de los doctores que hacían guardia nocturna aquella noche.
El moreno estaba consciente de que su mirada podría llegar a intimidar a los demás, pero de verdad no era su intención hacerlo... Al menos no la mayoría de las veces.
Decían que hay miradas que matan, pero no era su caso. La suya era más bien una alegoría del apocalipsis.
En cuanto llegaron a la sala de recepción, la menor le indicó al moreno que tenía que ingresar la
contraseña en la computadora que estaba colocada encima del escritorio.
El chico comenzó a teclear mientras recordaba las palabras del castaño.
"Si intentas engañarme te irá peor de lo que imaginas."
Tragó pesado.
0808...
"Tienes que cumplir con tu parte del trato, Wang."
BP...
"Si intentas salirte con la tuya, créeme que te encontraré..."
2016.
Apenas teclear los últimos dígitos, la enorme puerta de cristal se abrió. La respiración de la chica se quedó atorada en su garganta.
Era hora.
Ambos chicos se echaron a correr fuera del edificio segundos después de que la puerta se abriera. Lo habían conseguido, y había sido mucho más fácil de lo que ambos imaginaban.
Corrieron por un par de minutos y cuando notaron que estaban a una distancia lo suficientemente lejana al edificio, se detuvieron sólo para recuperar la respiración
—Hey,— Lisa sintió que su cuerpo comenzaba a temblar. —¿Qué mierda haces?— La chica notó que el mayor había sacado una navaja plegable de acero inoxidable de su bolsillo.
Era la navaja que había tomado del estudio de su padre el día que intentó escapar; decidió conservarla sólo por si llegaba a necesitarla alguna vez. A decir verdad, el moreno no tenía intenciones de usarla en ese momento, pero no podía confiar suficiente en la chica que tenía en frente; aún no la conocía bien. Él había mostrado la navaja sólo para intimidarla, era como si le estuviese dando una señal... aquel artefacto no hacía más que gritarle a la chica que si le tendía una trampa a Jackson, las cosas no terminarían bien.
—Creo haberte dicho una vez que quería comprobar si podía confiar en ti,— Susurró mientras inspeccionaba cuidadosamente la hoja de la navaja. —desgraciadamente aún no existe forma de saberlo, nunca puedes confiar en nadie a no ser que lo consideres un amigo cercano.
Aquello era verdad, pero también era cierto que él quería hacer algo radical para ver hasta dónde era capaz de llegar aquella chica. Bambam ya le había contado de ella, pues claro, el castaño solía acosarlo, él le contó que Lisa era una chica extraña... una chica brillante que escribía en un cuaderno y creaba toda clase de problemas.
Nadie la había visto hacerlo... nadie a excepción de Bambam.
Por supuesto que ella no tenía idea que el castaño la había estado vigilando desde que fue ingresada al hospital, no sabía que Bambam era consciente de todo lo que ella había escrito en su cuaderno.
Prácticamente, todos sus planes de escape estaban dentro de ese cuaderno... soluciones, respuestas... ella sabía perfectamente lo que tenía que hacer si alguien los descubría, pero.... no tenía una solución para Bambam.
Eso sí que era algo realmente malo para ambos.
—Sabes...— Comenzó a hablar. —en lugar de pasar una eternidad viviendo sola, elegí vivir contigo para después morir. El chico tragó pesado al escuchar aquello. —Tenía pensado pasar los últimos de mi vida en soledad, pero... he decidido pasarlos contigo.— Lo miró fijamente. —Decidí aquello porque tú y yo somos iguales, Jackson... debiste pensar en eso antes de amenazarme.
Dicho eso, la chica comenzó a caminar; el mayor la siguió inmediatamente.
—Ahora... ¿A dónde iremos?— Cuestionó mientras dejaba la navaja en su bolsillo.
—Al lugar donde los sueños se hacen realidad.— Respondió mientras reía irónicamente.