𝟎𝟎𝟑. plegarias
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Leah
Estábamos en clase haciendo uno de los exámenes de historia en cuanto vinieron a buscar a Pope. Al principio todos nos miramos extrañados pero en cuanto volvió todo exhausto, nos alteramos más.
—¿Qué quería?— preguntó Kie. El nos enseñó una carta que sostenía en sus manos.
—¿Es el símbolo del trigo?— cuestioné y él asintió.
—No me jo...— JJ paró en cuanto se dio cuenta de que estaba en clase. —...jorobes— se corrigió. Sonó la alarma y salimos corriendo de clase. —¿Jugamos al pilla pilla?— cuestionó.
—En serio Pope, me tienes en vilo— dijo Kie mientras llegábamos a la biblioteca.
—El tío era del comité de la beca, échale un vistazo— dijo extendiéndonos la carta, más bien a JJ. —Léela— le indicó.
—En alto— continuó Kie.
—No leo bien en cursiva— respondió JJ y yo la cogí.
—Estimado señor Heyward, tengo pruebas sustanciales que podrían exonerar a John B Routledge, es de vital importancia que venga a verme en persona al número 27 de King Street, Charleston, a las 20:00 del día de hoy. Venga solo, Saludos C, Limbrey— leí, nosotros nos miramos sorprendidos.
—¿A Charleston?— preguntó JJ.
—Son ocho horas en coche más el ferri, no llegamos ni de broma— contestó Pope.
—Habría que salir ya— indicó JJ.
—Tengo la hora libre— dijo Kie.
—¿Exonerar a John B? ¿Eso que significa?— preguntó JJ recordando la carta, bastante intrigado.
—Que puede demostrar su inocencia— respondí.
—Coño, pues nos vamos— dijo tajante.
—No estoy seguro pero creo que el Limbrey de la carta podría estar emparentado con el capitán del Royal Merchant— habló Pope.
—Entonces no perdamos más tiempo— comentó Kie.
•••
—Se lo están tomando muy bien— dijo JJ desde la camioneta ya que podíamos ver a Kie y sus padres. —¿Cómo es que tu padre te ha dejado la camioneta?— le pregunto a Pope.
—Abriendo las válvulas del carburador para que salte el piloto— contestó Pope.
—Por eso lo llevas a casa de tu primo Jeff— hablé, con una sonrisa al ver lo que había hecho Pope, se estaba revelando.
—Te lo estoy pegando, mientes a tu padre, le robas la camioneta, me suena de algo— comentó JJ. —Perdón si es un tema delicado— insinuó.
—Tenemos unas 18 horas antes de que se suba por las paredes— aclaró. —Mientras volvamos a tiempo todo bien— nos indicó.
Vimos como Kie se alejaba de sus padres en lo que ellos le gritaban, abrí la puerta de la camioneta y esperé a que entrara.
—¡Mira la vida que llevas! ¡Párate y mírala!— le gritó su padre, creo que no se lo habían tomado bien.
—¡Hola, señor y señora Carrera!— les saludé con una pequeña sonrisa, ellos me la devolvieron y agitaron sus manos en forma de saludo.
—Hola padres de Kiara— dijeron JJ y Pope asomándose por la ventanilla, quienes también fueron saludados.
—Prometo traerla a casa a una hora razonable— habló Pope, una vez que JJ había vuelto a meterse dentro del coche. Kiara pasó por su lado, indicándole que se callara.
—¿Qué se supone que haces?— le preguntó Kie, parecía un poco cansada de ese tipo de actitudes.
—Si quieres ir ve, pero si no vuelves cuando te toca ¡no te molestes en volver!— gritó su madre de vuelta.
—Es un farol— le comenté a mi amiga, esperando tranquilizarla. Kiara se metió dentro del coche y yo detrás.
—Qué fácil sería todo sin padres de por medio— dijo nada más entrar, yo bajé un poco la cabeza pero no llegué a darle más importancia. Arrancamos el coche y nuestro camino hacia Charleston comenzó.
—Me la he leído mil veces y sigo sin pillarle sentido— dije mientras miraba la carta. —Medio Charleston pertenece a los Limbrey. ¿Qué sabrán los reyes de la ciudad de un asesinato en la isla de Kildare?— cuestioné.
—¿Y por qué Pope?— indicó JJ, intrigado. —Eso también me mosquea— habló.
—Venga solo— comentó recordando la carta. —No me fío ni un pelo— dijo Kie.
—Yo me he quedado igual— habló Pope. —Creo que es porque...— algo le interrumpió. —¡Venga ya!— se quejó al detenerse la camioneta.
—Tengo los pulmones sensibles— dijo JJ tosiendo, en forma de broma.
—Ya paro— comentó Pope bajándose del coche para comprobar que estaba sucediendo.
—Mierda— dije mientras lo escuchaba negar.
—¡Va a explotar!— indicó Kie.
—Que no cunda el pánico— habló Pope.
—Esto es nuevo, ¡el tapacubos ha volado!— dijo JJ aplaudiendo. —Ya vas avisando que no llegas hoy Pope.
—¿Plan B? Tenemos el transporte público— propuso Kie.
—Mi padre me va a matar— dijo Pope, quien comenzaba a ponerse cada vez más nervioso.
—Pues puede, si— dije. Habíamos llegado a un desagüe donde llevaron la camioneta. Ya era de noche.
—Podría ser cualquier cosa— habló el mecánico.
—¿No es la válvula?— preguntó Pope.
—Puedo hacértelo urgente, pero te saldrá más caro— dijo. Decidí dejar a Pope con el mecánico, JJ y Kiara estaban sentados en el suelo, vi como mi amiga no estaba bien.
—En mitad de la nada, el tío se frota las manos: hay que averiguar el punto de calibrado antes de tocar la válvula, primero se...— JJ dejó de hablar en cuanto vio a Kie triste.
—Oye... ¿estás bien?— le pregunté, llegando a su lado.
—A mi madre le preocupa tanto que sea una pogue que quiere mandarme a un internado— contestó.
—Bueno, supongo que te pasa por juntarte con quien no debes— dijo JJ, acto seguido le di un codazo.
—A ver, no pienso ir, total, ya es tarde— nos indicó.
—Mira a ese de ahí— señalé a Pope. —Haría lo que fuera por nosotros, eso es un pogue de verdad, hasta la médula. Es solo mi humilde opinión.
Se hizo bastante de noche, nos quedamos a dormir en un bosque encima de la parte trasera de la camioneta. Pope, Kie y JJ ya estaban dormidos o eso aparentaban, yo aún estaba acomodando mi sitio un poco. Me acerqué a JJ y dejé un beso sobre su moflete.
—Buenas noches— susurré.
A la mañana siguiente, Where'd all the time go sonaba en la radio de la camioneta del padre de Pope, ya la habíamos arreglado y decidimos ponernos en marcha.
Después de varias horas de carretera, los cuatro vimos justo delante nuestra el cartel de Charleston, habíamos llegado. Una extraña sensación recorrió todo mi cuerpo. Charleston es un sitio muy grande, podían pasar muchas cosas aquí.
—A saber dónde estarán John B y Sarah— habló JJ, con su mirada fija en la ventanilla, observando el paisaje.
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