-Retrocede perra- una parte de mi estaba muy molesta por dejar que una cualquiera me llamara perra y otra muy asustada de lo que pudiera pasar, por mi hermana, mi amiga y sobre todo mi bebé.
Aguanté el instinto de llevarme las manos al vientre para no delatarme, las mujeres embarazadas somos las más vulnerables en este tipo de situaciones.
Hice lo que me pidió, entrando y haciéndome a un lado para que pasara.
-Hola Rei... ¿Cómo haz estado?- tenía una sonrisa diabolica y ojos de loca, incluso se puso más macabra cuando vio la cara de preocupación de Reiko cuando miró que me apuntaba con un arma.
-Akira baja eso- he conocido a la mayoría de las conquistas de Reiko tanto hombres cómo mujeres, pero a ella nunca la había visto -Dejalas ir, yo me quedaré.
-Yo te amaba- pasó de estar rabiosa a llorar cómo una mujer despechada -Pero tuviste que engañarme con esta zorra- apuntó el cañón de su arma contra mi sien.
-Yo no te engañé con Naoko, solo somos amigas... tus celos enfermizos fue lo que hizo que terminaramos.
-¡Ay por favor Rei!- Reiko debería cerrar su bocota, yo soy la que tiene un arma apuntándole a la puta cabeza no ella -Siempre estuviste enamorada de ella.
Ya me fastidió su voz irritante, sus cambios de humor repentinos y esa pesima actitud de mierda. Es flacucha y se ve que tiene cero coordinación, nosotras somos tres, si somos rápidas podemos someterla fácilmente.
-Ustedes dos siéntense en las sillas- su pistola pasó de mi a ellas -Y tú...- me aventó una cinta plateada que llevaba con ella -Atalas bien y sino lo haces me voy a asegurar que te arrepientas.
Nunca he sido obediente, pero no tengo muchas opciones si quiero mantener con vida a mi familia.
Até primero a Reiko, pero no lo sufiente en la muñecas y los tobillos para que pudiera romper la cinta por si misma. Después seguí con Nyoko haciendo los mismo.
Si solo puedo distraerlo un momento y llegar hasta mi bolsa para agarrar la pistola que me regaló Mikey hace años tendremos una oportunidad.
-¿Disfrutaste tenerla mientras yo lloraba por ella?
-¿Hace cuanto crees que te engañó?
-No te hagas la idiota, fue hace cuatro meses- seguramente le gusta escucharse hablar, ni si quiera es tan bonita.
-Llevo nueve casada y nunca los engañaría- al menos no con Rei - ¿Por qué mejor no te buscas un psicólogo?
-Matarte es más barato- ella tiene un punto.
Deslicé mi mano lentamente al jarrón que había a mi al lado, cuidando que no se viera tan evidente mis movimientos.
- Akira déjala en paz y matame a mi... Naoko dice la verdad ella no me ama.
-Miente, si la amo porque es mi amiga...
-¡Naoko cállate!- Nyoko estaba desesperada pero al menos seguía viéndose cuerda - vas a empeorar la situación.
-Te voy a contar un secreto Akira, ella perdió su virginidad conmigo.
La loca parecía que ardía en celos y fue ahí cuando le di con el jarrón en la cabeza.
Se tambaleó y cayó al suelo, yo pateé la pistola mandándola debajo del sofá grande, suerte levantadolo es madera fina. Quise correr a mi bolso pero me agarró del tobillo y caí de bruses al suelo, golpeándome la mandíbula, porque cubrí a mi bebé con las manos para que la parte donde él está creciendo no se golpeara.
Le tiré una patada a la cara y me arrastré pero la maldita toda vía seguía aferrándose a mi pierna izquierda.
-¡Déja a mi hermana, perra!- Nyoko se había logrado zafar de las manos y jalaba a la loca de la ropa. Rei también se liberó y ayudó a mi hermana.
Me levanté del suelo y fui a mi bolso, saqué la pistola y le di con la única bala que tenía, me alegra que fuera para ella y no para Mikey.
Había sangre por la alfombra y pedazos de su cabeza, mejor ella que yo.
-¿Están bien?- mejor que la muerta si.
Ambas asintieron y me agaché con ellas para abrazarlas e inmediatamente empezaron las lagrimas y mis rabietas habituales desde que estoy gestando.
-Se suponía que esto iba a ser una comida linda porque tenía algo muy importante que decirles, pero eso ya no va a ser posible porque nos tenemos que deshacer de un cuerpo y sigo teniendo hambre, además que ellos se van a volver locos cuando me vean- me cubrí la cara con la manos, soy tan patetica por llorar en el momento más inoportuno.
-Nao cálmate, si lo que quieres es divorciarte yo te voy a apoyar- Nyoko me acarició el hombro y lloré más porque pensara que no puedo mantener mi matrimonio -¿Por qué lloras? No es tan grave, ya tienes experiencia.
-No me voy a divorciar, estoy embarazada... voy a tener a su bebé- me limpié los mocos con la manga de mi suéter e inhalé cómo me enseñaron en mis clases de maternidad -Quería pedirles que fueran sus madrinas, no que ayudaran a su mamá a esconder un cadaver.
Podría hacerlo sola, pero un muerto pesa el doble y no puedo darme el lujo de arrastrala sin sufrir algún tipo de lesión, pero tampoco quiero involucrarlas porque sino soy lo suficientemente buena nos podrán descubrir y las tres iríamos a prisión.
-Nao por su puesto que quiero ser la madrina de mi sobrino- Nyoko me abrazó cómo yo lo hacía con ella cuando lloraba cada cumpleaños que no llegaba nuestra madre a verla cómo se lo había prometido el día en que nos dejó -Vas a ser la mejor mamá.
-Es un honor para mi Naoko, voy a asegurarme que tus esposos no echen a perder a tu hijo.
-Gracias chicas... por cierto Rei tienes pesimos gustos en mujeres- y yo estoy incluida.
Recobré la compostura e intenté hacer un plan para sacar ese saco sin vida intentando no llamar la atención, pero cada plan era peor que el anterior -Ustedes váyanse, yo me encargaré sola- puedo descuartizarla y sacarla a pedazos.
-Naoko ¿Por qué no les pides ayuda a tus esposos?- Reiko se miraba dudosa pero al ver que yo le ponía toda mi atención continuo - Son una mafia y por lo poco que sé en el tiempo que he trabajado con ellos, tienen gente que se encarga de limpiar esto.
Rindou tiene razón, las hormonas me están derritiendo el cerebro. ¿Por qué no se me ocurrió antes?
Me volví a parar y saqué mi celular, esperé a que encendiera y le piqué a la última llamada perdida que tenía, tuve que esperar a que sonara una vez y volví a respirar cuando escuché su voz.
-Kaku, amor ¿podrías venir por mi?
-¿Estas bien, linda?
-Si, si si si- no quiero preocuparlos porque si le digo lo que pasó va a venir con todo Bonten y lo último que necesitamos es llamar la atención -solo que me mareé un poco y no quiero conducir así.
Lo que más me gusta de Kakucho es que no tengo que darle demasiadas explicaciones, si hubiera sido cualquier otro ya me habrían interrogado hasta saberlo todo.
-No tardo. Te amo.
-También te amo.
Lo único que hicimos nosotras fue limpiar el cadáver y ponerle una toalla en la cabeza para que dejará de sangrar en el piso y envolverla en mi tapete favorito.
Me tranquilicé un poco que el corte en mi barbilla fuera pequeño, porque de lo contrarío se armaría un escandalo y eso que yo ya me había deshecho de la culpable, es especial por Hanma que parece que él es el inestable por el embarazo.
De igual forma no sería la primera, pero espero que si la última vez que me ayuden a encubrir un asesinato del ex loco de las mujeres que si me importan en mi vida.