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Pasaron las semanas y al día siguiente ya era la Tercera Prueba del Torneo de los Tres Magos, por lo que había vuelto el nerviosismo al castillo.
Cuando Isabella salió de su habitación se encontró con Pansy.
— ¡Hola, Isabella! —la saludó Pansy.
— Hola, Pansy —le dijo Isabella.
— ¿Todo bien? —le pregunta Pansy.
Isabella no había dormido bien la noche anterior, por alguna razón no había tenido sueño y sentía una extraña sensación de querer leer libros.
— Sí, solamente no dormí bien —dijo Isabella.
— Ya te acostumbraste a dormir con Draco. ¿Por qué no duerme contigo todas las noches? —le pregunta Pansy.
— Bueno, porque podrían descubrirlo —repuso Isabella.
— Llevan todos los meses así, no creo que nadie lo descubra —le dice Pansy.
Isabella sonríe nerviosa ante las palabras de Pansy, ya que ella era la única que sabía que Isabella dormía con Draco casi todas las noches.
— ¿Ahora si me contarás sobre la situación con tu padre? —le pregunta Isabella cambiando de tema.
— Es que es complicado —dijo Pansy.
— Sabes que puedes confiar en mi —le dijo Isabella.
— Está bien. Pero vamos a tu habitación para que nadie más escuche—accedió Pansy.
Entonces ambas entraron a la habitación de Isabella. Pansy fue a sentarse en el sofá e Isabella se sentó junto a ella.
— Mis padres no tienen el mejor matrimonio, son demasiado diferentes y solamente se casaron para mantener la pureza de sangre en ambas familias —cuenta Pansy.
— Matrimonios para mantener la pureza de sangre, típico en todas las familias sangre pura y con más razón si tu apellido es parte de los sagrados veintiocho —menciona Isabella.
— Exacto. Mi madre, la amo pero quiere que sea la hija perfecta. Comportarme como una dama y ser un ejemplo para las chicas de mi edad, sus palabras no las mías. La entiendo porque ella también fue educada así pero a mi no me gusta la mayoría de las cosas que se refieren a comportarse como una dama —contaba Pansy.
— Tú debes ser quien quieras ser y tu madre lo entenderá porque te ama, ella ya vivió su vida —le dice Isabella.
— ¡Eso es tan cierto! Mi padre es un tema más complicado aún —dice Pansy mirando un punto fijo en la habitación.
— ¿Por qué? —le pregunta Isabella.
— Porque tiene toda mi vida planeada, que me case y tenga hijos con cualquier mago sangre pura de buena familia, sé que incluso ha buscado candidatos —cuenta Pansy.
— ¿Ninguno de tus padres sabe que tienes novia? —le pregunta Isabella.
— No, he tratado de decírselo a mi madre pero no lo hice ya que no sé como lo tomaría y la verdad no sé si alguna vez pueda decírselo a mi padre —confiesa Pansy.
— Ellos te aman, tienen que comprenderlo —le dice Isabella.
— Astoria tiene mejor suerte con sus padres, ya se los dijo y lo tomaron muy bien, quieren conocerme pero aún no he podido ir —sonrió Pansy.
— Seguro te amarán —dijo Isabella.
— Es lo que espero —dijo Pansy.
— ¿Y sabe Astoria lo de tus padres? —pregunta Isabella.
— Solo sabe que aún no les dije nada pero no sabe que mi padre tiene mi vida planeada —repuso Pansy.
— Verás que lo tomarán bien, son tus padres y te aman. Diles cuando estés lista, Pansy —le dice Isabella.
— El problema es que yo ya estoy lista, lo que no sé es si ellos están listos para saberlo —confiesa Pansy.
...
Cuando terminó la clase de Historia de la Magia, la única clase del día y donde dieron un examen muy aburrido. Tanto que al finalizar, Isabella había terminado dormida en el hombro de Draco, mientras él estaba sonriente disfrutando del tierno momento.
Entonces fuera del salón, Draco tomaba la mano de Isabella y empezaron a caminar juntos.
— Si alguno de los dos fuera malo en alguna clase nuestra telepatía sería de gran ayuda —dice Draco.
— Afortunadamente los dos somos excelentes en todas las asignaturas —le dijo Isabella.
Draco sonreía, mientras siguieron caminando por los pasillos tomados de la mano.
— Mañana es la tercera prueba, ¿quién creés que gane? —pregunta Draco.
— Me gustaría que gane Harry o Cedric —repuso Isabella.
— A mi me gustaría que gane Viktor porque es amigo mio —le dijo Draco.
— Ahora Harry también es amigo tuyo —le dijo Isabella.
— Bueno, cierto. Así que mañana tal vez también apoye a Potter —dijo Draco.
— Cedric y Harry están de primeros por lo que tal vez ganen ellos —dijo Isabella
— Deben estar felices —dice Draco.
— Se lo merecen —sonrió Isabella.
— Claro, aún recuerdo cuando pensaba que te enamorarías de Potter o Diggory —mencionó Draco.
— Bueno, Harry y Cedric son tan guapos —bromeó Isabella.
Draco se detuvo en seco sintiéndose muy ofendido, ya que aunque sabía que Isabella lo decía en broma, no era agradable para él escuchar a su novia decir eso.
— Pero siempre has sido solo tú, Draco —le sonreía Isabella.
— ¿Solo yo?
— Solo tú, amor.
Draco se acercó más a ella y la tomó por la cintura, para luego besarla. Sus besos eran muy dulces y Draco quería besar sus labios a cada momento.
— ¡Draco! Nos van ver —reía Isabella.
— ¿Y qué? —se quejó Draco.
— Si nos ve un profesor va a regañarnos —le dijo Isabella.
— Bueno, pero está noche no habrá profesores cerca —sonrió Draco.
— ¿Está noche? —pregunta Isabella.
— Mira, allá está Hermione. Ve con ella. Te espero está noche en la Torre de Astronomía, preciosa —dice Draco.
Dicho eso, Draco le da un beso rápido en los labios para luego alejarse. Lo que dejó a Isabella con una sonrisa y ni se dio cuenta que Hermione se acercaba a ella.
Hermione reía al ver que su mejor amiga aún no se daba cuenta de su presencia por estar pensado en su novio.
— ¡Isa! Definitivamente contigo no es estar en la luna, contigo es estar en la constelación Draco —le dijo Hermione.
— ¡Hola, Her! —la saluda Isabella.
— ¿Qué te dijo Draco que te dejó con una sonrisa? —le pregunta Hermione.
— Tendremos una cita en la Torre de Astronomía —sonreía Isabella.
— Bueno, ese es un lugar especial para ustedes —comenta Hermione.
— Definitivamente —dice Isabella.
Juntas empezaron a caminar por el castillo, mientras conversaban.
— ¿Aún no han descubierto quien le roba a tu padre? —pregunta Hermione.
— Aún no y me preocupa, no debe ser para nada bueno —repuso Isabella.
— Espero que se descubra todo pronto —dijo Hermione.
— Yo también —coincidió Isabella.
— Mañana ya es la última prueba del Torneo —menciona Hermione.
— ¿Harry está listo? —pregunta Isabella.
— Sí, creo que lo está —dice Hermione.
En ese momento ambas vieron que Cedric estaba cerca junto a sus amigos, Isabella sentía una punzada más fuerte en su pecho, por lo que llevó su mano hasta ahí y Hermione notó una expresión de preocupación en su rostro.
— ¿Estás bien, Isa? —le pregunta Hermione.
— Yo... no sé que pasa —dice Isabella.
— ¿Por qué? —pregunta Hermione.
— Desde la primera vez que vi a Cedric siento un mal presentimiento, como si algo malo fuera a pasar pero no sé que es y me preocupa —le explica Isabella.
— ¿Creés que sea porque corre peligro en el Torneo? —le pregunta Hermione.
— No lo sé pero tampoco me atrevo a pedirle que no participe —dice Isabella.
— ¿Por qué? —pregunta Hermione.
— Porque no va a creerme. Y además me contó que si gana, con el dinero le va a comprar un anillo de compromiso a Cho —cuenta Isabella.
— Wow eso es muy lindo, quiere casarse con ella —dice Hermione.
— Es por eso que no puedo impedírselo —dijo Isabella.
— Tan sólo falta una prueba y el Torneo finalizará, le ha ido bastante bien en las demás. Nada malo podría pasarle, Isa —le dijo Hermione.
...
Cuando llegó la noche Isabella fue a la Torre de Astronomía donde la esperaba Draco. Al llegar se besaron, luego Draco le acariciaba suavemente el rostro a Isabella y se perdió en el verde de sus ojos unos segundos.
Draco la abrazó para que juntos vean al brillante cielo nocturno llenó de estrellas. Estuvieron en silencio hasta que Draco habló:
— Cuando jugabamos de niños... ¿Te imaginabas que nos convertiríamos en novios?
— Éramos niños, no conocíamos ni la palabra «novios» —le dice Isabella.
— Pero aún así nos enamoramos —le dice Draco.
— Y tardamos mucho en darnos cuenta —dice Isabella.
— No quería perderte —confiesa Draco.
— Eso nunca pasará —le dice Isabella.
— No soportaba verte con Corner y menos con Diggory —le dice Draco.
— ¡Eres un celoso! —le sonríe Isabella.
— Si tengo celos es porque sé que cualquiera que te vea sonreír podría enamorarse de tí —le dice Draco, besándole el cuello lentamente.
— Pero yo solamente estoy enamorada de ti y sé que aunque pasen los años siempre será así —le dijo Isabella.
Draco sonríe abrazándola más fuerte.
— Te amo. Realmente te amo y no hay nadie más con quien preferiría estar que tú —le dijo Draco.
— Yo te amo más, Draco.
— No, yo más.
— Yo mucho más.
— Ni te atrevas a competir conmigo, preciosa —sonreía Draco.
—Está bien, mi hermoso rey de Slytherin —le dijo Isabella.
— Desde que llegaste me siento más feliz de estar en Hogwarts, tu presencia es todo para mi —le dijo Draco.
A Isabella le alegraba eso, que Draco esté más feliz y saber que su presencia lo hacía feliz era motivo suficiente para ella también estar feliz.
— Deseaba tanto venir a Hogwarts para estar contigo y mi padre, así debió haber sido siempre —dijo Isabella.
— Desde entonces han pasado tantas cosas que no hubiera imaginado nunca. Como ser amigo de Hermione, Potter y los Weasley. Alejarme completamente de los tontos de Crabbe y Goyle que ahora no saben que hacer sin mi.
Isabella solo se quedó en silencio escuchando a su hermoso novio hablar.
— Solo tú me haces querer ser una mejor persona —le dice Draco.
— Tú siempre fuiste para mi una mejor persona —le dice ella.
— Prómete que siempre estarás conmigo —le pide Draco.
La mirada de Draco reflejaba un gran anhelo en sus ojos, sabía que si algún día ella se alejara de él, se sentiría desesperadamente solo y no soportaría su ausencia. Creció junto a ella y siempre quería tenerla junto a él.
— Prometo que siempre estaré contigo —le dice Isabella.
Ambos se unieron en un profundo beso, bajo las estrellas. Con las manos de Draco en su cintura sosteniéndola delicadamente y la manos de ella acariciando detrás del cuello de Draco.