La niña se encontraba en un rincón mirando a la nada, no hace mucho su padre la golpeó por haberle contestado enfrente de unos de sus socios, la golpeó a tal punto de que perdió la conciencia y despertara en el frio suelo y eso fue hace dos días, no comió ni tomo agua su estómago le pedía a gritos algo que la alimentara, pero ella se quedó ahí inmóvil sin siquiera mover un mínimo músculo, el miedo era cien veces más a que soportar el frio de la noche, y eso tenía nombre, Vladimir Stone su más grande pesadilla, ella sabía que tarde o temprano entraría por esa puerta con su semblante serio haciendo que se para de inmediato bajando la cabeza sin mirarlo aguantando hasta su propia respiración y si eso es lo que estaba pasando Vladimir estaba enfrente de ella con un larga y fina rama, no se atrevía ni a moverse, había llegado su castigo
Los minutos pasan y aún seguían parados, el hombre la examinaba de arriba a abajo su mal aspecto resaltaba, su cabello sucio al igual que sus prendas, un moretón en su mejilla ahora ya hacia verde y no rojo como hace unos días
Dio unos cuantos pasos y se detuvo enfrente de la pequeña que se mantenía en silencio
—Aprendiste a no interferir en mis asuntos- Dijo mientras que con la rama elevo el pie izquierdo de la niña y estampó en la piel haciendo notar una marca roja
—Si- Logro articular sin tartamudear, aguantando las lágrimas, sintió otro golpe en su piecito
—Volveras a hacerlo- Ahora golpeó el pie derecho esta vez con mas fuerza haciendo sangrar a los segundos
—No señor- Su voz salió baja pero no tartamudeo, nunca lo haría
—Muy bien, ahora ve a darte un baño- Ordeno
Asintió y empezó a caminar hacia el baño con la atenta mirada del hombre, cada paso que daba era doloroso, el suelo era pintada por sus huellas
Entro al baño cerrando la puerta se afirmo a la pared unos minutos, regulando su respiración, sus pies dolían pero tenía que aguantarse, ella fue quien se metió a la oficina de su padre sin su permiso y ahora aguantaría las consecuencias
Se baño y limpio como pudo sus heridas, una vez cambiada, vendados los pies se puso con sumo cuidado sus zapatos que combinaba con uno vestido de flores rosados
La ocacion hoy vendría la señorita Florence esposa de Vladimir Stone y madre de Estela
Florence era lo contrario de Vladimir, siempre atenta cariñosa y sobreprotectora con Estela, en cambio Stone era un monstruo buscando cualquier excusa para poder golpearla y hacerle la vida un infierno
Bajo con pasos lentos y doloroso hacia la sala principal en donde en la punta de la mesa se encontraba Vladimir con un periódico en sus manos sin dirigirle la atención
Sabia que su madre no bajaba aún, pero las reglas de esa casa era que cuando el se sentaba en la mesa, ella tenía que estar ahí, aún así si no tenía hambre, tenía que estar acompañando a su padre sin protestar, iba a acercarse a su padre cuando unos pasos se hicieron presente, era la señorita Florence lo sabia por los tacos de puntas, ella era la única que lo usaba en esa casa
No paso mucho cuando una mujer de cabello rubio ojos azules, tes blanca apareciera en la entrada acercándose a ella, usaba un vestido rojo ajustado a su cuerpo, tenía pendientes que colgaban de sus orejas, estaba maquillada pero no mucho, su largas uñas postizas resaltaban sin duda, unos cuantas cadenas caras alrededor de su cuello, una mujer con un encantador carácter atada a una bestia como su esposo
—Pequeña- Su sonrisa también era única, se arrodilló a su altura aunque a Estela temió que su vestuario se arrugara, pero a la mujer al parecer no le importó, por un momento se sintió protegida en los brazos de la señorita Florence- Como has estado, no sabe cuánto te extrañe, te trajo un regalo- Saco un collar con un dije de luna, iba a hablar pero vio el moretón en la mejilla de su pequeña y frunció su ceño- Pequeña que te paso, quien te golpeo- Toco con cuidado el verde en su mejilla, gimio en silencio aún con los días le seguía doliendo
—Me caí en mi habitación- Miro hacia el suelo mintiendo
—Segura, no fue tu padre- Preguntó preocupada y enojada a la vez
—No, no tuvo nada que ver- Volvió a negar
—Bien vamos a cenar- Dijo y la levanto entre sus brazos dándole un beso en su otra mejilla Estela se sorprendió por la acción de la mujer
Llegaron hacia la mesa en donde el padre y esposo las miraba serio, trago duro no debió dejarse cargar, eso era una de las cosas que tenía prohibido, no acercase mucho a su madre, la mujer la sentó en unos de las sillas y fue a saludar con un besos en los labios al hombre malhumorado
La cena transcurrió normal, Estela trato de olvidarse del dolor y comia lo que podía
Los adultos hablaban cosas que no entendía, cuando termino de comer y estuvo llena esperó la orden de que podía retirarse y así fue, Vladimir la echó básicamente, cosa que molestó a la mujer reclamandole que no le corra como un animal Estela no dijo nada e intentó caminar sin gemir o hacer algo para que su padre no la golpeara o que su madre no descubriera sus heridas, pero el destino siempre le jugaba en contra haciendo que cayera y se raspara la rodilla
La mujer se levanto rápidamente y alzo a la niña y la sentó en una de las tantas sillas inspeccionando el raspón, pero eso no fue lo único que notó la punta de un vendaje sangrado le llamo mucho la atención, quiso sacarle el zapato pero la niña se lo impidió negando mirándo a Stone con miedo, le dio un abrazo para que se calmara, diciéndole "Todo estará bien"
Estela sabía que nada iba a estar bien, no viviendo en esa casa con ese hombre
Florence le quitó los zapatos y luego las vendas ensangrentadas, se llevó ambas manos a su boca, mirando las cicatrices aún vivas de la niñas, sus ojos se cristalizaron, dolor, ira y muchos sentimientos renacieron en su interior ahora se arrepentía de haberse ido
—Eres un malnacido- Gritó levantandose furiosa- Como pudiste hacerlo, es solo una niña
Vladimir que vio todo solo se quedó en su lugar sin moverse
—Estas loco Vladimir- Siguio con sus gritos
Estela no hizo nada ni quiso hacer, no tenía permitido hablar enfrente de ellos solo cuando le permitían
—No me quiero ni imaginar lo que le hacias, aparte de esto, eres un animal- Levantado a Estela entre sus brazos y miro su esposo- Me la llevaré al hospital, no puede estar en esta condición
Dispuesta a irse, la voz profunda y aterradora que le parecía a la pequeña detuvo el andar de su madre
—Baja a Estela y siente ahora mismo
—No lo haré- Dijo firme
El hombre se levantó con fuertes pisadas se acerco a su mujer e hija
—Te di una orden- La tomo del brazos con fuerza
—Y yo te dije lo que haré- No bajo la cabeza en sumisión en cambio Estela si, ella le tenía miedo
—No me hagas golpearte a ti y a la mocosa- Dijo superior
—No te dejaré ponerle un dedo más a mi hija- Su voz salió aún firme
Estela sabía lo que venía, no quería que la señorita Florence fuera golpeada por ella
—Mami mejor hay que hacerle caso a papá- Dijo muy bajo apenas la mujer la escucho
—No me la llevaré, pero llama a un doctor- Dijo dándose la vuelta y subiendo las escaleras
En la habitación de la pequeña, Florence la puso en su regazo mientras sollozaba y se lamentaba Estela no dijo nada, en cambio sólo se imaginaba lo que podría hacer Vladimir cuando la mujer no esté
—No llores, por favor- Pidió secando las lágrimas de su madre
—No puedo evitarlo pequeña, como es que sigues así, acaso no te duele, por que no lloras- Agarro las mejillas de la niña
—Por que el dolor es una debilidad- Susurró acordándose de las palabras de Stone
—Mi pequeña, que te hizo ese animal- La abrazo rompiendo en llanto- Es mi culpa, jamás debí dejarte sola, jamás debí confiar en Vladímir
Estuvieron un rato abrazada hasta que la puerta fue abierta y por ella ingresaron Vladimir y un hombre con bata blanca y un maletín
—Cariño deja que el doctor revise a Estela- Hablo sin quitar la mirada de su esposa
—Me quedare con ella- Dijo aún abrazando a su hija
—Necesito hablar un momento contigo- Su voz ahora salió molesta
—No me moveremos de aquí- Afirmó también molesta
—No me hagas ir hacia ti Florence-Ya muy enojado camino hacia la mujer
—Mamá deberías hacer caso a papá- Susurró en el oído de la rubia- No quiero que el te pegue por mi culpa
La mujer sólo suspiró, se levantó dejando a la niña en su cama, y miro a su esposo, camino haci el y los dos salieron de la habitación de Estela, dejándola con el médico
Este se dispuso a revisar las heridas de la niña, ella por su parte se mantenía quieta viendo todos los movimientos que el hombre de bata hacía
Una vez terminada de vendar sus heridas, saco de su maleta un chupetin y se lo dio, no muy segura lo agarro agradeciéndole con un asentamiento de cabeza
Lo segundo que paso cuando Estela se distrajo fue un pinchadura en su brazo asiendo que su cuerpo se sienta pesado y sus párpados, cerro los ojos viendo al hombre con una inyección en mano y mirándola