NOSOTROS (II)

By SVramos05

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+18 Segundo libro de una saga. Disponibles en Wattpad. *Primeriza escribiendo por ende pueden haber errores d... More

PREFACIO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
CAPÍTULO 42
CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 45
PROLOGO

CAPÍTULO 44

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By SVramos05

••••••••

Narrador: Omnisciente

Agosto 10, Washington Estados Unidos.

29 días desde la conversación entre Samuel y Victoria en la oficina. Casi un mes, largo y a la misma vez cargando de miles de emociones. Victoria lleva todo estos días pensando en que es lo que su mayor dolor de cabeza está tramando. Ha pasado las últimas semanas pensando en lo que vivió con Aurelio, el rescate, y el que no han sabido de él.

El miedo corre por las venas de Victoria como la sangre que bombea su corazón.

Samuel por la otra parte carece de paciencia y el que sus mayores enemigos sigan fuera haciendo y deshaciendo solo hace que su rabia por ellos crezca cada vez más. Todo lo que siente por la teniente Marchetti es demasiado fuerte y al mismo tiempo lo hace débil hacia ella. Todo lo que su boca pida el está dispuesto a dárselo incluso asesinar a sus mayores verdugos.

El gran día está a solo pocas horas, y el que Victoria por fin se convierta en su mujer y una su vida a la suya por siempre es algo que le sube el ego al séptimo cielo. Porque solo el sabe el demonio que está metiendo a su infierno. Sus encantos han arrasado con todo rastro de cordura en el cerebro de Samuel y eso hace que él sea capaz de hacer cualquier cosa por ella.

— Hermano te daré la mejor despedida de soltero de toda tu vida. —ríe Nick.

— No te pases. —Samuel se molesta.

Aveces siente que sus amigos son demasiado inmaduros.

— Vamos, tenemos que ganarle a las chicas. Estaba buscando un chicle en la cartera de Ivanna y vi una factura de un show de strippers. —dice Santiago negando con la cabeza logrando que la cabeza del ministro se comience a calentar.

— Era obvio que las chicas buscarían strippers. No podemos subestimarlas, ha viste lo que paso en la despedida de Vanessa. —ríe Sebastián.

Sebastián es un soltero empedernido. Nunca se ha enamorado y su único amor será hacia el mismo. Según él es demasiado hermoso para entregarse a alguien. En pocas palabras Sebastián Hoffmann es un caso perdido.

Nl es cuestión de amor, es cuestión de ser libre.

— No, el problema no erradica en el que lleven strippers el problema es cuantos. —dice Santiago negando con la cabeza.

— Son unas mentirosas, Vanessa me dijo que solo irían a tomar unas copas a un bar y luego se irían a casa. —dice Nick negando con la cabeza.

— Bueno, ¿Les pagan para cotorrear o para trabajar? —pregunta Samuel molesto.

Él no ve la hora en casarse.

Todos los chicos niegan con la cabeza. Los chicos salen de su oficina negando con la cabeza, todos se preguntan porque siguen siendo amigos si aveces puede ser el ser más indeseable del mundo.

Los chicos están en el comando sin embargo las chicas decidieron organizar un día maravilloso para Victoria. Desde la mañana hasta la madrugada. Todo comenzó con una pedicura y manicura.

— Ósea estamos a ley de horas, ¿Segura que si te quieres casar? —pregunta Nicole levantando el pepino de su ojo derecho para mirar a su amiga.

— ¿Estas segura? —pregunta Ivanna.

— Aún tienes tiempo para quedarte en el lado de la puteria. —bromea Nicole y Victoria rodea los ojos.

— Chicas, claro que lo estoy. —ríe ella.

— Aún me sorprende el que la que decía que no se iba a casar de nosotras haya conseguido el mejor partido. —ríe Marina.

Victoria rodea los ojos. Ella sabe muy bien el porqué se casará además del amor.

— Me encantaría ir a la luna de miel a verte en acción, digo es que practicamos todo este mes la coreografía que harás en el tubo para tu marido. —codea Vanessa.

— Amigas, por ti me convierto en lesbiana. —ríe Marina.

— Chicas se pasan... —ríe Victoria.

Las chicas pasan cuatro horas en el spa dándose masajes, tomando champaña y hablando sobre lo bueno que estará todo esta noche y mañana.

— Señor necesitamos las mejores bailarinas de pol dance que tenga. —exige Santiago, si sus esposas van a divertirse ellos también.

— Necesitamos que este bar sea solo para nosotros. —dice Hugo— Necesitamos los mejores tragos y la mejor música.

— Aquí está el dinero. —Sebastian le pasa un fajo de billetes al dueño quien los toma rápido.

No solo las mujeres quieren que su amiga tenga una buena despedida de soltera si no también los chicos. Aunque Samuel sea el ser más arrogante ellos de alguna forma lo aprecian y bueno que clase de amigos serian si no hicieran la ultima noche de soltero de su amigo inolvidable. 

— Las mujeres, recuerde las mejores. —dice Sebastián con las manos en la cintura.

El dueño asiente y los chicos salen del lugar. Por otro lado el ministro está inquieto porque la rigidez de su miembro no baja. Claro como si no tuvieran suficientes problemas ya.

— Chicas nos vemos esta tarde, tengo que ver al abogado. —dice Victoria.

Claro, dejando todo para ultima hora. Los novios estaban muy ocupados pecando juntos.

Samuel se sirve un vaso de whisky mientras el abogado de Samuel prepara el papeleo en el despacho del penthouse.

Los ojos de Samuel caen sobre la mujer que entra a la oficina de sus abogados pocos minutos después, lleva un vestido que se le ciñe al cuerpo y el cabello negro cae a los lados rizado natural de su rostro.

Victoria le sonríe al abogado quien se ha quedado anonadado admirando la belleza de la mujer de ojos grises, ella extiende la mano y él se la aprieta devolviéndole el saludo. El abogado deja los documentos sobre la mesa y comienza a explicarle a Victoria lo que tiene que firmar a ella y a su abogada. Se firman varios documentos de propiedad y demás.

— Este es el último. —dice el abogado poniéndolo sobre la mesa.

Victoria toma el papel en sus manos y lo lee por encima. Levanta la mirada hacia Samuel quien a levanta la mirada hacia Victoria también esperando que Victoria firme.

—  Son los documentos que debes firmar antes de quedar embarazada, el hijo del ministro debe quedar bajo los  cuidados de la familia Hoffmann  en caso de que a él le pase algo. —explica el abogado de Samuel.

Levanta la ceja.

— ¿A que se refieren con <<bajo los cuidados>>? —pregunta Victoria de forma cínica.

— En caso de abandono o separación el padre se quedara con ellos, si a Samuel le sucede algo entonces quedarían a cuidado del comandante Sebastián Hoffmann. —agrega el abogado.

La abogada de Victoria la mira, y la mirada que me le da dice mas que mil palabras juntas. Esta decisión es plena de Vicky.

— Mi clienta... —dice la abogada de Victoria queriendo darle más tiempo de pensar.

— No. —dice Victoria dejando el papel sobre el escritorio.

El abogado se queda mirando a Samuel como si estuviera viendo a una aberración del demonio.

— ¿Dijo que no? —pregunta el abogado con cara de fascinación más que de decepción.

— ¿No? —gruñe Samuel y Victoria lo mira firme.

— No. —dice ella— No voy a firmar nada.

La tensión entre ambos se palpa en el aire.

—Victoria, es algo que tienes que aceptar para casarte. —dice el abogado con ese tono envolvente que usan para atraer lo que quieren. Pero con Vicky no funciona.— Me caes bien y se que eres inteligente...

— ¿Quien dijo que yo quiero caerte bien? —dice  ella tajante.

Señores eso es un golpe a una entrepierna muy conocida por la mujer de ojos grises. Eso es lo que a Samuel le gusta, esa mujer fuerte y poderosa que detona todo a su paso como el demonio que es.

>> Entonces no hay boda. —agrega ella sin más.

— Es un papel. No estoy diciendo que vayan a divorciarse o que te vayas a ir. —dice el abogado.

— No es un simple papel, en pocas palabras me están pidiendo que de la custodia de los hijos que ni si quiera se han engendrado. —dice seria— La respuesta es no.

— Pero... —dice el abogado.

— ¿Quieres escucharlo en italiano, alemán o en ruso? —pregunta ella con ironía— No.

El abogado mira a Samuel en busca de alguna respuesta pero el solo se ha quedado con las manos metidas en los bolsillos mirando la mujer que no hace más que desafiarlo. Victoria se pone de pie llevando la mano a su anillo de compromiso y cuando comienza a deslizarlo por su dedo Samuel atrapa su muñeca clavando esos ojos azules en ella que la hace dejar la acción.

— Firma. —le ordena.

¿Que él no ha aprendido nada durante todo este tiempo?

— No. —dice firme— Es algo que será de nosotros no tuyo. —zanja.

Los abogados se quedan mirando a la pareja que se pone al tú por tú. El que ambos se impongan al otro solo los pone cachondos a ambos. ¿Para que mentir?

— Salgan. —ordena Samuel a los abogados.

Los abogados salen llevándose los papeles ya firmados, cierran la puerta dejando a la pareja de futuros esposos en el despacho. Bueno futuro incierto...

Victoria se sienta en la orilla del escritorio cruzando los brazos cuando se pone de pie, y abriendo las piernas ligeramente por inercia. Los ojos de Samuel caen en las piernas largas y atléticas ya que el sigue sentado dandole mas altura a ella.

— ¿Como vamos a resolver esto? —pregunta ella rompiendo el silencio.

— Tú, firmando el papel. —dice Samuel.

Ella ríe con ironía.

—¿Tan poca fe le tienes a esto? —dice ella empujándolo en la silla con la punta del zapato.

El pulso de Samuel se acelera con el contacto y la vista de las bragas ya que el vestido se ha subido hasta mas arriba de los muslos.

— No voy a firmar. —dice seria y pasa la punta del zapato por el pecho del hombre de ojos azules.

Pero él también sabe jugar este juego. Aprieta el tobillo de la mujer que lo tiene duro y lo retuerce ligeramente mientras que con su otra mano sube a la cara interna de los muslos de Vicky.

— Si vas a firmar. —dice serio— Es mi ultima palabra.

Ella ríe y desliza las manos por su pecho.

— No voy a firmar y mañana hay boda. —dice seria— O ¿Te vas a cohibir de todo esto por un estúpido papel? —dice ella cuando Samuel suelta su tobillo, ella clava el zapato junto al muslo de Samuel, el sube esa mano libre a la barbilla de Victoria y ella respira fuertemente pero sin cambiar de opinión— Tú y yo sabemos que esto no se va acabar.

Él acaricia los labios vaginales por encima de las bragas y la humedad hace presencia. El gruñe besando las piernas de Victoria y mantiene el agarre en la barbilla de ella aun sentado en la silla.

— O crees que el <<Quiero que me ates a la cama, y a tu vida. Que me agarres fuerte del pelo y de la mano.>> ¿Era mentira?

Samuel recuerda las palabras que ella dijo en la cabaña y el pulso se le acelera cuando el ego sigue subiendo dentro de él. Besa a Victoria y esa es la señal de que el papel está fuera del juego. Ambos salen de el despacho y los abogados los miran expectantes a una decisión. El abogado de Samuel le extiende el papel a Victoria y ella se lo quita rompiéndolo en dos.

Los abogados se van.

Amore mio ci vediamo domani davanti al padre. —Victoria le da un casto beso en los labios y Samuel la una nalgada antes de que salga del penthouse. (Mi amor nos vemos mañana delante del padre)

Se queda mirando a la mujer que desaparece detrás de la puerta y se pregunta una y mil veces que es lo que acaba de hacer.

Las chicas van al cementerio y llevan la invitación de la boda a la tumba de su amiga. Todas se sientan alrededor como si esa lápida fuera su amiga y les gusta pensar que ese es el pedacito que queda en el mundo de Brooke.

— Está perra se casa, ¿Puedes creerlo? —pregunta Vanessa a la tumba.

Victoria se aclara la garganta.

— <<Esta perra>> está aquí. —ríe Victoria.

— Logrando es con quién se casa, después de decir que no. —ríe Vanessa.

— Oye, estas cordialmente invitada. No faltes. —dice Victoria pasando la yema de sus dedos por la lápida.

La brisa golpea levemente el rostro de las chicas y Victoria sonríe al recordar el sueño que tuvo cuando fue secuestrada.

••••••••••

Cuatro horas más tarde.

Victoria saca la cabeza por el techo panorámico con una botella de Vodka en la boca.

— ¡Me voy a casar perras! —grita borracha.

La diversión termina cuando las luces de las patrullas se hacen visibles detrás del coche.

—¡Ups! —dice Vanessa mirando hacia atrás mientras acelera sin mirar adelante.

Todas gritan cuando el coche se sube en la acera.

La policía detiene a las seis mujeres que van en el coche rebasando los límites de velocidad y bastante alcoholizadas.

—¿Si sabe a qué velocidad iba señorita? —pregunta el oficial a Vanessa.

Ella ríe debido al alcohol en sus venas.

— No señor, ¿a qué velocidad iba? — pregunta sin dejar de reírse— Y es señora, no señorita. —le enseña el anillo.

—Señora ¿está tomando mientras conduce? —pregunta el oficial.

Victoria se arrastra por las piernas de sus amigas, el tacón enterrándose en el muslo de Ivanna y su mano entre las piernas de Marina.

—¿Que haces? —pregunta Nicole cuando Victoria toca la ventana como si ella fuera la que esta afuera y no el policía.

—¿No es obvio? —grita Victoria apretando el botón para bajar la ventana cuando se da cuenta que ella es la de dentro del coche.

Nicole levanta la botella de vodka del suelo en el asiento trasero.

—¿Y usted con quien cree que esta hablando? —dice el policía empezando a discutir con la italiana a la que se le dispara la nacionalidad.— ¿Usted es militar para hablarme así?

—Pues mire que si, yo no soy un policía que no tiene mas oficio que parar coches en medio de la nada. —discute ella.

— ¿Quiere señor oficial? —pregunta Nicole riendo y poniendo la mano en la cara de Victoria.

El policía frunce el ceño tomando aquello como una burla a su autoridad y las ordena a bajar del vehículo a todas.

—Suban a la patrulla. —ordena uno de los oficiales.

Victoria frunce el ceño.

—¿Si sabe quienes somos? —pregunta.

—Si, ¿Si sabe quienes somos? —pregunta Vanessa altiva.

— No lo se y tampoco me importa. —rabea el policía.

Los policías que han ido llegando al llamado de su compañero las comienza a empujar a las patrullas de policía después de esposar a todas como viles delincuentes.

—¡Oiga! —se queja Ivanna.

— ¡No me empuje que me va a romper una uña! —se queja Nicole.

—¡Soy Victoria Marchetti una de las mejores agentes del ejército militar del ministro Hoffmann! —grita Victoria— ¡Cuando me suelten acabare sus carreras! —grita y el policía le cierra la puerta en la cara cuando la lleva a la patrulla.

— Tienen derecho a una llamada y un abogado. —dice sin más el policía que conduce.

Nicole bufa.

— No pues que considerados. —dice y eso desata la risa de todas haciendo enojar a los policías.

Las chicas rabean en las patrullas mientras son llevadas a la comisaría.

Mientras en el club los chicos disfrutan de un show de Strippers expertas en el tubo, toman mientras ven el espectáculo que se les da pero claro Samuel no disfruta tanto del espectaculo como deberia ya que el único cuerpo que quiere ver deslizándose por un tubo es el de la mujer que se convertirá en su esposa mañana y no está aquí.

Sebastian y Adrian ya están borrachos.

—Hermano te casaras y serás muy feliz. —dice Sebastian.

— Te casarás con una malcriada. —secunda Hugo— Conozco a Victoria desde hace años y ella es una mujer que le gusta ser mimada a toda costa.

Samuel ladea una sonrisa porque con el alcohol en sus venas recordó lo mucho que le gustaba <<mimar>> a Victoria. De las formas más perversas y candentes que hay.

Sebastián se sienta en las piernas de Samuel y pasa el brazo por sus hombros.

— Hermano yo sabía que dulcecito era la mujer para ti desde el primer momento. —dice Sebastián y su hermano rodea los ojos empujándolo— ¡Deberían ver la pintura que guarda en su closet! —ríe y todos miran a Samuel al escuchar la declaración.

— ¡Deja de joder! —se queja y todos ríen.

El móvil del ministro suena y él lo saca esperando que sea una llamada de la que en unas horas será su esposa pero mete el móvil en su bolsillo cuando se da cuenta de que es un número desconocido. Le da un trago a su vaso mientras ve a Adrián ligar con una de las chicas del bar.

Santiago se tapa un odio llevándose el teléfono a la oreja y mantiene el ceño fruncido.

— ¿En qué comisaría? —pregunta exasperado— Bien, ya vamos. —dice colgando.

Santiago se convence cada vez más de que no debe dejar a Ivanna juntarse con sus amigos si no andan todos juntos porque siempre, siempre pasa algo.

Santiago se gira aun negando con la cabeza hacia el ministro. Le cuenta la situación y él tiene la misma reacción, niega con la cabeza y se pone de pie para ir a buscar a Victoria a la comisaría.

Arrastra a Sebastián fuera del bar, Adrian y Santiago hacen lo mismo con Hugo. Se suben a los coches y el ministro conduce por las calles de Washington pensando en el pleito que le va a echar a los policías que se atrevieron a llevarse a Victoria.

Victoria recuesta la cabeza contra la pared cerrando los ojos por la luz que le da dolor de cabeza sobre la celda. Las chicas hacen lo mismo, unas están recostadas contra las rejas de metal y las otras en la pared junto a Victoria mientras las demás mujeres con ellas en la celda las miran con mala cara.

— Victoria Marchetti, Ivana Langford de D'angelo, Marina Berrycloth de Brown, Vanessa Johnson... —dice un oficial diciendo todos sus nombres y las chicas se ponen de pie.

— Somos nosotras. —dicen al unísono.

Las sacan y les ponen las esposas.

— Todas parte del cuerpo militar de Washington. —dice uno de los policías mientras las llevan a otra celda.

Victoria rodea los ojos.

— ¿Si sabe que puedo romperlas si me da la gana? —dice sacudiendo las esposas.

Uno de los policías que las detuvieron se ríe y la pega de la pared poniéndole otro juego de esposas.

—¡Oiga! —dice Ivanna.

—¡Está abusando de su autoridad! —se queja Marina.

Empujan a Victoria en la celda con sus amigas y esta solo la tiene a ellas. Algo bueno tuvo que venir de saber que las chicas son militares.

— ¡Deje que mi prometido llegue! —ladra Victoria— ¡Ya verá!

El policía se ríe cerrando la celda haciendo enojar más a Victoria a la cual ya se le han pasado los efectos del alcohol por la rabia.

— A mi me importa una mierda quien es tu prometido muñequita. —dice el policía riendo.

Las chicas se quedan recostadas contra la pared mientras esperan a alguien que las saque de allí. Ivanna dijo que Santiago contesto. Victoria llamó a Samuel pero él no contestó, eso también la hizo enojar.

Mientras tanto Santiago batalla con mantener a Sebastián en su asiento y no hacer que tengan un accidente en el coche.

— ¡Ya! —dice Hugo haciéndole una llave a Sebastian.

Él se retuerce bajo el agarre de Hugo quien va exasperado por sus estupideces.

— Eso duele. —se queja Sebastián riendo y Hugo aprieta el agarre— Oye... es enserio. —dice con un hilo de voz.

— ¿Que estaban haciendo para que se las llevaran presas? —pregunta Nick.

Samuel niega con la cabeza.

— Hasta yo quiero saber qué carajo estaban haciendo para llevárselas. —se queja.

El policía que le puso las esposas a las chicas y las llevó allí entra en la celda.

— Desnudence, tengo que revisarlas. —dice y las chicas fruncen el ceño.

—¿Disculpe? —pregunta Vanessa.

— ¿Que le disculpo? —pregunta serio y ella rodea los ojos.

— Esto... usted no puede hacer esto. —dice Ivanna quejándose.

Victoria se pone de pie y tiene las muñecas rojizas por el agarre de las esposas.

— Oiga, se está pasando. —dice.

—Cállense. —dice.

— ¡Sus superiores escucharán sobre esto! —grita Vanessa.

— Tenemos que asegurarnos de que no traigan nada. —dice el policía— Encontramos armas entre sus pertenencias. —dice.

Marina rodea los ojos.

— ¿Que espera encontrar globos de agua? —dice ella tajante.

— ¡Tenemos permiso de portar armas! —se exaspera Nicole.

— Cállense y comience a desnudarse, no tengo toda la noche. —dice con los brazos agarrados a su cintura.

Los chicos aparcan el coche y Nick se queda en el coche con los dos borrachos mientras Samuel, Santiago y Hugo bajan del coche a buscar a las chicas.

El ministro, el comandante y El Capitán entran en la comisaría y rápidamente son reconocidos por la policía.

Le dan los debidos datos y los dejan pasar al área de las celdas junto al superior de los policías. Los primeros que los tres hombres captan es la discusión en la celda en la que se encuentran las chicas.

— ¡Váyase pervertido! —le grita Victoria al policía.

El jefe de policía palidece al ver la situación.

El policía no se da cuenta de la presencia de los militares y su superior tirandosele arriba a Victoria y ejerciendo fuerza en las manos esposadas.

—¡Me está lastimando! —se queja la mujer de ojos grises.

—¡Oiga! —dice Nicole empujándolo.

— ¡Ya verá cuando me suelten! —le grita Victoria.

— Hugo... —susurra Marina observando su esposo.

—¿Qué está pasando aquí? —pregunta el ministro mirando al jefe de policía.

— ¡Oficial! ¿Qué es lo que está haciendo? —pregunta el jefe de la policía.

El oficial se pone de pie sacudiéndose la camisa y se le descuelga la mandíbula cuando ve a Hugo, Samuel y Santiago. Sale de la celda y vuelve a cerrarla.

— ¿Por qué están esposadas? —pregunta el ministro levantando una ceja y mirando de forma amenazante a él oficial que palidece bajo su mirada.

— Este... porque intentaron agredir a la autoridad. —dice.

Ivana se pega a los barrotes.

— ¡Eso es mentira! —se queja— ¡Son unos idiotas! —dice rabiosa.

— ¿Que esperan que no las sacan? —pregunta Santiago mirando al jefe de policía.

— saquelas oficial. —ordena.

— Pero las señoritas estaban...

— Cállese y abra la celda. —ordena el jefe.

El oficial se da por vencido y abre la celda, mientras el ministro los ve con los brazos cruzados. Suelta las esposas de todas y llega hasta Victoria.

— ¿Por qué dos esposas? —pregunta Santiago mirando las muñecas de su amiga.

— ¿Respondo yo o usted? —Victoria pregunta tajante.

El oficial se queda callado y suelta las esposas. Victoria se masajea las muñecas con el ceño fruncido.

— Según los informes las señoritas iban en la carretera más rápido de lo que es permitido. —dice el jefe de policía.

— Y ¿Por eso tenían que tratarlas como las trataron? —pregunta Hugo levantando una ceja.

— No señor, fue un grave error y el oficial Myers será castigado por ello. —dice el jefe de la policía.

— No tenían derecho a llevárselas a ningún lado, ellas rinden cuentas con el ministro del comando militar ósea yo, no con la policía. —dice el ministro.

— Nuestro error señor ministro. —dice el jefe de la policía bajando la cabeza.

Todos caminan hasta la salida haciendo el papeleo y le devuelven las cosas a las chicas que miran a los policías con mala cara.

— ¿Y el coche? —pregunta Nicole.

— Está afuera, se lo devolverán ahora. —dice el jefe de la policía.

Victoria se guarda la GLOCK y revisa que no le falta nada en la cartera. El dedo anular le pesa y se lo mira viendo que no tiene el anillo de compromiso:

— El anillo. —dice mirando al oficial.

Él bufa sacando el anillo de uno de los cajones y le da de mala gana.

— Además de abusivo y pervertido también ladrón. —sisea Victoria poniéndose el anillo.

— Este es el futuro de nuestra nación. —dice Marina con sarcasmo y todas salen de la comisaría.

El ministro sale de la comisaría detrás de Victoria. Estando a ley de horas de su boda preguntándose lo jodido que es la idea de casarse con una mujer como Victoria Marchetti. Pero igual recordando el porqué le pidió que se casara con él desde el principio. Porque nadie se la quitará.

— Bueno chicas si llegamos ahora tal vez los strippers aún nos esperan. —dice Nicole.

Ivanna se pone una mano en el estómago y vomita haciendo que todos hagan cara de asco. Samuel mira a Nicole con mala cara y no porque le caiga mal sino porque conoce a Victoria.

— Bueno... como que ya no... —dice Nicole riendo.

— Se supone que ustedes no podían verse hasta mañana. —se queja Santiago.

Samuel le da una mala cara y se sube en el vehículo con Victoria listo para llevarla a el pent-house. Ni una despedida de solteros normal pudieron tener.

Sebastián toca la ventana de Samuel y él la baja con el ceño fruncido.

— Y ¿A mi quien me lleva? —pregunta.

— No se. —dice y sube el vidrio dispuesto a salir de la comisaría.

—¡Siempre me hacen lo mismo! —dice Sebastián.

Los novios se van deja di al padrino de bodas en medio de la nada. A ellos solo les importa lo que son ellos dos. Victoria está feliz porque se casará con el hombre que más ha amado en toda su vida y Samuel el ego amenaza con explotarle las venas por cómo se siente al saber que ella le dijo que si ante toda la multitud.

Parece que lo que realmente estaban haciendo en la vida era esperándose el uno al otro.

Samuel ha demostrado que las cosas no se dicen se hacen porque al hacerlas se dicen solas. Él a demostrado demasiadas cosas juntas hacia la mujer de ojos grises.

Samuel le ha demostrado a Victoria que con palabras la ha llevado al cielo y con actos la a bañado en las llamas del infiernos, pero aquí todos sabemos que Victoria es de las que le gusta quemarse.

(...)

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