La luz de la luna alumbraba mi habitación, estaba sentado en un pequeño escritorio cerca de mi cama, a mi lado se encontraba una gran pila de libros y pergaminos, se los había pedido a mamá, eran de la biblioteca del Rey y le había prometido que los cuidaría, no quería ni pensar que me haría Balderik si se enteraba de que los había tomado, de seguro se inventaría un gran escándalo, hasta podía imaginar el tono de voz que usaría para incriminarme frente al Rey. Alejé de mi cabeza los pensamientos acerca de mi molesto hermano y me centré en los mapas y leyendas que se encontraban frente a mí.
El primer libro que abría era acerca de Nesgigthai Kingdom, el Reino de las Hadas, estaba rodeado de árboles y vegetación, su flora y fauna era abundante, era sabido que las hadas tenían una gran conexión con el bosque, en el cual habitaban libremente dragones, aunque había grandes recompensas para los cazadores que consiguiesen dar con uno.
Al lado se encontraba un pergamino en el que se desdibujaba un lugar rodeado por cerros y montañas, si mi intuición no me fallaba se trataba de un mapa de Meinmna Dinasty, había escuchado historias de los gigantes que allí habitaban, mucho más grandes que cualquier elfo que existiese, si bien ahora eran pacíficos tenía entendido que habían hecho alarde de su fuerza bruta en las guerras antiguas.
Un manual de etiqueta de Equus apareció debajo de uno de los rollos y papeles, lo abrí y en la primera página se leía Balderik escrito con tinta, en una muy cuidada caligrafía, el pretencioso nombre de mi hermano me bastó para alejar las manos de aquel libro. Equus Kingdom era el Reino de la Elite, la clase alta se presentaba a las puertas de sus casas de estudio todos los años con sus príncipes y herederos para que así aprendiesen etiqueta y buenas costumbres. El Reino estaba habitado mayoritariamente por enanos y sus gobernantes eran dos reinas.
Seguí revisando y encontré un pequeño libro de fábulas de Leuk Valley, El Reino del Norte, el cual era muy rico en cultura, no tenían un Rey y su gente creía en varios dioses, Nana solía contarme estos cuentos para dormir, recuerdo que más de uno me provocó pesadillas.
Por último, un gran mapa a detalle de nuestro Reino, Ammges Kingdom, donde se podía apreciar cada rincón, sus tres puertos que la conectaban con Equus, Meinmna y Nesgigthai, respectivamente, también se retrataba de muy buena forma el río de hielo que partía el mapa a la mitad, me fascinaba como sin importar la fecha o estación del año, este siempre permanecía congelado de principio a fin. Tenía sentimientos encontrados al pensar en mi ciudad natal, pero al verla retratada en el mapa, se sentía como algo tan lejano. Mire hacia fuera de la ventana, la posición de la luna me indicaba que era tarde y debía volver a mi cama, le eché un vistazo rápido a la pila de cosas al lado de mi escritorio, debía asegurarme de que todo estuviese en perfecto estado, luego de haberlo hecho me percaté del cansancio que cargaba, apile los libros, enrollé los pergaminos y me dirigí hacia mi cama. En aquellos miles de páginas tan bien tratadas por los escribas, se intentaba retratar todo lo que había más allá del mar, los bosques y las montañas que rodeaban Ammges, pero para mí no era suficiente, mi imaginación no bastaba para saciar mis ganas, quería salir y experimentar todo de primera mano, y con mis propios ojos, y estaba decidido a hacerlo.