PONNY Y BARKEN [COMPLETA]

By BELIANNIE

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Alfonso me empotró contra la taquilla, haciéndome daño en la espalda. Ahogué un gemido de dolor y le mantuve... More

Sinopsis
Personajes
1: La Mudanza
2: Chilton Y Sus Dos Matones
3: ¿En Dónde Me He Metido?
4: El Informe
5: Siéntate Con Nosotros
6: ¡Es Nuestra!
7: ¿Crees Que Vamos A Violarte, Pequeña Tonta?
8: ¿Te Avergüenza Llevar Nuestra Marca?
9: El Castigo
10: Chantaje
12: Si Ya Los Odiaba Antes, ¿Qué Crees Que Siento Ahora?
13. Cambio de Vida En Chilton
14: Una Cena Tensa
15: Un Rayo De Esperanza
16: ¿No tienen solo los famosos guardaespaldas?
17: ¡Noche Loca!
18: Sentimientos A Flor De Piel
19: El Primer Round
20: Por Una Vez Te Haz Salido Con La Tuya
21: La Carrera De Coches
22: El Mejor Baño De Piscina De Mi Vida
23: ¿No Quieres Que Tu Primera Vez Sea Con Nosotros?
24: Los Lunes Siempre Son Malos
25: No Dudes Que Siempre Te Amaré
26: Una Sesión De Cine Muy Tranquila Y Una Cena Estresante
27: El Dilema Del Vestido
28: Una Catastrófica Fiesta Y Una Suegra Amorosa
29: Eres Lo Primero En Nuestras Vidas
30: La Mejor Noche De Mi Vida
31: El Mejor Fin De Semana De Mi Vida
32: ¿Qué Podía Pasar Para Que Se Estropeara Todo?
33: Eres Lo Mejor Que Me Ha Pasado En La Vida, Princesa
34: ¿La Alarma Anti-incendios Puede Apagar El Fue..?
35: No Puedes Arruinar Tu Futuro Por Culpa De Ellos
36: Una Amarga Despedida
Epílogo

11: La Decisión Que Marcó Mi Vida

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By BELIANNIE

No sé cuanto rato llevaba sentada en el suelo. Me abrazaba las rodillas y me balanceaba. Habían ido demasiado lejos. Me habían amenazado con lo que más quiero, mi familia. ¿Cómo habían podido? ¿No les importaba el futuro de mi hermano? ¿O el bienestar de mi familia? Se creían dioses al pensar que tienen derecho a destrozar las vidas de las personas.

No sabía que hacer. Estaba en una encrucijada. Por un lado, si cedía a sus chantajes, mi familia estaría a salvo y verían cumplidos sus mayores sueños. Pero mi vida estaría arruinada por completo. Sabía que no había vuelta atrás con ellos. Lo habían dejado muy claro desde el principio: era de ellos para siempre.

Gimoteé y lloré. Intentaba parar para pensar con frialdad, pero era superior a mis fuerzas. Deseaba morirme en ese momento. Así mi familia no tendría que pagar mis errores. Es más, tal vez el suicidio sería la mejor solución; aunque debía reconocer que era muy cobarde. No tenía ovarios para acabar con mi vida. Además, mi abuela había sido quien me había enseñado que eso no era de valientes, si no el camino fácil.

Miré el reloj de la pared. Ya había pasado dos horas. Sentí pinchazos en las sienes y un sudor frío que recorría mi nuca con gran lentitud.

Tisha: Hija!

Pegué un brinco al escuchar la voz de mi madre. Me metí en el baño y me lavé la cara, haciendo desaparecer el rastro de las lágrimas. No tenía muy buen aspecto, pero si no aparecía los iba a preocupar más. Me aseguré de ver nuevamente el reloj y fui al salón.

Me quedé pasmada. Mirara donde mirara había bolsas de tiendas desperdigadas por todo el salón, mi padre estaba sonriente sobre el sillón y cuando me fijé en mi madre, abrí la boca de la sorpresa. Había ido a la peluquería y tenía el cabello mucho más brillante y sedoso. Lo agitaba de un lado a otro, presumiéndolo. También se había comprado unas gafas de marca y me parecía que toda la ropa que llevaba puesta era nueva. Dio una vuelta sobre sí misma.

Tisha: ¿Qué te parece? - me preguntó muy sonriente.

Forcé una sonrisa y asentí.

Anahí: Estás muy guapa, mamá. ¿Qué pasó? - miré las bolsas.- ¿Hemos ganado algo?

Mi padre se rio y me lo aclaró:

Enrique: Tu madre y yo hemos decidido hacer un viaje. ¡Mira, ya tenemos los billetes! ¿Sabes a dónde vamos?

Tisha: ¡¡A Gran Canaria!! - chilló mi madre muy dichosa. Se me acercó y me agarró de las manos feliz. - Tu padre me ha dado la sorpresa antes. Me ha recogido de la academia y me ha enseñado los billetes. ¿Se puede ser más romántico? - miró a mi padre con un brillo especial en los ojos.-.Allí fue donde nos conocimos.

Suspiró y fue junto a mi padre. Se sentó sobre el reposabrazos y se dejó abrazar por él.

Enrique: Hace unos días no nos lo habríamos podido permitir, pero ahora todo ha cambiado. Por fin las cosas nos empiezan a ir bien.

Mi madre le dio un beso en los labios y le dijo en tono meloso:

Tisha: Gracias, mi amor.

Sin despedirme, salí a la calle. Caminé durante un buen rato, sin fijarme por donde iba. Necesitaba respirar aire puro. Jamás había visto a mis padres tan felices. Era triste pensar que había hecho falta un aumento de sueldo para que fueran más cariñosos entre ellos, pero ¿que importaba? Lo importante era que desde hacía años no los veía así. ¿Cómo podía ser la causante de que todo eso terminara igual de rápido que había ocurrido?

¿Y mi hermano? Era tan injusto pensar que todas sus ganas y esfuerzos iban a ser en vado. El atletismo es su vida. Nunca se había planteado a dedicarse a otra cosa, ya que siempre ha estado seguro de que alcanzaría su sueño.

Me senté sobre un banco y por primera vez desde la conversación con Christopher y Alfonso pensé en como sería mi vida si me negaba al chantaje. ¿Qué me harían a mí? ¿Serían capaces de acabar con mi vida? A lo mejor alguno podría pensar que exageraba, pero ellos hasta el momento solo me habían enseñado su lado más oscuro; y dudaba de que que tuvieran algo bueno en su interior.

Pensé en las sonrisas de mis padres cuando me habían dado la noticia del viaje y en la de mi hermano sobre la posibilidad de correr en competencias serias. ¿Sería una buena hija y hermana si me quedaba de brazos cruzados viendo como sus vidas se desmoronaban? Pero, ¿sería justa conmigo renunciando a mis principios?

Me levanté con los puños apretados. Estaba decidida a tomar una decisión ya. Esperaba no arrepentirme.

~●~●~●~●~●~●~●~●~●~●~●~●~●~●~●~

Estaba de pie en la acera, observando como la gente entraba al "Diamond's Casino" La mayoría eran hombres trajeados y algunos iban acompañados por mujeres jóvenes y bastante hermosas. Al principio, estaba serena al pensar que había decidido bien, pero ya no estaba tan segura. Aun así, le eché valor y caminé hacia la puerta. Había llamado a Maite hacía media hora para saber la dirección del casino que más frecuentaban Alfonso y Christopher. Sentía que debía darles mi respuesta a la cara para que todo quedara muy claro y no esperarán más.

- ¡Eh, eh, eh! - me paró el gorila de la entrada al ver que iba a pasar.- ¿Cuántos años tienes, chiquita?

Bufé. ¿Cómo no había pensado en eso? No me sorprendía que la gente pensara que no era superdotada. Había estado tan angustiada que no me había parado a pensar ni un segundo.

Anahí: Estoy aquí porque tengo que hablar con el dueño, Christopher - vi que no me creía ni un poco por la manera en la que me miraba.- Lo digo de verdad. Tengo que hablar con ellos. ¡Es muy importante!

- Mira, guapa, ya tendrás edad para entrar a estos sitios. Puedes probar en otros, en los que no miren el carnet de identidad; pero aquí lo llevas crudo.

Alucinaba. Eran mafiosos y se aseguraban de que todos sus clientes fueran mayores de edad. ¡Mafiosos de quinta!

Anahí: Se lo pido por favor, solo llámelos y dígales que está aquí Anahí. Ya verá como me atenderán.

- No te lo volveré a repetir, preciosa. - me advirtió. Señalándome con el dedo índice.- Si no te apartas, llamo a la policía. ¿Quieres que tus papis te castiguen?

Di un paso hacia atrás. Lo que menos quería era que mis padres se enterarán de lo que pasaba. Él aguantó la risa. Se lo estaba pasando muy bien, metiéndose conmigo.

- Vamos, ve despejando esto.

Iba a irme resignada, cuando vi que un chico me rodeaba la espalda con su brazo. Era alto y tenía el pelo castaño oscuro. Sus ojos eran marrones, aunque lo que más le daba personalidad eran sus cejas arqueadas y pobladas.

- Vaya, por fin te conozco. Debo decir que estaba intrigado. - sonreía de medio lado. Intenté apartarme de él. ¿Quién era? ¿A caso me conocía  o solo fingía hacerlo? ¿Y si era un pervertido? -. Está claro que debo presentarme antes de que empieces a gritar "violador" - se reía el solo de sus propios chistes.- Me llamo Christian. - me ofreció la mano para que se la estrechara y como no lo hice, fingió sentirse dolido.- ¡Qué desplante! Para tu información, sé mucho de ti, aunque tú no tienes ni idea de quien soy. Voy a despejar tus dudas. Soy el primo de tu chico, Alfonso.

Me quedé pasmada. Eso sí que no me lo esperaba. ¿Su primo? Quería que me soltara. Si Alfonso estaba loquísimo, nada me aseguraba que Christian estuviera cuerdo. Tal vez estaba hasta peor.

Christian: Sé que es imposible de creer. - se rascó la barbilla con aires de seducción.- Yo soy más guapo, ¿verdad? - se dio cuenta de que era incapaz de pronunciar una sola palabra. - Supongo que estas aquí para hablar con esos atontados. ¡Vamos! 

Tiró de mí hacia dentro y, esa vez, el gorila no me puso resistencia. ¡Hipócrita! 

Christian: Para sastifacer tu curiosidad, trabajo con ellos. Los ayudo con todo en general, pero me centro más en la cadena de casinos y hoteles de lujo. Tengo vición de negocio. - me guiñó el ojo provocativamente.

¿Siempre que hablaba intentaba ligar? Iba de gracioso, pero resultaba un auténtico pesado. Ojeé el casino. Era muy elegante y caro. Había más gente de lo impensable jugando. Sin duda alguna, el juego les viciaba.

Christian me llevó a una especie de trastienda por detrás del casino, pero que estaba amueblada con mucho lujo. Había distintos sofás, solo con medio respaldo, un billar, un escritor de caoba enorme con muchos papeles encima, un minibar, una televisón de plasma delante de los sofás... No les faltaba nada.

Christian: ¿Sabían que ibas a venir?

Anahí: No. Ha surgido así.

Cristian: ¿Quieres que los llame?

Anahí: Te lo agradecería.

Christian asintió y se alejó, mientras marcaba un número con el móvil. Yo mientras tanto di vueltas por el sitio. En una estantería había una gran cantidad de archivadores. Estuve tentada de cotillear, pero en realidad no quería saber los negocios de dos mafiosos.

Oía como Christian le explicaba la situación a Alfonso. Muy probablemente estaba acribillando a Christian a preguntas sobre que hacía allí. Pero Christian no respondía a ninguna con claridad. Era normal. No tenía nada que hablar con él. Cuando colgó, se tiró sobre uno de los sofás con una cerbeza en la mano.

Christian: Te ofrecería una, pero eres menor.

Anahí: Dudo mucho que tu no bebieras cuando eras menor.

Se rio y acabó asintiendo.

Christian: Lo admito. Empecé a beber por primera vez con catorce, pero no tomaba con regularidad hasta los diecisiete.

Anahí: ¿Y desde cuando te dedicas a esto?

Se quedó parado, con la botella a medio camino. Frunció momentáneamente el entrecejo.

Christian: ¿Qué sabes exactamente?

Anahí: ¿No son de la mafia?

Se cruzó de piernas y me observaba con fijeza.

Christian: Sí, lo somos.

Anahí: ¿Desde cuándo?

Christian: Desde hace dos años. - hice cálculos y comenzaron con dieciocho años.- Cuando mi tío y el padre de Christopher dejaron el negocio. Ellos tomaron el relevo.- lo dijo como si fuera la cosa más normal del mundo.

La puerta se abrió y entraron Alfonso y Christopher. Apenas me miraron. Christopher fue a llenar dos copas de un líquido amarillo en el minibar y Alfonso se puso enfrente de su primo y le hizo un gesto con la cabeza para que se fuera.

Christian: ¿En serio? Encima que salvo a su caramelito de pasar la noche en comisaría... ¡Que malagradecidos!

Alfonso lo enganchó del polo que vestía y lo sacó de malas maneras de la trastienda. Para mi asombro, Christian se reía a carcajada limpia. En cuanto cerró la puerta, se giró y se quedó apoyado sobre la puerta, mirándome. Yo se la mantuve sin dejarme intimidar. Christopher entró en acción y le entregó una de las copas a Alfonso, quedándose él con una.

Anahí: ¿No me vas a ofrecer a mí una? - pregunté descarada.

Christopher inclinó la cabeza hacia un lado estudiándome.

Chris: No tienes edad para beber. Prácticamente aun eres un bebé.

Me contuve de decirles que no se les metía mano a una "bebé".

Christopher se dirigió al otro sofá y Alfonso escogió el escritorio para apoyarse. Sabía que estaban esperando mi respuesta.

Anahí: ¿Sigue estando en pie la amenaza?

Tanteé primero el terreno. Con suerte se habían arrepentido, aunque me imaginaba que no era así.

Alfonso: Sí, nena, seguimos pensando lo mismo.- dio un fuerte trago a su bebida y añadió.- ¡Es tu elección!

Anahí: Una elección poco justa.

Chris: En el amor todo se vale, ¿no?

Lo miré, endureciendo mis facciones.

Anahí: Aquí hay de todo menos amor. Ustedes no me aman. Están obsesionados, que es completamente diferente.

Alfonso enarcó una ceja y dejó la copa a un lado.

Alfonso: ¿Crees que esto es un capricho? - asentí convencida.- Te equivocas, Anahí. Llevamos esperándote mucho tiempo y ahora que te hemos encontrado no vamos a dejarte ir. ¿Lo entiendes?

Anahí: ¿Y ustedes no entienden que no quiero saber nada de ambos? - me enfurecía. Parecía que no me escuchaban.- ¡Me dan asco! - sabía que les había dolido mi comentario, pero debían saber lo que había.- Están obligándome a escogerlos y así solo conseguiran que los odie eternamente.

Chris: Algún día conseguiremos tu amor. Por ahora, nos conformaremos con tenerte a nuestro lado, aunque eso signifique que nos odies.

Las palabras de Christopher me atravesaban. ¡Estaban decididos a tenerme! Cerré los ojos. No podía hacerlo, no podía.

Anahí: ¡Haga lo que haga van a destrozarme la vida!

Alfonso: No, nena, te la estás destrozando tú misma al negar lo que hay entre nosotros.

Anahí: ¿Y que hay? - me levanté porque sentía que me hervía la sangre.- Desde que los conozco solo me han pasado desgracias. Me persiguen, acosan, incluso me azotaron. ¿De verdad piensan que quiero acaso intentarlo?

Chris: No te estamos obligando, Anahí. Te dimos dos opciones.

Anahí: ¡¿Y cual es peor, idiota?! - mis manos se apretaron tanto que me vi capaz de romperme algún hueso.

Alfonso tiró la copa al suelo, rompiéndose. Vi como pequeños trozos de cristal se dispersaban.

Alfonso: ¡¡DECIDE!! ¿Te quedas con nosotros o jodes a tu familia? Solo quiero que tengas claro que no habrá vuelta atrás. Nuestra serás, aunque decidas la segunda opción; pero nunca les devolveremos a tu familia lo que tenían.

Aflojé la presión de mis manos y las dejé caer lánguinas a mis lados. Suspiré rendida. Los miré a ambos y vi el brillo de triunfo en sus ojos. Sabían que habían ganado, lo sabían; y estaban orgullosos de ello. En cambio, para mi ese había sido el peor día de mi vida hasta el momento.

Anahí: Está bien, me quedaré a su lado, - noté con mucha claridad como sus músculos se relajaban.- pero yo también voy a aclararles algo. Da igual lo que hagan. Jamás conseguirán nada más que mi cuerpo porque mi mente y mi corazón serán siempre míos; y siempre los odiaré con todas las fuerzas de mi alma. Les juro que voy a hacer que se arrepientan de este día. Van a desear no haberme elegido porque voy a ser la persona más fría sobre la faz de la tierra.

Christopher palideció y sus nudillos también estaban blancos. No se había esperado que fuera esa mi reacción. ¿Y qué esperaban? ¿Alegría? Alfonso se me acercó y me empujó hacia él, haciendo que mis pechos chocaran con el suyo bruscamente. Me agarró de la nuca y devoró mi boca sin contemplaciones. Sabía que estaba castigandome por mis palabras. Estaba siendo más violento de lo normal. Cuando terminó, Christopher estaba parado frente a mí, pero ya no palidecía. Leía determinación en sus ojos. Para mi sorpresa, él no se comporto como siempre. Me besó igual o más cruel que Alfonso. Intentaban probarme algo, pero no sabía el qué.

Alfonso: Ay nena, no tienes idea de lo mucho que nos gustan los retos. Tú eres quien decidirá si cada día a nuestro lado será el paraíso o el mismísimo infierno.


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