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◸───────────────◹
┊"Capítulo 2"
┊Billy x Cory
┊1984
◺───────────────◿
« Dᴇᴀᴅ ᴛᴏ ᴍᴇ - Kᴀʟɪ Uᴄʜɪs »
Hᴀᴡᴋɪɴs, Iɴᴅɪᴀɴᴀ.
La suave luz del sol entró por mi ventana en el momento que abrí mis ojos, la alarma de las 6:00 Am sonó y yo tranquilamente la apagué, me había despertado 5 minutos antes, algo normal en mí sí estaba emocionada. ¿Pero como no iba a estarlo? Hoy sería mi primer día en el instituto de Hawkins, todo el domingo me la había pasado ordenando y decorando mi habitación, al igual que mis elementos de estudios; sentía que estaba lista para esta temporada de "vacaciones" aquí.
Con gran entusiasmo bajé de mi cama, todo se escuchaba muy pacífico, así que puse una canción para darle vida a un lunes por la mañana. Felizmente la noche anterior me había bañado así que me estaba salvando del frío. Sin embargo, debo confesar que es algo que hago con frecuencia, por algún motivo, sentía que si lavaba mi pelo un día antes quedaba más bonito al despertar. De manera delicada lavé mi rostro y usé una cremita junto al bloqueador solar, de esa forma, mi piel agarraba un brillo muy sutil.
El maquillaje fue lo siguiente en hacer su lo suyo: corrector, rubor, sombra, labial y máscara de pestañas fueron lo que terminaron con mi rutina. Después de ello, atiné a ponerme una blusa blanca con bordes muy bonitos de manga corta (mamá me lo había mandado a hacer), el pantalón marrón entallado pero holgado en la parte de abajo fue el acompañante perfecto. Terminé de combinarlo con un juego de perlas, el corte en capaz de mi pelo hicieron lo suyo ante el espejo.
7:00 am.
Bajé las escaleras con la mochila al hombro y vi que mi tía ya estaba haciendo el desayuno, fui hasta la cocina para saludarla, además de sacar los platos y cubiertos.
– ¿Me parece o estás emocionada por la escuela? – su tierna sonrisa no se hizo esperar.
– Sí, la verdad es que, amo con mi alma los nuevos inicios, – hablé alegremente. – ¿Los chicos aún no bajan?
– Ay, corazón. Jonathan y Will bajan faltando 10 minutos, son muy desorganizados. – sus manos estuvieron en movimiento mientras explicaba.
– No los culpo, cuando estoy a mitad de año soy igual. – admití con un poco de vergüenza.
Seguimos conversando hasta que tal y como dijo mi tía, los muchachos bajaron apurados a tomar desayuno, yo por mi lado, lo había hecho antes, así que despidiéndome, fui a sentarme en el carro.
El fin de semana había sido genial, logré integrarme con toda la familia, incluido a Bob, él era la pareja de mi tía, ambos me daban mucha ternura porque se notaba el cariño que se tenían. Will, por su lado, me contó algunas anécdotas que paso con sus amigos, ya me tenía al tanto de quienes y como eran. Los 3 de hecho tuvimos la oportunidad de ponernos al día en cuanto a nuestros gustos, experiencias y demás.
Me sentía tan contenta de estar acá, ¿qué podría arruinar mi día?
En el trayecto los chistes y risas no faltaron, halagaron mi vestimenta e incluso dijeron que me veía muy bonita. Yo sabía que estaba yendo a mitad del año, así que sería un poco complicado hacer amistades, sin embargo, no me haría sentir mal estar sola, ya estaba acostumbrada. En el momento que llegamos, los nervios, por algún motivo se hicieron presentes. Bajé del auto poniéndome la campera grande, sabía que estaba cubriéndome casi por completo pero eso no me importó, cuando esté dentro del aula o sienta calor me lo sacaría.
Mi pequeño primo desapareció con su grupo de amigos, mientras que Jonathan se encontró con una chica delgada de piel muy blanca. Se me hizo extraño, ya que Will me había comentado que Jonathan no interactúa con nadie e incluso había pensado en decirle para acompañarlo.
No sé cuanto tiempo habrá pasado desde que me quedé reflexionando pero el sonido de un auto impactó fuertemente conmigo, haciéndome asustar. La velocidad en que se estacionó hizo que mis hojas nuevas volaran; así que con un pequeño gemido de frustración fui por ellas y cuando alcé la mirada me topé con esos ojos azules.
El chico rudo de la tienda.
Noté que le dio una calada al cigarro antes de hablar, – ¿Acaso ya estaremos en Halloween? – una sonrisa burlona se hizo presente en cuanto terminó su oración.
Mordí mi labio sin saber que decir, ¿por qué tenía que avergonzarme hasta el punto de quedarme muda?
Le di una mirada dura (o eso quise pensar) hasta que dirigí mi atención a las pocas hojas que quedaban. Él solo volvió a darle otra calada a su cigarro y segundos después, lo botó sobre mis hojas, impactando finalmente en el suelo.
Aquello había sido humillante.
Para mi suerte, ya casi no había nadie afuera, todos al parecer estaban dentro del instituto. Así que con la ira gobernando mis acciones, agarré el cigarrillo entre mis manos sin importar la herida que tendría después y corrí para alcanzarlo.
– ¿Qué diablos quieres?
– Conmigo no te metas. – lo miré con seriedad en el momento que me hice de puntitas y enterré el polvo de las cenizas sobre su cabeza.
Su cara fue un poema.
1
2
3
Caí de nuevo en la realidad.
Sus ojos llenos de venganza me observaron con determinación mientras los puños en sus costados se apretaron fuertemente. Como pude, salí corriendo hasta donde se encontraban los baños, di varias vueltas por los pasillos y Dios, era imposible acceder.
Había un silencio tenebroso, parecía que ya todos estaban en sus aulas, genial.
De manera repentina alguien tocó mis brazos; pegué un pequeño salto del susto y poniendo mis manos juntas rogué. – ¡No me hagas daño, por favor!
Entre pequeñas risas un joven alto, delgado y con pinta de metalero se posicionó frente a mi. – No lo haré, tranquila. Sé que soy raro pero no creo que hasta este punto.
Aclarándome la garganta hablé. – Perdón, me asusté un poquito.
– ¿Eres nueva? – sus ojos marrones me miraron con atención en el momento que yo asentí sin decir una palabra. – Soy Eddie Munson. – sonrió. – Y estoy en último año. ¿Qué me dices de ti?
– Cory, mi nombre es Cory. – puse un mechón de pelo tras mi oreja. – estoy en penúltimo año.
– Un gusto entonces. – me tendió la mano e hice lo mismo pero cuando estrechamos el saludo solté un pequeño quejido. Al parecer había obtenido una pequeña herida. Eddie miró hacia mi mano e hizo una mueca. – ¿Cómo te lo hiciste?
– Me lastime en la cocina. – mentí, no quería recordar lo de hace un momento. Miré hacia arriba de los casilleros, llevaba 15 minutos tarde. – ¿De casualidad conoces dónde queda mi aula?
El chico de melena larga asintió dirigiendo su vista hacia el horario que le entregué. – Queda justo pasando este pasillo, pero para mejor servicio iré contigo. – asentí con una sonrisa y antes de acompañarlo, me saqué la campera, sentía que el clima se hacía más cálido. – Pensé que eras de esas niñas con pinta ruda. – mencionó sonriendo. – Veo que eres demasiado femenina para ser mi amiga.
Volteé para verlo. – No, es que yo-
Interrumpió antes de que termine. – Es una broma. – se detuvo y picó mi nariz. – Esta es tu aula, nueva princesa de Hawkins.
Mis mejillas se sonrojaron un poco con el apodo. – Gracias Eddie, ¿nos vemos más tarde?
– Por supuesto. – dio una pequeña reverencia y se fue.
Su tambaleante figura desapareció por los pasillos en poco tiempo. Apreté la mochila tras mi espalda en un pequeño suspiro de felicidad, las cosas no podrían ser tan malas. Toqué la puerta ahora un poco más animada, el profesor me inspeccionó y me preguntó si yo era la alumna de intercambio.
– Pasa.
Mi corazón se detuvo en cuanto hice caso, la mirada de todos mis compañeros me recibieron y yo no podía con tanta atención. Aquel chico rubio de la mañana, se encontraba al fondo, tenía entre sus manos un lápiz, este último se rompió en cuanto sus ojos azules perforaron mi presencia.
¿Hoy iba a morir?
sᴉɹϽ.