My Problem? You

By LegowolfbpOficial

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Un regalo inesperado vuelve el mundo de la piloto de fórmula 1, Lalisa Manobal, un verdadero problema. Así qu... More

El principio del fin
El regalo
No lo aguanto más
Niñera
Creo que le gustas
Un vaso de agua
¿Qué demonios te pasa, capulla?
Break My Baby
Rojo
Cambios
Tira y afloja
Skyline
Cinco minutos
No lo olvides
Las hermanas Manobal
Lo siento, amor...
Lili y Lozy
¿Mi problema? Tú
Miénteme
Cuestión de tiempo
Estoy perdida
Mi mundo revolucionado
Park Chaeyoung
Una más
Te perdí
Nuevo comienzo
Lo que tenga que pasar
Un accidente
¿Amigas?
Perderte otra vez
¿Rompí tu corazón?
Si pudiera ir atrás en el tiempo
Un segundo
NOTA DEL AUTOR

Hablemos del beso

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By LegowolfbpOficial


- ¿Se puede saber qué te pasa hoy? - preguntó chasqueando los dedos delante de mis ojos. - Pareces hipnotizada.

- Yo diría idiotizada - se burló mi mejor amiga.

- Muy gracioso, Nini - respondí en tono burlón. - Lo siento jefa, hoy tengo la cabeza en otra parte.

- ¿Ha pasado algo? ¿Es por la niña? - negué con la cabeza.

- Todo bien, solo... cansada supongo. Pero lo haré bien, lo prometo, solo dame diez minutos.

Ella asintió retirándose del escenario y dándome mi espacio. - Vale, desembucha. - Jennie no se andaba con chiquitas, y me observaba expectante.

Tomé aire y resoplé fuertemente recordando lo sucedido.

Flashback

- ¿A dónde vas?

- Eso no te importa ¿no? - dijo subiéndose al taxi y dando un portazo antes de perderse de vista por la ciudad.

Bufé exasperada... ¿No me importaba? claro que me importaba. Me había importado qué pasaba desde esa misma mañana. Quizá desde hacía unos días, pero no había querido darme cuenta de ello.

El silencio incómodo que ocurría cuando nos quedábamos a solas me estaba matando. Sí, era cierto que yo misma lo propiciaba, pues trataba de mantenerme lo más lejos posible de ella. Había comprobado por mi propio pie que un segundo a solas estaba siendo el infierno para mi mente por el simple hecho de que ahora veía a Lisa de manera diferente. Y lo odiaba, odiaba que cada vez que la miraba a los ojos, mi maldita cabeza me llevara a ese momento en el que sus grandes y suaves manos sujetaron mi rostro... a ese momento en el que casi pierdo el control, en el que casi caigo en sus brazos, en el que casi ahogo mis latidos en un beso... Así que hacía todos los esfuerzos por huir de manera elegante de aquellos momentos a solas.

Mi cabeza era un mar de dudas, yo... Roseanne Park, que cada noche acostumbraba a recibir la atención de cientos de hombres y mujeres y me sentía por encima de sus más perversos deseos... ansiaba, sin razón aparente, ser parte de los deseos de Lalisa Manobal, una playgirl profesional. Una mujer que se catalogaba en mi lista como una maldita capulla. Sí, yo, que había soñado con la princesa del cuento de hadas que me daría todo el romanticismo empalagoso que acostumbraba leer en las novelas juveniles sentada en el porche de la vieja casa de mis abuelos... La misma chica que miraba a los capullos y capullas con una sonrisa altanera sabiendo que jamás conseguirían nada de mí. Y ahora... ahora observaba a Lisa de manera distinta, y ¿por qué?.

Maldita convivencia... no cabía duda de que era una mujer espectacular, daba igual por dónde la miraras, ella era simplemente hermosa. Pero más allá de eso, yo había aprendido a ver la vulnerabilidad en esa coraza de Capulla número uno del ranking. Podía verla tomar en brazos a Ellie con cuidado y con amor... tan diferente a como la había visto en un principio. Podía verla cada noche despertarse y dormir un rato sentada al lado de la cuna de Ellie, que la tomaba por el meñique hasta el amanecer. Podía verla preparar el biberón y sujetarla dando pequeños besitos con sus hermosos labios, sobre la cabeza de Ellie. Podía verla quedarse dormida con mi sobrina sobre su semidesnudo pecho, ambas siendo totalmente adorables... Y mierda... todo eso estaba cambiando mi forma de verla. 

Jimin me había pedido más información y a mi cabeza solo venían palabras buenas sobre Lisa y lo bien que cuidaba de Ellie. Ella había pedido una audiencia conmigo y por supuesto, me había negado. Temía por el día que ella supiera la verdad, temía porque pudiera usarlo en mi contra para arrebatarme a mi sobrina, pero luego... luego sus palabras tan reconfortantes sobre buscar compartirla me hacían cambiar de opinión. 

El día de su cumpleaños traté de hablar con ella, traté de buscarle una solución a mis malditos pensamientos, pero la cagué... fui consciente de ello porque en cuanto se giró hacia mí perdí el sentido, perdí la batalla al cruzar mis ojos con los suyos y entonces hice lo que mejor sabía hacer, huir. Así fue como me enteré de que era su cumpleaños y así fue como decidí firmar la paz con ella, a sabiendas de que eso supondría tener más contacto.

Jennie y yo habíamos ido esa tarde a comprar un regalo para Lisa, yo había elegido una cadenita de plata con un dije con la letra E. Incluso había hablado con Marco Manobal, para pedirle que hablara con Lisa. No quería meterme, pero la había visto hecha polvo los días pasados y me sentía responsable de la discusión con su padre. Él también quería hablar con ella, pero no sabía cómo acercarse, así que traté de mediar un poco para que ambos pudieran verse y hablar.

Cuando llegué al restaurante tenía toda la intención del mundo de verla sonreír, quería abrazarla y desearle un feliz cumpleaños y cuando la vi sonreír y caminar en mi dirección me sentí extrañamente contenta y ansiosa. Pero bastó que aquella chica se cruzara para que mis ánimos cambiaran. Lisa no iba a dejar de ser una playgirl, eso estaba claro. 

Durante la cena traté de ignorar todo eso, me ayudó ver que ella se había desecho de aquella chica rápidamente y que su mirada me había buscado. Así que traté de sonreírle, de hacerla sentir bien. Y nuevamente esa chica apareció en el bar del hotel. ¿Sentía celos? sólo eso podía explicar las inmensas ganas que tuve de apartarla de ella, pero no lo hice... Y entonces... una idea pasó por mi mente, una idea de la cuál me arrepentí después. 

Tomé el sobre en el que iba la nota junto a la pulsera, y simplemente escribí un número de teléfono en otro trozo de papel que guardé en el sobre. A su lado dibujé un cohete. Ella era lista, lo entendería y yo iba a aprovechar esto... No podía dejar a mi sobrina con ella ¿verdad?. Se sentía mal, muy mal hacerlo... sentí mi corazón bombear a gran velocidad y la sangre acumularse en mis orejas.

Felizmente, mi mente se distrajo por lo menos durante una canción cuando Hyeri me invitó a bailar. No puedo mentir, la chica era muy guapa y era divertida. Se había portado conmigo, desde el primer día, de forma educada y respetuosa y haciéndome sentir cómoda. Cómoda hasta que sentí su mirada sobre mí.

¿Estaba celándome? No... ella solo quería que yo fuera una más en su colección de muñequitas y se había sentido herida porque Hyeri hubiera dado un paso antes que ella. Ese pensamiento me dio la valentía de entregarle el estúpido sobre y entonces todo se torció.

Su mirada parecía herida, dolida con cada una de mis palabras. No puedo decir que yo no me sintiera igual, pero yo tenía que jugar este papel, tenía que jugarlo si quería conservar mi dignidad porque todo lo que mi cuerpo pedía era besarla. Sí, por muy bipolar que pudiera parecer, eso era lo que quería y no iba a permitirme dar un paso. 

Cuando se marchó no tuve más remedio que volver a la fiesta... ni siquiera supe qué era lo que Hyeri me decía. Tomé mi bolso y tras buscar a Jennie y Jisoo me despedí de ambas y me fui.

Todo habría ido bien si solo hubiera llegado a casa y me hubiera ido a dormir, pero maldita sea... cuando abrí la puerta Lisa estaba allí, dormida en el sofá con Ellie sobre su pecho semidesnudo. Ambas luciendo tan adorables como siempre... ambas enterneciendo mi corazón... y ¿qué fue lo que hice? Oh sí... la mayor estupidez del mundo. Me acerqué a ambas, observándolas... me agaché a su lado acariciando sus rostros, primero el de Ellie y después el de Lisa, que ni se inmutó. Ambas sumidas en un profundo y placentero sueño, podía verlo en sus pequeñas sonrisas... y entonces me fijé en las sonrojadas mejillas de Lisa, en su respiración pausada, en su despeinado flequillo cayendo sobre sus ojos y decidí apartarlo, acariciando suavemente su frente, luego su nariz, y después sus labios... sus hermosos, carnosos y perfectos labios... Querría echarle la culpa al alcohol, pero no... yo estaba más cuerda de lo que jamás en mi vida había estado... Fue un segundo, una fracción de segundo quizá, pero fue suficiente para desatar el infierno dentro de mí. Mis labios rozaron los de Lisa, dejando un casto beso en ellos. Cerré los ojos un segundo y luego me separé observándola, pero ella no pareció inmutarse... parecía ajena a todo aquello que había ocurrido. Y lo preferí... ¿qué iba a decirle si hubiera despertado?.

Con prisa fui hasta la habitación y me encerré ahí sintiendo mi corazón querer salir de mi pecho y huir hacia el salón y acurrucarse justo al lado de ellas dos, como si fuera parte de esa pequeña familia. 

Fin flashback

- ¡LA BESASFGGMMM! - tapé la boca de Jennie con una mano mientras ella trataba de liberarse a toda costa.

- Cállate, por favor - susurré y ella asintió. 

- ¿Cómo que la besaste?

- Bueno... no fue un beso beso... quiero decir...

- Da igual como haya sido, la intención cuenta, hermana - rio divertida. - ¿Te gusta Lisa? - negué con la cabeza.

- Por Dios, es una altanera, una capulla de primera orden.

- Que solo es tremendamente guapa y ama a Ellie.

- Eso es... ¿Qué? ¡NO!.

- Te he pillado Park - rio divertida. Gruñí frustrada. - Vamos... tampoco es para ponerse así. Quiero decir, si le ves el lado bueno... por fin te has enamorado de alguien después de Joy.

- No me he enamorado de Lisa.

- Todavía.

- Eso es... ¡Mierda Jennie! - golpeé su brazo mientras ella se reía.

- Tranquila, tranquila - levantó sus manos en defensa. - Bien, supongamos que me creo que no estás enamorada de Lisa, pero te gusta - bufé - un poco - ladeé la cabeza. - Pónmelo fácil Park...

- Bien, lo que sea, ¿cuál es tu punto?

- ¿No sería lindo para Ellie? 

- ¿Qué?

- Ya sabes, tener a sus dos tías siendo una pareja hermosa y siendo sus nuevas mamis.

- ¿En Francia tomaste drogas y te dejaron tonta o qué? - ella rio divertida. - Jennie, le pedí la custodia. Lisa no va a querer saber nada de mí en cuanto sepa quién es la hermana de Nayeon.

- Tienes ahí un problema gordo, pero... - sonrió. - A lo mejor Chaeng sí puede obtener un poquito de Lisa ¿no crees?. 

- Cada día dices cosas más estúpidas...

- No hay forma en el mundo en que sepa que eres tú.

- ¿Crees que va a querer estar con alguien pegada a una máscara todo el día?

- Por lo pronto tú le has dado una puerta de entrada hermana, hará uso de esa salida si Roseanne la evita. - se encogió de hombros. - Tendrás que pensar qué hacer con eso.

- Soy una imbécil, solo a mí se me ocurre eso.

- Yo creo que sabías perfectamente lo que estabas dándole. Tu misma dijiste que se quedó un poco prendada de Chaeng... así que... ¿Piensas que voy a creerme que el regalito "envenenado" no fue a posta? Vamos Rosie, está claro que tú querías ser más que esa pobre chica. Nadie podría competir contra Chaeng.

- Pero mira cómo salió.

- Se torció porque ella quiere algo con Roseanne... y tú amiga, no haces más que patearle la cara.

- Se terminó el descanso - aplaudió Seulgi.

- Odio cuando tienes razón. - rodé los ojos poniéndome en pie.

- Así me quieres rubia - me guiñó un ojo. - Te veré por la noche.

Después del ensayo volví a mi camerino para ducharme y elegir el vestuario para mi presentación de la noche. Recorrí cada una de las perchas con los distintos vestidos... me detuve en una chaqueta de traje oversize que utilizaba como si fuera un vestido. El número de hoy tenía tanta fuerza que podría usarlo para esta noche. Tomé el antifaz y me lo puse, ajustando mi ropa antes de salir del camerino.

- Chaeng, ¿lista? - preguntó Seulgi cuando llegué a su lado en el backstage.

- Como siempre - sonreí. 

- Que empiece el show.

Después de la presentación de Seulgi salí al escenario como siempre para dar el espectáculo que todos y todas esperaban. Sin saber por qué, mis ojos recorrieron la sala en busca de aquellos ojos verde-azulado que le pertenecían a cierta pelinegra... sin embargo, no encontré rastro de ella por ninguna parte.

¿Por qué no habías venido? ¿Es que acaso me tomabas solo por una maldita puta a la que visitar cuando estabas mal? ¿igual que hacías con las demás? Sacudí mi cabeza tratando de retirar todos estos pensamientos cuando me bajé del escenario.

- Wow... sí que ardes ahí arriba - dijo Jennie con una sonrisa.

- Aprendí de la mejor - sonreí. - Vamos, me vestiré y podemos irnos a casa. ¿Podemos pasar por aquel viejo restaurante? - ella asintió.

- Sí, pero... creo que será otro día.

- ¿Por?

- Manobal sexy a las tres - dijo señalando con la cabeza. 

- Oh Dios mío, Jennie - me tapé la boca con las manos. - ¿Qué hace Jisoo aquí?

- ¿Jisoo? - Jennie se volteó - ¡Ay mi madre! ¿Qué hace Jisoo aquí?

- ¿De qué Manobal hablabas?

- ¡De Lisa!

- ¡Mierda! - dijimos las dos al mismo tiempo. - Deprisa, ven, te dejaré algo de ropa y un antifaz. - ambas corrimos hacia mi camerino. 

Jennie tomó la primera prenda que encontró y un antifaz negro.

- Vale, vale... - tomó aire - vamos a pensar con la cabeza fría. - dijo mientras salimos del camerino.

- ¿Qué hacen las Manobal aquí?

- Yo solo había visto a Lisa, estaba preguntando por ti a Minnie en la barra.

- ¿Y tú estabas tan campante?

- No, vine corriendo a avisarte, llevo escondiéndome de ella desde que terminó tu actuación.

- Seguro que ambas vinieron juntas - solté aire. - De acuerdo... tendrás que salir por la parte de detrás.

- ¿Qué?, ni loca. Yo soy la Diva Ruby Jane, no salgo por la puerta de atrás.

- ¿Te parece buen momento para reclamar tu trono, Diva?

- Hola chicas - Seulgi gritó causándonos un paro cardiaco. - Uy qué bien, ¿esto es una sorpresa? ¿Vais a actuar juntas?

- En realidad...

- Venga, vamos. Esto tengo que anunciarlo a lo grande. - nos tomó del brazo sin escuchar ninguna de las explicaciones que le dimos empujándonos hacia las escaleras del backstage. Seulgi subió al escenario para anunciarnos.

- Esto es culpa tuya Diva, si hubieses accedido a salir por la puerta de atrás...

- Mierda, ¿Cómo iba a saber que la jefa nos vería?

- ¿Y ahora qué hacemos?

- ¿Qué te parece que tendremos que hacer? - rodó los ojos. - Bien, ¡Jin! - el chico se acercó a nosotras. - ¡Diva! - él asintió.

- Ay no...

- Ay sí, princesita. Si voy a subir allí, subiré a lo grande. Recuerdas los pasos ¿no?. 

- Cómo olvidarlos.

- Pues venga, nos toca. - me empujó hacia las escaleras que subí a trompicones. Esto era mala idea, dos Manobal en el mismo sitio junto a dos bailarinas que en realidad eran la niñera y su mejor amiga ¿podía salir algo mal? TODO, pero en fin... la Diva mandaba. 

Cerré los ojos dejando que la música sonara. "Diva" de Beyoncé se reprodujo por los enormes altavoces del escenario. Pude ver las miradas puestas en nosotras, curiosamente las únicas dos que me importaban se acercaban a lo lejos y entonces... me dejé llevar.

Podía escuchar los gritos y silbidos cuando Jennie y yo aparecimos en el escenario tras aquella cortina de humo. Giré la cabeza para observar a Jennie en su peculiar pose, su sello de Diva. Ambas nos sonreímos, y caminamos hasta el centro del escenario donde empezamos a movernos. Sentía sus manos recorrer mi cuerpo y detenerse en las zonas adecuadas provocando al público, logrando que enloqueciera. Conforme la música ganaba intensidad ambas nos movíamos en sincronía con una perfecta coreografía acercándonos a la jaula donde Jennie permaneció junto a mí, siendo esta vez ella quien se contorsionaba con el roce de mis manos. Ambas sabíamos lo que teníamos que hacer, nos compenetrábamos tanto que cualquiera podía llegar a pensar que entre nosotras había algo más, qué equivocados estaban. Podía ver sus miradas de lujuria deseando ser yo y viceversa.

Mi sonrisa pícara no desaparecía de mi rostro, yo estaba completamente metida en el papel, completamente hasta que crucé aquellos ojos... Lisa me observaba con detenimiento, pero en sus ojos no había rastro de lujuria, ella me observaba con una mirada que no sabría explicar. No era solo deseo, como podía observar en los ojos de los demás... ella no estaba desnudándome... ella estaba realmente viendo a través de mí.

Cuando la coreografía y la música llegaron a su fin, Jennie me tomó de la chaqueta y se pegó a mí casi besándome, logrando que todos enloquecieran. Hizo falta que Jin y el equipo de seguridad subieran al escenario para escoltarnos al camerino. Busqué entre el público el rostro de Lisa pero no lo encontré, parecía como si se hubiera esfumado de repente.

Una vez pasamos las puertas fuimos recibidas por Seulgi que nos abrazó y nos felicitó.

- ¿Eso significa que volvéis?.

- Ha sido un extra y pienso cobrarlo - dijo Jennie con una sonrisa.

- Perra como siempre, Diva.

- Oh... claro que sí. Las buenas costumbres no cambian - sonrió encogiéndose de hombros. - Iré a mi antiguo camerino a cambiarme - asentí cuando Seulgi se fue. 

- Sal por la puerta de atrás, y no te hagas la Diva esta vez, por favor.

- No me hago, lo soy. - rio. Solo pude negar sonriendo y entrando a mi camerino donde "Sorpresa" me esperaba una pelinegra con los brazos cruzados. 

La mirada que me dedicó me dejó fría... ¿Habría descubierto mi secreto? Tenía todas las papeletas. Jennie podía haber sido vista, era demasiada coincidencia que una rubia y una morena bailaran a la vez... y si Lisa no nos había descubierto, para Jisoo no habría pasado desapercibida esta información. 

Cerré los ojos fugazmente y traté de actuar de la mejor manera que sabía.

- No te esperaba Lisa - sonreí. Ella enarcó una ceja y caminó directa hasta mí.

- He venido a que me expliques esto. - puso delante de mis ojos el papel con el número de teléfono.

- Oh... eso... - tragué saliva y escapé de ella en dirección a mi armario sacando una bata para taparme. - Una chica que dijo que te conocía vino por aquí, me pagó por hacerte un baile y por mi teléfono. ¿Vienes a cobrarlo? Porque las salas de baile privado están arriba - señalé con el dedo la planta de arriba.

Lisa apretó los puños y la mandíbula, parecía enfadada, muy enfadada.

- ¿Por qué aceptaste eso? - bufó.

- ¿Perdona? - fruncí el ceño.

- ¿Por qué aceptaste eso?

- Bueno... bailar es un trabajo fácil ¿sabes? aquella chica pagó un buen dinero.

Lisa sacó de su bolsillo una chequera. - ¿Cuánto?

- ¿Qué?

- ¿Cuánto dinero te pagó Roseanne por tu trabajo?.

- Pero... es un regalo Lisa, eso no se...

- Roseanne piensa que yo soy una maldita playgirl hueca que solo busca sexo. Tú no eres un juguete, ni ninguna puta a la que tenga que pagar. No bailarás para mí, solo quiero saber cuánto te pagó y se lo devolveré. - la observé con el corazón a mil por hora.

- ¿Por qué...?

- No soy esa clase de mujer... puede... puede que haya sido una playgirl. Pero jamás he utilizado esta vía, y odio que ella piense que podría hacerlo, odio que tú pienses que yo quiero eso contigo. 

Sentí mi corazón aún más acelerado bombear tanta sangre que hasta me dolía la cabeza. ¿Por qué quieres que piense de manera diferente? Antes no te habría importado un bledo que te acusara de esto... ¿por qué?.

- Por favor, Chaeng. - suplicó. Negué con la cabeza... ¿qué iba a decirle?. - Por favor... no vuelvas aceptar eso, no lo hagas. 

- Pero...

- No para mí, yo... no te veo así. - bajó la cabeza y se sentó sobre la silla. 

Se veía tan extraña... parecía triste... Me acerqué a ella y me senté a horcajadas sobre sus piernas, levantando su rostro con mis manos y peinando su flequillo con mis dedos. 

- ¿Y cómo me ves? - susurré.

- Yo... - acaricié su rostro, acercándome lentamente hacia sus labios rojos. Mordí los míos por inercia cuando la observé tragar saliva... estaba nerviosa... nerviosa ante mí.

- Dime Lisa... ¿cómo me ves? - mis labios casi rozaban los suyos. Chaeng parecía tener la valentía que a Roseanne le faltaba para besarla.

- Yo... - acaricié su rostro con mi nariz, tan delicadamente que hasta mi piel ardía. - Pareces una gran chica Chaeng - tomó mis manos y me apartó suavemente. - Yo... no quisiera que me malinterpretaras.

- ¿Es que no me encuentras atractiva?

- Por supuesto que sí... pero yo... - cerró los ojos y negó con la cabeza. - Estoy tratando de ser mejor, quiero ser mejor de lo que he sido. - asentí levemente. - Me... me gustaría conocerte más. - Negué con la cabeza.

- Solo puedes verme aquí, un viernes alterno - ella asintió - pero todavía puedes usar tu regalo... si así lo quieres...

- ¿El teléfono es tuyo? - asentí. - ¿Podemos hablar? - volví a asentir. - Entonces eso es suficiente... - suavemente me empujó hasta ponerme en pie. - Adiós Chaeng, te ves linda - sonrió dejando un beso en mi mejilla antes de salir por la puerta.

¿Qué demonios había sido eso?. Ahora tenía la cabeza todavía más liada de lo que la tenía antes. ¿Lisa quería descolocarme? Pues lo había logrado y con matrícula de honor.

Después de aquello volví a casa lo más lento que pude... no porque no tuviera ganas de llegar, si no porque simplemente parecía que mi cuerpo se había ralentizado igual que mis pensamientos, todo con el fin de encontrar respuesta a los actos de Lalisa Manobal.

Me dirigí al apartamento de Jennie porque necesitaba contarle lo ocurrido en aquellas pequeñas cuatro paredes que eran mi camerino.

- Dime que pasó algo emocionante porque si no, voy a matarte por despertarme - sonrió.

- ¿Tú, dormida? Será broma... - reí y fui atraída por Jennie hacia el interior.

- Venga, qué esperas. ¡SUÉLTALO!.

- Solo quiere hablar conmigo. - sonreí recordando sus dulces palabras.

- ¿QUÉ? - Jennie sacudió la cabeza repetidas veces y frunció el ceño antes de abrir la boca para volver a hablar y cerrarla nuevamente. Parecía tanto o más contrariada que yo. 

- Tiene a la Princesita allí, puede hacer uso de un regalo de un baile sensual que probablemente podría acabar en cualquier cosa menos en sensual y ella solo quiere hablar conmigo. - reí tontamente.

- Pero... ¿Se volvió hetero? - reí por su comentario.

- Ella quiere ser diferente... dijo que quería ser mejor.

- Al demonio, algo le pasó, se golpeó la cabeza en un entrenamiento o tanta velocidad le aplastó el cerebro. - negué con la cabeza. 

- Solo quiere ser mejor... - sonreí. - ¿Por qué demonios quiere ser mejor? - suspiré tirándome en el sofá.

- La pregunta amiga es ¿Por quién quiere ser mejor? - sonrió guiñándome un ojo. 

- Ugh... no entiendo a esta Manobal.

- No eres la única.

- ¿Qué pasó?

- Jisoo...

- ¿Qué hay con ella?

- Prácticamente me ofrecí en bandeja - se señaló de arriba abajo y pude notar esta vez que ella estaba en lencería, detalle en el que, gracias a mi maldita mente ocupada por Lisa, no había reparado. - Y resulta que me dice que me respeta tanto que quiere una cita. - se sentó de golpe en el sofá recostando su cabeza sobre mis piernas. - ¿Está loca? 

- Ugh... creo que lo están.

- Tanto o más que nosotras ¿verdad?. - me encogí de hombros. - ¿Qué piensas hacer?

- Supongo que ver dónde acaba esto. Lisa dijo que le escribiría a Chaeyoung... veremos a ver...

- ¿Y Roseanne? 

- Supongo que seguir en su línea.

- Estás jodida.

- Gracias, te quiero amiga. - besé su frente. - Bien, debo irme, son casi las siete y Ellie se despierta muy temprano.

Jennie asintió poniéndose en pie y acompañándome a la puerta. Tras un breve abrazo y la promesa de quedar para comer juntas después, me dirigí hacia el departamento contiguo.

Asomé la cabeza por la puerta y traté de pasar sin hacer mucho ruido, me quité los zapatos y caminé hacia la habitación de Ellie, pero esta vez mi sobrina dormía sola. No había rastro de Lisa a su lado... ¿a dónde fuiste?. Me encogí de hombros y me acerqué a dejar un beso en su pequeña frente antes de marcharme hacia mi habitación.

Abrí la puerta totalmente exhausta y me apoyé contra ella al cerrarla con los ojos cerrados... necesitaba dormir o la cabeza me explotaría. Sin duda había sido un día de demasiadas emociones.

- Hola Roseanne... - abrí los ojos encontrándome con Lisa sentada sobre el bordillo de mi cama.

- ¿Qué estás haciendo aquí?

- Hablemos del beso - dijo poniéndose en pie y acercándose a mí.

- ¿Qué beso? ¿De qué me hablas? - sentí mi cuerpo temblar cuando noté el calor que desprendía el suyo que prácticamente estaba a milímetros de mí.

- Sabes de lo que hablo, necesito que respondas ¿por qué?

- ¿Por qué qué? No sé de qué hablas.

- Ayer... cuando llegaste, me besaste.

- ¿Qué? Imposible.

- Roseanne... solo pido que contestes eso, ¿Por qué?.

- Yo no te besé - negué con la cabeza. 

- ¿No? - negué con la cabeza. - De acuerdo... hablaremos de este entonces - sus manos sujetaron mi rostro rápidamente y justo antes de que pudiera decir nada sentí sus labios sobre los míos acariciando suavemente. 

Lisa acarició mi mejilla y apegó más su rostro al mío empezando a moverse lentamente sobre mis labios... cerré los ojos sintiendo la suavidad de los mismos, la calidez que dejaba sobre mis labios y el ligero golpe de su aliento que acariciaba mi rostro. Me dejé llevar... moviéndome en sincronía, dejando que fuera ella quien llevara el ritmo que sorprendentemente era pausado... suave... curioso... Sentí mi corazón acelerarse y mi respiración agitarse a la vez que el calor recorría mi cuerpo... invadiendo cada poro de mi ser hasta dejarme sin aire.

Suavemente se separó de mí aún con los ojos cerrados, lo supe porque no pude resistirme a abrirlos, en parte por la sorpresa. Un segundo más tarde ella los abrió, clavando sus pupilas en las mías, dejándome aún más sin aliento, como si eso fuera posible.

- Hablemos del beso... - susurró. - y dime que no has sentido lo mismo que yo, Rosé...

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