Hyunjin, más que una persona que prefiere vivir apartada o reservarse, solo era un niño jugando a ser adulto.
Nadie, a su edad y sin ningún tipo de empleo, tiene la capacidad de tomar el mandato sobre decisiones o acciones que no le conciernen. Solo han sido consecuencias que le ha tocado y ha tenido que afrontar. Y su inexperiencia constantemente lo llevaba a tomar decisiones o hacer cosas de las que estaba claro, se podría arrepentir.
Hace no muchas horas, recordaba haberse dejado caer en su cama. Y juraba que lo había hecho para tomar un pequeño descanso pa' levantarse a comer, darse un baño y volverse a dormir con más comodidad. Pero el cansancio lo traicionó y cuando se vino a despertar, fue gracias al reloj de mesa.
Terminó por levantarse, después de analizar su vida y si debería quedarse durmiendo un ratico más. Se echó un baño despierta loco, con agua fría y a las cinco de la mañana, se puso el uniforme de una buena vez porque de todos modos tanta ropa no había y sabía que terminaría llegando al liceo. Bajó a hacerse un café y se sirvió senda taza al ras, con un cigarrillo. Pese a que esa mañana no podía consumir ninguno de los dos, ni le paró bolas y se quedó recostado de la ventana de su sala, cual vecina chismosa que ve cómo se va moviendo el barrio a esas horas. No bueno, en realidad solo se quedó viendo como llegaba el amanecer y las personas que iban saliendo de su casa y lo saludaban por inercia.
Creyó haber escuchado un sonido, apenas giró y advirtió a una señito con los ojitos en rayita como él, que venía acercándose apoyada de un bastón.
—Ay abuela, pero me hubiese llamao' pa' ayudarla a venir pa' 'ca. —botó el cigarrillo por la ventana y se empinó lo poquito que le quedaba de café antes de levantarse y dirigirse hasta la seño, que se apoyó de su brazo.
—Tranquilo hijo, que mientras haya vida, todavía hay trote. Menos que antes, eso sí, pero sigue habiendo. ¿Vas a salir ahorita?
—Si abuela, tengo que pasar a hacer unas diligencias antes de caerle al liceo. —le ayudó a tomar asiento y se dirigió apuradito a la cocina. —Voy a hacerle algo pa' que desayune dentro de un rato, pero yo digo que se vaya a acostar otro ratico abuela, 'ta como que muy temprano.
—Es que no podía dormir, Jin.
Hyunjin alzó una ceja, mirándola de reojo, esa señora tiene la capacidad de dormir que Hyunjin quisiera tener pa' que el insomnio no le ataque.
—Ajá, claro...
—Jin, ¿Y tú papá?
Hyunjin detuvo sus acciones, se quedó mirando al frente, soltando un suspiro pesado y de evidente molestia.
—No sé, y no me importa.
—Ay mi amor, pero por más que sea-...
—¿Por más que sea qué, abuela? Los dos estamos claros de que está más en la calle que aquí, y para mi desgracia, al final del día siempre termina volviendo. Así que no tienes que preocuparte porque le haya pasado algo malo.
El silencio fue presente, aquella mujer sabía que Hyunjin era muy temperamental y ligeramente insensible cuando se trataba de cosas o personas que no representaban ni una mínima importancia para él. Pero de la misma forma, podía ser muy pasional y daría la vida y algo más si se trata de una persona que le importe mucho. Él era el máximo límite en ambas situaciones, pero por aquella ocasión, dejó a un lado sus palabras, al final del día estaba hablando del hijo de la persona que más amaba, alguien que definitivamente no lo merecía.
—Perdón, yo sé que no tengo que hablar así. —acabó de guardar un sándwich en una tacita y se llegó hasta su cuarto, pa' buscar el bolso. —Ahí le dejé algo pa' que lo caliente cuando le dé hambre. —se aproximó hasta la mujer, dejándole un abrazo y un beso en la frente. —Bendición. Nos vemos.
—Dios me lo bendiga y me lo favorezca. Ah, Hyunjin. —el mencionado detuvo sus pasos hasta la entrada y se devolvió. —Ten, te podría hacer falta. —le extendió un par de billeticos así como si fuera perico, caleta pues, ustedes saben cómo son las abuelas pa' dar plata. Hyunjin estaba comenzando a negarse y la mujer, acostumbrada a que lo hiciera, alzó una mano e interrumpió sus palabras. —No acepto un no como respuesta, Jin. Has hecho demasiado por mí, tienes que dejarme ayudarte.
Hyunjin lo aceptó solo por no querer ponerse a pico y pala con la mujer, le dejó un abrazo más y salió acomodándose la capucha del suéter, tras buscarse las llaves pa' sacar la moto del porche de la casa.
La verdad, es que Hyunjin era un chamo de cortas motivaciones para lo que podría ser una larga vida. Desde cierto punto, se planteó que solo se dedicaría a pagar las deudas que tenía, darle una vida de calidad a su abuela y cuidarla hasta que ella lo deje solo en el mundo, después de eso, ¿qué seguiría? Sentía que estaba limitado en variados aspectos, y que la posibilidad de hacer algo que le guste, vivir de ello, enamorarse o hacer la más mínima cosa que suele hacer feliz a las personas, era casi imposible, no creía ser merecedor de alguien, o de la vida normal de todos.
Aunque hace solo algunos días, había tenido una conversación con Jeongin que más que hacerle cambiar de parecer, le hizo considerar algunas cosas.
"—Ay Hyunjin, eres un mentiroso, algo debes querer hacer. —Jeongin estaba esperando busetas pa' su casa, en su caso, él se quedaba hasta tarde los lunes y no había llegado a coincidir con sus hermanos. Pero esa tarde no esperó solo, gracias a que Hyunjin estaba por ahí sin la moto y este le chuleó (corrección, Hyunjin se ofreció a brindar) un helado de chocolate que el menor se estaba jartando muy devotamente al dulce.
—Pues aquí no me vas a ganar, Jeongin. Literalmente no tengo qué hacer con mi vida.
—Pero Hyunjin, todos tenemos un sueño infantil, es decir, algo que de pequeños anhelamos al ser adultos. —Jeongin le ofreció del helado y Hyunjin, pese a que negó en un principio, cedió a sus insistencias y le quitó un mordisco de la paleta. —Yo cuando era más pequeño quería ser nadador o arquero, pero ese interés se disminuyó desde que me diagnosticaron la enfermedad. Ahorita, lo único que me gustaría, es estudiar algo como Educación, desde hace tiempo me ha llamado la atención el cómo podría generar cambios en este sistema educativo de la mierda.
—Eso es casi imposible, Jeongin. Esto es algo que lleva años establecido, nadie está dispuesto a cambiarlo porque significaría comenzar desde cero. Y créeme que el interés de los docentes es que pasemos las materias y salgamos de aquí, ahora, el que lo hagamos viendo pa' los laos y completamente inexpertos para la vida real, ya es otra cosa. A veces no se trata de depender del sistema, a veces se trata de tener la voluntad de aprender. Porque si se esforzaran en darnos una buena educación, ni siquiera las notas existirían, todos tendríamos los mismos conocimientos y aprenderíamos al mismo ritmo.
Jeongin se quedó mordiendo la paletica del helado, con la vista en el vacío. Era cierto, Hyunjin tenía razón en mucho. Pero para una persona como Jeongin, eso no era una limitante, más bien era una motivación.
—Pero yo sé que si tuviera que depositar mi fe en alguien que no lo hará como los demás, entonces voy a apostar por ti. —Jeongin no lo miró a los ojos, pero sonrió haciendo perder sus ojos de vista. —Si hipotéticamente tuviera un hijo, haría que viera clases contigo.
Permanecieron en silencio un rato, Jeongin quería que Hyunjin hablara, así fuera en lo más mínimo, porque a veces creía que el centro de atención de sus conversaciones era él y sentía que a veces tenía que oír de Hyunjin.
—Cuando yo era niño, siempre quise ser piloto de aviones. —habló tras un rato, comenzó a menear sus pies que no llegaban al suelo por la altura del murillo en donde estaban sentados. —Sé que suena ridículo, pero-...
—¿Por qué sonaría ridículo? Incluso me sorprende, pero supongo que deberás tener alguna razón.
—Mi mamá era asistente de vuelo. La mejor de todos. —Jeongin lo miró atento, era la primera vez que Hyunjin hablaba y no estaba dispuesto a cagarla. —Cuando trabajó un tiempo en la aerolínea de vuelos nacionales, conoció a mi papá que trabajaba en el mantenimiento de los aviones, se conocieron y bueno, tú sabes, se enredaron y duraron varios años trabajando duro para poder comprarse una casa y bueno, hacer su vida. Ellos no tenían la aspiración de tener hijos porque por sus trabajos, creían que no tendrían tiempo pa' eso pues. Pero ya ves que uno escupe pa' 'riba y la saliva le cae en la cara, mi mamá se embarazó de mí y aunque tuvo muchas discusiones con mi papá, terminó por tenerme y desde ahí, yo crecí básicamente al cuidado de mi abuela paterna, poco los veía a los dos y estaba acostumbrado a no hacerlo así que no aprendí a quererlos como ellos no aprendieron a quererme a mí. Después de que crecí más, fue que me llamó la atención lo que ellos hacían y cuando crecí aún más...entendí porque ellos casi nunca estaban, y supuse que nunca fui una prioridad para ellos. —Jeongin que empezó animado a escuchar el cuento, ya estaba más decaído. —En esos momentos yo no rendía en la escuela, y nunca quise que ellos lo supieran. Pero cuando hablaron con mi mamá, ella siempre buscó culpar a mi papá de que era el que no me prestaba atención, él obviamente intentó resaltar que era su culpa y desde ahí y supe que ellos no iban a ser los mismos y yo comenzaba a creer que era mi culpa.
Jeongin quiso decirle que no, que eso no era su culpa y tal. Pero dejó que él se desahogara, porque total, él también fue en su momento, el centro o tema de problemas en su casa, y sabe lo que es sentirse una molestia.
—Pero mi abuela siempre estuvo conmigo, creo que solo por ella es que me mantuve de pie. Cuando cumplí catorce, a mi mamá le llegó la oportunidad de trabajar en una aerolínea fuera del país, pero se iba a quedar ahí y muy extrañamente volvería a la casa. Ella se divorció de mi papá y se fue, ni siquiera vio atrás, o siquiera pensó que coño, que tenía un hijo...—Hyunjin quiso transformar ese nudito en la garganta en lágrimas, pero prefirió carraspear la garganta y seguir hablando. —A mi papá le afectó, al final del día la quería. Entonces se hundió en el alcohol y los vicios, dejó el trabajo y se dedicó a estar solo en la calle, a mí me dejaron de importar las cosas, todo a mi alrededor, lo único en lo que pensaba era en mi abuela. Creí que mi papá también se iba a ir, pero él solo trajo problemas con su adicción, perdió mucho dinero con un dueño de un casino y adquirió una deuda que si no pagaba, nos quitarían la casa. Desde ese día básicamente corté la poquita relación que tenía con él, pero no me podía dejar de brazos cruzados y que dejaran a mi abuela en la calle, pero era demasiado joven como pa' buscar trabajo, así que... bueno, supongo que tienes la última pieza en tus manos..."
Claro, esa vida pesada de Hyunjin. No justificaba pero al menos le daba un porqué. Hyunjin que en una realidad alterna de su vida, que solo existía en su mente, él haría exactamente lo mismo que sus papás, pero que jamás y por nada del mundo, dejaría abandonada a su familia, ni les haría creer que el trabajo es una prioridad.
Pero había un problema.
A él solo le importaba su abuela.
Y no se sentía motivado.
Pero estaba justamente en uno de esos momentos en los que se cuestionaba sus acciones. Y es que Jeongin, en la medida en la que pudo hacerlo, le convenció básicamente de hacer el intento. Hyunjin evidentemente se negó más de una vez, incluso se lo contó a su abuela (si, él le hablaba de Jeongin y de los nuevos amigos que tenía) y también se negó cuando ella le insistió. Pero quizá con algún par de golpes de conciencia, y el cómo su corazón se sentía cuando se imaginaba con una vida distinta, le llevaron impulsivamente a hacer algo de lo que no esperaba arrepentirse.
Cuando se enteró del vergo de exámenes, pruebas y documentos que tenía que tener para aplicar a la academia de pilotaje, Hyunjin volvió a decir que no por incontable vez. Pero vamos, que había que intentar un poquito más, y aprovechando que la deuda que el muy cabrón de su papá no podía pagar por sí mismo, estaba suavizada, entonces se permitió invertir un poco en eso.
Estaba en un laboratorio, esperando su turno para hacerse un examen. A Hyunjin le ladillaba estar en sitios así, la espera, los médicos que te tratan mal o las personas que injustamente se enferman. Era terrible. Pero daría la pelea porque por primera vez hacía algo por sí mismo.
Hyunjin no era necesariamente creyente, pero su abuela le dijo que cuando sintiera la necesidad de agradecer, lo hiciera. Y aunque no se lo creía, se hallaba a sí mismo agradeciendo por la pequeña esperanza que le daba ver a su abuela sin enfermarse porque le pudo comprar medicinas, de haber sido aceptado y tener juntas y de que uno de ellos, haya estado dispuesto a ser su mejor amigo.
Quizá las cosas podrían mejorar.
Cuando fue su turno, se llegó pa' hacerse su examen de extracción de sangre y lo recibió una muchacha que por su cara, y por la forma que lo vio, sintió que la había visto en otro sitio.
—No tengo permitido conversar acerca de cosas que me distraigan, pero es que necesito preguntarte...—la chama se aproximó colocándose un par de guantes y buscando una jeringa de paquete. —¿Tú no eres el que andaba el otro día en la gallera con una chama pelinegra ella?, con pollinita por la frente y andaban con un chamito que tú le brindaste como tres maltas.
Vaya, que detallista.
—Si... ¿tú no eres la chama que estaba bailando con ella?
—¡Ay, entonces si conoces a Mónica! —la chama pegó un brinquito antes de tomar asiento a un costado de Hyunjin. —¿Cómo está, no has hablado con ella estos días?
—Em, la verdad es que no, la última vez que la vi fue hace unos días que estaba buscando a su sobrino en el liceo. Pero si la vuelvo a ver le diré que le mandas saludos.
—No, es que te voy a dar un número pa' que se lo des, que la última vez se lo escribí mal porque andaba rasca'. Me llamo Dahyun por cierto, soy pasante de bioanálisis. —Hyunjin por un momento quiso quitar el brazo y soltarse la pretina. —Pero relax, que ya he hecho esto antes y no le he causado daño a nadie. ¿Tú examen es de...?
—Perfil 20.
—Bien, ¿Cuál es tu tipo de sangre?
—Eh... ¿roja oscura?
Dahyun negó sonriendo.
—No me refiero a eso, ¿no sabes cuál es tu tipo de sangre? —Hyunjin negó. —Bueno, te voy a sacar dos muestras pa' que tengas esos exámenes de una vez. Igual de algo te va a servir.
Hyunjin salió de ahí con ambos brazos doblados con algodones y un número de teléfono en la mano. Sería suerte que en el chance en el que llegó esa mañana, haya visto a Jeongin en la entrada y le dejó el recado de la chama Dahyun para su tía y le comentó que había tomado la decisión de intentar cumplir su meta de niño. Jeongin se alegró tanto que se le guindó en un abrazo pese a que se prometió no hacerlo de nuevo para no incomodar a Hyunjin.
Ya a eso como de las diez de la mañana, Mónica pasó por ahí para dejarle la comida a los sobrinos porque todos se habían parado tarde y como esa mujer no pela ni una, parecía que ya había ubicado a Dahyun, que aprovechó y le mandó los resultados de examen de Hyunjin con suma confianza.
Hyunjin de solo abrir esa hoja, se metió un coñazo mental. El calcio, bajísimo, el potasio, ni se diga, y si Juan Luis Guerra ve el valor de la bilirrubina, se cae de culo. Todo mal, en pocas palabras.
Iba a guardar el sobre, pero notó que había un papelito más y recordó que se había sacado otro examen. No era tan importante, al menos eso no lo iba a humillar recordándole que está descuidado de salud, solo era una tarjetica con su nombre y el resultado.
—O negativo...—Hyunjin se quedó viendo al frente, como dudoso. Recordaba haber oído algo de eso en algún momento, pero no lo recordaba. —Chaqui, bue, todo fino entonces. —notó a Jeongin a la distancia, que le estaba agitando la mano con una arepa en la mano para compartirle. Se levantó del suelo y se llegó hasta él. —Pero juraría que ese tipo me suena...
—Hyunjin, ¿comiste? —preguntó el menor cuando lo tuvo en frente, y raro no era recibir una negación, raro era que Hyunjin le dijera que sí. —Ven, acompáñame a comer aquí rapidito, pues.
Héctor Josúe seguía con la vaina de que tenía algo que preguntarle a Jeongin con respecto a los exámenes, pero se quedó en silencio, guardándose sus dudas mientras se jartaba una mitad de arepa.
—Jeongin...—el mencionado se giró emitiendo un sonido. Hyunjin llevaba rato haciendo pequeños rompecabezas en su mente y había uno que desde hace un tiempito no le estaba cuadrando. —Cuando me hablaste de tu enfermedad, me dijiste que era hereditaria, ¿cierto? —recibió un asentimiento. —¿A quién de tu familia se la heredaste? O sea, discúlpame aquí lo metiche, es que solo... tus hermanos se ven tan bien, que me parece hasta raro que solo tú tengas eso.
—Ah no, es que no te mencioné esto antes, de hecho nadie lo sabe porque es un tanto delicado. Pero es que yo le heredé esto a mi mamá... mi mamá biológica.
Hyunjin creyendo que iba a escuchar un cuento rela y viene el carajito y le sale con esa vaina. De bolas que se giró por completo, prestándole atención porque quería saberse eso.
—O sea, que tus hermanos, no son tus hermanos como tal.
—No, son primos de hecho. La primera persona en mi línea familiar en enfermarse así, fue mi mamá, claro, ella cuando lo supo, no quiso tener hijos porque sabía lo peligroso que era. Pero según mi mamá María Inés, ella se enamoró de un tipo en su adolescencia, probablemente solo un calienta oreja de esos que no quieren nada serio. Y ella quedó embarazada de mí, la familia casi le da la espalda, imagínate tú, dieciocho y ya con una barriga. Pero sus hermanos siempre la estuvieron apoyando y llevando el embarazo con ella que era demasiado riesgoso. Al final, ella tuvo que irse de este mundo pa' que yo naciera, me quedé con mi tía, que para mí es mi mamá. Hasta que a los cinco me diagnosticaron lo mismo y bueno, ya te puedes imaginar porque mi mamá es tan ciudadosa conmigo, imagínate lo que fue perder a su hermana, aunque ella dice que no la perdió del todo, porque dice que tengo los mismos ojos que ella.
Por ahí dicen que macho pecho platino no llora. Pero coño, a Hyunjin se le mojaron los ojitos.
—Eso es... un poquito fuerte.
—Claro, pero descuida, nunca la conocí. No puedo tener una perspectiva de ella en mi vida así que se me hace difícil extrañarla, pero claro, desde luego que hace falta aquí. Lo que es bueno de haber crecido con mi otra familia, es que con ellos no me faltó el cariño, hubiese sido difícil con mi mamá solita, porque a saber quien habrá sido ese desgraciado que la dejó. —Jeongin se quedó algunos segundos viendo al frente, una rabia fugaz lo atravesó, pero que va, ese niño era puro amor. Solo soltó un suspiro y dejó caer la otra mitad de su cuerpo en la grama del suelo, al ratico, sintió unas manos hacerse de unas caricias suaves sobre el cabello, sabía que lo de Hyunjin no eran las palabras, así que supuso eso como su gesto de compasión. —Ay Hyunjin, así es la vida. Nos quita y nos da cosas. Pero nunca nos deja solos, quedarse solo es una decisión.
Hyunjin no tenía nada que ver con el asunto, pero nada más por preguntar sintió que algo tenía que hacer por él. Pero es que apegar a ese muchacho más a él era una decisión cuestionable.
Aunque como quien dice, ¿ya pa' qué?
—Jeongin, ¿quieres salir hoy conmigo?
Ay vale, se está agrietando esa galleta e' soda.
...
Uno de los hechos más curiosos de la vida, es el cómo la realidad subleva a la expectativa.
Si algo pensó Carla al hacerse posible el hecho de que se acercara a su crush el perfecto güevón de Diego, era de lo más bello. Azúcar, flores y muchos colores, entonces eso se caía cuando se acercaba a él. Pero hasta cuando hacía eso, notaba que no era nada parecido a como lo pintaba en su mentecita.
Diego era demasiado distraído, no de forma inconsciente, sencillamente él le paraba bolas a lo que le daba la gana y era demasiado evidente cuando no lo hacía. Pasaba el 80% del tiempo hablando de lo más superficial y vanidoso que se le viniera a la mente, y si no era de eso, hablaba de él y lo egocéntricamente mucho que se quería.
Por tanto, esos chances en los que Diego la convidaba a pasar tiempo con sus amigos, se sentía, más que una persona en la conversación, como ese adorno que Diego podría abrazar por los hombros y asegurar como su cuadre del mes o algo así. Que de paso, no es que hacía eso con todo el mundo, había momentos en donde ciertas personas pasaban o saludaban a Diego y él se hacía el paisa con que tuviera a Carla al lao'.
Dígame eso, un día pasó su grupito completo, y Diego literalmente la soltó de la forma más care' tabla que haya podido presenciar.
Se sentía confundida. Y lo irónico de la situación, es que por más que quisiera, con Diego no existía la confianza de decirle: papi, vamos a sentarnos a hablar, sabes que yo me siento así y asao'. No, ella prefería hablarlo con Ryujin que porque le tenía más confianza y tal.
Y Ryujin no era precisamente una partidaria de la violencia. Pero eran esos momentos en donde tenía todas las ganas del mundo, de meterle un sipotazo a Chaer.
—Y no sé Ryu, a veces siento que no es lo que yo esperaba y-...
—¿Por qué esperas algo más de lo demás? —interrumpió, llamando la atención de Chaer que estaba perdida en su cuento. —Es decir, no puedes percibir a una persona como lo más bello del mundo y alimentar esa idea cada día solo porque no te atreves a vivir ese romance más allá de tu imaginación. No Carla, tú tienes que estar abierta a conocer y querer a las personas tal y como son, no puedes quererlas antes de conocerlas.
Bueno, Chaeryeong pensó, que de hecho eso sonó ligeramente a regaño. Pero con Rebeca Jailyn tampoco sabía, esta andaba últimamente con una actitud que no entendía. Quizá lo que no captaba es que cuando la iba a buscar, solo era para hablar y quejarse de Diego, ¿y quién coño se aguanta esa clase de jablatina?
Y eso le hacía sentir mal a Carla Yanela, porque Ryujin tenía muchísima razón pero cada que le hablaba se sentía regañada. Y no podía hablar con Yeji porque también la iba a regañar, y porque se la pasaba como un chicle de Lia. Y Yuna que iba a estar parando bolas de eso, si la carajita estaba pilas con que había llegado un programa deportivo al liceo y estaba era pilas de inscribirse en quiquimbol o voleibol. Y cada que Chaer le mencionaba a Diego, esta decía: ¿Qué, quién? ¿Quieres vení a juga' voley conmigo?
Miró de reojo a Ryujin, esta parecía molesta, y ella solo se preguntaba: ¿por qué? ¿Yo que hice mal?
—Ryu... estem, ¿tú estás molesta?
La mencionada la miró con la expresión más suavizada. Negó al instante, y luego se recriminó mentalmente el hecho de que en lugar de ayudar a Chaer, la terminaría alejando inconscientemente y hundiéndose más en la idea de que Diego era el indicado para ella.
—Eh, no, no, ¿por qué preguntas algo como eso, Chaer?
—No, bueno, es que te veo como que distraída, pero bueno... disculpa por preguntarte eso, fue ridículo.
Sabía que no podía dar respuesta verbal, porque Carla notaría su molestia. Tras unos segundos, Ryujin se puso de pie.
—¿Crees que tengas problemas si te jubilas?
—Pues la verdad es que sí. —Chaer más atrás se levantó, y se guindó su bolso. —Pero si es por algo que tenga que ver con mi mejor amiga, yo si soy capaz de hacerlo.
Ryujin sonrió. Le extendió su mano y la condujo hasta la salida, lugar en donde se hallaron a Jisung que estaba vendiendo un beta en la calle y acordaron a que cuando pasaran lista, le salvaría la patria a Chaer y le diría a Chris que hiciera lo mismo con Ryujin en el A. de ahí, Chaer medio se extrañó de que hasta un autobús hallan agarrado, pero se dejó llevar. No tardaron mucho en llegar al Limón, sitio donde bajaron y Ryujin la condujo hasta un sitio que estaba rejado y con las paredes levantadas a varios metros. Coño, por un momento creyó que estaban en una penal o algo así, pero cuando tocó timbre y un tipo mayor vestido de portero, la saludó con suma confianza y hasta le abrió, entonces se relajó.
—¿Dónde estamos, Ryu?
—Ya vas a ver. —caminaron hasta un pasillo en el segundo nivel, donde ubicaron a quien Chaer reconoció como el papá de Ryujin, que estaba dejándole unas instrucciones a un tipo antes de notarla y agitarle la mano. —¡Apá, ¿cómo estás?! Bendición.
—Dios te bendiga, mi amor. —le dejó un abrazo y beso en la frente. —¿Qué te habías hecho? No me digas que otra vez te estás jubilando pa' venir pa' 'ca. —Ryujin volvió incómoda la sonrisa que tenía, sintió un pellizco en el cachete y volvió a mirar al papá. —Te vas a meter en peo, Rebeca. Y donde le digan a tu mamá, va a saber que estás viniendo aquí. ¿Cómo está Rodrigo? —inquirió, refiriéndose al hermanito menor de Ryujin.
—Bien, ha preguntado por ti.
—Vamos a ver si lo visito un día de estos. —como que desvió la vista en un instante, notando a una cachetona con algunas pequitas en el rostro, entrepiteando el sitio con la vista. —¿Esta no es...? ¡Carla, tiempo que no te veo mi niña!
—¿Cómo está, señor Rogelio? —Chaer le correspondió el abrazo.
—Bien, mi niña. ¿Cómo están tus hermanos? Este año salen tú y Félix, ¿no?
—Bien gracias a Dios. Y así es, salimos en la misma promo de su hija.
—Coye, que Chévere. ¿No han planeado un viajecito pa' celebrar cuando salgan? —Chaer negó, miró a Ryujin a ver si asentía por parte de su salón, pero esta negó tras alzarse de brazos. —Bueno, cualquier cosa me dicen que podemos irnos un grupito majomenos a Mérida.
Coñooo, inviten desgraciaos.
Las muchachas asintieron, y el seño les avisó que al rato les brindaba algo pa' comer, que iba a hablar rapidito con un cliente ahí y se piró. Ryujin se quedó apoyada del barandal, mirando como las personas del primer nivel trabajaban ahí con la maquinaria y vaina, y Chaer se quedó a un lado igual de abstraída.
—¿Tu mamá no sabe que vienes a ver a tu papá?
Ryujin negó, soltando un suspiro.
—Desde que se separó de mi papá, me lo prohibió. Chaer...—la mencionada giró hacia Ryujin, pero solo segundos después bajó la vista hacia su mano puesta en el barandal, que fue sujeta por Ryujin. —Nunca te conté esto porque es delicado, pero confío en que tú no andarías regando esas vainas por ahí... Yo te comenté que básicamente ellos dos tuvieron problemas desde hace años. Pero no te comenté que esos nacieron porque mi mamá le montó cachos a mi papá. —Válgame Dios, y la seño que se veía tan tranquila. —y fruto de ese cacho fue Rodrigo. Mi papá quiso separarse de ella en ese momento, pero se quedó porque se sintió atado por mí y por el mismo Rodrigo que aun sin ser su hijo, él sintió la responsabilidad de estar presente. Con decirte que Rodrigo le dice papá a mi papá y a su papá biológico le llama por su nombre.
—Versia... Y cuando ellos se separaron, ¿siempre preferiste quedarte con tu mamá?
—No precisamente, pero digamos que sí. —respondió algo cabizbaja, Chaer arrugó la frente sin entender. —Es que de ser por mí, yo me hubiera quedado con mi papá, porque él me escucha verdaderamente y me apoya. Mi mamá pelea mucho conmigo, es que tenemos visiones del mundo y de las cosas que no son similares y chocamos. Desde que se enteró que quiero estudiar arquitectura, me recrimina, que no, que me busque algo más para las mujeres y tal...—Chaer negó irónicamente, al igual que Ryujin, es que era altamente ridícula ese tipo de opinión. —Pero no me puedo alejar de ella del todo, no quiero dejar a Rodrigo solo, no quiero que crezca con la sensación de que no le importa a su hermana porque esta se fue y ya.
—Mmhh... entiendo. No eres la única, a veces también termino discutiendo con mi mamá por lo mismo, cree que la ingeniería no es para las mujeres.
—¿Por qué será que piensan que a estas alturas de la vida nuestro valor sigue siendo nulo?
—¿Verdad que sí? ¡Es retrógrado y ridículo!
—Siempre creen que deberíamos prestarle más atención a las tareas del hogar, para que si llegáramos a conseguir un hombre, dependamos de él, o sea...—Ryujin terminó por suspirar pesado, se echó a reír contagiándole la risa a Carla, al final era mejor reír que llorar. —Si solo sirviéramos pa' eso, entonces no tendríamos un cerebro igual o hasta mejor de activo que los hombres, nos limitaríamos al pensamiento paradigmático y retraído de quien sabe qué época.
—Pero tranquila...—Chaeryeong pasó un brazo por los hombros de Ryujin, acercándola más a ella. ¿Sobona? Si, bastante y a mucha honra. —Al menos tienes el apoyo de tu papá que estoy segura, harás muy orgulloso. Así que si por alguna razón, yo no puedo lograrlo, uste' prométame que por las dos va a seguir adelante y vas a demostrar que todos valemos lo mismo.
Ryujin quiso decir que sí de una, pero vamos, ella no quería los sueños a medias. Sabía que aunque sonriera, Chaeryeong no sentía cien por ciento seguridad en lo que estaba afirmando, ni mucho menos le estaba gustando la idea de asumir que no puede hacerle frente a sus intereses.
—Mjum, ¿tu promesa? —tenía el meñique al aire. Ryujin aceptó pero para sus adentros esa solo era una promesa de que si pudiera, la ayudaría sin pensarlo. —Mira que de las dos niñas que siempre hacían construcciones de tierra y piedras en el patio de mi casa, al menos una tiene que ser exitosa.
Ryujin sonrió, solo en una oración, Chaeryeong la llevó de vuelta al pasado nostálgico e inocente que tuvieron ambas. A veces quería volver ahí, a la infancia donde el único problema que tenía con su mamá, era por llegar sucia de estar todo el día jugando con Chaer, sin siquiera pensar que entrarían pronto al liceo y que desconocería a Chaer, que pasaría de ser una niña completamente segura de lo que quería, a una joven que comenzó a priorizar lo que creía como amor por sobre sus intereses, que comenzó a doblegarse e inevitablemente a adaptarse a un futuro sin vuelta.
No quería decirlo en voz alta, pero extrañaba a la vieja Chaeryeong.
𝐓𝐋𝐋𝐓𝐍𝐄𝐌𝐂 ©