Limerence | YeonGyu

By Kokyon

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Donde BeomGyu quiere acabar con su frustración y YeonJun se ofrece a ayudarle. ➥ Capítulos cortos. ... More

Begin - Hugs
Step two - Kisses
Step three - Sleepy
Step four - Purple
Step five - Touches
Step six - Second Touches
Step seven - Fingers
Step eight - Tongue
Step nine - First time
Step ten - Doggy
ESPECIAL SAN VALENTÍN
Step eleven - Plush
Step Twelve - Wall
Step Thirteen - Rubbing
Extra - Kai's Misadventures!
Extra - The adventures of Soobin!

Step Fourteen: Praise

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By Kokyon

A ojos de Yeonjun, la situación se estaba volviendo lentamente insostenible.

Le gustaba besar a Gyu, acariciar su cuerpo, ver su rostro divertido hecho añicos en un lindo recordatorio de quién tenía la última palabra al final del día. Su relación no había cambiado después de la advertencia que sembró y estaría encantado de decir que así debían seguir, pero estaba asustado.

Beomgyu era obstinado, lo conocía bien. A propósito buscaba indagar en sus gustos más recónditos para ponerlos en práctica y hacer de sus sesiones algo más que solo ameno. Sin embargo, Choi mayor no quería que Gyunie confundiera las cosas. No ahora, después de estar él mismo con la estaca atravesada en el pecho.

Temía que solo fuera atracción física y le abandonara cuando encontrase a alguien mejor que él en todo aspecto.

—¡Yeonjunie!

El de cabellos rosados suelta un grito y se cubre la boca con la mirada perdida en la pared, casi como si estuviera pidiéndole a su alma regresar dentro de su cuerpo después del susto que le dio Choi menor.

Beomgyu se carcajea de lo fácil que le resulta tomarlo desprevenido.

—Eres un cobarde, ni siquiera soy feo para que te asustes así.

—Tocar no te va a matar, ¿sabes?

—¿Y darte tiempo para que me escondas cosas? Ni hablar, hay que ser muy sigiloso.

—¡Qué tiene de sigiloso abrir la puerta de golpe!

Se encoge de hombros.

—¿Y bien? ¿Qué necesitas?

Beomgyu se apresura en hacer uso de su "pase exclusivo para entrar a la habitación de los hyungs donde él también pertenece aunque no tenga cama" y se sienta sobre la silla giratoria frente al escritorio.

—Yo... bueno... quería saber si tú...

Jun levanta una ceja. Así comenzaba cada vez que tenía vergüenza de esclarecer sus necesidades. Era la oportunidad perfecta para decirle algo que pudiera incomodarle y así volver a trazar la línea divisoria entre romance y atracción.

—¿Querías saber si puedo enseñarte algo nuevo?

Asiente con los mofletes rosados.

Yeonjun guarda silencio un instante y comienza a rememorar el tipo de situaciones en las que se había envuelto y las que más había disfrutado. Quitando a Beomgyu y su perfecto rostro de la ecuación, la respuesta parecía ser siempre la misma: mujeres.

El pensamiento le hizo pasar saliva y logra así captar aún más la atención de Gyu.

¿Sería excesivo si...?

—No lo sé, Gyu. Puede que sea demasiado.

El castaño boquea. ¡Se lo había cogido en pleno pasillo y resulta que "eso" era demasiado! Imposible, se negaba a creerlo.

—No seas tonto, nada es demasiado para mí.

Se cruza de brazos, casi ofendido. Entonces ve de reojo a su hyung. Yeonjun se levanta y busca dentro de la cómoda del lado izquierdo una caja de metal con una decoración demasiado bonita para el gusto del más bajito.

Se la acerca y, al entregársela, deja sobre ella una caja más pequeña con un listón rosado.

Beomgyu abre el empaque más grande y se lleva una sorpresa al ver que allí había un conjunto muy bonito. Constaba de una blusa celeste con un escote modesto y un listón en la cintura, una falda tableada de color crema y un par de accesorios delicados.

Observa el contenido y luego a Yeonjun, curioso.

—Cuando dijiste que usarías una falda para el próximo comeback, no me imaginaba que sería así de corta. Digo, no está mal, pero creo que será difícil que la prensa lo ignore.

El pelirosa sonrie. Gyunie es bastante incrédulo.

—No es mía. Preguntaste si me gustaba algo en particular y la respuesta es sí: me gustan las chicas.

Le toma entre cinco a seis segundos atar todos los cabos sueltos en esa simple oración y el pobre contexto espacial que tiene. Los colores se le suben al rostro de forma veloz.

—Pero soy un chico...

Balbucea.

—¿Y?

—Dijiste que te gustan las chicas...

—Sé lo que dije.

Choi menor baja el rostro, apenado, pero Yeonjun le toma por el mentón y se inclina, viéndolo de cerca.

—¿Quieres complacer a hyung?

『 L ɪ ᴍ ᴇ ʀ ᴇ ɴ ᴄ ᴇ 🎀』

En el exterior el sol brilla con fuerza. El flujo de personas es activo y el bullicio de la calle apenas puede considerarse molesto.

Yeonjun trae consigo un par de bolsas de grandes tiendas. Su perfecta sonrisa está oculta tras la mascarilla, pero sus ojos zorrunos delatan su felicidad. No así Beomgyu, quien trae puesto el conjunto que había visto esa misma mañana en la habitación del mayor.

El sombrero café y lo rápido que había crecido su cabello (sin ser exagerado) lo mimetizan bastante bien, pues incluso sus sectores visibles de piel son suaves y pálidos.

El más alto destaca sin dudas. MOA no es tonta, reconocerían al idol en cualquier parte y bajo cualquier máscara. No obstante, debía agradecer lo respetuosas que eran. Sin preguntas, sin interpretaciones carentes de sentido, apenas lo veían, le saludaban con una seña de manos a la distancia, ignorando a Beomgyu, o eso quería creer.

Caminan un par de cuadras hasta llegar a una cafetería particular. Su aspecto elegante y la cantidad de adultos que allí concurren le indican lo lujoso del recinto.

Se ubican en una mesa apartada de la entrada, y siente pánico al ver a Yeonjun quitarse las gafas y el cubrebocas.

—Descuida, nuestra imagen pública está a salvo aquí. He venido antes con una que otra muchacha, nadie se enterará de que eres tú en un "disfraz" —simula comillas con sus dedos, largándose a reír cuando ve el rubor en las mejillas de su acompañante.

—Esto es ridículo y no tiene ninguna relación con mis clases.

Se cruza de brazos, bufando. Su tensa mirada se afloja cuando siente una mano familiar sobre su rodilla, bajo la mesa.

—¿Estás familiarizado con la humillación pública? —La sonrisa de Yeonjun se ensancha. Sus dedos juegan con el borde de la falda y disfruta cada movimiento de ese pequeño temblor que recorre los hombros de Beomgyu. —Solo bromeo —entonces aleja su mano.

Los brazos de Gyu se derriten sobre la mesa, apoyando la frente sobre el frío mármol.

—Idiota.

Refunfuña instantes antes de que una chica se acerque a tomarles su pedido.

Sus ojos analizan cada detalle de la gesticulación facial de la mesera. Sus mofletes cubiertos de un suave maquillaje, sus párpados sonrientes ante la coqueta amabilidad de su hyung.

Aprieta la mandíbula sin darse cuenta y se mantiene en un sepulcral silencio hasta que regresa con su orden y Choi mayor despega la vista del móvil.

Sus orbes recuperan color al ver el helado de tres chocolates frente a él, pero juzgan en silencio cuando el pelirosa disfruta como un psicópata del helado de menta.

—¿Haz pensando en eso?

Yeonjun alza una ceja, atento a la pregunta.

—Que debes estar loco, ya sabes, por tu sabor favorito de helado.

El mayor rueda los ojos al verlo comer y hablar con tanta seriedad sobre algo tan ridículo. Pequeñeces insignificantes como aquellas ocurrencias le revolvían el estómago. Fijarse en ello y adorar incluso bajo falsos reproches a Beomgyu era lo que le preocupaba al final del día. La pregunta volvía a su sistema y el hormigueo le atravesaba la piel de izquierda a derecha. ¿Y si solo él perdía en ese juego de tira y afloja? ¿Y si Choi menor se daba cuenta de una vez por todas que siempre confundió la atracción con el amor?

Piensa en continuar con la conversación sin sentido, pero se queda en blanco más tiempo del que había contemplado. Nota que, para variar, Beom se había ensuciado la comisura de sus labios con crema. Si sus circuitos fueran amables, limpiaría su boca con brusquedad y se contentaría con el tierno reproche de su maknae. Sin embargo, lo cotidiano y lo cálido que se sentía la escena su pecho le obliga a ponerse de pie, inclinarse sobre la mesa y aplastar sus labios sobre los ajenos.

Gyu se sobresalta y busca con la vista alguna mirada inquisitiva que pueda estar acusándolos, a Yeonjun sobre todo. Nadie los mira ni presta atención. Son ellos dos en una burbuja invisible donde la vergüenza no existe.

Aprieta los párpados y siente un nudo bajar por su estómago al recibir la lengua de su hyung dentro de su cavidad. Sus pulsaciones suben y no puede retener más tiempo el suave gemido que Yeonjun se traga sin pudor. Allí en público, con ese atuendo vergonzoso, con la completa atención de su casanova favorito.

Se separan en contra de lo que Beomgyu pudo haber querido. Agacha la cabeza y fija su avergonzado semblante sobre sus rodillas temblorosas.

Había sido apenas un beso. Uno semejante a cualquier otro que hubieran compartido antes. ¿Qué pasaba con esa reacción tan exagerada?

—Buena chica.

Aprieta la falda con sus nudillos. No debe sentirse tan a su merced solo al escuchar su voz ronca, viendo de reojo su sensual mirada lasciva.

Piden la cuenta y esperan hasta que el bulto bajo la falda de Gyu pase desapercibido para regresar a la residencia.

『 L ɪ ᴍ ᴇ ʀ ᴇ ɴ ᴄ ᴇ 🎀』

Entrada la tarde y desaparecido Yeonjun a través de la puerta de su habitación, Beomgyu queda perplejo en el umbral del comedor. Sus pies pesaban y sus muslos se sentían fríos por el constante roce de la brisa con su piel expuesta.

Evoca un suspiro y se quita el sombrero, dejándolo sobre la mesa. Analiza el reloj de la pared y nota que aún faltan un par de horas para que Soobin y Kai regresen de su descanso programado.

El tiempo que estuvo fuera junto a su hyung le pareció poco ilustrativo. Ir de compras y comer en una cafetería no era muy diferente de sus días libres habituales. Se lleva una mano al cabello para soltar su bonito arreglo, pero antes de emprender camino a su habitación para ponerse algo más cómodo, una voz familiar le susurra por la espalda.

—Bonito fetiche.

Gyu se espanta al tiempo en que un escalofrío baila por su espalda. Deja escapar el aire de sus pulmones compungidos al voltear y encontrarse con Taehyun.

—Yo, bueno, verás...

Nervioso y con el cuello colorado, solo atina a agachar la cabeza ante el maknae.

—No soy quién para juzgarte, ¿pero te has detenido a pensar en lo lejos que estás llegando por atención? Perderás tu autoestima.

Beomgyu aprieta los labios. La voz de la razón podía ser muy cruda e indolente. ¿Por qué no podía tratarse de Kai, quien solo reiría al verlo de esa forma y le echaría porras invisibles a su campaña arriesgada? Se sentía patético.

—Ahórrate los sermones... estoy exhausto.

Tae mantuvo la mirada sobre su cuerpo más tiempo del que creía necesario. Sus hombros se crispan cuando la cálida mano del cantante le sostiene por el mentón y le hace alzar el rostro. Inspeccionando, como a un objeto.

—Sabes, hyung, debo admitir que Yeonjun no se equivoca del todo contigo —acorta la distancia y de pronto sus pantalones claros rozan las piernas pálidas y temblorosas de Choi—, te adaptas tan bien a las circunstancias... —le rodea la cintura con uno de sus brazos y lo apega firme contra su pecho— que incluso a mí me comienza a gustar.

Beomgyu se queda sin aire. El calor abrasador de alguien sincero es tan distinto del sube y baja constante de emociones inciertas que vive a diario con su hyung mayor. Sus mejillas se espolvorean de rojo y sus labios se mantienen separados. El atuendo no es el adecuado para Taehyun, pues con el par de tacones se ve mucho más alto que él, pero aun así... es tan demandante.

—Tyunie... no deberíamos.

Kang chista la lengua y rueda los ojos. Dios, ¿cuándo se había vuelto tanto más atractivo?

—Tonterías. ¿Acaso no lo hacían para liberar estrés? No tienen una relación formal de ningún tipo, y yo seré honesto contigo. No voy a obligarte ni pasaré por encima de ti. Seré respetuoso y cumpliré tus caprichos —acaricia el terso cuello de Gyu con la punta de su nariz, exhalando aire caliente justo antes de besar su manzana de Adán—, ¿no es acaso eso lo que buscas?

Sus piernas tiemblan al verlo elevar el rostro. Tan cerca de sus labios, jamás pensó que lo besaría. Suave, gentil, respetuoso. El extremo opuesto a los tratos y maneras de Yeonjun.

—Choi Beomgyu.

Apenas abre los párpados, esa mirada afilada lo devuelve al fango inestable. Empuja a Taehyun por los hombros, casi como si se sintiera obligado a dar explicaciones.

—¿Oh? ¿Es un mal momento?

Kang se cubre los labios con la diestra, divertido. Hacía tanto que no veía a Yeonjun hervir de rabia. A su parecer, era muy similar a un gato erizado.

—Hablamos esto, Taehyun. Pensé que había quedado claro.

—Depende de lo que entiendas por "quedar claro". Fuiste muy claro al decir que lo tendrías en tu cama, pero muy ambiguo al no especificar de qué forma. Querías follártelo, no formalizar una relación. ¿O me equivoco?

Choi menor intercambia miradas con Tae y luego centra su atención en el más alto de los tres. Técnicamente no era algo que no supiera, pero que el rubio estuviera enterado y lo expusiera de esa forma era un escenario diferente. Quería sentirte ofendido, usado, pero estaba disfrutando ver el sonrojo tan vivo en el rostro del mayor.

—No tienes poder de decisión en esta situación.

—¿Y tú puedes decidir por él, entonces?

Taehyun parece empujarlo al borde de un acantilado invisible. ¿Acaso tenía alguna oportunidad con Yeonjun? ¿O quería poseerlo como a un juguete? ¿Estaba bien con eso? En algún momento sintió emoción por las declaraciones tan reveladoras, olvidándose de que Tae se le había confesado hace un par de minutos atrás.

—Él y yo tenemos un trato, y hasta que no quede zanjado, no puedes entrometerte.

Ah, ahí estaba de nuevo, el recuerdo de esa voz diciéndole que no confundiera las cosas. Estúpido Choi Yeonjun.

—Eres muy egoísta con él —ríe sin más, negando con la cabeza. —Bien, cómo quieras. Seré paciente.

El incómodo silencio que se esparció por el living desaparece ante las quejas de Beomgyu al ser arrastrado por Choi mayor luego de esa intensa batalla de miradas que tuvo con el segundo maknae.

Entra a la habitación tropezando con la alfombra debido al fuerte agarre de Yeonjun. La pobre conversación y el brusco trato terminó por molestarlo, incluso si verlo celoso fue un plato servido a excelente temperatura.

—¡Qué pasa contigo, joder!

Refunfuña. Al mismo tiempo, el de cabellos rosados asegura la puerta con llave. Beomgyu se cruza de brazos, esperando una respuesta.

—Taehyun no es adecuado para ti.

El más bajo rueda los ojos con sorna.

—¿Y quién sino? Fuiste claro al decirme que no confundiera las cosas, Choi Yeonjun.

—¡Lo hice para protegerte!

El tono de voz del más alto se eleva, pero Beomgyu no retrocede ni se deja intimidar.

—¡Protegerme de qué! ¡Nunca te pedí que lo hicieras!

Sus hombros se encogen al ser atrapado contra la pared, ambas manos de Choi mayor a los costados de su rostro. Un temblor se ubica en sus rodillas y se siente diminuto ante esa oscura mirada.

—De mí, maldita sea. ¿Acaso no entiendes lo que le haces a mi cuerpo?

Lo encierra en un abrazo apretado, su abdomen encima del contrario. Beomgyu puede sentir perfectamente los erráticos latidos en su pecho.

—Me gustas, me gusta tu cuerpo. Me gusta la cara que pones cuando mis manos están sobre ti, lo ridículo que te escuchas por las mañanas cuando no te quieres despegar de la cama. Me gustan tus berrinches y tu actitud caprichosa cuando revoloteas a mi alrededor.

Una pequeña convulsión en los hombros del pelirosa le advierte de su silencioso llanto. En ningún momento corresponde el abrazo.

"Pero no te amo", piensa Choi mayor, y se siente patético. Desconoce si por no decirlo, por no creerlo o por aferrarse al pánico de ser rechazado.

—...A mí me gustó...

Murmura tan bajo, incluso si tiene los labios por debajo del lóbulo de Yeonjun.

El más alto se incorpora y seca los párpados para observar mejor. Beomgyu sigue con el cabello atado, la falda tableada y la camisa mal puesta.

—Me gustó cuando dijiste que era una buena chica.

No termina de comprender a qué se refiere al decir que no confunda amor con atracción y después le dé ese tipo de confesiones. Es confuso y necesita pensar, pero no puede hacerlo frustrado.

Yeonjun intenta disuadir las intenciones del menor, pero este se escabulle de entre sus brazos. Se deshace de sus botines y acomoda las largas medias sobre sus piernas. Posterior a ello, se sienta en medio de la cama de su hyung. La falda apenas cubre lo necesario y la blusa se desliza por uno de sus hombros, exponiendo su cuello. Sus delgados dedos agarraron el edredón y bate las pestañas al mirar de pies a cabeza al mayor.

No utiliza palabras, su hechizo es más fuerte que la propia dicción. Yeonjun se arrastra sobre su cuerpo y se queda un instante allí para contemplarlo.

El adorable brasier de algodón se trasluce bajo la luz tenue de la lámpara en la esquina de la habitación. Los labios le brillan por las nerviosas mordidas que se adjudicaba debido a la ansiosa espera.

La yema de sus dedos traza con lenta paciencia sobre las diferentes telas. Se deshace de la parte superior y vuelve a mirarlo.

Beomgyu tiene las mejillas enrojecidas. La ropa interior era opcional, por lo que quedaba a la imaginación de su hyung si dispondría o no se ella.

Fue una grata sorpresa conocer por fin su decisión.

—No puedo llenar este espacio.

Indica los bultos vacíos del brasier. Choi podía ver sus tiernos pezones si observaba desde su posición.

—Es perfecto así.

Usa una de sus manos para separar las piernas de Gyu y se ubica entre sus muslos. Acaricia las caras internas con ambos pulgares en movimientos circulares. Choi menor se recuesta sobre su espalda y eleva ambos brazos sobre la cabeza, juntando sus manos.

Yeonjun sostiene una de sus piernas por debajo de la rodilla. Besa su muslo y reparte caricias con sus labios hasta el dobladillo de la falda.

En esa posición, mueve únicamente la mirada para encontrarse con el rostro avergonzado de su maknae favorito.

Beomgyu siente que la sangre le corre del cerebro a la ingle en cuestión de segundos.

—No te burles.

Utiliza ambos antebrazos para cubrir sus párpados al sentir la mano de Yeonjun levantando la tela café.

En Corea del Sur, un país vanguardista, pero conservador, es muy común que las muchachas utilicen un short de protección bajo las faldas y/o vestidos para caminar sin miedo de sufrir algún accidente indeseado. Dada está cuestión, las chicas con las que Yeonjun salió antes siempre utilizaron este "accesorio" y nunca se lo cuestionó más allá.

Ver a Beomgyu en bragas de encaje, sin este pantaloncillo protector, fue toda una experiencia. La tela traslúcida encierra apenas su pene medio despierto, abrazando sus caderas y cerniéndose a la perfección entre sus preciosas nalgas.

Blancas, del mismo color del brasier.

—Mierda, Beomgyu.

Jadea sin darse cuenta, siendo apretado por esos muslos que se contraen sobre sus mejillas al exhalar caliente sobre el eje de la polla de Gyu.

Se libera sin esfuerzo, subiendo para encontrar esos labios maltratados por la agonía de la espera.

Se besan después de intercambiar miradas. Los dedos de Beomgyu se crispan sobre la camisa del pelirosa, arqueando la espalda al sentir la mano del mayor apretando su glúteo derecho. Los esponjosos labios de Jun bajan por su mentón y se detienen frente a su pecho.

—Deja que me quite esto primero.

Hice un ademán de moverse para desabrochar la parte posterior del sostén, pero Yeon niega con la cabeza.

—Déjalo así, cariño.

Apenas procesa el apodo, cuando el dedo índice del mayor mueve el sujetador hacia arriba, liberando sus pequeñas protuberancias.

Imagina que, de esa forma, los bultos femeninos debían rebotar y volver a su posición, dándole una vista provocativa del cuerpo de una mujer. Aquellos pequeños guiños le provocan cosquillas en el vientre.

Yeonjun posiciona ambas manos sobre el pecho de Choi menor, utilizando únicamente su boca para estimular el vientre de su chico. Besa sus costillas, panza y vientre bajo, volviendo a subir para exhalar el aire caliente de sus pulmones sobre uno de los botoncitos enrojecidos. Saca su lengua y envuelve el pezón derecho, aplastando su erección justo sobre la entrepierna de Beomgyu.

Este gime por el repentino movimiento. Su pecho se infla de aire y su pelvis se eleva para aumentar el agónico roce.

—Hyungg... —lloriquea. —Ah...

Los dedos de Yeonjun se encargan del brote izquierdo, removiendo con suavidad. Sus labios carnosos aprietan, succionan y estiran el otro botón. De vez en cuando, su lengua buscaba calmar el ardor que provocaban sus dientes al magullar la zona.

Beomgyu sostiene los cabellos de su hyung con una mano, mientras que la otra apenas puede contener los dulces sonidos que nacen en su garganta y mueren sobre su palma. Intenta juntar las rodillas, pero las caderas del mayor le impiden aliviar su erección.

Entonces Yeonjun se incorpora y limpia la humedad de sus labios con su propia lengua. Aprecia un instante el desorden que es Gyu y se sienta a un costado suyo.

—Haremos algo diferente esta vez.

Beom lo mira, curioso.

—Ponte de rodillas y chupa.

Petición u orden, Choi menor no tarda en obedecer. Baja de la cama a gatas y se ubica entre las piernas del mayor. Libera la endurecida erección y siente vergüenza de pasar saliva de forma tan evidente. Choi mayor parece divertido con su reacción. Le coge por el mentón y le separa los labios con dos dedos, índice y medio.

—Qué húmeda boquita.

Pasea los dedos dentro de su cavidad, acariciando su lengua con los nudillos mientras que con la diestra se masturbaba viéndolo inmóvil.

—Eres una chica muy obediente, ¿no es así, Gyunie?

Gime en respuesta, juntando las rodillas, apretando sus nudillos sobre ellas. Sus párpados se cierran por instinto, pero Choi mayor se detiene ante esta acción.

—Tus ojos en mi polla, princesa.

Algo afrodisíaco hay en sus palabras, los dedos explorando su garganta o la forma en que su mano sube y baja por su pene mientras lo mira con tanta admiración. Su cerebro parece adormecido ante tantos estímulos.

—¿Crees poder tomarme?

Asiente, restándole importancia a la baba que baja por su mentón debido al constante salivar estimulado por los hábiles dedos del más alto.

—Pruébalo.

Extrae sus dedos y los lleva directo a la coleta de su cabello, acercándolo a su pene rígido y húmedo. Lo introduce sin más y apenas tiene un reflejo nauseoso debido a la estimulación previa de su cavidad oral. Gime al envolverlo por completo, chupando cuál dulce de niño, embelesado por la sonrisa zorruna de Yeonjun.

—Mi buena nena, lo haces muy bien...

El tono de su voz parece más ronco que de costumbre, así también sus ojos, nublados por una borracha lujuria. Las caderas de Beomgyu se contraen, moviéndose inquieto en busca de cualquier cosa que le otorgue fricción.

—Quieta, no seas impaciente. Cuidaré muy bien de tu coño si te comportas.

Gyu aprieta los párpados, deseando sentirlo dentro cuanto antes.

En todo momento se deja guiar por el ritmo que establece Yeonjun, adorando el ardor en su casco cada vez que jala de su cabello para alejarlo de su pene, volviendo a engullir apenas presiona de regreso a su pelvis. Sonidos lascivos inundaron la habitación, el sollozo de Beomgyu mezclado con el pegajoso ruido de sus labios abrazando la caliente polla de su hyung.

Un suave pop lo separa del falo erguido y Yeonjun lo sube a sus rodillas.

—Muéstrame.

Con manos temblorosas sostiene la tela de la falda y la levanta lo suficiente para enseñarle las bragas de malla, húmedas por su presemen. Aprieta los labios al desviar la mirada y notar lo cerca que está su hombría de la de Yeonjun, mojada por su saliva.

Choi mayor lleva su diestra sobre la ropa interior de su dongsaeng y remueve el líquido de la hendidura con la tela alrededor de la cabeza roma. Beomgyu solloza, pero es obediente y se mantiene en su posición, tensando los glúteos.

—Eso es, bebé... Lo tomas muy bien.

Susurra dulce a su oído, dejando uno que otro chupetón en su cuello, sin descuidar la atención en el falo ajeno. Se deja encantar con los temblores del más bajo, arrullando con bonitas palabras por mantener las manos quietas, enseñando su bulto mientras se deja tocar.

—Estás lo suficiente mojada. Inclínate un poco.

Un poco incómodo, su tren superior descansa sobre el pecho de Yeonjun y sus caderas se elevan para que pueda juguetear con su agujero. Se asusta al escuchar las bragas romperse, pero las caricias circulares desde su punta, pasando por sobre su perineo y descansando en su ano le relajan.

Jun escurre con sus dedos el líquido preseminal en la entrada de Gyu, sin introducirlos, solo humedeciendo el borde. Entonces lo sostiene por la cintura, alinea su pene en la posición correcta y se entierra en él, sin preparación, pero sin la tensión que suele caracterizar al ansioso Beomgyu.

Un calor apretado y abrasador lo inunda, acompañado del gutural grito del menor colándose hacia el exterior de la habitación. Se queda quieto, impropio de su egoísta placer, y suaviza el lloriqueo con besos en los hombros, delicados toques sobre la vena más gruesa de su cuello.

—Shh... Mi niña bella, lo estás tomando muy bien.

Y contrario a lo que Choi menor podría esperar, el ardor comienza a disiparse, reemplazado por un cálido placer en lo profundo de su pecho. Sus tiernas palabras reconfiguran el funcionamiento de su cuerpo, llevándolo a una fantasía que jamás creyó experimentar.

—Eso es, amor, brinca sobre mí polla.

Yeonjun le sostiene por las caderas, dándole libertad de acción por primera vez. Siente nervios de cometer un error, mas, una vez sube y se deja caer, el resto fue es viaje sin retorno por las olas del placer; la voz de Jun sobre su cuello diciéndole lo lindo que es, apreciando su forma de brindarle placer, es incluso más satisfactorio que llegar al climax.

Se mece con esmero, sintiendo cada fibra de sus músculos anales soltarse y contraerse alrededor de la venosa extensión de carne. Sus piernas tiemblan ante los dedos intrusos que aprietan sus muslos. Y gime con fuerza al escuchar sus gruñidos posesivos, deseoso de más.

—Eres mío, Gyunie... Todo tu bello cuerpo me pertenece —murmura ronco, mordiendo su hombro cual animal primitivo—. Sé que no tendrás suficiente con nadie más, porque no hay otro que sea capaz de llenarte como yo.

Los dedos del de cabellos rosa se entierran en las caderas del moreno, apoderándose del vaivén, elevando su cintura para golpear preciso sobre la próstata hinchada de Beomgyu.

—¡Hyun...gh! ¡Junie!

—Tu boquita solo se acuerda de mí cuando estás por venir, ¿no es así, Gyu?

Le toma por la coleta del cabello, obligándolo a conectar miradas. Los ojos llorosos del menor se pierden en el placer.

—Por supuesto que sí, bebé...

Muerde su manzana de Adán, lo afirma por debajo de los muslos y lo levanta. En esa posición camina hasta empujar la espalda de Choi menor contra el ventanal de su habitación. Las cortinas traslúcidas apenas cumplen su función de otorgar privacidad.

La falda de Beomgyu cubre su trasero de posibles miradas curiosas, siendo delatado únicamente por su rostro erótico. Yeonjun vuelve a embestir con fuerza, recuperando su posición de dominio. Adora ver los labios de Gyu incapaz de encontrarse, exprimiendo su dulce vocal a través de los temblores de su cuerpo.

Se deshace del agarre al dejarlo apoyado sobre sus pies en el suelo. Lo voltea para descansar su rostro sobre el velo de la ventana y vuelve a encorvar su espalda para tener un acceso perfecto. Apenas levanta la prenda que cubre sus glúteos rojos y se enfunda en el calor apretado de su agujero.

Un ronco gemido se escapa de su garganta al escucharlo quebrarse por el éxtasis, y lo contempla un instante. Sus piernas se tambalean, sus hombros crispados. Beomgyu es precioso así.

—Muévete, princesa. Fóllate.

En esa posición, quieto, le permite un tímido vaivén. No lo toca, porque no es parte del juego, así que disfruta al verlo fallar en búsqueda de su punto dulce, tan torpe y empapado, ensuciando las bragas rotas.

—¿Así... así está bien, Jun...ie?

Inquiere. Yeonjun siento el corazón estremecer al escucharlo pedir aprobación. Definitivamente acabaría con él, lo hundiría y partiría su corazón en mil pedazos. Y Choi mayor estaba bien con eso, al menos por hoy.

Acaricia su nuca con un tacto gentil, susurrando: —Así, bebé, muy bien.

Lo escucha ronronear y es suficiente para retomar su trabajo. Le sostiene por el cuello, doblando su columna para enderezarlo en ese ángulo, sin salir de su interior. Aprieta un agarre leve, lo suficiente para medio coartar su respiración, y empuja firme hacia adentro.

Beomgyu se estremece y aprieta las piernas juntas, asfixiando el pene de Jun en esa posición.

—Preciosa, me vuelves loco.

Gruñe retrocediendo y volviendo a entrar en él. Sostiene la falda sobre la cabeza de su pene otra vez.

—Ah... ¡ah...! ¡Junie... yo-!

Los jadeos de Yeonjun se asentan tras la nuca de Gyu, erráticos, a la par de sus movimientos pélvicos y las caricias sobre su polla.

—Acabaré dentro.

Anuncia al sentir la tela abultarse por el bombeo de esperma que llena el poco espacio libre entre su mano y la polla de Gyu. Sobrestimula el cuerpo de su dongsaeng al perseguir su orgasmo a través de las contracciones de Beom, derramándose sobre su próstata abusada. Lo mantiene quieto en su lugar hasta soltar la última tira de esperma dentro de su cuerpo, ayudándolo a deslizarse sobre sus brazos para evitar caer al piso.

Las piernas de Choi menor se derriten junto al líquido espeso que escapa de su cuerpo, y la mirada encantadora del pelirosa no lo ayuda a sentir menos vergüenza.

—Mañana podemos hablar sobre lo que ocurrió hoy. Toma una ducha y ve a la cama.

Beomgyu asiente, incapaz de pensar en algo más.

『 L ɪ ᴍ ᴇ ʀ ᴇ ɴ ᴄ ᴇ 🎀』

AAAAAAHHHola.

Ha pasado un montón de tiempo, sí, lo sé, perdón de antemano por eso.
Actualizar una vez al año se está volviendo un mal hábito, pero a veces me gana el bloqueo. 

Estoy contenta porque TXT viene a mi país a fin de año, y qué mejor forma de recibirlos que actualizando Limerence (??). Quiero chillar porque amo a Kaicito y verlo en vivo y en directo será precioso.

Espero que disfruten del capítulo y haya cumplido sus expectativas.

¿ALGÚN DÍA YEONJUN Y BEOMGYU TERMINARÁN JUNTOS? No lo sé, puede que sí, puede que no. Dependerá de los siguientes episodios jeje.

No se me ocurren muchas más ideas sobre qué cosas/fetiches/prácticas podría poner en los siguientes capítulos, así que si tienen alguna sugerencia o algo que les gustaría leer en este ship (que sea posible claramente jaja), acepto encantada sus propuestas.

Anyways, espero se encuentren muy bien y tengan una bonita noche.

See ya! (* ̄3 ̄)╭

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En donde Emma Larusso y Robby Keene sufren por lo mismo, la ausencia de una verdadera figura paterna.
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Los cantantes son tan reconocidos que sus fans harian lo que fuera con tal de conocerlos incluyendo faltar al trabajo para ir a verlos. Karime Pindte...