Impure Moon (Scourganic & Sha...

By Lizzie-Neko-Hearts

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Manic siempre se considero irrelevante en su vida, sin un propósito en específico y con la soledad como única... More

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𝐸𝑛𝑐𝑢𝑒𝑛𝑡𝑟𝑜 𝑓𝑜𝑟𝑡𝑢𝑖𝑡𝑜
𝑃𝑟𝑒𝑝𝑜𝑠𝑖𝑐𝑖𝑜𝑛𝑒𝑠
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ᴠᴇsᴛɪɢɪᴏs ᴅᴇ ᴜɴ ᴀʟᴍᴀ ғʀᴀɢᴍᴇɴᴛᴀᴅᴀ
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ᴇʟ ᴘʀɪɴᴄɪᴘɪᴏ ᴅᴇʟ ғɪɴᴀʟ
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By Lizzie-Neko-Hearts

Nunca había sentido una angustia tan terrible en su vida. A pocos metros delante de él se encontraba su celular con la pantalla rota. De la impresión lo lanzó lejos y se hizo un ovillo tratando de convencerse así mismo que nada de eso estaba ocurriendo.

Sus manos cubrían su rostro petrificado del miedo, no entendía a qué se refería ese último mensaje. Su mente se nubló cuando lo leyó. Pero entonces recordó su preocupación que atacó a su cerebro y es que su amigo estaba metido en su trabajo con todo ese revuelo de los lobos.

—Tails... —mascullo gateando hasta el celular—. ¡Tails!

Con desespero tomó el celular entre sus manos y nuevamente marcó el número de su amigo. Tenía la esperanza de volverlo a escuchar y que solo le haya jugado una mala broma, claro después se vengaría por hacerlo pasar un mal rato. Pero después de un rato la llamada se desvió al buzón personal. Volvió a insistir unas tres veces más hasta que escuchó como contestaban.

—¡Tails por el caos deja de jugar de ese modo conmigo! —le gritó casi aliviado, pero entonces una risa distorsionada le hizo guardar silencio—. ¿T-Tails? —masculla casi sin voz.

—No creo que esto sea una broma —escuchó hablar a alguien más— si quieres ver al zorro de nuevo, ven enseguida a donde trabajas. Creo que me reconocerás Manic. No tardes, la paciencia no es una virtud propia de mi —le amenazó y escuchó como cortó de golpe la llamada.

Manic no podía asimilar lo que ocurría, se sintió solo, abandonado, sin salida... justo como unos años atrás cuando era más joven. Su celular terminó de destruirse cuando cayó al suelo.

—¿Q-Qué está ocurriendo? —se pregunta consternado mientras cae de rodillas al suelo.

Todo era confuso, se suponía que si los lycans atacaban porque tomaron a Tails como rehén y lo más importante, pero porqué uno de ellos se enfocó en atraparlo si ni siquiera lo conoce.

Manic quería llorar de la angustia, no podía procesar bien lo que ocurría y se sentía mal. Pero no podía dejar a su amigo, si un lycan lo tenía entonces sus palabras no eran para nada un juego; con rapidez cogió un suéter, agarro las llaves de su apartamento y olvidándose del pedido de Scourge salió disparado de su casa hasta el camino que le guiaría a su trabajo.

Su amigo era lo más importante en ese momento.

[…]

Durante el trayecto observo a muchos correr y refugiarse en sus casas y edificios. Muchos policías daban instrucciones de no salir pero a Manic no le importaba.

La zona por donde vivía aún no tenía indicios de ser atacada pero todos corrían para estar a salvo cuando llegasen los lobos. Ni siquiera pensó que podría encontrarse con alguno en su camino.

Pero Manic era muy inocente para saber que aquello era el indicio de una posible trampa.

Corrió hasta estar frente a la tienda, y frunció el ceño al verla normal, sin rastros de haber sido saqueada o destruida. Con lentitud decidió dirigirse a ella pero por la parte de atrás. Siempre que habían problemas Tails y él utilizaban esa salida para escapar.

Entró mientras sus ojos observaban a su alrededor y sus manos temblaban sin control, de repente un apagón le sorprendió. Casi gritó pero se mordió los labios sabiendo que no estaba solo. Con los nervios de punta sigue en busca de su amigo zorro, llega a la caja registradora y no lo ve allí. Se dirige a los pasillos en donde están los insumos, unos metros más adelante logra ver una de las colas de su amigo.

—¡Tails! —susurra alegre, corre hasta él y se coloca a su nivel. Con su mano lo mece pero no le responde. Con sus brazos lo levanta hasta recostarlo sobre su pecho, su amigo respira pero esta inconsciente—. ¡Vamos Tails, reacciona! —le pide hecho un mar de emociones.

De repente escucha un estruendo a las afueras de la tienda, arrastrándose trata de esconderse con su amigo pero cuando pensó que no ocurría nada más la luz volvió de golpe y... una risa le hizo abandonar toda idea de escapar.

Sus ojos café vieron con pánico al sujeto delante de él. Era el mismo chico bicolor que vio hace días atrás, el que le provocó nervios y malestar. Estaba parado mientras jugaba con una manzana sobre su mano.

—Así que decidiste venir —menciona ese sujeto mientras le pega un mordisco a la fruta.

Manic lo reconoce, es el que vio antes. Cuando Sonic también llegó a la tienda y sintió su mala y pesada vibra.

—¿T-Tú? ¿Eres tú el que quería verme? —le pregunta Manic sin entender. Siente como su amigo comienza a moverse lentamente—. ¡¿Qué le hiciste a Tails?! ¡¿Por qué me quieres?! —le cuestiona gritándole al ver a su amigo removerse.

Tails abre los ojos lentamente, puede escuchar la voz de su amigo y sonríe débilmente.

—M-Manic... —pronuncia con dificultad.

—¡No hables, estas débil! —le pide Manic retrocediendo—. ¡Te voy a sacar de este lugar!

El chico termina de devorar la manzana y comienza a caminar hasta Manic con lentitud, provocando más nervios en el erizo.

—Manic... c-corre —le pide Tails entre quejidos.

—¡¿Estás loco?! ¡No voy a hacer eso! ¡No te voy a dejar! —le grita Manic con histeria.

Tails hace un esfuerzo por pararse por sí solo mientras su amigo le sostiene.

—¡¿Qué haces?! —le cuestiona viendo como el zorro se esfuerza por mantenerse en pie.

—Creo que no nos hemos presentado correctamente —el sujeto con una garra comienza a ir cortando todo lo que se cruza a su alrededor.

—Es un lycan —susurra Tails de nuevo cayendo entre los brazos del erizo.

El lobo se detiene mientras suelta una risa que le congela el corazón a ambos.

—¡Y soy Infinite el alfa del que Scourge te ha hablado! —exclama con orgullo y soberbia.

Manic se horroriza al escuchar su nombre, el lobo del que escapaba Scourge estaba justo frente a él y no podría hacer mucho para correr también de él. De repente mira como Infinite se convierte en una gran bestia y eleva una de las estanterías de metal. Manic reacciona y se lanza junto con el zorro al suelo pero al esquivar suelta a Tails y éste cae cerca de la puerta principal. Al hacerlo el zorro suelta un grito de dolor.

Manic rueda por el suelo hasta quedarse quieto, se encuentra aturdido debido al golpe brusco que se dio contra el suelo.

—Si me pones las cosas fáciles te prometo que te perdonaré la vida —le habla nuevamente el lycan sin apartar la vista de él.

El erizo se incorpora, su cuerpo duele terriblemente.

—S-Sabía que no eras alguien de fiar, desde el primer momento en que te vi —dice tratando de escapar.

—La influencia de un alfa, escapa hasta por los poros —le contesta a punto de lanzarse hasta él—. ¡Debes temerme desde el primer momento!

Pero antes de tocarlo Manic siente como es halado a un lado, cae encima del zorro pero Tails se incorpora y lo agarra para correr. Infinite termina de derribar otras estanterías que tenían alcohol líquido que le aprisionan por unos segundos.

—Vete Manic, no es a mi a quien quiere. ¡Escapa! ¡Confía en mi! —le pide su amigo mientras salen de la tienda—. ¡Maldición! —grita cayendo al suelo.

Manic le ayuda pero nota que hay sangre en la pierna de su amigo.

—¡No puedo hacerte esto! ¡No cuando estás herido!

—¡Solo confía en mí! —le pide por última vez el zorro—. ¡No es una herida grave, puedo con ello!

Manic le ve dudoso.

—Por favor Manic, no soportaría que tú... —Tails respira conteniendo el dolor—. ¡Vete o me voy a enojar mucho contigo! —lo amenaza.

—Yo... —siente como es empujado por Tails—. ¡Sal de aquí también! —le grita por último mientras se resigna a dejarlo.

El lobo se incorpora, a vuelto a su forma antropomorfa. Sale de la tienda mientras sus ojos observan el camino por el que se ha ido el chico. Una de sus garras lleva una botella de alcohol que va derramando durante sale.

—¿Un juego antes del festín? Me encanta esto —dice caminando, pasa de largo del zorro.

Tails le mira espantado mientras se prepara para atacarlo en caso que el lobo decida hacerlo pero Infinite no muestra señales de importarle.

—Espero que puedas seguirme el paso —dice el lycan mientras saca un encendedor y lo prende, lo lanza a lo que derramó y cuando este toca el suelo comienzan a crecer llamas que incineran la tienda—. ¡Voy por ti! —expresa con éxtasis. Comienza a caminar sin prisa pues tiene el aroma de Manic muy bien identificado.

Tails logra sentarse, trata de incorporarse pero le es imposible, no le queda más que quedarse en ese lugar y ver como la tienda es consumida por las llamas.

—¡¿Oye estás bien?! —escucha la voz de una chica a la distancia.

Tails la observa con miedo.

—Soy agente federal, no soy una de ellos —le calma mostrándole su placa—. Soy Rouge, pequeño —se presenta.

Tails suspira un poco calmado.

—¡Y-Yo estoy bien pero a mi amigo lo persigue uno de esos lobos! ¡Deben ayudarlo!

La chica se pone al nivel del chico y le toca la frente para medir su temperatura y que no esté delirando.

—¿Estás seguro? —le pregunta sin creer mucho en lo que le dice.

—¡Esa cosa destruyó mi lugar de trabajo! —le contesta exasperado el menor.

Rouge se incorpora e iba a dirigirse detrás pero su comunicador suena y hace que se detenga.

—¡Diga!

—Tenemos nuevas órdenes, evacuar a los heridos a zonas seguras, hospitales o clínicas —le ordenan.

Rouge maldice por lo bajo.

—¡Tengo un código rojo aquí, uno de ellos persigue a un mortal! —informa deteniéndole.

—Por eso mismo, una nueva elite se hará cargo de ponerle fin. Zokar está al mando y está eliminando a los lycans.

Rouge escucha incrédula.

—¿Qué? ¿Pero si tiene restricción para atacar? ¿Acaso...?

—No objetes órdenes cadete. ¡Enfócate en traer a los heridos!

Rouge se muestra sorprendida. Apaga su comunicador y regresa con el zorro. Le ayuda a incorporarse pero se da cuenta que está herido.

—Te llevaré a un hospital —le dice comenzando a caminar.

—¿P-Pero y mi amigo?

Ella le mira con una sonrisa fingida.

—Tu amigo estará a salvo y ahora debo sacarte a ti también —dice por último y no muy segura de ello.

[…]

Manic corría lo más rápido que podía, no podía ser verdad su situación. Sus piernas apenas resentían el desgaste y la fricción al correr sin detenerse. Llegó hasta su apartamento, subió las gradas y se metió en su casa.

Su mente no pensaba bien, no recordaba que era un lycan el que le seguía. Se escondió en su habitación mientras pedía que Scourge llegase. Su corazón latía tan veloz, y justamente sintió que se detendría cuando escuchó un estruendo en la terraza.

Sostuvo la respiración mientras escuchaba, los pasos se volvieron menos sonoros, y parecía que alguien deslizo la puerta de vidrio. Por un momento pensó en que se podría tratar de Scourge, que había vuelto.

—S-Scourge... —tartamudea creyendo que el lobo había vuelto.

Una sombra se deja apreciar delante de la puerta de su alcoba, se mueve de un lado a otro hasta que de nuevo se aleja. Manic no aparta la mirada pero entonces ve como es derribaba por una potente patada. Ante ello Manic se esconde debajo de la cama.

—Manic, no me hagas esto más difícil —dice el alfa moviéndose lentamente— sé perfectamente en donde te encuentras —se detiene frente a la cama.

Manic entonces idea un plan, correr fuera de esa zona.

—Puedo escuchar tu corazón latiendo tan rápido, tú respiración tan persistente y el pánico que te consume —le dice mientras poco a poco se acerca a la cama.

Manic solo tiene una oportunidad para salir de ese lugar.

—¡Deja de jugar! —con sus manos eleva la cama y la lanza a un costado. Manic aprovecha para moverse pero tropieza en la salida debido a los rasguños que dejó las pisadas del lycan.

Trata de incorporarse pero la garra del lycan le sujeta de su ropa y rasga parte de su espalda lastimándolo, debido a ello suelta un grito de dolor. Es elevado hasta quedar frente a frente del lobo. Esos ojos con heterocromía y llenos de ira le causan suficiente pavor que no piensa en nada más.

—Se supone que nos estamos conociendo —menciona Infinite sonriéndole—. Correr no es una opción —le dice viéndole fijamente.

Manic tiembla, su cuerpo pesa tanto. Casi puede recordar que mucho antes sintió esa misma sensación pero es tan confuso que su mente se encuentre en ese momento tratando de recordar lo que la causa dolor.

—¡¿Dónde esta ese engendro?! —le pregunta arrugando el rostro.

—¡Jamás te diré! —le grita Manic lleno de coraje.

De repente siente como es lanzado y estrellado en la pared, saca el aire de sus pulmones y cae al suelo.

—¿Te atreves a retarme? —le pregunta el lycan voz gruesa.

Manic trata de incorporarse pero no puede, su cuerpo esta aturdido. Sus fuerzas no le responden.

—Vamos, no puedes ser tan débil —se burla el lobo—. Solo estoy usando mi capacidad normal para dañarte. Quiero disfrutar esto como no te imaginas —se acerca hasta volverlo a tomar entre sus brazos y elevarlo—. Ver sufrir a Scourge, retorcerse del dolor cuando encuentre tu cuerpo sin vida y lleno de mis marcas —con una de sus garras rasga la mejilla de Manic y la corta—, tu sangre cubriendo este lugar será mi mayor satisfacción —su lengua lame la sangre que sale de la herida del erizo.

Manic mira a su alrededor, como última alternativa para escapar ve un florero. Haciendo un último esfuerzo lo agarra y lo destruye sobre el rostro del lycan provocando que lo suelte.

—¡Escoria! —gruñe Infinite mientras se quita los pedazos de porcelana de los ojos.

Arrastrándose se mueve sobre el piso pero... una patada le hace chocar contra la pared y se desmorona hasta dejarlo casi soterrado.

—Scourge... —susurra Manic dándose por vencido, ya no puede luchar. Siente como el lobo se acerca hasta donde se encuentra tirado.

—No te preocupes, él tendrá una muerte aun más dolorosa en comparación a la tuya —Infinite saca unos frascos y los vierte sobre el piso, luego con sus garras las pasa sobre un pedazo de porcelana creando chispas e iniciando un incendio—. Creo que será mejor para Scourge abrazar a las cenizas que a tu cuerpo desmembrado, cambie de opinión, hasta nunca Manic —dice entre risas y saliendo por la terraza.

El fuego se expande rápidamente, y humo llena todo el lugar. Manic siente un terrible calor en la zona, abre sus ojos y ve llamas. Todo a su alrededor arde y es consumido. Trata de incorporarse pero los escombros no le permiten salir. El humo comienza a llenar sus pulmones y le hacen ahogarse.

En sus últimos momentos solo puede verse a si mismo corriendo libremente sobre un campo de flores a la distancia ve un árbol de Sakura que esta a punto de florecer, alguien le espera en ese lugar. Sus ojos se ven impresionados, por alguna razón lo reconoce pero todo se vuelve negro...

...Momentos antes...

Scourge entró a la frontera, se convirtió en el lycan que era. Corría sin importar que lo vieran, en su mente solo existía algo y era ver sano y salvo a Manic.

Durante su camino vio como otros lycans comenzaban a seguirlo. Gruño mientras los hizo frente, estaba encendido en ira debido a su comportamiento.

—Miren quién salió de su escondite —dice con burla uno de ellos—. ¡El híbrido asqueroso, Scourge! —enfatiza.

—¡Apártense de mi camino! —los amenaza—. ¡O no voy a responder!

—¡No escoria, tenemos un pedido especial para ti! ¡Llevarte con vida a Infinite! —asevera otro mientras se preparan para lanzarse a atacar.

Otros lycans rodean al lobo mientras gruñen. Scourge se mantiene estático mientras respira agitado, sus labios forman una socarrona sonrisa.

—Se los advertí —dice por último. Dicho eso se lanza a atacar al primer lycan que encuentra, con sus garras las clava en el rostro del lobo y lo estrella contra el suelo.

—¡Ataquen! —grita el lycan.

Scourge rápidamente da unas volteretas a los costados y es apresado por dos lycans más. Con gruñidos se los quita arrojándolos lejos y evitando sus golpes de muerte. Poco a poco se aleja de su camino principal, llegar a Manic.

Uno de los lycans le proporciona un golpe que le aturde levemente por unos segundos, le hace perder los sentidos y cae de rodillas al suelo mientras respira. Son demasiados lycans para detenerlos y contando que está solo es mucho más difícil.

—A cómo de lugar debo ir por Manic —dice poniéndose de pie.

Se prepara para atacar, pero los otros se lanzan sobre él mientras que con mordiscos los va quitando. Pero durante su batalla escucha sonidos de disparos algunos lycans caen muertos en el suelo dejándole libre.

Scourge voltea la vista y se topa con...

—Cazador... —dice anonadado al ver a Shadow recargando sus armas.

El veteado le mira serio y apunta su arma contra él.

—No eres una amenaza —dice soltando el seguro— ellos no atacan a su misma estirpe a no ser que hayas sido exiliado o seas un híbrido.

Scourge le gruñe.

—¡No soy yo a quien debes detener, es a Infinite! —le grita—. ¡Ese lobo es quién está provocando todo este desastre!

—Tengo entendido eso, así que si valoras tu vida. Sal de este lugar, ahora mismo —le amenaza dejando de apuntarle—. Otros podrían asesinarte.

Scourge asiente, mientras se pone de pie y sale de ese lugar.

Shadow le ve irse, suelta un suspiro mientras escucha como otros lycans refunfuñan cuando ese lobo se ha ido. Vuelve la vista adelante para observarlos.

—¿Un cazador ayudando a un lycan? ¡La peor deshonra que puede tener nuestra historia! —exclama uno de ellos.

—Ese tema no te concierne —dice Shadow preparándose para el combate.

—¡No cabe duda que eres el peor cazador que ha nacido! —grita por último el lycan.

Shadow se lanza a correr mientras va disparando uno a uno. Algunos disparos rozan la piel gruesa de los lobos y otros aciertan en su destino. Un lycan logra encararlo pero Shadow le dispara provocando que la sangre salpique sobre su rostro.

El cazador se detiene mientras, lleva su mano hasta su rostro y limpia aquel líquido y lo observa. Sus iris se afinan y su mente rememora sus pesadillas más entrañables. Un frenesí se desata en su interior al recordar que esas criaturas le quitaron lo que más amaba y justo en ese momento amenazaban con arrebatarle lo que era importante.

—Esta vez no les voy a permitir que toquen lo que amo —menciona mostrándoles una sonrisa sádica.

Tal vez podría usar su debilidad como una fuente de poder desconocido.

Comenzó a derribar a todos los lycans que se aparecían en su camino, se volvió en esa máquina de matar que eran los cazadores. Poco a poco iban llegando más lobos para unirse a la batalla.

Shadow cargaba sus armas y las cambiaba por otras. Aún así los lycans comenzaban a ganarle, eran demasiados para frenar él solo. Uno de ellos se acercó para atacarlo y cuando iba a dispararle, se quedó sin balas. El lobo aprovecho para estrellarlo contra el suelo y montarse sobre él. Desarmado el cazador no era un peligro, con sus garras le iba a arrancar la cabeza pero Shadow le sujetaba evitando que le tocará.

Ambos gruñían al verse envueltos en esa riña.

—Me llevaré la gloria de erradicar al último cazador de la historia —afirmaba el lobo.

Shadow comenzaba a flaquear, era obvio su desgaste. Sus manos iban bajando lentamente hasta que el lobo casi tocó su pecho. Pero otro disparo capto su atención, el lobo que le sujetaba aflojó su agarre y más sangre le salpicó, el lycan cayó a un costado de él retorciéndose del dolor. Después más disparos se escucharon y gritos de dolor.

Shadow se incorporo integrado e incrédulo.

—¿Es una hermosa noche para cazar bestias mitológicas no crees querido Shadow?

Shadow voltea a ver al sujeto que le habla. Varios carros aparcan cerca de él, con las luces altas enfocándole.

—Zokar... —menciona casi asqueado de verlo cargar una arma.

El mencionado sonríe con ímpetu, carga una bala de color dorado.

—Caballeros, tenemos luz verde para limpiar la ciudad de estas pestes —da como orden a sus soldados.

Miles de tenientes comienzan a derribar a los lycans mientras avanzan por la ciudad. Shadow se ve absorto de la realidad. Qué había sucedido, desde cuándo aquel científico tenía luz verde para atacar.

—Me temo que los gobiernos mundiales no tuvieron más remedio que aceptar mi prototipo para acabar con los lycans —le explica a Shadow—. Estás bajo mi mando agente Shadow —sonríe al decir eso último.

Shadow solo puede mostrarse aún más decepcionado ante la noticia.

[…]

Scourge corría de nuevo hasta el apartamento de Manic. Después de toparse con el cazador ignoro su amenaza y volvió a por su principal misión. Pero era extraño mientras más se acercaba al lugar, aroma a humo llenaba su nariz y la hacía estornudar. Sus ojos se afinaron al ver que del apartamento de Manic salía humo, trepó un edificio mientras se negaba a creer lo que ocurría.

Se lanzó para caer la terraza volviendo en su forma antropomorfa. Dejando de lado el dolor de su transformación, corrió hasta la entrada pero fue regresado debido a una explosión lo suficientemente fuerte para derribarlo.

—¡Manic! —grito levantándose y volviendo a dirigirse a la entrada.

Sus ojos buscaron desesperados al erizo pero solo podía distinguir las llamas. Un dolor comenzó a llenar su pecho pero se negaba a perderlo. Se metió en la casa para lo buscarlo. Las llamas rozaban sus púas pero no le importaba, no dejaría jamás a Manic.

—¡Manic! —gritaba mientras sus ojos veían a todos lados—. ¡¿Dónde estás?!

Comenzaba a perder las esperanzas, y se negaba a creer que todo había acabado pero algo Delante de él logro llamar su atención, la mano de Manic.

Rápidamente se dirigió hasta éste y se percató que estaba inconsciente, un alivio temporal acarició su pecho. Sin perder el tiempo con sus garras comenzó a sacarle los escombros para liberarlo. Sintió morirse en vida cuando lo vio todo herido, lo abrazo contra su pecho.

Solo en una ocasión sintió ese mismo sentimiento, cuando vio a su padre muerto hace años atrás, cuando supo que se quedó completamente solo en ese mundo. Sin poder evitarlo algunas lágrimas caían de sus ojos, no podía creer que su descuido le costó la vida a Manic.

—¡Lo siento tanto! —grito llorando de rabia.

Se aferró a ese cuerpo mientras escuchaba como las llamas iban destruyendo todo a su paso. No había nada más porque pelear, lo único por lo que daría la vida yacía entre sus brazos inerte. Por un momento pensó en que quizás morir era la única opción que le quedaba, sin Manic no tenía sentido avanzar.

Sin su mate la vida no tendría sentido alguno. Su mente se nubló creyó que Manic había muerto, hasta el punto de hacerlo reflexionar y cuestionar su propia existencia. Siempre había escapado de morir pero en ese momento, quizás esa su única salida. Se sentó sobre el suelo y acurrucó a Manic en él, esperaría a que las llamas los consumieran a ambos. De lo único que se arrepentiría era de no haberle dicho a Manic sobre sus verdaderos sentimientos e intenciones con él. Cuando su decisión estaba tomada algo me hizo declinar su idea suicida.

—Scourge... —escucho un leve susurro de la boca de Manic. Era tan pequeño que tuvo que ver al erizo para cerciorarse que su mente no le estaba jugando alguna mala pasada. Acercó sus labios hasta su boca y sintió la débil respiración del erizo. Sus orejas se alzaron, y sonrió con la mayor felicidad que nunca había sentido antes.

—V-Vas a estar bien, lo juro —le dijo tartamudeando cuando se aseguró que vivía, lo cargo para poder salir de ese lugar.

Todo se estaba reduciendo a cenizas, a nada pero Scourge se detuvo a ver algunas cosas. Con rapidez cogió la fotografía de la madre de Manic, el reproductor de Manic con algunos discos y se llevó unos suéteres que aun no estaban dañados.

Salió de ese lugar y a los pocos minutos una fuerte explosión destruyó todo. Scourge solo volteo a ver por detrás, sonrió con tristeza, abrazo a Manic y comenzó a correr en busca de la salida.

No habían mucho lugares a donde ir pero si existía uno solo que nadie más a excepción de él conocía. Manic necesitaba con urgencia ser atendido y solo había alguien de su plena confianza que podría ayudarlo pero cuando iba a escapar varios lycans los localizaron en la zona.

—¡Engendro! —le llamo uno de ellos.

Scourge se aferró a Manic mientras gruñía. Varios de ellos le rodearon impidiendo que siguiera con su camino.

—¡Vas a morir! —le dijo lanzándose pero...

El pajarillo rojo se posicionó sobre Scourge y se volvió en un polvillo rojo que le hizo desaparecer de ese lugar. Los lycans quedaron impactados al ver que Scourge ya no estaba con ellos.

Infinite observaba todo desde la distancia, a su lado se encontraba el otro sujeto encapuchado. En su rostro se podía apreciar la decepción que sentía al ver que su plan había fracasado, observó su amuleto y creyó que se había estropeado.

Ninguno de sus planes había fracasado hasta en ese momento.

—Sabes lo que tienes que hacer, asegúrate de que no vuelva —dice por último dándole la espalda a ese sujeto.

El sujeto asintió mientras comenzó a alejarse de ese lugar.

Infinite vio a la luna sin expresión.

—No vas a interferir está vez en mis planes —dice saltando para irse de ese lugar.

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