- Danielle -
Me desperté cansada del viaje, pero con unas enormes ganas de salir a comerme Nueva York. Me di una ducha eterna de agua caliente, llame a Paul para contarle como había ido el viaje y contarle sobre la chica que conocí, me prepare un desayuno enorme que no pude terminar y salí en busca de trabajo con mi curriculum y portafolio en mano.
Faltaban un par de semanas para que la Fashion Week Men's, pero los castings de modelos y trabajadores de distintas secciones ya habían comenzado por lo que esta sería mi gran oportunidad para volver a hacer lo que me apasionaba. Hice varias pruebas para diferentes pasarelas, en todas tuve la misma respuesta, ya te llamaremos, pero, ¿qué pensaba? llegar allí y dejarlos tan asombrados, ¿como para que me contrataran al instante? la verdad que sí, pero no paso.
A media tarde, después de perder la cuenta de los castings y maquillajes que había realizado, un número me llamo. Cogí con la mayor ilusión del mundo.
- Señorita Keating, soy el notario de la señora Susan Keating y llamaba para comunicarle que su abuela ha fallecido recientemente a causa de la enfermedad que le perseguía desde hace varios meses - me quede helada, sin saber reaccionar, por suerte el hombre siguió hablando. - Lo primero de todo, lo siento muchísimo, Señorita Keating. Lo segundo es usted la heredera universal, por lo que todos sus vienés pasan a ser de usted, así que necesitaremos concretar un día para que venga y cambiemos todo a su nombre, ya sabe algo de papeleo por aquí y por allá - mis palabras no salían de mi boca - ¿Lo ha entendido Señorita Keating? - pregunto el hombre en vista de que no hallará respuestas por mi parte
- Sí, perdona - dije entonces - ¿Podemos hablar más adelante?
- Sí, cuando usted desee hacerlo Señorita Keating. Estaremos en contacto.
El hombre colgó la llamada, yo no podía salir de mi perplejidad, me quede ahí, completamente parada en medio de una calle. Siendo completamente sincera, no estaba triste por mucho que fuera mi abuela, nunca la había llegado a querer, pero esa información tan repentina se sintió como una enorme piscina de agua fría, sobre mí.
Llame a mi madre para contarle lo ocurrido, también a Álvaro, Vega, Paul. Necesitaba hablarlo para creerlo, llegué a la conclusión de que cuanto más lo decía más llegaba a asimilar lo ocurrido.
Volví a casa cansada de tantos canstings y un tanto de bajón después de lo ocurrido con Susan, Álvaro me hizo reír a carcajadas pensando en que gastaríamos el dinero de la herencia, por suerte se nos ocurrieron mil chorradas.
- Y un jacuzzi acuérdate, y una vez al año que nos esculpirán en hielo - os juro que no parábamos de reírnos, era una situación tan rara de asimilar, que reírnos de ella era nuestra mejor opción
- Álvaro, te imaginas que me deje tanto dinero que pueda crear mi propia empresa de maquillaje? - le pregunte dejando las bromas aún lado
- Por lo que me has contado siempre de ella estaba forrada de dinero, así que quien sabe. Ojalá puedas cumplir tus sueños aunque sea con el dinero de ella - me sonrió
Hace unos años nunca hubiera aceptado nada de ella, pero ahora sin trabajo, sin una vida estable, sin nada a la vista, esto me vendría muy bien. Algo bueno tenía que dejarme después de hacerme la vida imposible durante demasiado tiempo.
Los días transcurrieron y no recibía llamadas, ni del notario, ni de los miles de castings que había realizado, estaba a punto de tirar la toalla y suplicar en la cafetería donde había estado trabajando hasta ahora, cuando por fin mi móvil volvió a sonar.
- Danielle, buenas tardes - esa voz, yo conocía esa voz - No sé si aún me recuerdas, pero - claro que la recordaba
- ¿Marion? ¿Eres tu verdad?
- Sí, como alegro de que me hayas reconocido. Tengo tu trabajo en mis manos ahora mismo, has estado haciendo unas cuantas pruebas para la Fashion Week ¿verdad?
- Dios, sí, probablemente tendrás pruebas de cada desfile - reí - Dime que tienes buenas noticias y que estoy dentro, lo necesito Marion - sabía muy bien que con ella podía hablar así, tal cual eran las cosas, es algo que a ella le gustaba, y aunque fuera mi mentora, mi jefa fue una buena amiga en mi época en Londres
- Verás cariño - oh no eso sonaba realmente mal - No puedo contratarte
- Está bien, volveré a la cafetería - me apresuré en responderle
- Espera, que no pueda contratarte para la pasarela no significa que no te necesite, tienes mucho nivel para estas pasarelas - el corazón me dio un vuelco por sus preciosas palabras - Necesito que te encargues de los diferentes invitados a cada pasarela, sé que contigo estarán en las mejores mano. Y para las pasarelas de febrero estarás la primera en mi lista, si te parece bien
- Marion, dios mío, como no me va a parecer bien, no me lo puedo creer. Gracias, no te defraudaré
- Lo sé, siempre fuiste una de mis favoritas - me confesó
Me puse al día con Marion, acababa de llegar a Nueva York para encargarse de absolutamente todas las pasarelas que se llevarían a cabo en estos quince o veinte días. Quedamos en vernos en cuanto tuviera un hueco en su apretadísima agenda para así ponernos al día de la manera que a nosotras nos gustaba, es decir, con un margarita en mano y mucho queso.